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Tribunales

La exsecretaria de Bárcenas reconoce que tiró las agendas con información de "reuniones, comidas o actos" del extesorero

Imagen de los Juzgados de lo Penal número 31.

Desfile de testigos en la tercera sesión de la vista oral del caso ordenadores, en el que se juzga el borrado de información por parte del PP de los equipos informáticos que utilizaba el extesorero de la formación conservadora Luis Bárcenas. Después de que en la sesión del jueves declararan los tres acusados –la tesorera, el asesor jurídico y el director del Departamento de Sistemas de Información del PP– por los delitos de daños informáticos y encubrimiento, así como la representante especialmente designada por el PP –encausado como persona jurídica– y tres de los testigos, entre ellos Bárcenas y la ex secretaria general de la formación conservadora María Dolores de Cospedal, este miércoles se han practicado en sede judicial más de media docena de testificales. Entre ellas, la de la exsecretaria del extesorero de la formación conservadora, que ha reconocido que tiró las agendas en las que se recogía información sobre “reuniones, comidas o actos” porque no pensó en la relevancia judicial que podían tener esas libretas.

La primera en sentarse ante el tribunal ha sido Estrella Domínguez, la que fuera secretaria del extesorero durante dos décadas. Durante su comparecencia, que fue solicitada por las acusaciones populares, Domínguez ha señalado que ella no había escaneado documentos a Bárcenas, como él había afirmado durante su testifical: “Ni he escaneado ni se los he mandado por correo”. La exsecretaria de Bárcenas, además, ha asegurado que dejó de hablar con él en el momento en el que desapareció de la sede cuando se le impidió definitivamente su entrada. Solo se comunicó en alguna ocasión, ha dicho, con Rosalía Iglesias, la mujer del extesorero de la formación conservadora: “Me pidió unas agendas que eran mías”. En las libretas, ha concretado, había información sobre “reuniones, comidas o actos” de Bárcenas. En este sentido, ha añadido que no se las facilitó porque las tiró. “A medida que las iba acabando las iba tirando”, ha relatado, asegurando a renglón seguido, a preguntas de las acusaciones, que no recibió ninguna orden para deshacerse de las libretas.

Pero no sólo Bárcenas ha sido desmentido durante la vista oral. Algunas de las testificales también han puesto en entredicho afirmaciones realizadas en la jornada del jueves por dos de los acusados. En la segunda sesión del juicio, el responsable de los servicios jurídicos del PP Alberto Durán aseguró que los ordenadores no contenían información y aseveró que, de haber contenido datos o contraseña, el protocolo establecía que había que “llamar a ese usuario” antes de llevar a cabo el borrado seguro. Sin embargo, el que fuera exjefe de Seguridad del PP y cuñado de Bárcenas, Antonio de la Fuente, ha sido cuestionado por el destino que tuvo el ordenador que él había ocupado durante su estancia como trabajador de la formación conservadora y en el que había guardado algunas “cosas personales”. “¿Nadie le llamó para decirle lo que iba a ocurrir con su ordenador?”, ha preguntado uno de los abogados de la acusación. “No”, respondió De la Fuente.

De la Fuente, que ha recalcado que su relación con el propio Bárcenas es distante, también tumbó con su testimonio la versión dada por la tesorera del PP. Durante la segunda sesión del juicio, Carmen Navarro negó que para entrar a la famosa Sala Andalucía, el despacho que se habilitó a Bárcenas en la sede de la formación conservadora cuando dejó Tesorería, se hubiera llamado a un cerrajero o la puerta hubiera sido forzada. “Por supuesto que no”, dijo la entonces gerente, que apuntó que el departamento de seguridad tenía copias de las llaves de los despachos. En este sentido, el que fuera jefe de Seguridad durante ese periodo ha afirmado que “no” se guardaban llaves “de todos”, y menos de la famosa Sala Andalucía. En este sentido, ha recordado que sólo la tenía Bárcenas y que nunca se dejó una copia de ese despacho en Seguridad. Además, ha aseverado que la sala “normalmente estaba cerrada” cuando el extesorero se encontraba fuera de Génova.

Además, ha recordado que se produjeron dos intentos frustrados de entrar en el despacho, del que se llevaron los ordenadores cuya información fue luego destruida. “En dos ocasiones me dijeron, o me avisaron, que querían abrir el despacho. Entonces yo me personé y dije que quién autorizaba romper la puerta del despacho”, ha relatado De la Fuente, añadiendo que fue la secretaria de la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, la que se lo trasladó. En este sentido, ha apuntado que “habían llamado a un cerrajero” y el entonces jefe de Seguridad dejó claro que no iba a permitir su entrada en la sede del partido. “¿Llegó a subir?”, le han cuestionado acto seguido. “No, yo no lo permití por nadie me había dado a mí la instrucción esa”, sostuvo De la Fuente, que terminó saliendo del PP por un “tema de estética”: “Era el cuñado de una persona que estaba en todos los medios. (…) Generaba una desconfianza que un director de Seguridad no puede tener”.

