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28A | Elecciones generales

Las condiciones de los aliados potenciales de Pedro Sánchez para facilitar su investidura

El exvicepresidente del Govern y actual cabeza de lista de ERC en las elecciones del 28A.

ERC "nunca" facilitará "un Gobierno de extrema derecha" si está en su mano "investir a otras opciones". Con esas palabras –pronunciadas este viernes en una rueda de prensa desde la cárcel– el líder de ERC, Oriol Junqueras, abrió la puerta a facilitar la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno si los votos de los republicanos son claves para decantar la balanza entre el PSOE y un Ejecutivo conservador, y lo hizo apenas un día después de que el candidato de Junts per Catalunya, Jordi Sànchez, también se resistiera a hablar de líneas rojas para investir a Sánchez. Ambas formaciones insisten en plantear un referéndum de autodeterminación, pero al no situarlo como una condición sine qua non, los independentistas catalanes han aclarado el camino para que el PSOE siga en la Moncloa si los números le son favorables.

Junqueras y Sànchez han entrado en la campaña electoral cerca de su ecuador con sendas ruedas de prensa ofrecidas desde la prisión de Soto del Real (Madrid), y sus intervenciones han aportado algo de luz a una cuestión que puede tornarse clave de aquí a unos meses: qué posición tomarán ERC y Junts per Catalunya en caso de que sus votos sean necesarios para hacer a Sánchez presidente del Gobierno. Ambos han optado, al menos en sus declaraciones públicas antes de las elecciones, por la vía más pragmática. "Es evidente que nunca por acción u omisión facilitaremos un Gobierno de extrema derecha. No lo haría ningún demócrata europeo. Preferimos investir a otras opciones", señaló Junqueras este viernes, mientras Sànchez admitía el jueves que su formación no iba a imponer "la solución antes del diálogo".

Son mensajes implícitos y, especialmente en el caso de Sànchez, sutiles, pero que apuntan a que el sector del independentismo catalán más posibilista se está imponiendo, por el momento, al más radical, congregado en torno a una parte de Junts per Catalunya y del expresident Carles Puigdemont. Pero eso sí: el secesionismo quiere que, al menos, Sánchez se comprometa a abrir una mesa de diálogo en la que no se vete a priori ninguna opción, referéndum de autodeterminación incluido. 

"Estamos en el siglo XXI, por lo que el referéndum debe estar encima de la mesa, es de sentido común", planteó Sànchez desde Soto del Real este jueves, mientras Junqueras señaló que "cualquier demócrata europeo tiene la obligación de impedir la creación de gobiernos de extrema derecha", pero matizó que eso no significa que ERC vaya a "regalar" sus votos a Pedro Sánchez. "No trazaremos líneas rojas que supongan un cheque en blanco para la extrema derecha, pero al mismo tiempo no daremos cheques en blanco a Sánchez que supongan una línea roja a nuestras legítimas aspiraciones de conseguir una república independiente", insistió.

Unidas Podemos exige entrar en el Gobierno

No obstante, la mayor parte de las encuestas indican que, en caso de que el bloque formado por PP, Ciudadanos y Vox no consiguiera los 176 escaños necesarios para investir un presidente del Gobierno conservador, Sánchez posiblemente necesitaría el apoyo de otras fuerzas.. Y entre ellas destaca fundamentalmente Unidas Podemos, socio clave del PSOE en los escasos meses en la Moncloa de Sánchez y que, pese a sus malas perspectivas electorales, se perfila como una formación imprescindible si a los socialistas les salen las cuentas para continuar gobernando.

La coalición morada, al igual que ERC y Junts per Catalunya, no quiere hablar de líneas rojas para investir a Sánchez, y de hecho así lo ha reafirmado durante la primera parte de la campaña electoral. Pero, sabedora de que sus votos serán imprescindibles para el PSOE si quiere gobernar –y si Ciudadanos mantiene su veto a Sánchez–, Unidas Podemos lleva semanas haciendo hincapié en que quiere dejar de ser únicamente un socio externo del Gobierno para pasar a formar parte del Consejo de Ministros, aunque en ningún momento ha aseverado que vaya a votar contra Sánchez si eso no ocurre.

