La cuenta atrás para la investidura

Los partidos se centran en hablar a sus electorados con la vista puesta en unos nuevos comicios

La Diputación Permanente del Congreso, reunida el pasado martes.

El calendario sigue avanzando inexorable hacia el 23 de septiembre, la fecha en la que, si antes no se produce una investidura que lo remedie, se disolverán las Cortes Generales y se convocarán nuevas elecciones. Todos los partidos afirman públicamente que una repetición de los comicios es el peor escenario, el que debe evitarse a toda costa. Pero lo cierto es que, en este inicio del nuevo curso político, el desbloqueo de la situación parece lejano: el PSOE y Unidas Podemos no han dejado de lanzarse reproches en la última semana, los últimos este mismo miércoles, y mientras las formaciones de la derecha preparan sus estrategias para unas elecciones que cada vez se ven como un escenario más probable.

El pasado lunes, la portavoz de la ejecutiva de Podemos, Noelia Vera, lo planteó crudamente: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ni siquiera están hablando, y la "única comunicación" que hay ahora mismo entre sus partidos es "a través de los medios de comunicación". Desde el fracaso de la votación de investidura de Sánchez, PSOE y Unidas Podemos no solo no han vuelto a sentarse en torno a una mesa de negociación, sino que ni siquiera han continuado con el tira y afloja que sí mantuvieron en los primeros meses tras las elecciones. Una forma de proceder que no estuvo exenta de sobresaltos y reproches, pero que llevó a algunos avances, especialmente cuando la coalición morada renunció a que Iglesias estuviese en el Gobierno tras la exigencia de Sánchez, lo que obligó a que los socialistas se aviniesen a ofrecer una coalición.

A diferencia de entonces, desde que Sánchez fracasara el 23 de julio en ser investido presidente las posiciones no se han movido ni un milímetro. PSOE y Unidas Podemos han mantenido durante todo el mes de agosto un diálogo de sordos: mientras la coalición morada insiste en entrar en el Gobierno y en que los socialistas deben retomar las negociaciones en el mismo punto en el que las dejaron, el PSOE repite que su oferta de compartir Consejo de Ministros decayó el mismo día de la investidura fallida y se limita a señalar que solo negociará a partir del programa que presentará a principios de septiembre Sánchez. Ni siquiera la oferta por escrito que presentó la semana pasada Unidas Podemos ha conseguido que haya un solo avance.

En sus declaraciones públicas, ninguna de las dos formaciones quiere dar por imposible un acuerdo y señalan que queda tiempo hasta septiembre para evitar la repetición electoral. Pero, a la vez, PSOE y Unidas Podemos se culpan mutuamente de que la situación esté encallada y se intentan desprender, de cara a sus propios electorados, de la responsabilidad de que se tuvieran que convocar nuevos comicios. Este viernes, de hecho, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, recordó que Sánchez no es actualmente candidato de manera formal al haber sido rechazada su investidura, sostuvo que el resto de los grupos tienen que "trabajar" para la investidura y anunció que solo se reunirá con ellos "si ha lugar", ante lo que Unidas Podemos ironizó diciendo que "al final va a tener la culpa" de que no haya Gobierno "hasta el propio rey", el encargado de nombrar candidato.

Podemos Euskadi abre la puerta a renunciar a la coalición

Las relaciones entre ambos partidos son tan tirantes que incluso los más mínimos gestos se interpretan como una zancadilla al otro. Buen ejemplo de ello es lo ocurrido el martes, cuando Unidas Podemos sacó adelante una iniciativa en la Diputación Permanente del Congreso para que Calvo comparezca este jueves para explicar su gestión en la crisis del Open Arms. Para el PSOE, esa petición de comparecencia "no es la mejor manera de restablecer la confianza", pese a que a Unidas Podemos le sirvió para poder justificar su rechazo a que fuera el propio Sánchez quien tuviera que ir a dar explicaciones, como exigían PP, Ciudadanos y Vox. La propia Noelia Vera respondió este miércoles que no han pedido la comparecencia de Calvo para "masacrarla", y apuntó que "hay quien dice que hemos sido muy dulces y otros que hemos sido muy brutos y que esto dinamita las negociaciones".

Con el ambiente tan enrarecido, los partidos cierran filas en torno a las estrategias de sus líderes, pese a que dentro de ambos hay dirigentes que piensan que unas nuevas elecciones serían la peor alternativa posible. En los últimos días guardan silencio incluso grupos como IU, que apuesta por llegar a un acuerdo aunque eso conlleve no entrar en el Gobierno, pero que ahora mismo prefiere esperar a que se retome la negociación. Aunque este miércoles ese silencio lo quebró en Podemos el secretario general del partido en Euskadi, Lander Martínez, que señaló que la "prioridad es tener un Gobierno de coalición", pero también planteó la necesidad de analizar "otras opciones" para evitar unos nuevos comicios si el PSOE sigue negándose a esta alternativa.

"La prioridad tendría que ser evitar las elecciones", y aunque "ahora nos toca pensar en un Gobierno de coalición", si "llega el momento de tomar una decisión, acaso tendríamos que abrir nuestro marco", reflexionó Martínez en una entrevista. El vasco es el primer barón autonómico de Podemos que plantea esta reflexión en público, pero aunque otras direcciones territoriales del partido consultadas por infoLibre también piensan que eludir unos nuevos comicios es un objetivo prioritario, ninguna sale del discurso oficial del partido: Unidas Podemos debe estar en el Gobierno y no se plantea ningún escenario alternativo.

La derecha discute sobre España Suma

Sánchez tampoco explicará en el Congreso la crisis del 'Open Arms' tras medio año sin comparecer

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Mientras la izquierda se reparte culpas por no haber llegado aún a un acuerdo, en la derecha el debate también gira en torno a las elecciones. Pero en esa parte del espectro político, el tema que marca la actualidad en los últimos días es el intento del PP de tejer alianzas con Ciudadanos y Vox para presentarse en coalición a unos eventuales comicios bajo la marca España Suma. Con ese movimiento, el PP trata de situarse ante los ojos de su electorado potencial como el principal partido conservador y como la única formación capaz de negociar con partidos a su izquierda y a su derecha.

Tanto Vox como Ciudadanos se han negado rotundamente a suscribir esta coalición para el Congreso, aunque el partido naranja sí abre la puerta a una alianza para el Senado o para algunas comunidades autónomas como el País Vasco, según El Confidencial. Pero esta negativa está permitiendo al PP acusar a Ciudadanos de "inmovilismo" y presentarse ante su electorado como la formación capaz de sumar a las derechas frente a su adversario común. "No se va a escatimar un solo esfuerzo para que esa iniciativa prospere y dé a los españoles una alternativa de centralidad y de razón", planteó en este sentido la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, el martes.

Ante la estrategia del PP, Ciudadanos y Vox tratan de defenderse apelando a la necesidad de mantener la independencia de sus proyectos por sus diferencias con el de los conservadores. "Somos un partido nuevo, sin casos de corrupción, sin mochilas del pasado, que no tiene miedo a levantar las alfombras, a abrir los cajones", sostuvo la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que afirmó que su partido solo se plantea buscar pactos tras las elecciones, cuando "toda España ha visto" que "sabe ceder". Y el diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro fue en la misma dirección: "Cada día notamos más que la sociedad demanda una opción como la nuestra. Los partidos clásicos, incluidos los que eran nuevos hace pocos años, son incapaces de desbloquear la situación".

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