El debate de investidura

Abascal profundiza en el universo de Vox: Torra debe ser detenido y Sánchez es "un timador profesional"

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante su intervención en el Congreso de los Diputados.

"Quim Torra tiene que ser detenido". Con estas palabras introdujo, como una suerte de proclama, Santiago Abascal su discurso en la primera sesión de investidura celebrada este sábado. La Junta Electoral Central (JEC), recordó, "ha decidido destituir al presidente de la Generalidad y la respuesta ha sido la de un delincuente y un sedicioso: ha dicho que él no se da por destituido, en una declaración clarísima de rebelión". Con Cataluña en el centro, el líder de la ultraderecha inició su intervención en un tono firme, legitimado por el acelerado ascenso experimentado en el último año, para recalcar que "en España no hay ley por las necesidades de la investidura de Sánchez".

Y contra Pedro Sánchez cargó, sin ambages, el presidente de Vox durante buena parte de su turno. Si la intervención de Pablo Casado aspiraba a rivalizar, al menos en lo que respecta al tono y las formas, con Santiago Abascal, el líder de la extrema derecha no defraudó a sus adeptos. "El señor Sánchez es un fraude, un mentiroso, un estafador y un personaje sin escrúpulos capaz de cualquier cosa con tal de seguir viviendo en la Moncloa. Un villano de cómic que lo mismo se envuelve en la bandera nacional, en la estelada, en la europea o en la bandera cubana". Para resolver cualquier improbable atisbo de duda, Abascal reiteró su negativa a "esta investidura clandestina", en consonancia con "el mandato de los electores". "Jamás apoyaremos a un Gobierno que ponga en riesgo la libertad constitucional".

El líder de la ultraderecha se esforzó por restar peso a las palabras de Sánchez, que minutos antes habían resonado en la Cámara Baja. "Nada de lo que diga Sánchez en esta tribuna, ni en ningún sitio, merece respeto" porque es "un charlatán con el mismo valor que un timador profesional". Por ello, el candidato ultra pasó pronto a dirigirse a "los verdaderos capos de este Gobierno: los comunistas de Podemos, los separatistas y los golpistas de toda condición". Y advirtió: "Ustedes ya saben que Sánchez les va a traicionar".

Abascal afila sus dardos

Santiago Abascal hizo un repaso por el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos, al que calificó de "programa bolivariano". Una oportunidad que aprovechó para profundizar en el universo de Vox. El pacto, lanzó, busca "pisotear el derecho al trabajo" porque aspira a eliminar el artículo 315 del Código Penal, que castiga a los piquetes con penas de prisión. "Les ha faltado proponer la derogación del artículo 14 de la Constitución, porque es lo que pretenden ustedes". Sobre memoria histórica, el número uno de la extrema derecha habló de "profanaciones de tumbas" y de "reabrir heridas que el pueblo español ya había cicatrizado". Abascal aseguró que "la mayoría del pueblo español acabará rechazando su cultivo del odio y de guerras de otro milenio", a excepción de "unos miles de fanáticos nostálgicos y otras decenas de miles que viven del cuento de la memoria histórica". 

También fueron blanco de sus ataques, cumpliendo con todos los pronósticos, las políticas de igualdad. La Ley de 2004 contra la violencia de género busca "acabar con la igualdad de los ciudadanos" y fue ratificada por el Tribunal Constitucional "por las presiones de [José Luis Rodríguez] Zapatero", atizó el líder ultra. "Esta locura sin pies ni cabeza" que los de Abascal llaman "ideología de género", reprobó, "necesita muchos millones". Sobre las cuestiones de género, el líder de Vox apeló a la propuesta de Unidas Podemos y PSOE de caminar hacia una "fiscalidad con perspectiva de género". En ese sentido, Abascal aderezó su discurso machista con un matiz marcadamente tránsfobo: "La del género es una percepción personal que nada tiene que ver con el sexo de nacimiento" por lo que "cuántos españoles se van a sentir mujer para hacer la declaración de la renta", se preguntó.

Ante tales planteamientos, Abascal defendió abolir las leyes "que dividen" a la ciudadanía, prometió blindar "la libertad, la familia y la vida", pero también "devolver a los menas a sus países y a sus padres" para "devolver la seguridad a los barrios", en una postura ya habitual en sus filas que criminaliza a los menores extranjeros no acompañados.

Enseguida volvió Abascal a la cuestión territorial para detenerse en una "división" que, a su juicio, los partidos de la izquierda quieren apuntalar. "Quieren profundizar en esa división hasta el punto de que quien resida en una comunidad que consideren nación podrá decidir sobre el conjunto de España", apeló. En este punto, habló del acuerdo gubernamental como una "carta a los reyes magos de los caciques del PNV", a quienes acusó de participar en un "juego ya tradicional y miserable de sacar tajada de cada debilidad de España, recogiendo nueces del terrorismo o del golpismo en Cataluña".

"Frente a este proyecto fraudulento y traidor hay una España sobrecogida que ve cómo las instituciones se han convertido en cuevas de traidores, cobardes y mentirosos", remató Abascal su primera intervención. Y ante el consenso progresista, coincidió en términos con Pablo Casado, el partido ultra formará un "dique de contención" para ejercer una "oposición leal al pueblo español", con el propósito de encarar "este proyecto antiespañlol y anticonstitucional". "Frenaremos con todas las herramientas legales, judiciales y cívicas a su plan liberticida. En esta cámara, en los tribunales y en las calles".

Sánchez rebate con datos

En su turno de réplica, Sánchez optó por la mesura y los datos. El candidato socialista trató de combatir el discurso de Vox recordando que las denuncias falsas por violencia machista "son el 0,01% del total de las denuncias" o que "la violencia doméstica ya está recogida en el Código Penal". Desde el año 2008, recuperó Sánchez, el número de hombres asesinados por sus parejas mujeres "nunca ha superado las diez víctimas", mientras que las víctimas mortales que deja la violencia machista "superan ya a las víctimas de ETA".

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En el mismo tono, el líder de los socialistas replicó el discurso ultra también para defender a las personas migrantes, al modelo autonómico o al colectivo LGTBI. "Ustedes libran una batalla contra el tiempo, porque las ideas que defienden, el machismo, la homofobia, la penalización del aborto, son ideas del partido al que usted pertenecía hace muchos años", zanjó Sánchez en referencia al Partido Popular.

Y ante los datos, el presidente del partido ultra contestó con postulados radicales: "Pedimos prisión permanente para los violadores. Ahora atrévase a decir que defienden más a las mujeres que nosotros", retó para enseguida deslizar que el PSOE "quiere la liquidación de la Constitución y de la soberanía española".

Pero más allá de la contienda en terreno de propuestas programáticas, Abascal se esforzó en sus últimas intervenciones por enfrentar a Sánchez con sus propias contradicciones: "Ha dicho que no iba a pactar con Podemos y los separatistas y lo ha hecho al día siguiente de ganar las elecciones", insistió el líder de la extrema derecha. El candidato socialista apenas dedicó tiempo a responder: "La composición de los grupos parlamentarios del Congreso la han elegido con su voto los españoles y tan legítimos son sus escaños como el resto de formaciones parlamentarias". Los micrófonos se apagaron para los candidatos, eliminando cualquier posibilidad de contrarréplica y dando paso a una tregua de apenas treinta minutos.

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