10N | Elecciones Generales

Lo que Rivera decía de Sánchez hace 78 días: colaborador de "sectarios" y líder de una "banda" que pretende "liquidar España"

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, protagonizó este sábado el pistoletazo de salida de la precampaña de su partido con un encuentro ciudadano en Madrid.

Han pasado 78 días desde que el líder de los socialistas, Pedro Sánchez, se sometiera a la primera votación de investidura. El secretario general del PSOE salió ese 22 de julio del Congreso de los Diputados con la posibilidad de convertirse en el primer candidato a la Moncloa con dos investiduras fallidas —lo que acabó ocurriendo—. No obtuvo los votos necesarios para ser presidente del Gobierno y tuvo que escuchar las duras intervenciones de los líderes del resto de grupos parlamentarios. Y sin duda la más crítica fue la protagonizada por el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Ese día, el líder de la formación naranja dedicó al líder socialista toda clase de adjetivos, ninguno de ellos bueno. Le acusó de ser colaborador de "sectarios" y líder de una "banda" con un "plan" que quiere "liquidar España".Por eso sus diputados votaron no. Pero ahora Rivera ha dado un giro de 180 grados y se ha mostrado dispuesto a pactar con los socialistas a partir del 11 de noviembre. "El pánico hace milagros", respondió Sánchez irónico 24 horas después. ¿Qué ha cambiado de entonces a ahora?

El bandazo del líder de Ciudadanos no es casual. Queda poco menos de un mes para la nueva cita con las urnas —la cuarta en sólo cuatro años— y todos los partidos ya han puesto en marcha su maquinaria electoral. En paralelo, las casas de encuestas ya han empezado a elaborar sus pronósticos y ninguna le augura un buen resultado a Ciudadanos. Rivera y su equipo sostienen que su formación "siempre" gana "a las encuestas en las urnas", algo que no es cierto: obtuvo mejor resultado que en las encuestas el pasado abril, pero bastante pero en los comicios de 2015 y 2016. En todo caso, el giro de Cs se produce tras la publicación de sondeos muy negativos para la formación. Una tendencia que confirman los últimos publicados: el del Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) para El Periódico sólo otorga a Ciudadanos entre 24 y 28 diputados (obtuvo 57 en abril); el de IMOP Insights para El Confidencial le deja con la mitad de sus asientos en el Congreso; el de GAD3 para ABC prevé 29 escaños para el partido; y el de Sigma Dos para El Mundo, 24

Estos números parecen estar detrás del giro radical de Rivera, que ha enterrado el "no es no" a Sánchez. Pero no es la primera vez que el líder del partido intenta situarse como la solución al bloqueo. El pasado 16 de septiembre, en el tiempo de descuento antes de la convocatoria electoral, Rivera ofreció a Sánchez una abstención con tres condiciones que fueron rechazadas por el candidato a la Moncloa y que le valieron para ser adjetivado por Rivera como "escollo" y "problema para España". Aun así, ahora volverá a intentar pactar con el líder de los socialistas, no sin antes asegurar también que, si las urnas lo permiten, llegará a un acuerdo de Gobierno con el PP "en un mes". 

De la "banda" y el "plan" urdido en la "habitación del pánico" a tender la mano

Rivera impuso el veto al PSOE mucho antes del mes de abril. Y después de pasar por las urnas lo ratificó una y otra vez, una estrategia que provocó una fuga de cargos de la cúpula del partido, como la del portavoz económico en el Congreso, Toni Roldán, la del eurodiputado Javier Nart y la del candidato en el Principado de Asturias, Juan Vázquez. Otros, aunque no abandonaron el partido, criticaron duramente el veto, una posición completamente antagónica a la actual y que alcanzó su máxima expresión en el discurso que ofreció Rivera en el Congreso de los Diputados el pasado 22 de julio, cuando Sánchez se sometía a la primera votación de investidura. 

