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La nueva legislatura

Sánchez pondrá a prueba la viabilidad de reconstruir puentes con Casado y Rivera en temas de Estado tras meses de bloqueo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el hemiciclo del Congreso.

Fernando Varela

Apenas una semana después de la votación del 28A y a muy pocos días del inicio de la campaña para las elecciones municipales, autonómicas y europeas, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se dispone a poner a prueba la voluntad de los líderes de los principales partidos, empezando por Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos), de llegar a acuerdos en la legislatura que está a punto de comenzar.

Será una primera toma de contacto porque la proximidad del superdomingo electoral del 26M condiciona todo el calendario, pero, aunque las negociaciones para la investidura se pospongan hasta junio, la constitución del Congreso y el Senado el próximo 21 de mayo obliga al PSOE a buscar un acuerdo para la elección de las mesas que gobernarán ambas cámaras durante los próximos cuatro años.

El PSOE, y previsiblemente Unidas Podemos y Esquerra, tratarán de acordar un reparto de puestos en los órganos de gobierno de las dos cámaras que garantice una mayoría de izquierdas y ponga fin al filibusterismo parlamentario practicado por la derecha en la legislatura que acaba de terminar.

Más allá de eso, todo apunta a que Sánchez se propone trasladar a los dirigentes de los demás partidos su voluntad de presentarse a la investidura en su condición de cabeza de la lista más votada. La tesis del PSOE es que ese es el mandato de los ciudadanos después de la votación del 28A y la única opción viable. Están convencidos de que nadie quiere nuevas elecciones, así que dan por seguro que Sánchez será reelegido aunque tenga que ser en la segunda votación y con la abstención de algunos diputados.

La idea que tiene el presidente en funciones es poder constituir su nuevo gabinete en el entorno del 20 de junio, según fuentes del Gobierno citadas por Europa Press.

Las reuniones con Casado (lunes, 13:00 horas) y Rivera (martes, 11:00 horas) serán las primeras que mantiene Sánchez con los líderes del PP y de Ciudadanos desde el verano. Las relaciones del presidente en funciones con ellos se fueron deteriorando desde la moción de censura. Sánchez respondió al tono agresivo, los insultos y las graves acusaciones —Casado le llamó “golpista” por dialogar con los independentistas y Rivera le acusó de falsificar su tesis doctoral— cortando cualquier contacto directo con los líderes de la derecha.

Ahora, una vez conocido el veredicto de la urnas, Sánchez quiere poner a prueba la disposición tanto de Casado como de Rivera a reconstruir los puentes. El domingo por la noche, en plena celebración de la victoria electoral, el líder del PSOE detalló las tres prioridades sobre las que ha construido su campaña y que ahora se propone exponer a los líderes de los demás partidos: “justicia social”, “acabar con la confrontación territorial que ha dominado la política española durante los últimos años” y adoptar medidas que pongan fin a la corrupción.

Llamamiento a la reflexión

Su secretario de Organización, José Luis Ábalos, ya avanzó el lunes lo que espera de Casado y Rivera. Hace falta, subrayó, una reflexión sobre los “estilos, las actitudes y las formas” observadas durante los últimos meses. La ciudadanía ha apostado por “la convivencia respetuosa” y no por “las descalificaciones y los insultos”. Es importante que “acaben de una vez porque forman parte de un cierto discurso del odio y de la infamia que la ciudadanía ha rechazado“. Por eso, avanzó, el PSOE hace “un llamamiento público a que este discurso que deteriora la democracia termine en nuestro país”, apuntó Ábalos. También en política territorial, porque los españoles han dejado claro que “prefieren tender puentes a volarlos”.

Sánchez quiere plantear a los líderes del PP y de Ciudadanos asuntos de Estado en lo que quiere contar con todos los partidos. Alguno quedó pendiente de la última legislatura, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Otros forman parte del programa del PSOE, en el que se comprometió a busca con todas las fuerzas políticas pactos de Estado en materia de educación y ciencia, industria, cultura, infraestructuras, financiación local y autonómica, pobreza infantil y lucha contra la corrupción.

Y luego está la cuestión de Vox. Sánchez ha insistido repetidamente en que su único límite para llegar a acuerdos en el Congreso es la Constitución. Eso afecta a los partidos independentistas —Esquerra, Junts per Catalunya y EH Bildu— si piden, por ejemplo, un referéndum de autodeterminación Pero también a la ultraderecha, cuyo programa supone una enmienda a la totalidad a la Carta Magna.

