La nueva legislatura

PSOE y Esquerra buscan "fórmulas imaginativas" para crear un foro de diálogo apadrinado por Sánchez y Torra

Pedro Sánchez y Quim Torra conversan en el Palau de Pedralbes (Barcelona) el 20 de diciembre de 2018.

Fernando Varela

Ni comisión bilateral como quiere el PSOE ni negociaciones de igual a igual como reclama Esquerra. Socialistas y republicanos se esfuerzan estos días en hallar “fórmulas imaginativas” que permitan poner en marcha un foro de diálogo apadrinado inicialmente por Pedro Sánchez y Quim Torra. Un foro que todavía no tiene nombre, cuya legitimidad podría nacer tanto de los Gobiernos como de las Cámaras legislativas de España y Cataluña y en el que todas las partes tengan la oportunidad de plantear los asuntos que consideren oportuno.

Eso es lo que buscan, según fuentes de la negociación consultadas por infoLibre, los dirigentes del PSOE y de Esquerra que participan directa o indirectamente en los contactos puestos en marcha hace dos semanas con el fin de desbloquear tanto el conflicto territorial catalán como la política institucional española, sumida en la parálisis desde hace diez meses. De momento han celebrado tres reuniones con convocatoria pública —al menos cuatro si se cuenta una que no fue revelada a la prensa— y, aunque no hay fecha para un nuevo encuentro, los contactos por diferentes medios no presenciales son constantes.

Socialistas y republicanos buscan nombre y funciones para la mesa de la que depende la investidura. Y la manera de vestirla institucionalmente sin que dé a Cataluña un estatus especial pero que permita poner el foco sobre la especificidad del problema político catalán. De ahí que una de las ideas que se están manejando es que el diálogo dé comienzo con la participación de los presidentes Sánchez y Torra, que no se reúnen desde la cita de Pedralbes de hace un año, cuando precisamente sentaron las bases de un diálogo que después nunca se llevó a efecto.

La participación del president de la Generalitat en las conversaciones es uno de los problemas pendientes de solucionar, porque aunque Esquerra quiere que esté presente para garantizar que las instituciones catalanas participan al máximo nivel, Torra sigue sin dar su visto bueno a una negociación que considera muy por debajo de sus expectativas. Tanto el president como su plataforma política, Junts per Catalunya, quieren negociación, sí, pero sólo si parte del reconocimiento del derecho a la autodeterminación y de la anulación de los procedimientos judiciales dictados en relación con los protagonistas de la declaración unilateral de independencia de 2017. Algo inaceptable para los socialistas.

Semana “clave”

Fuentes de la negociación admiten que, en cualquier caso, lo que suceda la semana próxima será “clave” para el desenlace de las conversaciones entre el PSOE y Esquerra. Los caprichos del calendario han hecho coincidir con muy pocos días de diferencia el fallo del Tribunal Superior de Justicia que puede inhabilitar a Torra por desobedecer a la Junta Electoral en las elecciones de abril y la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la inmunidad de Oriol Junqueras.

Cuando la primera decisión —si es condenatoria— sea firme obligará a Torra a abandonar la Presidencia de la Generalitat, lo que a su vez puede conducir a la celebración de elecciones anticipadas. Y cuando el TJUE falle sobre el presidente de Esquerra, probablemente afectará el futuro de Carles Puigdemont, que desde hace semanas cuenta con que la sentencia le permita franquear las puertas del Parlamento Europeo y convertir así Estrasburgo en la cámara de resonancia de sus apelaciones a la represión política del independentismo catalán. Algunos medios aseguran que el expresident, antipándose a la decisión del Tribunal, ya ha alquilado la casa que sirvió de residencia a Francesc Macià en Perpiñán, la capital del departamento de los Pirineos Orientales, en la región de la Occitania, que los soberanistas consideran la Cataluña Norte. Macià fue también president de la Generalitat y se exilió allí brevemente en 1923, antes de instalarse en París, tras la proclamación de la dictadura del general Primo de Rivera.

De lo que ocurra la semana próxima depende no sólo que las negociaciones entre el PSOE y Esquerra lleguen a buen puerto sino que puedan poner en marcha la investidura la última semana de diciembre, si bien el calendario navideño complica la convocatoria. Todo apunta a que si hay acuerdo la votación de la que depende el desbloqueo de la legislatura se demorará al mes de enero.

Esquerra ya insinuó esta semana, a través de su vicesecretaria general, Marta Vilalta, que una posibilidad es crear “instrumentos políticos” para canalizar “políticamente” el conflicto. Y que están intentando, de común acuerdo con el PSOE, buscar “la manera de blindar la mesa” para “que tenga una legitimidad que sea reconocida y, a la vez, que sea lo suficientemente flexible como para poder hablar de todo, para que puedan ser los gobiernos, para que se pueda reunir las veces que haga falta y para que pueda tener garantías de cumplimiento” de lo que allí de acuerde.

Sánchez acepta reunirse con Torra "cuando haya un gobierno" para encarar "políticamente la situación"

El quid de la cuestión, explicó Vilalta, es “cómo dotamos” ese foro “de una legitimidad necesaria, reconocida por todos y por la ciudadanía”, así como de “la flexibilidad que requiere un instrumento que debe ser de nueva creación para que pueda dar respuesta a esta situación que tenemos ahora”.

“Estamos trabajando para que exista un espacio específico donde haya Cataluña y España. Esto es lo que queremos. Hay muchas fórmulas de poder concretar esto”, señaló. Y, por tanto, estamos abiertos a como lo acabamos de configurar. Pero nuestra voluntad es construir una herramienta que dé servicio al país”.

De momento PSOE y Esquerra se han puesto de acuerdo en el reconocimiento de la existencia de un “conflicto político” en Cataluña y en un amplio catálogo de medidas sociales que, al margen de la cuestión territorial, están dispuestos a impulsar em el Congreso si finalmente la legislatura se pone en marcha. Esta pata del acuerdo es muy importante para PSOE y Unidas Podemos, que quieren no sólo desbloquear la investidura sino enviar un mensaje de estabilidad a cuatro años.

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