PP: una campaña 'centrada' en reconquistar a quienes se fueron a Cs o Vox para evitar otro 28A

En el PP niegan que estas elecciones municipales, autonómicas y europeas puedan considerarse una segunda vuelta de las elecciones generales en sentido estricto. Dicen que no son equiparables porque no hay lo mismo en juego. Que al decidirse el futuro de instituciones diferentes, los electores no tienen por qué comportarse como lo hicieron el 28A. Y que en las municipales, por ejemplo, una parte importante de los resultados depende más de la implantación territorial del partido que de que se esté en racha –como le ocurre al PSOE–PSOE o en horas bajas –como le pasa al PP–. No obstante, los dirigentes conservadores, incluso Pablo Casado, han recurrido a este símil en los 15 días de campaña.

Si para el PP este domingo no es una segunda vuelta de las generales, sí es una especie de examen de recuperación. Una oportunidad de mantener las principales plazas autonómicas y municipales y de no hundir su representación en el Parlamento Europeo. Y que, con ello, se frene el deterioro de la imagen de su líder.

Que Ciudadanos no supere a los conservadores también es clave, sobre todo a la hora de exhibir esa posición en la negociación de los posibles pactos de gobierno. En el Congreso de los Diputados, tras el batacazo, Pablo Casado se mantiene por poco como líder de la oposición, un puesto informal que Rivera tanto le disputa.

Del 'Centrados en tu futuro' al 'Hay partido'

La campaña de Casado ha cambiado de lema en dos ocasiones en las últimas semanas. Tras el fracaso de las generales abandonaron el Valor seguro por Centrados en tu futuro. Meter la palabra "centro" en el lema fue una de las respuestas de la dirección nacional del PP después del mal resultado del 28A, cuando los barones achacaron la derrota en gran parte al "giro a la derecha" que Casado había imprimido al partido desde que fue elegido líder a finales de julio de 2018. 

El segundo cambio llegó la semana pasada, cuando los conservadores desplegaron una gran lona en la fachada de Génova, 13 con el mensaje Hay partido, una forma de animar a votantes y militantes desanimados por los efectos del 28A. Pero también de trasladar el mensaje de que el PP no da nada por perdido y cree en la remontada. Para ello, han insistido en campaña, en que es clave aglutinar el voto de la derecha en torno al PP. Recalcan que no es una idea nueva, que el partido ya dejó claro antes de las generales lo que podía pasar. Pero ahora, señalan tienen a su favor que ya saben que el PP tenía razón y que votar en determinados lugares a Ciudadanos o Vox sólo ha servido para hacer más fuerte al partido socialista.

 

"Vayamos a convencer a la gente ilusionándoles, diciéndoles que este es su partido, el que ha bajado impuestos, la casa común del centro derecha, el que defiende la unidad nacional, el prestigio internacional y nuestros principios frente a los independentistas", dijo Casado este mismo viernes en un mitin en Ávila. Tras Ávila, circunscripción por la que fue diputado en la XII Legislatura, viajó a Palencia, su ciudad natal. Ya por la tarde, cerró campaña en Madrid Río junto a sus candidatos a la Comunidad y el Ayuntamiento. Tres actos de partido en un solo día en el que también concedió entrevistas a Cope y a 'Al Rojo Vivo' (laSexta).

Las 'dos campañas' de Casado

Tras los pésimos resultados de las generales se instaló en sectores del PP la idea de que lo mejor era que Casado dedicara un tiempo a reflexionar sobre los cambios que necesita el partido para una larga travesía de cuatro años en la oposición. Esto implicaba que pasase a un segundo plano y reducir su presencia en los mítines de campaña. Pero no ha sido así.

Casado sigue creyendo que su presencia en la campaña andaluza ayudó a Juanma Moreno a obtener un resultado que le permitió sumar con Cs y Vox y en esta campaña ha visitado todas las comunidades y las dos ciudades autónomas. "Hay candidatos que son una apuesta personal suya. No puede dar la sensación de que se esconde o los deja tirados", considera un diputado.

Pero de forma paralela, Casado ha cedido protagonismo a los candidatos e incluso les ha dado libertad para que optasen por lemas distintos a los oficiales. Uno de los casos más llamativos ha sido el del candidato a la Alcaldía de Badalona, Xavier García Albiol, que ha difundido vídeos en los que sus protagonistas destacaban que ellos no votaban al PP, sino a Albiol. "En estas elecciones siempre se suele dar cierta autonomía. No todos los territorios son iguales ni en todos hay que dar los mismos mensajes. El éxito del candidato es el éxito del partido", comenta un dirigente provincial.

