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Los 'otros Assange': qué ha pasado con Snowden, Manning, Falciani o Rui Pinto después de sus filtraciones

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, tras su detención.

Seis años y diez meses después de que Ecuador le concediese asilo político en su embajada en Londres, el mundo conoció este jueves por la mañana la detención del líder de WikiLeaks, Julian Assange, por parte de Scotland Yard. El arresto se produjo en virtud de una orden emitida en 2012, después de que Assange violase la libertad condicional en la que estaba, y EEUU ha pedido inmediatamente su extradición por "conspiración", un delito por el que podría enfrentarse hasta a cinco años de prisión. Assange, no obstante, no es el único filtrador de documentos perseguido por la justicia: nombres como los de Rui Pinto, Chelsea Manning, Edward Snowden o Hervé Falciani también se han visto en situaciones parecidas en los últimos años.

Assange llevaba encerrado en la embajada ecuatoriana en el Reino Unido desde el año 2012, pero sus problemas con la justicia comenzaron antes, en el año 2010, cuando WikiLeaks publicó 391.000 documentos secretos del Pentágono relativos a la Guerra de Irak, una filtración sin precedentes por entonces de la que se hicieron eco medios a escala mundial. Ese mismo año, la organización de Assange también publicó otros 91.000 documentos secretos relativos a la Guerra de Afganistán, y asimismo hizo públicos 250.000 cables diplomáticos confidenciales de EEUU.

Con las autoridades de medio mundo con sus ojos puestos en Assange, este se entregó a la policía y fue puesto en libertad condicional. No obstante, un juez británico aprobó en enero de 2011 la extradición a Suecia del líder de WikiLeaks, acusado de cargos de acoso sexual y violación, una extradición que fue confirmada en junio de 2012 tras desestimar la justicia británica su recurso. Fue entonces cuando Assange se refugió en la embajada ecuatoriana, argumentando que su extradición a Suecia no sería sino el primer paso de un proceso que acabaría con él en EEUU para ser juzgado por las filtraciones de documentos.

En 2017, cuando Assange ya llevaba cinco años en la Fiscalía sueca cerró la investigación por violación y retiró la orden de arresto internacional contra él por la imposibilidad de procesarlo estando asilado en la embajada de Ecuador. Pero la orden de detención por parte de las autoridades británicas contra él seguía en vigor, y por ello el líder de WikiLeaks se mantuvo encerrado en la legación de Ecuador, país que le concedió la nacionalidad.

No obstante, a raíz del cambio de gobierno y el acceso a la presidencia de Lenín Moreno en 2017, el país cambió su actitud con respecto a un asilado cada vez más incómodo. En marzo de 2018, el Ejecutivo ecuatoriano restringió el acceso a las comunicaciones con el exterior de Assange por haber incumplido su promesa de evitar opinar sobre cuestiones políticas de otros países –fue, por ejemplo, muy activo en la defensa del referéndum ilegal del 1-O– y le restringió las visitas.

Como corolario de esta degradación de las relaciones, este jueves el presidente Moreno retiraba el asilo a Assange "por violar reiteradamente convenciones internacionales y el protocolo de convivencia" en la embajada y lo acusó de "conducta irrespetuosa y agresiva", así como de ser el máximo responsable de "las declaraciones descorteses y amenazantes de su organización". La decisión ha sido criticada por diferentes organizaciones y activistas, como Amnistía Internacional o X-Net, cuya cofundadora, Simona Levi, aseguró a este diario que la posible extradición de Assange es "muy preocupante". "Es cierto que la situación [en la embajada] era tensa" y la relación con Ecuador –un país "pequeño y sujeto a las presiones de EEUU"– "conflictiva", pero "se hubieran tenido que buscar otras soluciones", lamenta.

Chelsea Manning y Edward Snowden

Precisamente sus relaciones con Assange fueron las que llevaron a tener problemas con la justicia de su país a Chelsea Manning, una exsoldado estadounidense que fue condenada a 35 años de prisión por filtrar los cables diplomáticos y los documentos clasificados sobre las guerras de Irak y Afganistán que WikiLeaks publicó en 2010. Manning era analista de inteligencia en el ejército de EEUU y estuvo destinada en Irak, desde donde habría tenido acceso a la información que posteriormente filtró y por la que fue condenada en 2013 por espionaje, robo de información gubernamental o abuso de su posición.

