calidad del aire

La contaminación atmosférica en España descendió en 2018 por la lluvia y el viento y no por medidas estructurales

Contaminación en Barcelona.

La organización Ecologistas en Acción ha presentado su informe anual de calidad del aire en España, esta edición acotada a 2018. En una sala abarrotada de medios, prueba del creciente interés por el problema de la contaminación atmosférica, el coordinador del informe, Miguel Ángel Ceballos, ha presentado sus principales conclusiones, acompañado del coordinador de la ONG, Francisco Segura. La polución ha descendido en 2018, pero por razones circunstanciales, no estructurales: la inestabilidad atmosférica –lluvias, viento– ha dispersado los malos humos y ha llenado los embalses, poniendo a funcionar las centrales hidroeléctricas en detrimento del carbón o del gas. Sin embargo, en cuanto al transporte, causante de casi la mitad del problema, "seguimos subiendo. Nos vamos acercando a los consumos de antes de la crisis", explicó Ceballos.

"En 2018 se ha producido un descenso general de los niveles de contaminación de partículas, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, recuperando la tendencia observada desde el inicio de la crisis económica de 2008", asegura el informe. La población que respiró aire sucio fue de 14,9 millones de personas, lo que representa un 31,8% de los habitantes del país y un "significativo" descenso de 2,6 millones de afectados respecto a 2017. "En otras palabras, uno de cada tres españoles respiró un aire que incumple los estándares legales vigentes”" denuncia Ecologistas en Acción. Los datos cuadran con un año, 2018, calificado de "muy húmedo", según datos de la Aemet, en la mayor parte de la península.

 

Presentación del informe de calidad del aire en España durante 2018.

En cuanto al dióxido de nitrógeno (NO2), el contaminante principal emitido por los tubos de escape de los coches, solo superaron el límite legal anual establecido por la Unión Europea Barcelona y su área metropolitana, Granada y Madrid, incluyendo el corredor del Henares. Salen del mapa la zona del Vallès, en la provincia de Barcelona, València y Bilbao. Las partículas en suspensión, sin embargo, tienen un impacto más pronunciado en la salud y más extendido en el territorio.

En cuanto a las más grandes (PM10), se superó el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud en grandes áreas metropolitanas e industriales de Andalucía, Asturias, Cantabria, Galicia, Canarias, Castilla-La Mancha, Barcelona y Tarragona en Cataluña, València, Murcia y Logroño. Las de 2,5 microgramos afectaron, sobre todo, a buena parte de Cataluña, Andalucía y Madrid, aunque la organización denuncia que las mediciones de este contaminante son escasas. Además, se contabilizan como partículas las intrusiones de polvo sahariano, un fenómeno atmosférico natural ante el que poco se puede hacer.

Un año más, la organización vuelve a expresar su preocupación por el ozono troposférico (O3), un contaminante secundario derivado de la interacción del dióxido de nitrógeno con la radiación solar, y que por lo tanto se dispara en verano. Casi toda la Comunidad de Madrid, así como la totalidad de Extremadura y buena parte de Castilla-La Mancha, superaron los objetivos legales de este tipo de polución. Probablemente, sin tener culpa, porque esta sustancia es volátil y se traslada con el viento lejos del foco contaminante. Ecologistas ha denunciado ante los tribunales a muchas comunidades autónomas por carecer de planes específicos para el llamado "ozono malo", y obtuvo una victoria judicial en el caso de Castilla y León.

En líneas generales, 2018 ha sido un buen año, o al menos un año no tan malo como el funesto 2017, en cuanto a calidad del aire se refiere. Pero todo indica que la tendencia es circunstancial: dicho de manera profana, como ha asegurado el coordinador del informe, "los políticos esperan a que llueva" sin tomar medidas estructurales para atajar la polución. Así, la organización denuncia que la gran parte de las zonas donde se alcanzan altos niveles de contaminación carecen de medidas tanto para atajar los picos como para reducir los niveles medios. El transporte marítimo sigue descontrolado, empeorando la situación en muchos puertos de España, así como las zonas fabriles e industriales, donde las chimeneas sustituyen a los tubos de escape como los responsables.

"El consumo de combustibles de automoción en 2018 fue superior al de los siete años anteriores, recuperando los niveles de 2011", advierte Ecologistas en Acción, que hace una recopilación de los indicadores que no solo mejoran, sino que señalan un empeoramiento: el dieselgate ha empañado las mejoras en cuanto a emisiones de los nuevos vehículos, la actividad industrial se está recuperando tras la crisis y tanto el transporte marítimo como el aéreo siguen creciendo a ritmo de crucero.

"La ‘recuperación’ de la dinámica económica acumulativa previa a 2008 se erige por lo tanto como la principal amenaza para la calidad del aire y, en general, para el medio ambiente y la conservación de los recursos naturales, en un contexto en el que los avances en eficiencia energética y reducción de los factores de emisión son anulados por el repunte en la quema de combustibles fósiles, y en el que los intereses de las grandes compañías energéticas y automovilísticas prevalecen sobre el medio ambiente y la salud", concluye Ecologistas en Acción.

Madrid Central

Este sábado está convocada una manifestación en defensa de la zona de bajas emisiones de la capital española, ante las amenazas de la derecha de desmantelarla en campaña electoral y la moratoria de multas que el Ayuntamiento de PP y Cs aplicará a partir del 1 de junio: lo que, de facto, conlleva la inutilidad de la medida. Ante la emergencia, Ecologistas en Acción ha querido aprovechar la convocatoria del informe sobre calidad del aire para explicar a la prensa sus datos de contaminación en la ciudad durante lo que llevamos de junio.

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Ya explicamos en infoLibre que los meses en los que estuvo vigente Madrid Central y se impusieron multas, marzo, abril y mayo de 2019, fueron meses de bajadas históricas de contaminación no solo en la almendra central, sino en general. Los datos de junio vienen a corroborar la tendencia: la concentración de dióxido de nitrógeno en la estación de Plaza del Carmen, cerca de Gran Vía, fue de 21 microgramos por metro cúbico, siendo la zona en la que más se reduce la contaminación en comparación al mismo mes de otros años.

El llamado "efecto frontera" ni está, ni se le espera: la bajada es generalizada en casi todos los barrios, incluidos los cercanos a Madrid Central. "La gente simplemente prescinde del coche, no se pone a dar vueltas en torno al centro", explicó el coordinador, Paco Segura. Desmontar Madrid Central, a su juicio, "es claramente inmoral". "Está salvando vidas" y la supresión, aunque sea de manera temporal, de las multas generará, considera Ecologistas, un "efecto llamada" que aumentará la polución, y por tanto, las afecciones respiratorias relacionadas. La Agencia Europea de Medio Ambiente cifra en más de 30.000 las muertes anuales en España por esta causa.

 

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