Quizá porque ya arrastra un cansancio considerable si se tiene en cuenta que prácticamente no ha descansado desde que llegó a la presidencia del PP o quizá por la preocupación ante lo que puede estar por venir, Casado ha estado esta campaña más bajo de tono. "Debe estar cansado, seguro, pero también puede tener que ver con una apuesta por trasladar una imagen de moderación, sin estridencias", interpreta un dirigente conservador que recuerda las críticas internas que se ha llevado en los últimos meses por lo que en sectores del partido se interpretaba como "exageraciones" o "sobreactuaciones"

Vox es de extrema derecha y en Cs no son de fiar

Dado que las opciones del PP de retener comunidades como Madrid, Murcia, Castilla y León o La Rioja pasarán, necesariamente, por buscar alianzas –eso es, al menos, lo que dicen las encuestas–, Casado ha hecho una campaña muy centrada en pelear para que esa dependencia sea la menor posible, intentando que quienes en las generales apostaron por Vox o Cs vuelvan al PP. De forma paralela, ha exigido al PSOE, pero sobre todo a Ciudadanos, que aclaren cuáles van a ser sus políticas de pactos.

 

"¡Qué es eso de que van a pactar con el PSOE en aquellos sitios que no sean muy afines a Sánchez!", dijo Casado en alusión a Rivera en uno de los últimos mítines de campaña. Frente al partido naranja, el PP se dibuja como una formación que desde el primer momento ha dejado claro que no pactará ni con la izquierda, ni con los independentistas, ni con los "batasunos".

Los efectos de la fragmentación del voto el 28A también ha sido uno de los temas más recurrentes en los mítines de Casado. El pasado 19 de mayo, en A Coruña, recalcó que la fragmentación del voto hizo que Vox "con cinco millones de cruces no lograra ningún senador; Ciudadanos con 10 millones, lograse cuatro, mientras que el PSOE con 13 millones alcanzara 121 senadores". "¿Era o no verdad que no podíamos ir separados a las urnas? No era una estrategia a favor del PP", dijo.

Pese a que Casado calificó a Vox de "extrema derecha" en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional en la que rindió cuentas de los resultados de las generales, no ha sido Casado el dirigente que más crítico se ha mostrado con el partido de Santiago Abascal en campaña.

En el mismo acto de A Coruña, el jefe de los conservadores subrayó la necesidad de poner un contrapeso a Sánchez en Ayuntamientos y Comunidades: "Porque si la división de centro y derecha hace que el PSOE tenga mayoría suficiente, pensarán que tienen carril libre y pagaremos doblemente los españoles el infierno fiscal que ya anuncian".

También con la vista puesta en el 26M, Casado ha sugerido a Cs que se abstenga en la investidura de Pedro Sánchez para evitar que tenga que depender de los independentistas para la investidura. Tras esta recomendación de Casado no hay otra intención que la de acercar al partido naranja a la izquierda para que el PP pueda ocupar el espacio ideológico que dejaría vacante.

Menos presencia de Cataluña... salvo en el tramo final

Salvo en los mítines que han tenido lugar en Cataluña, esta campaña ha estado más centrada en cuestiones relacionadas con la política fiscal, la sanidad, la educación, la dependencia y las políticas municipales que en la crisis territorial catalana. Así ha ocurrido hasta el martes, fecha de la sesión de constitución de las Cortes. Ese día, los mítines de campaña se trasladaron al Congreso y se visualizó la pelea por el liderazgo del centroderecha.

Los diputados de Vox golpeaban los escaños cada vez que los políticos independentistas presos procedían a acatar la Constitución con fórmulas en las que se definían como "presos políticos". Albert Rivera, por su parte, tomó la palabra en la sesión para afear a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet que hubiese permitido tal "humillación". Casado optó por el silencio. Justificaron en su entorno que lo hizo por respeto a la institución porque nada más salir del hemiciclo ya estaba anunciando la presentación de iniciativas para regular las juras o promesa de la Constitución o para modificar la ley del indulto.

 

Este mismo viernes, después de que la Mesa del Congreso diese luz verde a la suspensión de los diputados presos tras un informe de los servicios jurídicos de la Cámara, el PP se apuntaba el tanto. "Es una victoria evidente del PP", dijo Teodoro García Egea, secretario general del PP desde el Congreso. A su juicio, su formación había logrado "torcer el brazo de la militante del PSC que hoy tenemos como presidenta del Congreso", cuya intención era "aplazar esa decisión para intentar que se tomase más allá de las elecciones del domingo".

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Y tras el domingo... ¿qué?

Casado y los suyos saben que las críticas internas que hubo tras el 28A pueden ir a más la semana que viene si las urnas no les dan un respiro. Sobre el papel, la idea es resistir. Defienden que ningún líder del PP ganó elecciones a la primera y que cuando él llegó a la presidencia del partido este ya estaba en horas bajas, fundamentalmente por los escándalos de corrupción, la respuesta a la crisis económica y la gestión de los casos de corrupción. Miran incluso a Ciudadanos y subrayan que Rivera lleva 13 años sin ganar. Pero ya hay sectores del partido que agitan la idea de cambios en la dirección nacional de la formación que trasladen el mensaje de que el líder hace autocrítica.

La profundidad de los cambios, consideran, serían proporcionales a la interpretación que se haga de los resultados del domingo. Una jornada en la que muchas de las miradas en el PP estarán depositadas en la Comunidad de Madrid, donde Casado impuso a Isabel Díaz Ayuso como candidata, un perfil que ha dado más de un disgusto al PP en esta campaña. "En el caso de Madrid, la responsabilidad del líder es doble", resume un veterano.