Nada más subir a la tribuna y comenzar a hablar, Rivera ya mostró su oposición radical. "Puro teatro, señor Sánchez, puro teatro es lo que lleva haciendo usted los últimos tres meses [...]. Y hoy nos trae aquí [...] un discurso impostado, un discurso de cartón piedra", aseveró. Y le acusó de tener "un plan" que Ciudadanos se disponía a revelar. "Vamos a hablar de su plan; vamos a hablar del plan Sánchez y vamos a descifrar y a explicar a los españoles qué es el plan Sánchez", aseguró. En toda su intervención, y en sus réplicas, pronunció esa palabra un total de 85 veces

Pero Sánchez no estaba solo en su "plan". Según Rivera, estaba acompañado de una "banda". "Menuda banda", dijo. "Con Otegi, brindando con los nacionalistas en Navarra, con los de Més en Baleares, con los nacionalistas en la Comunidad Valenciana, con Podemos llevando la economía de España. Esos son los socios de su banda. Tiene un plan y tiene una banda", afirmó. Esa palabra, en total, sonó en 22 ocasiones. Así, lo que ocupó la mayor parte del discurso fue la crítica a los pactos alcanzados por los socialistas con formaciones nacionalistas e independentistas tras las elecciones autonómicas y municipales celebradas el 26 de mayo. Unos acuerdos, acusó Rivera, alcanzados en la "habitación del pánico", el escenario escogido para urdir "el plan" de la "banda" conformada por aquellos que quieren "liquidar España" —en referencia a las formaciones independentistas— y por aquellos que "no creen en el libre comercio" —en referencia a Podemos—. "Señor Sánchez, el lado correcto de la historia en este momento no es estar con Bildu ni con Puigdemont ni con Torra; es estar con la Constitución y con la democracia", afirmó. 

"Es una obligación oponerse a su plan"

El líder de Ciudadanos prosiguió con una crítica contundente y feroz del propio candidato. Rivera acusó a Sánchez de alimentar "el odio y el enfrentamiento entre españoles", de urdir "un plan sectario de división y enfrentamiento", de tener a los españoles "sectarizados y enfrentados" y de ser "el rey de la desigualdad". Por ello, insistió, el no a la investidura no era una opción, sino "una obligación". "Usted está colaborando con los sectarios; usted está colaborando con los que siembran odio; usted y ministros de su Gobierno están legitimando a los odiadores profesionales. [...] Yo no quiero un Gobierno sectario, sino un Gobierno que discrepe pero con el que pueda ponerme de acuerdo en algunas cuestiones", aseveró. Por eso, añadió, "es una obligación oponerse" al "plan Sánchez". Y discrepar del PSOE, dijo, es "ser simplemente un demócrata".

La negativa estaba avalada por los electores de Ciudadanos, afirmó Rivera, que aseguró que se opondrían "con casi 4.300.000 españoles detrás" que les votaron, "precisamente" para "vigilar" el "plan". "Les dijimos lo que íbamos a hacer con sus votos. Eso es lo que vamos a hacer aquí", prometió. E insistió en la misma idea una y otra vez: "Va a tener oposición, señor Sánchez, y la va a liderar Ciudadanos" porque "es nuestra responsabilidad histórica". "Nos votaron para que le vigiláramos, le controláramos y no permitiéramos lo que usted está haciendo", dijo. 

También con Rajoy 

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No es la primera vez que Rivera cambia de opinión de manera tan radical. Lo hizo en 2016 tras las elecciones del 26 de junio. Tan sólo un día después del 26J, el presidente de Ciudadanos afirmó que su partido "nunca" vetó al entonces líder del PP, Mariano Rajoy, en su camino a la Moncloa y que utilizaría sus escaños para que hubiera "cambio y regeneración". De este modo, propuso una reunión a tres entre los conservadores, los socialistas y su formación en la que se hablara "de reformas, no de sillones". Sin embargo, su opinión era muy diferente cuatro meses antes.

Durante el debate de investidura celebrado tras las elecciones del 20 de diciembre, el líder de la formación naranja cerró la puerta a cualquier oferta que estuviera liderada por Rajoy. "No encuentro ninguna razón para que los españoles confíen en usted", le espetó. Le recordó que no contaba con él, que su momento había acabado y, a continuación, invitó a la "gente válida" del PP a "sumarse a la nueva etapa". Cuando llegó el momento de la investidura, los diputados de Cs votaron a favor de Rajoy.

Ahora, Ciudadanos ha dejado la pelota en el tejado de los socialistas. Por ahora, Sánchez ha insistido en que el PSOE no busca el apoyo de la derecha, sino una abstención. Si no tienen "una mayoría alternativa" que, "al menos, respeten el resultado electoral y dejen gobernar a la lista más votada", dijo este domingo.

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