La portada de mañana
Ver
Las macrorresidencias suman el 38% de las plazas de mayores, un modelo que se demostró letal en el covid

Los pactos poselectorales

El PSOE ve “imposibles de cumplir” las condiciones puestas por Rivera para pactar gobiernos

Pedro Sánchez atiende a los medios a su llegada a la sede del Consejo Europeo en Bruselas.

Las condiciones que Albert Rivera ha impuesto al PSOE para llegar a acuerdos en los municipios y comunidades autónomas donde la alcaldía o la presidencia autonómica socialista dependen del apoyo de la formación naranja son “imposibles de cumplir", según fuentes del partido de Pedro Sánchez consultadas por infoLibre. En Cs “saben” que los candidatos aludidos en ningún caso van a “renegar” de la política territorial del Gobierno, aseguran.

El número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, proclamó este martes que los candidatos del PSOE que quieran pactar con ellos deberán firmar “por escrito” acuerdos de gobierno en los que “renieguen” de la política territorial de Sánchez, del diálogo con los independentistas y de los pactos con “los populistas” y en los que reclamen la suspensión inmediata e indefinida de la autonomía catalana en aplicación del artículo 155 de la Constitución.

La dirección socialista no sólo no se “plantea” esta condición sino que sospecha que tampoco lo harán los líderes de Ciudadanos en las comunidades afectadas, especialmente en los casos de Castilla y León y la Región de Murcia. En ambos territorios los candidatos de la formación naranja basaron sus respectivas campañas en la necesidad de poner fin a décadas de gobiernos del PP.

Los socialistas, después de su victoria en las tres elecciones del domingo, que se suman a la del 28 de abril, decidieron el lunes “pelear” por todos los gobiernos posibles y no dar ninguno por perdido. Así que, allí donde la suma de Cs es imprescindible, se disponen a negociar con los de Rivera hasta el último minuto.

El argumentario de los dirigentes del PSOE pasa por afearles, sobre todo, la posibilidad de aceptar acuerdos con Vox. Es el caso de la Comunidad de Madrid, donde Ciudadanos se dispone a pactar con el PP, confiado en que los ultraderechistas facilitarán cualquier acuerdo que cierre el paso al PSOE.

Los socialistas, sin embargo, no se resignan. Saben que será muy difícil convencer a la formación naranja pero aún así la número dos del partido, Adriana Lastra, les emplazó a abstenerse en la investidura del candidato socialista, Ángel Gabilondo, ganador de las elecciones autonómicas del domingo.

Fuentes del PSM citadas por Europa Press aseguran que los planes de Gabilondo pasan por proponer a Cs la Presidencia de la Asamblea y convencer a Íñigo Errejón de que respalde la investidura pero acepte mantener a su partido, Más Madrid, fuera del Gobierno. Una hipótesis que ellos mismos consideran “complicado” que llegue a fraguar pero a la que no quieren renunciar antes de sentarse a hablar con el líder madrileño de Cs, Ignacio Aguado.

El propio Pedro Sánchez insistió desde Bruselas en la carta del descrédito al que, asegura, se enfrentaría Ciudadanos si aceptara gobernar con la ultraderecha. El presidente en funciones no quiso precisar si había hablado de ello con el jefe del Estado francés, Emmanuel Macron, durante la cena que ambos compartieron en El Elíseo. Pero sí señaló que “lo que no se entiende en Europa es que un partido que se autodefine como liberal se apoye en la ultraderecha para conformar gobiernos, ni en Andalucía ni en otros lugares”. Es una “contradicción muy importante”, subrayó.

El resultado de las elecciones, abundó el presidente, ha dejado claro que los españoles “quieren que el PSOE lidere sus Gobiernos” y no se puede dejar “en formaciones políticas antieuropeístas y de ultraderecha” los ayuntamientos o Comunidades Autónomas. Rivera, concluyó, tiene que “quitar el cordón sanitario al PSOE”.

La  muleta de Casado

Al argumento de Vox los socialistas añaden otro: si Ciudadanos quiere ser algo diferente del PP y construir una alternativa liberal y de centro, razonan, no puede convertirse en la muleta del partido de Pablo Casado y apuntalar sus gobiernos allí donde ha perdido la confianza de los ciudadanos y ha quedado por detrás del PSOE.

Las condiciones impuestas a los pactos, sin embargo, parecen ir en dirección contraria. El hecho de anteponer un asunto nacional —el debate territorial y el 155— a los intereses y prioridades locales y regionales de cada comunidad y ayuntamiento indican la voluntad de Rivera de dificultar los pactos por la izquierda. Una actitud compatible con su estrategia de disputar a Pablo Casado la jefatura de la oposición convirtiéndose desde el primer minuto en el azote de Sánchez y de su gobierno. Aunque sea a costa del discurso de sus candidatos en territorios como Murcia y Castilla y León, cuyas aspiraciones de cambio político la dirección trata ahora de frenar.

En el primer caso, la candidata por Murcia, Isabel Franco, defendió en campaña su oposición a revalidar un gobierno conservador: “Veo muy difícil avalar una prórroga con el PP, la corrupción es complicada de avalar”, declaro en un debate con los demás candidatos.

