Investidura parlamentaria

Sánchez traslada a la Ejecutiva del PSOE la posibilidad de que haya nuevas elecciones

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, en la sede federal del PSOE en Madrid

La posibilidad de que los contactos para la investidura no lleguen a buen puerto es muy real. Así se lo trasmitió este lunes el propio candidato, Pedro Sánchez, a los miembros de la Ejecutiva del PSOE convocada apenas unas horas antes del inicio formal de las conversaciones. Sin dar nada por sentado, pero transmitiendo al mismo tiempo la incertidumbre que todavía planea sobre la legislatura.

Sánchez ha convocado este martes por la mañana en dependencias del Congreso a Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos (10.00 horas). Y ya por la tarde a los presidentes de Ciudadanos, Albert Rivera (16:30 horas), y del PP, Pablo Casado (17:45 horas).

La candidatura del secretario general del PSOE es la única viable, tal y como quedó la composición del Congreso tras las elecciones del 28 de abril. De manera que si no es capaz de tejer las alianzas —y las abstenciones— necesarias para obtener la investidura —en segunda votación le bastaría con tener más votos a favor que en contra— las nuevas elecciones serán inevitables.

Sánchez lanza ese órdago pensando en que facilite a PP y Ciudadanos hacer una “reflexión” sobre la posibilidad de abstenerse y permitir el inicio de la legislatura, tal y como subrayó el secretario de Organización, José Luis Ábalos, en rueda de prensa. Aunque los dirigentes de ambas formaciones siguen en sus trece: no facilitar nada a los socialistas. Pero el líder del PSOE también está pensando en las dificultades que pueda plantear Unidas Podemos (UP), cuya dirección exige entrar a formar parte del Gobierno y a quien el presidente en funciones no quiere ver en el Consejo de Ministros.

Sostiene el candidato socialista que ese no es el mandato de las urnas porque el PSOE pasó de 84 a 123 escaños, de segunda a primera fuerza, y el partido de Pablo Iglesias cayó de 71 a 42, de tercera a cuarta fuerza parlamentaria. Y sobre todo que la suma de ambas fuerzas sigue lejos de la mayoría necesaria no sólo para la investidura sino para impulsar iniciativas en el Congreso a lo largo de la legislatura. Un Gobierno de coalición, repiten desde hace semanas los dirigentes del PSOE, no sólo no suma sino que resta apoyos, dando a entender que Pedro Sánchez tiene más posibilidad de negociar dentro del Congreso si preside un Ejecutivo exclusivamente socialista.

Eso es lo que Sánchez tiene intención de transmitir este martes al líder de UP en el Congreso en la reunión que inaugurará los contactos. Una cita cara a cara en la que se propone esquivar la cuestión de la coalición e intentar avanzar en un acuerdo sobre propuestas programáticas con la intención, mal disimulada, de que se visualice la viabilidad de un pacto más allá de la cuestión de la fórmula de gobierno.

Desconfianza

El PSOE lleva semanas intentando evitar que el debate sobre la coalición enrarezca las relaciones con UP, elogiando la colaboración puesta en práctica desde la moción de censura y subrayando que sigue considerando a la formación de Pablo Iglesias su “socio preferente”. Pero internamente ya hay dirigentes entre los que cunde el desánimo ante un escenario que consideran “muy complicado”. La desconfianza con la dirección de UP es patente. No los consideran socios “de fiar” y citan lo ocurrido el día que la Mesa del Congreso tuvo que decidir sobre la suspensión de los diputados independentistas en prisión preventiva —los representantes de la formación morada se desmarcaron de los socialistas y evitaron respaldar la decisión que aconsejaban los letrados—.

Una coalición de gobierno, argumentan otros, daría pie a escenarios muy difíciles de gestionar. Citan, por ejemplo, lo que ocurriría si el Tribunal Supremo acaba condenando a los procesados por la declaración de independencia de Cataluña y la reacción del Ejecutivo acaba dividiéndose. La gama de asuntos sobre los que ambas formaciones discrepan es enorme y la necesaria unidad de acción del Gobierno, argumentan, se vería amenazada.

La actitud de Pablo Iglesias después de las elecciones generales, señalan fuentes consultadas por infoLibre, tampoco ha gustado a la dirección del PSOE, especialmente su exigencia casi diaria de entrar en el Gobierno. Y su cuestionamiento constante de la voluntad de Sánchez de llevar a cabo políticas progresistas apelando a que necesitan ser vigilados desde dentro para garantizar que cumplen los acuerdos. En estos momentos la desconfianza es tal que Sánchez parece estar más lejos que nunca de un hipotético gobierno de coalición.

La dificultad para llegar a un acuerdo con UP es tan relevante que el PSOE juega ya abiertamente a buscar la abstención de PP o de Ciudadanosbuscar —especialmente del partido de Albert Rivera, según algunas fuentes—. Comenzar a gobernar en minoría, tratar de llegar a acuerdos con UP, por ejemplo sobre la base del proyecto de Presupuestos para 2018 que acabó tumbando la combinación de fuerzas de la derecha y del independentismo, y buscar también el respaldo del PP o de Cs en otros asuntos. Siempre huyendo de los independentistas, de los que Sánchez no quiere ni oír hablar, y por supuestos de Vox. Geometría política variable, pero no con quienes sitúa fuera de la Constitución.

En el PSOE ya hay quien maneja encuestas según las cuales más del 70% de los votantes de Ciudadanos sería partidario de un posible acuerdo de coalición con el PSOE, en línea con el porcentaje que fijó el CIS en el estudio que publicó el 30 de mayo y que situaba ese porcentaje en el 80%.

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Podemos se mantiene firme

En la formación morada, mientras tanto, mantienen viva su decisión de ofrecer una coalición a los socialistas. Así se lo hará saber el propio Pablo Iglesias a Sánchez en la reunión que celebrarán este martes y en la que, según fuentes consultadas por infoLibre, el líder de UP hará valer la proporción de 1 a 3 que su partido tiene con el PSOE en el Congreso y que, desde su punto de vista, debe ser la referencia para el reparto de puestos en el futuro Gobierno. Contando no sólo ministerios, precisan las mismas fuentes, sino también figuras como los altos comisionados, siempre que estén dotadas presupuestariamente. Como un alto comisionado para la memoria histórica, ponen como ejemplo.

Esta fórmula, señalan en Unidas Podemos, no excluye reservar una figura dentro del Ejecutivo que les visibilice como socios del PSOE en el Gobierno y que a los de Iglesias les gustaría que tuviera un sesgo social, de ahí que en las últimas horas se haya especulado con la posibilidad de una vicepresidencia.

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