El debate de investidura

Pros y contras para Casado de una abstención a Pedro Sánchez (en septiembre)

Imagen del Comité de Dirección del PP del 15 de julio.

A una semana del arranque de la sesión de investidura de Pedro Sánchez, este lunes todas las miradas volvieron a dirigirse al Partido Popular. A primera hora de la mañana el presidente del Gobierno en funciones concedía una entrevista a la Cadena Ser en la que daba por rotos todos los puentes con Unidas Podemos, la formación que en su día consideró su socio preferente. A partir de ese momento, la pelota era colocada en el tejado del partido presidido por Pablo Casado. Pero poco la retuvieron los conservadores. Pasadas las 13.30 horas, el secretario general del PP comparecía en rueda de prensa tras la reunión del Comité de Dirección del partido e insistía en que no han cambiado su opinión de las últimas semanas. A saber: el PP no se abstendrá porque eso no sería propio del principal partido de la oposición, porque no son un “partido bisagra” y porque Sánchez ya ha dejado claro con los pactos autonómicos o municipales que prefiere otros socios. Pero fue todavía mucho más allá: no solo lo hará la semana que viene, tampoco lo hará en septiembre si el presidente del Gobierno en funciones intenta otra sesión de investidura.

Con esta última advertencia, Teodoro García Egea intentaba zanjar una teoría que lleva días escuchándose con fuerza en sectores políticos y mediáticos: la de que el PP podría virar por “responsabilidad” y “sentido de Estado”. Pero también puertas adentro del PP, donde algunos dirigentes, incluso cercanos al líder, aseguran que no puede darse por cerrado el ‘no’ del partido a Sánchez, si repite investidura en septiembre. Quienes así opinan aseguran que el debate interno no podrá abrirse de forma seria hasta que haya gobiernos autonómicos en Madrid y Murcia.

¿Cuáles serían los pros y los contras de que el Partido Popular permitiese a Sánchez gobernar a la vuelta del verano? infoLibre repasa con dirigentes conservadores los argumentos a favor y en contra. Si hay algo en lo que coinciden todas las fuentes consultadas es en que Casado está ahora en un “no rotundo” y que él es el que tiene la última palabra porque, a diferencia de otras formaciones, en el PP no hay mecanismos de participación interna de la militancia para la toma de decisiones. A la hora de discrepar el catálogo es amplio y hay quieres ven puntos a favor donde otros ven inconvenientes.

  A Favor

“Responsabilidad y sentido de Estado” son los términos que más repiten quienes, dentro del PP, creen que a día de hoy no debe darse por cerrada la posibilidad de que el partido no obstaculice, si se da la oportunidad más adelante, la investidura de Sánchez. “No somos un partido que nació ayer y siempre hemos sabido cuándo había que dar estabilidad”, considera un dirigente provincial en conversación con este diario.

Ligada a esa “responsabilidad” y a esa necesidad de “dar estabilidad” está, según la misma fuente, la “prioridad” de que en España no se celebren unas nuevas elecciones generales. “Da igual que nos fuera a ir mejor a nosotros. Pero debemos poner los intereses de España por delante de los intereses del Partido Popular y hay gente que nos agradecería un esfuerzo para no tener que volver a sacar las urnas”.

"Reforzar el bipartidismo"

También hay quien cree que un movimiento del PP para deshacer el bloqueo sería un buen mensaje que reforzaría al “bipartidismo” en un momento en el que Unidas Podemos “ha dado la espalda” al PSOE, y Ciudadanos y Vox están poniéndoselo muy cuesta arriba al PP para cerrar los pactos autonómicos de la Comunidad de Madrid y de Murcia. En este sentido hay quienes creen, en sentido contrario a la dirección nacional del partido, que liderar la oposición en España no tiene por qué pasar por no replantearse el voto a Sánchez si cambia el contexto.

El principal problema para el PP en este apartado estaría en poner un precio a Sánchez por permitirle avanzar en la legislatura. El propio Casado ya ha destacado en sus últimas comparecencias públicas que cada vez que ha ido a la Moncloa a verse con el presidente del Gobierno le ha ofrecido pactos de Estado y que no ha tenido respuesta. También se ha ofrecido a intentar mediar con Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarra para que recapaciten sobre la posibilidad de una abstención.

Las condiciones...

“Si en Navarra va a consumar su enésimo pacto con Bildu y los nacionalistas, no tiene argumentos para mirarse al espejo y pedir al PP que se abstenga […] Si de verdad quiere un pacto para que los constitucionalistas avancen en poder territorial, puede empezar por la Diputación de Barcelona, donde se apoya en Junts per Cat en vez de en el PP, así como por los ayuntamientos de Castelldefels y Badalona”, dijo García Egea en la rueda de prensa convocada en la sede nacional del PP.

En las últimas semanas exdirigentes del PP como Esperanza Aguirre o dirigentes como la presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández, Cherines,Cherines o la candidata a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aseguraron no ver con malos ojos que Casado facilitase la investidura. Génova salió a responder con contundencia que no sólo no están por no facilitar, sino por dificultar. A estas se han sumado otras, pero siempre en privado.

  En contra

Esta es la postura en la que está instalado ahora Casado junto a su equipo más cercano de colaboradores en la cúpula del PP. Los conservadores creen que en este momento no es bueno para España que haya unas nuevas elecciones. Pero destacan que el PP no tiene la culpa de la situación que atraviesa ahora España porque está bastante claro que no son socios preferentes de Sánchez, que hace poco más de un año recogía apoyos entre otras formaciones para echar a Mariano Rajoy del poder. “No queremos elecciones, pero si las hay no será por nuestra culpa ni tenemos miedo a enfrentarnos a las urnas”, comenta un dirigente regional.

Otra de las fuentes consultadas  considera que a Casado le vendría mal ponerle las cosas fáciles a Sánchez porque daría munición a Ciudadanos y Vox para poner en duda el papel del Partido Popular como líder del bloque de la derecha. El partido de Rivera lleva desde después del 28A erigiéndose en líder de la oposición y cualquier movimiento del PP en esta dirección sería aprovechado, consideran las fuentes consultadas. “Vox podría volver a hablar de la ‘derechita cobarde”, añaden.

Ligado a este asunto está el cómo podría afectar esta cuestión a los acuerdos que PP ya tiene firmados con Cs y Vox en comunidades y ayuntamientos y a los que estarían por venir, como los que se esperan en Madrid y Murcia para que Isabel Díaz Ayuso y Fernando López Miras, respectivamente, sean investidos presidentes.

Creen sectores del PP que si en gran parte les cuesta avanzar en estas dos comunidades autónomas es porque les está costando desvincular la esfera nacional de la autonómica. 

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"Ruptura de la palabra dada"

La “ruptura de la palabra dada” también jugaría en contra del PP, dicen. En este sentido, destacan que Casado tendría complicado construir “un relato” que justificase el paso del "no" a la abstención.

Desde el día después de las elecciones generales, Casado ha insistido en que su papel es hacer oposición al PSOE y que, por ello, no se abstendrá. Pero que entendería que otras fuerzas “constitucionalistas” le permitieran gobernar, en clara alusión a Ciudadanos. Pero en el partido naranja, como le ocurre al PP, también han sido muy contundentes en la negativa por lo que también tendría complicado construir un relato diferente. De hecho, a Rivera le está saliendo cara su negativa a permitir la investidura de Sánchez porque hay un evidente malestar interno que ya se ha saldado con bajas muy relevantes.

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