Investidura parlamentaria

Iglesias propone a Sánchez poner a prueba en la investidura el apoyo parlamentario que suscita un Gobierno PSOE-UP

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias conversan en el Congreso de los Diputados.

El líder de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias, ha propuesto al presidente del Gobierno en funciones y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, que ponga a prueba la viabilidad de un Ejecutivo PSOE-UP llegando a un acuerdo y sometiéndolo a la investidura, según confirmaron a infoLibre fuentes próximas al Gobierno en funciones. Sólo en el caso de que no salga adelante, lo que ocurrirá si el candidato socialista no logra más votos a favor que en contra en la segunda votación en el Congreso, Iglesias se abrirá a explorar otras posibilidades que no incluyan la presencia de representantes de UP en el Ejecutivo.

La propuesta de Iglesias busca sortear las pegas que Sánchez está poniendo a la presencia de miembros de su formación en el Gobierno, entre las que destaca que un Ejecutivo de estas características —argumentan los socialistas— tendría mucho más difícil conseguir en la Cámara Baja las mayorías necesarias para sacar adelante la proyectos, iniciativas y presupuestos que será necesario tramitar a lo largo de la legislatura. En Unidas Podemos, en cambio, están convencidos de que un acuerdo de Gobierno con presencia de la formación morada facilitaría a Sánchez la abstención de Esquerra Republicana y, por tanto, la investidura, sin tener que recurrir a la derecha —ni PP, ni Cs ni UPN ni CC—.

Los partidarios de esta solución sostienen que la presencia de UP en el Gobierno tendría la virtud de vencer la resistencia de ERC a abstenerse sin pactar nada con el PSOE, y casaría con la disposición de los socialistas a ganar la investidura con la abstención de los independentistas. En línea con esta posibilidad, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, declaró el lunes que aunque no están dispuestos a negociar nada con los partidos independentistas eso no significa que vayan a rechazar una abstención o un voto a favor porque los socialistas no pueden controlar lo que otros grupos hagan, argumentó.

El partido de Junqueras no espera gran cosa de un Gobierno en solitario del PSOE en relación con su principal demanda: la celebración de un referéndum de autodeterminación pactado y reconocido internacionalmente. Un Gobierno que tuviera presencia de Unidas Podemos, en cambio, sí lo considerarían más propicio a sus intereses.

Si los republicanos se abstienen —tanto con 14 como con 15 diputados, dependiendo de que su líder, el suspendido Oriol Junqueras, renuncie al escaño—, Sánchez tendrá garantizada la investidura en la segunda votación si se presenta a ella con un pacto firmado con los de Pablo Iglesias y el más que probable respaldo de Compromís y el PRC. Serían 167 votos a favor, suficientes para imponerse al resto de la Cámara aún en el más que improbable caso de que el PNV se prestase a votar en contra con el PP, Cs, Vox, UPN, CC, JuntsxCat y EH Bildu.

No obstante, antes de ejecutar el plan de someter un acuerdo PSOE-UP de Gobierno encabezado por Sánchez a la prueba de superar la investidura, es necesario que el candidato y Pablo Iglesias se pongan de acuerdo sobre cómo armar un Ejecutivo común. En la reunión de este martes el único acuerdo al que han llegado es evitar atascarse en la terminología. Para hacerlo, Iglesias aceptó la expresión que le propuso Sánchez de “Gobierno de cooperación”.

Un Gobierno con ministros de Unidas Podemos

Esta denominación permite a Iglesias seguir pensando en un Gobierno con presencia de miembros de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros así como en organismos dependientes —fuentes consultadas por infoLibre pusieron el lunes el ejemplo de un futuro Alto Comisionado para la Memoria Histórica—, siempre en proporción a su peso parlamentario. Y al mismo tiempo facilita a Sánchez mantener abiertos todos los escenarios a la espera de confirmar que, llegado el caso de tener que evitar una repetición de elecciones, Ciudadanos y el PP no van a facilitar la investidura con su abstención.

En eso Albert Rivera, el líder de Cs, volvió a ser rotundo este martes tras reunirse con Sánchez: no facilitará en ningún caso su reelección. Pablo Casado (PP) también, aunque sugirió su disposición a impulsar que sus socios en Navarra (UPN) o Coalición Canaria, con quien se muestra favorable a llegar a un acuerdo de Gobierno en el archipiélago, sí lo hagan. Si así fuera, el presidente en funciones tendría la oportunidad de sacar adelante la investidura sin necesidad de esperar la abstención de los independentistas.

La intención de Sánchez e Iglesias es continuar hablando en los próximos días de forma “discreta”. El tiempo suficiente para que el PSOE pueda reunirse con los grupos con menor representación y explorar su disposición a alcanzar acuerdos. Este miércoles han citado en el Congreso al Partido Nacionalista Vasco (PNV), Coalición Canaria (CC), Unión del Pueblo Navarro (UPN), Compromís y el Partido Regionalista Cántabro (PRC) y el viernes lo harán con los independentistas catalanes, Esquerra y JuntsxCat. Los socialistas quieren marcar así una separación: con los primeros están dispuestos a negociar, con los segundos sólo a hablar. Y con Vox y EH Bildu, en cambio, a los que ni siquiera han llamado, ni siquiera se sentarán en torno a una mesa.