Su líder y candidato, Pablo Iglesias, así lo ha repetido en multitud de ocasiones en las últimas semanas, y de hecho uno de los leit motiv de la campaña de la coalición morada es que Unidas Podemos está "más cerca que nunca de formar parte del Gobierno", pese a los malos resultados electorales que las encuestas le pronostican. Iglesias ha argumentado que, entre otras cosas, que el PSOE acepte cogobernar con él es la única manera de acabar con las "cloacas del Estado" y con prácticas como el espionaje que sufrió el propio dirigente a manos de la policía política del Ministerio del Interior del PP.

 "Una de las cosas que yo he dejado claro a Pedro Sánchez es que ellos no tienen capacidad para limpiar el Estado, por eso es imprescindible que entremos en el Gobierno", sostuvo hace unos días Iglesias, que incluso ha sugerido que espera "formar parte" del Ministerio del Interior tras las elecciones para ello. "Espero formar parte de ese ministerio y no solamente poner condiciones, sino ponernos a trabajar para limpiar ese ministerio de cloaca", señaló Iglesias en RAC1 hace unos días.

Los nacionalistas vascos no pedirán la autodeterminación

¿Y el resto de los socios potenciales de Sánchez? Pues, por el momento, ninguno de ellos ha puesto condiciones inasumibles para los socialistas a la hora de negociar una eventual investidura. Los nacionalistas vascos, PNV y EH Bildu, han coincidido en señalar que no tienen intención de exigir a los socialistas que reconozcan el derecho de autodeterminación para prestarles sus votos y hacer a Sánchez presidente del Gobierno si le dan los números. Y Compromís, por su parte, ha puesto como condición que el PSOE se comprometa a solucionar el problema de financiación territorial de la Comunitat Valenciana.

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Quien primero se pronunció a este respecto fue Arnaldo Otegi, el líder de EH Bildu, que confirmó a mediados de marzo que la autodeterminación no sería una condición sine qua non para que los abertzales alcanzaran un pacto con el PSOE. "No podemos hacer estas cosas en términos, primero públicos, y segundo, decir 'o me das todo esto de entrada y de saque, o te vamos a votar que no'", señaló Otegi en marzo, cuando también afirmó que solo hay dos opciones tras el 28A: "O votar en blanco y negro mirando hacia atrás o llevar a la práctica políticas alternativas de la mano de la izquierda soberanista".

La misma posición mostró a principios de este mes el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que aseguró entender que Sánchez "no sea muy partidario de la autodeterminación de las naciones que cobija el Estado español". "¿Eso es un obstáculo para nosotros? [de cara a su posible investidura]. Por una vez, le voy a dar la razón a Arnaldo Otegi, que dijo hace poco que para ellos no lo iba a ser. Si no lo va a ser para Otegi, tampoco lo va a ser para nosotros", zanjó Ortuzar, que sin embargo también señaló que el PNV exigiría a un eventual Gobierno de Sánchez "alumbrar desde Euskadi un nuevo marco de autogobierno", "una refundación del Estado español" y "un nuevo modelo territorial".

El único que sí ha puesto una línea roja claramente definida para votar la investidura de Sánchez es Compromís. Su candidato en las generales, Joan Baldoví, explicaba en una entrevista el pasado jueves que el precio de los votos valencianistas será "el compromiso firme de que el día 1 de enero de 2020 haya un nuevo sistema de financiación autonómica o que, mientras no se apruebe, haya un mecanismo de compensación por la infrafinanciación para la Comunitat Valenciana". Baldoví también exige la "sindicación o condonación" de 24.000 de los 47.000 millones de deuda que tiene su comunidad autónoma, porque entiende que esa parte de la deuda no "corresponde" a la autonomía. ¿Y si no se cumpliesen esas dos condiciones? "No votaríamos la investidura de Sánchez", asegura el candidato.

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