Atentados 17A

Dos años de los atentados del 17A: los tres procesados no serán juzgado por los 16 crímenes de Barcelona y Cambrils

Homenaje a las víctimas de los atentados del 17A, bajo el lema 'Barcelona, ciudad de paz'.

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Los atentados de La Rambla de Barcelona y Cambrils cumplen mañana sábado dos años a la espera de conocer la fecha en la que tres miembros de la célula yihadista que atacó a centenares de personas, dejando 16 víctimas mortales y más de 300 heridos de varias nacionalidades, serán juzgados por varios delitos, pero ninguno de ellos por asesinato.

Driss Oukabir, Mohamed Houli Chemlal y Said Ben Iazza se encuentran prisión provisional desde hace dos años por su presunta participación en los hechos y serán las tres personas que se sentarán en el banquillo de los acusados para responder por ellos. El resto de los miembros del grupo yihadista fueron abatidos por los Mossos d'Esquadra en Cambrils o fallecieron la noche anterior en la explosión de una vivienda en Alcanar (Tarragona).

El juez de la Audiencia Nacional, que comenzó investigando el caso, procesó el pasado mes de octubre a Oukabir, que presuntamente alquiló la furgoneta utilizada en el atropello masivo en Barcelona; a Houli Chemlal, que resultó herido cuando la casa de Alcanar saltó por los aires la noche anterior a los atentados, por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos y estragos en grado de tentativa.

También procesó a Said Ben Iazza –detenido en septiembre de 2017 en Vinarós (Castellón)– por un delito de colaboración con organización terrorista por su posible relación con la compra y el traslado del material con el que se fabricó el explosivo conocido como madre de Satán y que se pretendía emplear para atentar en Barcelona.

Sin indicios para afirmar que conocían los planes para atentar

El magistrado asegura que los tres formaban parte de la célula yihadista pero considera que no puede atribuir a ninguno de ellos los 16 asesinatos ocurridos en los atentados de Barcelona y Cambrils, como piden las acusaciones populares, ya que no ve indicios suficientes para afirmar que tuvieron una participación directa en los hechos.

Se ratificó a sí mismo un mes después en un auto en el que rechazó los recursos de las defensas y confirmó los procesamientos de los tres presuntos terroristas, al mismo tiempo que precisó que no hay pruebas suficientes que acrediten que los sospechosos conocían los planes de la célula de atentar en Cataluña.

De hecho, la Fiscalía se ha mostrado en todo momento en la misma postura que el juez instructor y la Sección Segunda Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional dio su visto bueno a esta decisión. Sin embargo, las acusaciones como la Asociación de Víctimas del Terrorismo y la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo aseguran que seguirán exigiendo hasta el último momento en que, al menos Oukabir y Houli Chemlal respondan por los 16 asesinatos.

Últimos flecos de la instrucción

La instrucción del caso está casi terminada, pues tan solo falta por practicar una última diligencia, que se trataría de la geolocalización del teléfono móvil de Driss Oukabir en los días previos de los atentados con el fin de demostrar que no estuvo ni en la casa de Alcanar ni en un restaurante de la localidad de Tona (Barcelona), donde dos testigos le situaron el 16 de agosto, según han informado fuentes jurídicas a Europa Press.

Una vez que esta diligencia se incorpore a la causa, el ahora titular del Juzgado Central de Instrucción número 4, José Luis Calama, dictará previsiblemente el auto en el que dé por concluido el sumario, resolución que será confirmado por la Sala siempre y cuando entienda que no quedan más pruebas por realizar.

Será entonces cuando la Fiscalía y las acusaciones formulen sus escritos de acusación, que posteriormente serán impugnados por las defensas en sus respectivos escritos de conclusiones. Con todo ello, la Sala deberá fijar el calendario de las sesiones del juicio, que previsiblemente se celebrará el año que viene.

Sobre las 16.30 horas del 17 de agosto de 2017, una furgoneta blanca, con el logotipo de una empresa de alquiler, recorrió más de 500 metros causando el pánico entre los viandantes que en ese momento se encontraban en el paseo situado en el centro turístico de Barcelona. Perdieron la vida 13 personas y otros centenares resultaron heridos, incluso de gravedad, de tal modo que una de ellas falleció después en el hospital.

La furgoneta de La Rambla iba conducida por Youness Abouyaaquob, quien consiguió escapar a pie del centro de Barcelona, pese a la operación Jaula que la policía había activado para encontrar a los autores del atentado. No obstante, Abouyaaquob robó un coche para continuar con su huida, apuñalando y asesinando antes a Pau Pérez, dueño del vehículo.

Terroristas abatidos

Este terrorista estuvo en busca y captura durante cuatro días hasta que finalmente los Mossos le encontraron escondido entre unos viñedos entre cercanos a Subirats (Barcelona). Fue abatido después de que mostrase un cinturón de explosivos, que también resultó ser simulado.

La alarma se encendió de nuevo en la madrugada del 18 de agosto cuando un coche con cinco personas en su interior, con cinturones de explosivos falsos y armados con cuchillos y hachas, esquivan un control policial y consiguieron entrar en el paseo marítimo de Cambrils. Tras abrir fuego contra ellos, el vehículo vuelca y sus ocupantes salen de él tratando de apuñalar a los transeúntes, matando a una mujer.

Un agente logró abatir a cuatro de los terroristas y el quinto muere tras resultar herido. Se trata de Moussa Oukabir, Omar y Mohamed Hychamy, Said Aalla y Houssaine Abouyaaquob, quienes llevaban consigo un pañuelo rojo –como también hicieron los yihadistas de los atentados de París– en honor al conocido como el "guerrero del pañuelo rojo", Abu Dujana, coetáneo del profeta Mahoma, que se cubría la cabeza con esta prenda antes de entrar en combate.

Explosión en Alcanar

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La noche anterior, sobre las 23.00 horas del 16 de agosto, la casa de la urbanización de Montecarlo explotó frustrando lo planeado inicialmente por la célula yihadista: atacar lugares como la Sagrada Familia, el estadio de fútbol Camp Nou, festivales de música y discotecas, según las pesquisas realizadas y que aparecen en el sumario de la causa. La intención era repetir lo ocurrido en noviembre de 2015 en París.

Los investigadores encontraron entre los escombros de esa vivienda más de 200 kilogramos de triperóxido de triacetona (TATP) –la madre de Satán–, más de cien bombonas de butano, 19 granadas de mano improvisadas y un cinturón bomba listo para detonar. En esa explosión murieron dos miembros de la célula yihadista: el imán Abdelbaki Es Satty –considerado el cerebro de los atentados– y Youssef Aalla.

España no había sufrido ningún atentado yihadista desde el 11 de marzo de 2004 –en el que perdieron la vida 202 personas–. Los del 17 y 18 de agosto de 2017 se suman a los perpetrados en Europa (Niza, Berlín, Estocolmo, París o Londres) en los últimos años siguiendo el mismo modus operandi: atropellos múltiples y el uso de armas blancas.

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