El presidente Barack Obama conmutó su pena en 2017 antes de dejar la Casa Blanca, pero este lunes su nombre volvió al primer plano de la actualidad, ya que la acusación de "conspiración" que EEUU achaca a Assange tiene que ver, precisamente, por sus tratos con Manning para obtener la información que publicó WikiLeaks. "Assange se implicó en una conspiración [...] para ayudar a Manning a hackear la contraseña almacenada en los ordenadores del departamento de Defensa conectados a la Red Secreta, usada por el Gobierno estadounidense para clasificar documentos y comunicaciones", afirmó este jueves la Fiscalía estadounidense, que aseguró que en sus conversaciones "Assange animó activamente a Manning a proporcionarle más información".

Otro de los filtradores de documentos clasificados de EEUU no ha tenido tanta suerte y aún se encuentra asilado, en su caso en Rusia: Edward Snowden, antiguo consultor de la NSA, que reveló a través de los diarios The Guardian y The Washington Post cómo esta agencia registró llamadas y otras comunicaciones de estadounidenses sin orden judicial y también espió a sus propios países aliados y a dirigentes como la canciller alemana Angela Merkel. Snowden huyó a Hong Kong antes de realizar su filtración, y EEUU pidió su extradición desde allí acusándolo de revelar sus programas de espionaje.

No obstante, el exanalista pudo huir a Moscú, desde donde realizó peticiones de asilo a países como Ecuador, Venezuela, Bolivia o incluso España. No obstante, fue finalmente Rusia quien le ofreció un permiso de residencia temporal que ha ido renovando en varias ocasiones y Snowden continúa en la capital del país dado que EEUU sigue manteniendo contra él sus acusaciones y el expresidente Barack Obama rechazó otorgarle el perdón argumentando que, para ello, antes tenía que ser condenado por un tribunal.

Rui Pinto, en prisión

Quien sí se encuentra en prisión es el informático portugués Rui Pinto, en prisión preventiva desde hace meses –primero en Hungría y, actualmente, en su propio país– por haber hecho posible la filtración de documentos de Football Leaks que ha puesto al descubierto las prácticas que siguen grandes estrellas del mundo del fútbol para eludir impuestos. La justicia portuguesa le acusa de robo de datos y extorsión, unos cargos por los que se enfrenta a 10 años de prisión y que él niega de forma rotunda: de hecho, se ha ofrecido a las autoridades europeas como testigo para prestar su colaboración en las investigaciones penales abiertas a raíz de sus filtraciones, algo que ya hizo en el otoño de 2018 con la Fiscalía de Delitos Económicos de Francia.

Desde la primavera de 2016, Rui Pinto ha enviado 70 millones de documentos confidenciales a la revista alemana Der Spiegel, que los ha compartido con Mediapart –socio francés de infoLibre– y sus socios de la red de medios EIC (European Investigative Collaborations). Ese volumen de información se ha traducido en más de 800 artículos que han destapado qué se esconde detrás del negocio del fútbol. Las informaciones han motivado la apertura de investigaciones judiciales en varios países, entre ellos España y Francia. Los delitos fiscales del futbolista Cristiano Ronaldo y del entrenador José Mourinho tras su paso por el Real Madrid, los fichajes basados en criterios raciales del París Saint Germain o la tolerancia de la UEFA ante las presuntas violaciones del fair play financiero de ese equipo francés y del Manchester City son algunos de los escándalos destapados por Football Leaks.

Falciani, condenado pero libre

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Por el contrario, el informático suizo Hervé Falciani, responsable de haber filtrado una lista de presuntos defraudadores fiscales clientes del banco HSBC en Ginebra, se encuentra en libertad y, de hecho, su filtración ha servido para que haciendas como la francesa o la española hayan recaudado cientos de millones de euros que se habían mantenido ocultos al fisco. Se calcula que hay en la lista 3.000 cuentas del banco HSBC pertenecientes a 659 contribuyentes españoles, algunos de los cuales están siendo investigados judicialmente. De hecho, en 2010, la Agencia Tributaria ya ingresó 260 millones de euros procedentes de la regularización de 300 de estos contribuyentes.

No obstante, el periplo de Falciani desde que filtró estos datos en 2008 estos datos –y desde que, en 2009, dio a conocer públicamente su identidad– no ha sido fácil. La justicia suiza lo condenó en 2015 a cinco años de prisión por violación del secreto comercial, pero lo hizo con él ausente, ya que residía en Francia, desde donde no podía ser extraditado al país helvético. Falciani, no obstante, volvió a ser detenido en 2018 en Madrid en virtud de una orden de detención de Suiza, pero la Audiencia Nacional rechazó el pasado septiembre su extradición, como ya hizo en 2013.

La justicia argumentó entonces que los delitos por los que ha sido condenado en Suiza no son punibles en España, ya que revelar "a las autoridades de inteligencia financiera, administraciones tributarias de diferentes Estados y a las autoridades judiciales y fiscales" los datos que recabó sobre "actividades sospechosas de ilegalidad" no es constitutivo de delito.

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