El debate de investidura

Sánchez mantiene como única línea roja para pactar con Podemos que Iglesias no forme parte del Gobierno

Adriana Lastra, Pedro Sánchez, Victoria Rosell, Pablo Iglesias, Ione Belarra, Pablo Echenique y Alberto Rodríguez conversan en el Congreso de los Diputados.

A nueve días del inicio del debate de investidura, las espadas entre el PSOE y Unidas Podemos (UP) siguen en alto pero las posiciones de unos y de otros empiezan hacerse más nítidas.

De un lado, el líder del UP, Pablo Iglesias, decidió este viernes quemar sus naves al convocar a las bases de su organización a una consulta cuyo resultado más probable dejará a Pedro Sánchez sin otra salida que aceptar una coalición o ir a elecciones.

Del otro, el candidato socialista, Pedro Sánchez, ya no descarta ningún escenario, ni siquiera acabar aceptando la presencia de miembros de UP en el Gobierno, pero lo que de ningún modo está dispuesto a aceptar es la presencia del secretario general de esta formación, Pablo Iglesias, en el Ejecutivo. Así lo confirmaron fuentes de la Moncloa consultadas por infoLibre.

Esta línea roja de Sánchez choca abiertamente con uno de los planteamientos que Iglesias lleva semanas defendiendo: Unidas Podemos no puede aceptar que el presidente vete ningún nombre que Unidas Podemos proponga para el Gobierno. Sin entrar en la cuestión de la Vicepresidencia, que fuentes de UP niegan que Iglesias haya reclamado nunca para él.

El presidente del Gobierno en funciones recibió el anuncio de la consulta a las bases de Podemos como un gesto “de hostilidad” por parte Iglesias, que según las mismas fuentes ni siquiera le avisó de la decisión de someter al criterio durante la conversación que mantuvieron por teléfono durante cincuenta minutos el día anterior.

El formato de las preguntas de esa consulta fue interpretado por los socialistas como un intento de condicionar la respuesta de los militantes de UP y "descartar" cualquier opción que no sea el Gobierno de coalición. Una impresión que comparte la coordinadora general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, que en la tarde de este mismo viernes anunció su decisión de no votar en la consulta porque la pregunta que se plantea a las bases es “un verdadero insulto a la inteligencia que denota falta de confianza en los argumentos que se tienen para defender un pacto a toda costa”. “Las opciones son abiertamente tendenciosas. La pregunta debería ser: pacto de gobierno con el PSOE sí, no o abstención, y dar los detalles del pacto que se somete a consulta”.

En este escenario, y a la vista de que la consulta planteada por Iglesias a los militantes de Unidas Podemos concluirá con toda probabilidad dejando a sus dirigentes como única salida negociar “un acuerdo integral de Gobierno de coalición (programático y equipos), sin vetos, donde las fuerzas de la coalición tengan una representación razonablemente proporcional a sus votos”, Sánchez ya no descarta ninguna posibilidad, como confirmó este viernes en la Cadena SER la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo.

Eso sí, las fuentes consultadas por infoLibre sostienen que llegados a este punto la única salida para llegar a un acuerdo pasa porque “Pablo Iglesias dé un paso atrás” y renuncie a sentarse en el Consejo de Ministros. Para el presidente son muchas las razones por las que el líder de Unidas Podemos no puede formar parte del Gobierno, entre ellas su defensa del derecho de autodeterminación y el reconocimiento que sigue haciendo de los independentistas encarcelados como “presos políticos”. Pero también su condición de secretario general de otro partido, lo que difícilmente encaja con la subordinación al presidente del Gobierno y líder de otra formación que implicaría su entrada en el Ejecutivo. “Sería una complicación evidente”, señalan fuentes próximas a Sánchez.

Abierto a reflexionar

El presidente se dispone a reflexionar en los próximos días sobre los escenarios que le quedan, especialmente una vez que la consulta de Iglesias a las bases de UP limitará casi con seguridad las posibilidades de un acuerdo a una coalición. Y uno de los motivos de esa reflexión será, en el caso de acabar aceptando un gobierno compartido, cómo salvaguardar su potestad como presidente a la hora de decidir los nombramientos de los ministros y evitar en lo posible la imagen de dos gobiernos diferentes. De hecho, la gestión de la política se comunicación del Ejecutivo es, para los socialistas, uno de los puntos con mayor potencial de fricción en caso de llegar a aceptar la coalición.

No dispone de mucho tiempo. Entre otras cosas porque si acaba cerrando alguna clase de acuerdo con Unidas Podemos, los estatutos del PSOE le obligan a someterlo a consulta de sus propios militantes, algo que los socialistas planean hacer el próximo fin de semana, a pocas horas ya del inicio de la sesión de investidura.

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Sánchez teme que la falta de cohesión de un bipartito acabe haciendo saltar por los aires un hipotético gobierno de coalición. Entre los ejemplos que citó en su entrevista en televisión del pasado jueves, el candidato a la investidura citó el conflicto que supondría que el Ejecutivo tuviese que hacer frente a una nuevo intento de declarar la independencia de Cataluña, toda vez que PSOE y UP mantienen posiciones divergentes sobre la aplicación del artículo 155.

Al líder del PSOE no le convence en absoluto el ofrecimiento de Iglesias de poner por escrito su subordinación en los asuntos que considera de Estado, como Cataluña. No se trata tanto de que no se fíe de Iglesias, apuntan fuentes próximas a Sánchez, como de que no cree que el líder de UP controle a su organización en territorios clave como Cataluña, Andalucía o el País Vasco, donde los dirigentes de su partido han dado muestras en el pasado de defender sus propios criterios sin someterse a lo que opina la dirección nacional.

Con tan poco margen de maniobra, el presidente en funciones va a seguir insistiendo también en la responsabilidad que según él tienen PP y Cs en la situación de bloqueo. Y todavía confía en que el riesgo de una repetición electoral acabe animando las abstenciones que necesita para sacar adelante la investidura. Está convencido de que ningún partido quiere ir de nuevo a  las urnas.

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