Fertilidad

España es el país europeo con más madres primerizas que superan los 40 años

Imagen de archivo de una mujer embarazada.

Las mujeres españolas son madres cada vez más tarde. Y lo que es aun más preocupante: tienen a su primer hijo con bastante más edad que antes. Si en 2008 la edad media de las madres primerizas de nuestro país era de 29,3 años, en 2017 fue de 30,9. Es decir, un 5,5% más. Y va en aumento. Tanto, que ser madre a partir de los 40 ya no es una excepción. De hecho, el 7,4% del total de nacimientos que tuvieron lugar hace dos años fueron de madres que pasaban esa edad. Así, España se pone a la cabeza: ya es el país de Europa en el que hay más madres que tienen a su primer hijo con más de 40 años. Son los datos que ha hecho públicos este martes la oficina estadística comunitaria Eurostat sobre los nacimientos en la Unión Europea. 

En la última década, la edad a la que las mujeres tienen a su primer hijo ha aumentado drásticamente. De forma continuada. Y este hecho, además, ha influido en la fertilidad: la natalidad en nuestro país cada vez es menor. La ecuación es simple: si las mujeres comienzan a tener hijos más tarde, las probabilidades de poder tener más de uno disminuyen. "A más edad, más posibilidades de sufrir un aborto", explica María Sánchez-Domínguez, profesora en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). De hecho, según los datos que hizo públicos el pasado mes de diciembre el Instituto Nacional de Estadística (INE), ya ha caído a los niveles de 1941. Plena posguerra. 

Lo constata también Eurostat. España se ha convertido en el segundo país de la Unión Europea con la tasa de fertilidad más baja. Equivale, concretamente, a 1,31 hijos por mujer. Solo le supera Malta, pero la diferencia tampoco es muy abultada: allí la tasa es de 1,26. Esta tasa se ha movido, de este modo, de manera indirectamente proporcional a la edad a la que las mujeres son madres por primera vez: en 2008 la tasa de fertilidad era de 1,45 hijos por mujer. Un 9,6% más

Fue en el año 2013, cuando España se encontraba sumida en plena crisis económica, cuando se alcanzó el mínimo histórico. Durante esos doce meses, y según los datos que maneja Eurostat, la tasa de fertilidad de nuestro país se situó en 1,27 hijos por mujer. 

La precariedad, el lastre de la maternidad

Lo que ocurrió en el año 2013 es, de hecho, la explicación a la situación actual. La crisis económica generó un entorno desfavorable para cualquier proyecto de futuro: no había empleo, el que había era de mala calidad y no se podía acceder fácilmente a una vivienda. Eso explica el descenso tan abrupto en la tasa de fertilidad. Ahora ha habido una recuperación, pero muy tímida. La natalidad se encuentra todavía muy lejos de los niveles en los que se encontraba antes de los años de la crisis. Y eso ocurre, precisamente, porque sus efectos no se han disipado. 

Así lo explica Esperanza Bosch, psicóloga experta en igualdad. "No podemos olvidar que hemos pasado diez años de una crisis económica brutal y que las mujeres, además, la han sufrido de manera muy fuerte", explica en conversación telefónica. "Se han perdido trabajos, se han bajado los sueldos y se han asumido nuevas cargas familiares", añade. Por ejemplo, las personas mayores que antes podían acudir a una residencia dejaron de hacerlo. Y quien ha pasado a encargarse de esos cuidados han sido, en su mayoría, las mujeres. 

"Lo que no podemos hacer es creer que la crisis ha pasado y lo ha dejado todo como estaba. La crisis ha pasado y lo ha dejado todo mucho peor. Y la situación de las mujeres no se puede desligar de eso", continúa. 

Así lo reflejaron también los datos del INE, que concluyeron que, partir de los 35 años, "las razones laborales o de conciliación de la vida laboral y familiar y las económicas son las más importantes por las que las mujeres han tenido menos hijos de los deseados". 

La división entre el sur y el norte de Europa

La situación de España, no obstante, no es única. De hecho, es bastante similar a la que se da en otros países de Europa. Concretamente, del sur. Italia, Grecia, Malta y Portugal tienen, de esta forma, datos muy similares a los españoles, según Eurostat. La tasa de fertilidad de las italianas y maltesas se sitúa en 1,32 hijos por mujer; la de las griegas, en 1,35; y la de las portuguesas, en 1,38. Y la edad a la que tienen hijos, de hecho, también es muy parecida. Las mujeres italianas lo hacen a los 31,1 años de media; las griegas, a los 30,4; las portuguesas, a los 29,6; y las maltesas, a los 29. 

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No es casualidad. Según explica Sánchez-Domínguez, hay una línea divisoria muy clara entre el sur y el norte de Europa. "Los Estados del sur se rigen por un Estado del bienestar familista"familista, explica. Los del norte, en cambio, por uno "socialdemócrata". "El Estado del bienestar es un aparato social que aparece después de la Segunda Guerra Mundial y consiste en que son los estados los que protegen a los más vulnerables", afirma. Pero hay distintas maneras de hacerlo.

Pone a Suecia como ejemplo. "Es un Estado del bienestar socialdemócrata. Allí hay mayores niveles de igualdad porque los permisos de maternidad y paternidad son muy elevados y porque se han hecho verdaderas políticas de conciliación", dice. "Por eso, la gente allí empieza a tener hijos antes. Saben que están respaldados", añade. 

En España, y en el sur de Europa, la situación es muy distinta. "En España, Italia, Grecia y Portugal hay un Estado del bienestar que se caracteriza por la importancia que tiene la familia", dice. "Los estados asumen que es la familia la que se va a hacer cargo de cuidar a las personas dependientes, tanto menores como mayores", continúa. ¿En qué se traduce? En la falta de ayudas para guarderías de 0 a 3 años o en la ausencia de fondos para residencias de mayores. Quienes se encargan de estas personas, en su mayoría, son las mujeres. "Esto tiene unas consecuencias muy graves: desciende la fecundidad porque ellas saben que es muy complicado cuidar de los hijos", sentencia. 

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