Más contundente ha sido el líder de Cs en Castilla y León, Francisco Igea, que dejó muy claro durante la campaña su objetivo de poner fin a tres décadas de gobiernos del PP. Y apuntó en la misma dirección este martes en una entrevista en LaSexta: los electores decidieron que Castilla y León es una comunidad “moderada, que pide cambio” y eso, ha dicho, lo tienen que “leer y traducir” los políticos.

“Es verdad que el PP ha sufrido una durísima derrota y no está en condiciones de encabezar un cambio”, aseguró. “Pero eso no quiere decir obligatoriamente que haya un pacto con el PSOE, que se ha demostrado que no es lo suficientemente valiente para apostar por la igualdad de los españoles”, añadió en referencia a los socialistas. El candidato del PSOE, Luis Tudanca, apostilló, “no ha hecho ningún gesto” en ese sentido.

Tudanca, sin embargo, uno de los barones más significados a favor de Sánchez, no tiene la menor intención de cuestionar las políticas del Gobierno del PSOE en materia territorial. “No voy a hacer nada en ese sentido”, declaró.

El aspirante socialista, como sus compañeros de Murcia y de Aragón, la tercera comunidad en la que Cs decidirá el Gobierno, quiere negociar con la formación naranja las políticas autonómicas que se llevarán a cabo y no condiciones que nada tienen que ver con su territorio.

En el caso de Castilla y León y de Murcia, el PSOE confía en que el interés de los candidatos de Cs por poner fin al agotamiento de las políticas del PP sea genuino y no se pliegue a la voluntad de Rivera de hacer oposición a Pedro Sánchez. De otro modo, se preguntan los socialistas, ¿en qué quedaría “el discurso de regeneración” de Ciudadanos?

Las negociaciones aún no han comenzado pero el PSOE tiene intención de emplearse a fondo y explotar al máximo “las contradicciones internas” de Cs, para forzar acuerdos o para poner en evidencia los pactos que la formación naranja pueda alcanzar con el PP —y con Vox allí donde los ultraderechistas sean imprescindibles—.

Las ciudades en juego

Ciudadanos tiene en su mano decidir la alcaldía de 25 capitales de provincia, en las que los resultados del pasado domingo han situado a la formación naranja en posición de negociar alcaldías para el PP o para el PSOE, sin descartar que pueda pedir la vara de mando a cambio del apoyo en otras instituciones.

Los resultados de las elecciones locales del domingo sólo han dejado tres mayorías absolutas en Soria, Huelva y Zamora, las dos primeras del PSOE y la tercera, de IU, mientras que el panorama está abierto en las otras 49 ciudades. Las negociaciones tienen que concluir antes de que el próximo 15 de junio se constituyan a la vez todos los ayuntamientos de España. Si no hay pactos, la alcaldía será para las listas más votadas.

La formación naranja se ha convertido en fuerza decisiva en 25 grandes ciudades, en las que el voto de Cs puede decidir un alcalde socialista o conservador. En 15 de esos ayuntamientos, el PP no sólo necesita a Ciudadanos sino también a Vox, mientras que los socialistas pueden llegar a mandar en casi todos los casos sólo con el partido naranja. Hay excepciones. Tenerife, Santander y Logroño, donde las formaciones locales Coalición Canaria, PRC y Partido Riojano entran también en liza.

En Aragón, los ayuntamientos de Zaragoza, Huesca y Teruel están en el aire y cualquier ecuación para quien quiera llegar al poder tiene que incluir al partido naranja. En las dos primeras ciudades ganó el PSOE y en Teruel lo hizo el PP, pero el primero depende de Cs y el segundo, además, de Vox en los tres casos.

Estas mismas dos alternativas, o PSOE-Cs o PP-Cs-Vox, se plantean en Extremadura para los consistorios de Cáceres y de Badajoz, en Castilla y León en los ayuntamientos de Palencia, León y Burgos, en los andaluces de Jaén y Granada y en el manchego de Ciudad Real, informa Europa Press.

Los socialistas necesitan a Ciudadanos pero también a otras fuerzas en Melilla, Guadalajara, Santander, Córdoba y Alicante, donde matemáticamente pueden formar alternativa.

Los datos que explican el estancamiento de Ciudadanos en Cataluña

Los datos que explican el estancamiento de Ciudadanos en Cataluña

A estos casos se suman los de Albacete y Salamanca, en los que Ciudadanos tiene la llave tanto para un gobierno con el PP como para otro con el PSOE, aunque en la primera ciudad ganaron los conservadores y en la segunda, los socialistas.

Con respecto al PP, depende únicamente del partido naranja en Salamanca, Murcia, Oviedo, Málaga, Almería y Alicante, mientras que tienen que acordar también con Vox en el resto de ayuntamientos donde pueden gobernar.

También pueden hacerse con el consistorio de Logroño si el Partido Riojano opta por apoyar la suma PP-Cs, aunque también podría dar la vara de mando a un acuerdo PSOE-Cs.

Más sobre este tema
stats