Ábalos ya lo dijo el lunes: el “fracaso” de PP y Ciudadanos en su intento por crear una coalición anti-PSOE, dijo, es una “moción de censura” a sus comportamientos y estrategias y “debería servir para que entiendan que la mayoría de españoles no aceptan más pactos a la andaluza. Ese no es el camino”, recalcó. “No es bueno para España y no es bueno para Europa” y, de cara a las municipales, “estaría muy bien que las derechas entendieran que este no es el camino”, subrayó el numero tres del PSOE.

Los socialistas creen que Vox no es “una fuerza para iniciar conversaciones para entendimiento institucional” y por eso ni siquiera la han incluido en la ronda de contactos de la semana que viene.

El PSOE siempre ha defendido la idea de levantar un cordón sanitario para frenar a la ultraderecha así que, aprovechando el volantazo al centro de Casado tras el naufragio sufrido el día de las elecciones, algunas fuentes no descartan que el presidente en funciones emplace al líder del PP —y también a Rivera— a poner límites a Vox.

Esa ha sido, precisamente, la lectura que han hecho los ultras. Su líder, Santiago Abascal, interpreta la cita en la Moncloa como el inicio de un diálogo sobre “cómo frenar a Vox”. Un principio “de acuerdo en el cordón sanitario” a su partido.

En plena campaña para las elecciones del 26M, y con un PP necesitado de mostrar si su giro al centro es real, no faltan voces en el PSOE partidarias de aprovechar esta circunstancia para forzar a Casado a retratarse emplazándole a poner límites a su relación con Vox.

Mantener vivo el miedo a los ultras

Sobre todo porque un pacto de las tres derechas —PP, Cs y Vox— amenaza la continuidad de gobiernos progresistas en comunidades como Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura y en municipios como Madrid. Y el comité de campaña del PSOE no va a dejar pasar la oportunidad de seguir utilizando el miedo a que los ultras condicionen la formación de gobierno en muchos ayuntamientos y algunas comunidades autónomas para alentar la movilización de la izquierda.

Desde el punto de vista del PSOE, el PP tiene un difícil dilema. Debe decidir si aprovecha la cita del lunes, a pocos días de las elecciones locales, autonómicas y europeas, para enviar alguna señal de cambio de rumbo o si mantiene la estrategia que le condujo al desastre electoral del 28A.

A la espera de lo que suceda ese día, fuentes del PP adelantaron que Casado acudirá a La Moncloa “a escuchar” pero también a trasladar propuestas para bajar impuestos y adoptar lo que denominan “medidas urgentes para garantizar la convivencia en Cataluña”. El líder de la oposición “invitará” a Sánchez a “tratar con el PP una estrategia para evitar que los independentistas sigan avanzando en su objetivo de ruptura constitucional”.

Ciudadanos, por su parte, quiere trasladar a Sánchez su objetivo de “liderar la oposición”, sustituyendo en esa función al PP aunque Rivera haya conseguido menos escaños que Casado. Fuentes de la formación naranja adelantaron este miércoles que su líder anunciará al presidente en funciones su voluntad de hacer “una oposición firme”, aunque “con sentido de Estado“, así como de oponerse a las “subidas de impuestos” a las grandes fortunas, a las transacciones financieras y a las multinacionales tecnológicas comprometidas por el PSOE en su programa electoral, además de defender “la igualdad y la libertad en todos los rincones de España”.

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Sánchez se pondrá también el traje de presidente, aunque sea en funciones, para recibir en la Moncloa a Pablo Iglesias. El líder de Unidas Podemos declaró este miércoles que su intención es esperar a conocer lo que dan de sí las reuniones previas con Casado y Rivera “para después negociar”. La disposición de Iglesias a llegar un acuerdo de coalición “es plena”, pero no comenzarán a hablar hasta estar seguro de “que [Sánchez] no está negociando con la derecha y que sí está intentando negociar un Gobierno con nosotros”, puntualizó en declaraciones a La Sexta.

José Luis Ábalos, preguntado por el mismo asunto, reiteró que el PSOE da “preferencia” a un acuerdo con Unidas Podemos. Los socialistas buscarán un pacto de legislatura y no una coalición que dé entrada a representantes de la formación morada en el nuevo gobierno, una posibilidad que levanta ampollas en la CEOE y la banca.

No obstante, la negociación entre el PSOE y Unidas Podemos no comenzará hasta después de las elecciones del 26M para tener también en cuenta a necesidad de llegar a acuerdos en los ayuntamientos y las comunidades autónomas.

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