Los liderazgos a la izquierda del PSOE

La coyuntura política muestra los rasgos y estrategias que diferencian a Iglesias y Errejón tras su ruptura

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en el Congreso durante la pasada legislatura.

Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, por su complicidad inicial y su enfrentamiento postrero, primero como tándem y ahora como adversarios, al principio como amigos y ahora distanciados, son dos figuras clave del espacio político a la izquierda del PSOE en los últimos cinco años. Ambos lo siguen siendo y aspiran a continuar ahí. Iglesias busca gobernar para poner el sello a su etapa como líder de Podemos y garantizar el cumplimiento de medidas del catálogo morado que considera imposibles con el PSOE a solas; Errejón pretende liderar la oposición en Madrid para impulsar su partido, Más Madrid. Los dos actúan determinados por el margen que les dan los resultados de las generales del 28 de abril y autonómicas del 26 de mayo, que los han colocado, otra vez, en circunstancias dispares. Pero, al mismo tiempo, sus movimientos son consecuentes con sus propias biografías políticas. Iglesias, que cultiva un perfil de hombre de Estado en pos del ansiado acceso al gobierno, busca culminar su ciclo al frente de Podemos imprimiéndole un giro estratégico que revierta la tendencia a la baja con un mensaje de compromiso y madurez; Errejón aspira a liderar la oposición con una estrategia de mano tendida para lanzar su partido, Más Madrid, posible base para un proyecto de ámbito estatal que pugne por convertirse en una referencia progresista y transversal.

El politólogo Pablo Simón, editor de Politikon, juzga la pretensión de Iglesias de entrar en el Gobierno "razonable" por el margen de exigencia que le dan sus 42 escaños, ya que "sin su concurso" es difícil que haya Ejecutivo (si bien su participación no lo garantiza). Pero la posición del candidato de Unidas Podemos –añade– también viene determinada por la "lógica interna" de su formación política y de su propia trayectoria al frente de la misma. "Pablo Iglesias sabe que está de salida y quiere rubricar su biografía estando en el Gobierno. Pero el PSOE desconfía de él. No quiere un vicepresidente que le haga sombra a [Pedro] Sánchez", señala Simón.

Está de acuerdo el consultor de comunicación política Santiago Martínez, que cree que la clave del desencuentro negociador entre PSOE y Unidas Podemos está en la presencia en el Gobierno de Pablo Iglesias. "Es evidente que Podemos necesita tocar poder, gestionar. Va pasando el tiempo y, de lo contrario, el globo se desinfla. Gobernar permitiría al partido un giro estratégico. Pero es muy improbable que el PSOE acepte que entre los ministros esté Pablo Iglesias, como es muy improbable que Pablo Iglesias acepte no ser ministro", señala Martínez. "Ahí está el nudo gordiano". Se verá.

Ahí reside un gran riesgo para Iglesias, subraya Martínez. Precisamente en que, en caso de fracaso negociador, las culpas apunten al candidato de Unidas Podemos por llevar al límite su exigencia ministerial, más innegociable que aspectos de fondo como la posición sobre Cataluña. "Iglesias tiene una losa. Y es que en sus manos estuvo que no hubiera repetición electoral [en 2016]. Ahora podría interpretarse que ocurre algo similar y que se le señalara de nuevo como culpable ante la opinión pública", añade. No obstante, recalca que Unidas Podemos tampoco encararía las urnas sin argumentos para defender que ha sido el PSOE el que no se ha atrevido a un pacto con la coalición izquierdista.