“Seguimientos desde motocicletas”

Como testigo propuesto por IU también ha acudido a declarar en sede judicial el director de El Español, Pedro J. Ramírez, que prestó testimonio para aclarar algunos aspectos relacionados con el artículo “Cuatro horas con Bárcenas”, publicado en El Mundo y en el que el periodista relataba la conversación que mantuvo con el extesorero a finales de junio de 2013. En este sentido, ha señalado que Bárcenas le contó en aquél encuentro que lo que había salido publicado hasta el momento era “sólo una pequeña parte”. Y ha apuntado que el extesorero le dijo que no entendía cómo el juez Pablo Ruz, que investigaba la caja B, no había reclamado al partido sus ordenadores porque contenían “información relevante”. Se refería, ha continuado el periodista, a “la contabilidad [del PP] entre los años 1993 y 1996”, añadiendo que todo ello lo vinculaba también al contenido de sus agendas y al registro de entradas y salidas de Génova, que el cuñado de Bárcenas ha asegurado que se destruía automáticamente cada 30 días.

La conversación acabó publicándose varios días después del encuentro, el 7 de julio. Para entonces, la formación ya había aplicado el procedimiento de borrado seguro de los dos equipos. Con estos detalles sobre la mesa, Ramírez ha deslizado sus sospechas de que este episodio esté conectado con la denominada operación Kitchenoperación Kitchen, una de las piezas separadas del conocido caso Villarejo en la que la Audiencia Nacional investiga el supuesto uso que se hizo entre 2013 y 2014 de la denominada policía política para espiar con cargo a los fondos reservados al extesorero de la formación conservadora y hacerse con información comprometedora para el PP. “Yo me siento víctima de Kitchen”, ha aseverado el testigo, añadiendo que no tiene “ninguna duda” de que con la publicación del artículo sobre la reunión mantenida por el extesorero se puso en marcha “la operación” para su “destitución” como director del diario El Mundo.

Ramírez ha explicado al juez varias situaciones en las que sostiene sus sospechas de que pudo ser víctima de la Kitchen. Así, ha señalado que por aquél entonces detectó “seguimientos desde motocicletas” y, en alguna ocasión que se reunió con la mujer de Bárcenas, “indicios de que había un dispositivo de control policial”. “Otra vez que cenamos en el reservado de un restaurante, se publicaron entrecomillados dejando ver que había una escucha. Entonces, llamé al director del CNI [Félix Sanz Roldan] y me dijo: ‘Mira, nosotros no somos’. Quedaron unos puntos que para mí han adquirido sentido cuando hemos ido conociendo la operación Kitchen”, ha afirmado el periodista. Como el director de El Español, el propio Bárcenas también situó en la sesión anterior el borrado de los ordenadores como parte de la operación montada contra él: “Si hubiésemos conocido antes la Kitchen, esto sería un episodio de ella”.

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Una práctica “habitual”

La tercera sesión del juicio por el caso de los ordenadores ha concluido con las declaraciones de cuatro testigos propuestos por las defensas. Todos ellos, actuales trabajadores del PP, han venido a avalar dos de las tesis sostenidas por los acusados: que el borrado es lo normal dentro del partido y de cualquier empresa para la protección de datos personales y que en el despacho de Bárcenas no se entró por las bravas. Así, tres de los cuatro testigos, todos ellos pertenecientes al área de servicios informáticos del PP, han recalcado que el procedimiento de eliminación de información es una práctica “habitual”, aunque han destacado que ellos nunca la han llevado a cabo en ordenadores, y han destacado el interés del director del Departamento de Sistemas de Información por cumplir con la Ley de Protección de Datos. Eso sí, las acusaciones también han logrado ponerles un poco contra las cuerdas. “¿Es normal que un borrado tarde una semana?”, preguntaron. “Es totalmente anormal”, respondió uno de ellos.

El cuarto testigo en prestar declaración en sede judicial fue el responsable de los servicios generales del partido, Javier Colás. En su declaración, el trabajador de la formación conservadora ha avalado de principio a fin la explicación que tanto la tesorera del PP como el responsable de los servicios jurídicos ofrecieron en la sesión del jueves sobre la entrada en el despacho de Bárcenas. Así, contradiciendo lo expuesto unas horas antes por el exjefe de Seguridad del partido, Colás ha explicado que él estuvo presente cuando se entró en la Sala Andalucía y que la puerta la abrieron con una llave. “En la Sala de Seguridad hay una caja con todas las llaves de la sede”, ha explicado el responsable de los servicios generales del PP, asegurando a continuación que no se requirieron los servicios de un cerrajero para entrar en el despacho.

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