A día de hoy la oferta de Sánchez sigue siendo ofrecer puestos a Unidas Podemos pero no sillas en el Consejo de Ministros. Se trataría, según las fuentes consultadas por infoLibre, de optar por “fórmulas imaginativas” y brindarles puestos intermedios o cargos diseñados para ejecutar políticas concretas, como las que se pueden desarrollar a través de la figura de los altos comisionados. Y reservar, eso sí, algunos ministerios a independientes con perfiles próximos a UP.

A Iglesias esta oferta sigue sin gustarle. Quiere “visibilidad” y eso pasa porque el líder morado, y seguramente otros dirigentes de Unidas Podemos, estén en el Consejo de Ministros. Y no está dispuesto a que se contabilicen como de Unidas Podemos ministros independientes decididos por Sánchez que no haya sido propuestos expresamente por la formación morada por muy afines que puedan parecer a su partido.

De forma sutil, pero muy significativa, Adriana Lastra, número dos del PSOE, evitó este martes después de la reunión entre Sánchez e Iglesias volver a hablar del Gobierno socialista y en solitario que su partido ha venido defendiendo desde que el líder de UP planteó su exigencia de un Ejecutivo de coalición. El mandato de los ciudadanos, explicó Lastra, es “formar un gobierno progresista, liderado por el PSOE”. Sánchez e Iglesias, explicó, van a aplicarse estos días a la búsqueda de un “fórmulas para buscar un Gobierno de cooperación”.

Gobernar “la complejidad”

¿Y eso qué es? Según la portavoz socialista, se trataría de un “gobierno plural, abierto, integrador, incluyente, representativo de las diferentes sensibilidades y con personalidades referentes de distintos ámbitos”. En esa posibilidad, insistió, “van a trabajar Sánchez e Iglesias en las próximas semanas”. “Hay que buscar fórmulas para poder gobernar la complejidad”, añadió, críptica, poco después. “Y es en eso en lo que estamos trabajando”.

En su rueda de prensa tras la entrevista con Sánchez, Iglesias también restó hierro a la denominación que se quiera dar al Gobierno y dio por buena la propuesta por el PSOE, pero no dejó lugar a dudas de que Unidas Podemos sigue pensando en un Ejecutivo con presencia de miembros de los dos partidos. “La denominación es lo de menos: Gobierno de cooperación, de coalición, cogobierno, gobierno conjunto… Lo importante son los contenidos, un Gobierno plural que sea capaz de afrontar los grandes retos del país”.

La fórmula del “Gobierno de cooperación” encaja como un guante con la que José Luis Ábalos transmitió en una entrevista en Antena 3 hace menos de dos semanas: “De entrada coalición, ese término, no nos gusta”, señaló. Pero “nosotros podríamos, en un momento dado, plantearnos la incorporación de miembros de otras formaciones, en este caso de Podemos, pero desde luego no bajo la fórmula de coalición”.

La posibilidad de que este complejo proceso acabe impidiendo la investidura de Sánchez, la única posible, y desemboque en una repetición electoral ha desatado las especulaciones sobre a qué partidos beneficiaría o perjudicaría convocar de nuevo a los electores a las urnas. Nadie se siente, por el momento, presionado por esta hipótesis. Ni siquiera quienes como Unidas Podemos admiten que saldrían perjudicados, porque creen firmemente que si se volviese a votar el PSOE perdería las opciones de Gobierno que consiguió el 28 de abril.

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El Gobierno en funciones y el PSOE aseguran que España necesita contar con un Gobierno plenamente operativo cuanto antes. Entre otras cosas porque se están decidiendo puestos clave en las instituciones europeas y un Ejecutivo que se mantenga en funciones todo el verano se verá muy debilitado para defender en Bruselas los intereses españoles.

Así que Sánchez cuenta, como máximo, con entre dos y tres semanas para cerrar una estrategia que le permita poner fecha a una investidura cuya fecha más probable sigue siendo la primera o la segunda semana de julio. Todo ello en un calendario muy marcado por sus compromisos internacionales: la cumbre europea del 20 y 21 de junio que abordará los nombramientos para el próximo ciclo institucional y adoptará la Agenda Estratégica de la UE para el período 2019-2024, de la que dependen los trabajos del Consejo Europeo y constituye la base de los programas de trabajo de las demás instituciones de la UE, y la cumbre del G-20 en Osaka (Japón) que se celebrará los días 28 y 29.

Si el debate de investidura se celebra en la primera quincena de julio, se pondrá en marcha el reloj constitucional. Si Sánchez no consigue ser reelegido por mayoría absoluta en primera votación o relativa en la segunda, se abrirá un período de incertidumbre. Los partidos tendrán ocasión de volver a hablar y negociar acuerdos para que fragüe una nueva combinación que haga posible la investidura. En ese caso se repetirá la doble votación —primero en busca de mayoría absoluta, después con la vista puesta únicamente en tener más votos a favor que en contra—. Si la investidura sigue sin salir adelante dos meses después de la primera optación —en los primeros días de septiembre—, las Cortes quedarán automáticamente disueltas y se convocarán elecciones anticipadas, para finales del mes de octubre.

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