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El área anticontaminación de Barcelona: 20 veces más grande que Madrid Central, menos restrictiva que las de media Europa

Contaminación en Barcelona.

Este lunes, el Ayuntamiento de Barcelona ha presentado los detalles de las nuevas medidas anticontaminación con las que contará su Zona de Bajas Emisiones. A día de hoy, y hasta que termine el año, el área solo tiene efecto en caso de picos de polución; sin embargo, y tal y como estaba previsto, a partir del 1 de enero de 2020 se pondrán en marcha prohibiciones permanentes. El Consistorio ha publicado la propuesta de ordenanza con la que pretende regular la ZBE, en la que destaca la cuantía de las multas que pretende poner a partir del 1 de abril de 2020.

El Gobierno municipal liderado por Ada Colau instaurará una moratoria de unos meses a partir de la puesta en marcha de las restricciones, en la cual solo se informará a los conductores de la infracción. Pero a partir de abril, las sanciones pueden alcanzar los 1.800 euros, en caso de las faltas más graves. Carmena, con Madrid Central, hizo lo mismo: un periodo de prueba. Pero aquí acaban las semejanzas entre las dos zonas de emisiones de las grandes capitales españolas. Por lo demás, como se dice popularmente, se parecen como un huevo a una castaña.

El modelo barcelonés sigue la estela de muchas de las ciudades del continente europeo: zonas de bajas emisiones grandes, que ocupan gran parte de la ciudad, pero mucho más permisivas que Madrid Central. El área anticontaminación de la ciudad del Manzanares es una de las más restrictivas, si no la que más, de las grandes urbes europeas: prohíbe la entrada sin apenas excepciones, durante las 24 horas de los 365 días del año, a prácticamente todos los coches que contaminan, con independencia de si son más viejos o más nuevos. Eso sí, solo se aplica en la almendra central, un espacio muy pequeño comparado con el resto de la ciudad.

 

Perímetro de la Zona de Bajas Emisiones del área metropolitana de Barcelona.

Barcelona, y ciudades como París, Londres o Berlín, prefieren áreas más grandes pero con menos prohibiciones. La Zona de Bajas Emisiones de la ciudad condal, unas 20 veces más grande que Madrid Central, prohibirá el paso a partir del 1 de enero de 2020 a los vehículos que no tengan etiqueta ambiental dispensada por la Dirección General de Tráfico (DGT), es decir, los coches con motor de gasolina anteriores al año 2000 no cumplidores con Euro 3 y los diésel anteriores al año 2006 y no cumplidores con Euro 4. Sin embargo, la restricción solo se aplica de las 7 a las 20 horas de los días laborables. Y los vehículos vetados tendrán, hasta 2025, el permiso de circular 10 días al año y, en caso de tener un uso profesional, una moratoria hasta 2021.

La capital catalana, junto a ciudades del área metropolitana que entran dentro del área anticontaminación –L’Hospitalet de Llobregat, Esplugues de Llobregat, Cornellà de Llobregat y Sant Adrià de Besòs– se equipara, así, a París, cuya zona de bajas emisiones es de un tamaño similar, y cuyas restricciones son similares, tanto en las tecnologías vetadas como en el horario de aplicación. Sin embargo, sigue muy lejos de otras que también son referencia. Ámsterdam, ejemplo de movilidad sostenible, prohibirá el paso a los diésel construidos antes de 2015 a partir del año que viene. Berlín impide el paso a todos los vehículos alimentados con este combustible desde marzo de este año. En Londres, el acceso al centro histórico para los vehículos con una homologación similar o inferior a Euro 4 en caso de motores de gasolina y Euro 6 en caso de los diésel (es decir, todos) solo es posible pagando más de 12 libras de peaje.

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Barcelona es, junto a Madrid, uno de los puntos de la geografía española con más concentración de gases contaminantes nocivos para la salud y el medioambiente. La calidad del aire, que provoca más muertes que los accidentes de tráfico, es un ámbito de especial vigilancia de la Comisión Europea, que a finales de julio reactivó la denuncia a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea impulsada por las amenazas del nuevo Ayuntamiento de Madrid. Antes, el mismo Ejecutivo comunitario había paralizado la demanda gracias a las promesas de Madrid y también de Barcelona, que adjuntaron sus planes de calidad del aire.

Sin embargo, el futuro de la zona de bajas emisiones madrileña está en el aire. Antes de que acabe el mes, según confirman fuentes del Consistorio, el Gobierno municipal publicará cuáles son sus planes para Madrid Central. No se sabe nada, ni una sola pista, aunque los rumores y las declaraciones de Almeida apuntan a una zona de bajas emisiones más grande pero menos exigente. El área de Barcelona y su área metropolitana no cuenta con esos niveles de inestabilidad, pero aún está lejos de ser tan ambiciosa como muchas de sus homólogas europeas. Y no parece que vaya a cambiar a corto plazo, ya que el plan del Consistorio no prevé endurecimientos progresivos más allá de una prohibición total a los vehículos sin etiqueta.

 

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