La legislatura, bloqueada

Sánchez vuelve a la casilla de salida en busca del Gobierno monocolor que defendía hace tres meses

Una mujer posa junto a un cuadro instalado por un artista en un calle de Barcelona con ocasión del debate del investidura.

“El PSOE va a intentar un Gobierno en solitario”, declaró la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, en una entrevista en la Cadena SER apenas unas horas después de la jornada electoral del 28 de abril.

Exactamente lo mismo que ella misma confirmó este viernes que se propone hacer Pedro Sánchez después de perder la votación de investidura. Tres meses de espera, de declaraciones y de contactos con Unidas Podemos que ahora, después del fracaso de las negociaciones para formar un Gobierno de coalición, devuelven la legislatura a la casilla de salida.

Tras las elecciones, los socialistas interiorizaron que el resultado había puesto a Pedro Sánchez en posición de ventaja, al hacer de su candidatura la única viable en un Congreso más fragmentado que nunca. La izquierda sumaba, la derecha no, y aunque el líder de UP, Pablo Iglesias, había repetido durante la campaña su deseo de formar un Gobierno de coalición, la lectura que el PSOE hacía de los resultados —subida y victoria socialista, pasando de 85 a 123 diputados, y retroceso de Unidas Podemos, que bajó de 71 a 42— les llevaba a concluir que gobernar en solitario, con un pacto de investidura o de legislatura con Unidas Podemos, era el mandato de las urnas. Una idea que se consolidó aún más en la sede de la calle Frraz después de las europeas, autonómicas y municipales del 26 de mayo, en las que el PSOE revalidó su fortaleza y Unidas Podemos cosechó un claro retroceso.

Es ahí, a ese momento inicial, a donde el PSOE quiere devolver sus relaciones con Iglesias. Que el líder de Unidas Podemos haya tumbado dos veces en tres años una investidura de Pedro Sánchez, rechazando además una oferta que por primera vez en la democracia española abría las puertas del Consejo de Ministros a la izquierda de la izquierda, ha escocido en las filas socialistas. El propio Sánchez lo advirtió la semana pasada en la entrevista que concedió a La Sexta: la oferta de coalición caducaba el jueves.  “Después, no habrá ninguna oferta”, avisó. Si se presenta de nuevo a una investidura en septiembre se limitará a apelar a “a la responsabilidad de todos y, por tanto, a una abstención de todos para que al menos gobierne la lista más votada”.

Dicho y hecho. Pasados unos días para enfriar la tensión de esta semana, el propio Sánchez se dirigirá a Iglesias para plantearle que ahora ese es el escenario, aunque sin cerrar la puerta a un acuerdo de investidura o de legislatura para impulsar conjuntamente las medidas que PSOE y Unidas Podemos comparten. Lo que espera de él es que le apoye para ser elegido presidente y evitar así que se repitan las elecciones. Nada más.

Impedir la convocatoria electoral en noviembre será, a partir de ahora, el principal argumento de Sánchez, una vez fracasada la vía de un Gobierno de coalición. También lo utilizará con los líderes de la derecha, Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Ciudadanos), a pesar de que ambos insisten en que su decisión de no facilitar la investidura es definitiva, aunque conduzca a nuevos comicios.

Su intención es hacer ver ante la opinión pública que él ha hecho lo posible por evitar la repetición de las elecciones y que, si el regreso a las urnas es inevitable, la culpa será de PP, Cs y UP.

El argumentario socialista tratará además de hacer ver la supuesta “irresponsabilidad” de Casado, Rivera e Iglesias al impedir que España tenga Gobierno con plena capacidad de acción en un contexto político delicado. Con un Brexit duro a las puertas —todo indica que el Reino Unido abandonará la Unión Europea el 31 de octubre de forma traumática y sin pactar nada con sus antiguos socios— y el temor a un recrudecimiento del desafío soberanista a partir de septiembre, en cuanto el Tribunal Supremo sentencie a los presos independentistas procesados por su participación en los hechos que dieron lugar a la declaración unilateral de independencia de Cataluña de octubre de 2017.

UP insiste en un Gobierno conjunto

Enfrente, y una vez consumada la derrota de Sánchez en el Congreso gracias a la abstención de sus 42 diputados, Unidas Podemos culpa al PSOE de lo ocurrido, insiste en que la oferta para entrar en un Gobierno de coalición era inaceptable y alienta la idea de que, si al final hay elecciones, será culpa exclusivamente del candidato socialista.

Con todo, y aunque Pablo Iglesias no ha vuelto a hablar en público, sus principales dirigentes, Irene Montero incluida, insisten en tender la mano a Sánchez y ofrecer “flexibilidad”, pero para seguir negociando un Gobierno de coalición, no otra cosa. Ione Belarra, portavoz parlamentaria adjunta, en su respuesta a la vicepresidenta Calvo optó por ignorar la decisión de Sánchez de devolver la situación al punto de partida y de negociar, en el mejor de los casos, un Gobierno a la portuguesa —un pacto de legislatura pero sin dar entrada a UP en el Ejecutivo—. Lo ocurrido, señaló, revela que el PSOE “no quería negociar” porque buscaba un gobierno monocolor “a la antigua usanza”.

La formación morada otorgará al PSOE unos días para “reflexionar” antes de retomar las negociaciones pero, advirtió Belarra, para un Gobierno de coalición.

Podemos trata además de impedir que las discrepancias internas que han aflorado sobre la estrategia de negociación le pasen factura en las próximas semanas, cuando la presión del PSOE para darles apoyo vaya en aumento. El sector anticapitalista, que tiene en la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, una de sus representantes más destacadas, ya se opuso en su momento a entrar en el Gobierno.

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Izquierda Unida, que tiene seis de los 42 diputados de UP, hizo este viernes público un comunicado en el que asegura que UP debe abandonar la línea roja de un Ejecutivo de coalición y, si el PSOE se niega a aceptarlo, exigir en su lugar “un acuerdo en torno a las bases programáticas establecidas en el Acuerdo de los Presupuestos Generales del Estado de 2019”.

Podemos, por su parte, publicó a través de redes sociales un mensaje dirigido a sus militantes en el que explica sus motivos para rechazar la oferta de coalición del PSOE y no apoyar la investidura de Sánchez. “Podemos no nació para dar un Gobierno gratis a un partido que tantas veces ha traicionado a sus votantes”, subraya la dirección de Pablo Iglesias.

“Hasta el 23 de septiembre hay tiempo y voluntad de acuerdo”, se reconoce en el mensaje.

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