Son problemas que no tiene Errejón, que ofrece a Ángel Gabilondo (PSOE) sus votos a cambio de nada, solicitando la abstención de tres diputados de Ciudadanos para un gobierno sin Vox (ni PP). Es su manera de hurgar en la crisis interna de Cs, tomar la iniciativa y –al mismo tiempo– diferenciarse de la posición de Unidas Podemos. Pero lo cierto es que, si dicha posición es posible, es porque el reparto de los escaños lo permite. Las circunstancias de partida son distintas. En Madrid, a diferencia de España, sí hay una mayoría de PP, Cs y Vox. "La comunidad es un contexto diferente. La derecha puede gobernar, así que es más fácil abrir las manos y ofrecerse", señala Santiago Martínez. Pablo Simón añade: "Más Madrid sabe que el pacto de las tres derechas se va a producir. Lo que pretenden es generar desgaste a quien tiene dudas por el centro, Ciudadanos, ofreciéndose gratis, a la Valls, como una opción de mal menor frente a mal mayor. No se entendería que, cuando los número no te dan, se dedicara a imponer condiciones. El ofrecimiento te permite ponerte la medalla, presentarte como abierto y transversal y ganar popularidad a ambos lados del espectro. Tiene toda la lógica".

Ahora bien, Simón se pregunta qué haría Errejón si se hubiera dado la "terrible" –para Más Madrid– disyuntiva de tener que decidir si apoyar o no un acuerdo entre PSOE y Cs. Es decir, qué haría Errejón si regresara al escenario de la investidura fallida de Pedro Sánchez en 2016 tras su acuerdo con Albert Rivera (Cs). Entonces Errejón, al igual que el conjunto de Podemos, votó no. Hoy Errejón tiene partido nuevo.

Lógica negociadora

Javier Ortego, experto en negociación, inscribe los contactos a todos los niveles –España y comunidades autónomas– en la lógica de los procesos negociadores. "El ser humano funciona así: acelera cuando le aprieta la urgencia. Una persona se mueve cuando es urgente más que cuando es importante", afirma. Ahora que se escucha el "viene el lobo" de la repetición electoral, toca "mover posiciones" y evaluar costes y beneficios una vez abandonadas las "posiciones de máximos", afirma. Ortego cree que Sánchez encara costes muy elevados si Iglesias entra en el Gobierno: "Meter a una figura como Iglesias haría que se percibiera un Gobierno de dos que validaría a Iglesias como líder y a Unidas Podemos como fuerza de Gobierno, justo cuando estaba a punto de dejarla en la marginalidad", afirma. Desde la óptica de Iglesias, según Ortego, sería justo al revés: "Iglesias se salvaría personalmente y al mismo tiempo presentaría a Unidas Podemos como alternativa con capacidad para gobernar".

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El experto en negociación, que subraya que todos los partidos tienen formación en este campo –recuerda que coincidió en un curso en Estados Unidos con Alfredo Pérez Rubalcaba–, cree que para Iglesias sería problemático aceptar un gobierno de coalición sin su presencia, pero tendría un coste más o menos aceptable. "Tendría beneficio para su partido, pero se aprovecharían otros, no él", señala.

El caso de Madrid, a juicio de Ortego, se mueve en otras coordenadas. En la izquierda todos los movimientos pierden relevancia real porque la derecha se va a poner de acuerdo "sí o sí". Lo afirma sin conocer la ultimísima hora de las negociaciones, remitiéndose al análisis por coste-beneficio. "Para Cs y Vox", afirma, "el coste de no llegar a un acuerdo sería tan importante que ya verás cómo encuentran la forma".

La clave de todos los movimientos, señala Toni Aira, director del máster en Comunicación Política e Institucional de la Universitat Pompeu Fabra-Barcelona School of Management, reside en cómo la sociedad consume la información, percibiéndola como "un presente continuo en el que parece que no hay un ayer ni un mañana". Desde ese punto de vista, señala Aira, si Iglesias quiere un papel decisivo no puede conformarse con un acuerdo de investidura y su vigilancia desde la oposición, porque su logro puede ser flor de un día. "Sabe que, si hay un pacto hoy, habrá fotos, páginas de los diarios y algo de atención... pero en cuatro días lo que te quedará es un gobierno que gobierna, ejecuta y ejerce sin ti. En este presente continuo que vivimos, que te identifiquen como protagonista siendo un socio externo de un Gobierno que puede andar solo es difícil. Si estás dentro te aseguras gestión, protagonismo y no depender de otros". Es lo que busca Iglesias. Errejón sabe que aún no lo tiene a mano. Su proyecto acaba de arrancar.

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