El nuevo Gobierno de coalición

La creación de una cuarta vicepresidencia pone a prueba la confianza entre Sánchez e Iglesias

El fantasma de los dos gobiernos en uno, que el PSOE citó con frecuencia durante la legislatura fallida, se hizo visible este jueves. El anuncio de que el nuevo Ejecutivo de coalición contará con cuatro Vicepresidencias y no tres, como inicialmente había pactado Pedro Sánchez con Pablo Iglesias, pilló por sorpresa a la dirección de Unidas Podemos. El propio Sánchez había dado por cerrada la estructura del nuevo Ejecutivo el pasado 6 de diciembre durante una conversación informal con periodistas coincidiendo con la celebración del aniversario de la Constitución.

El equipo del presidente dio a conocer la estructura de los principales cargos del Gobierno apenas unas horas después de que ambos partidos firmasen un protocolo de relaciones destinado precisamente a impedir que los anuncios por sorpresa deteriorasen la relación de confianza entre PSOE y Unidas Podemos. Un documento que incluye detallados procedimientos para evitar que “las discrepancias que se produzcan” afecten a “la estabilidad del gobierno” y erosionen “la confianza de la coalición” pero que, por lo visto, no se aplicaron este jueves.

Y eso que prevé que “el Gobierno progresista se rija por los principios de lealtad, cooperación, corresponsabilidad y estabilidad” y actúe “en todo momento con diálogo, consenso, negociación y buena fe para implementar aficazmente el programa conjunto”. Y que obliga a ambos socios a “mantener una estrategia de comunicación coordinada y compartida” de los “principales anuncios y compromisos que se vayan a realizar”.

Algunas fuentes consutladas por infoLibre sostienen que con la ampliación del número de Vicepresidencias y sobre todo con la decisión de darlas a conocer sin previo aviso, Sánchez pretendía dejar claro desde el primer día que, como establece el artículo 98 de la Constitución, “el presidente dirige la acción del Gobierno y coordina las funciones de los demás miembros del mismo”. O, lo que es lo mismo: que el que decide es él.

En cumplimiento precisamente de este protocolo de coordinación Unidas Podemos evitó cuidadosamente cualquier reacción oficial o extraoficial en relación con la decisión de Sánchez de elevar el ministerio de Teresa Ribera, Transición Ecológica, a la categoría de Vicepresidencia cuarta, y de sumarle además la tarea de hacer frente al reto demográfico, que se ha convertido en una de las prioridades para todos los partidos. Y fuentes del Gobierno eludieron a su vez confirmar o negar que la ampliación de los puestos más destacados obedezca a una estrategia para diluir el papel de Iglesias en el nuevo Ejecutivo, en el que se hará cargo de la Vicepresidencia segunda.

Esa será, sin embargo, la consecuencia más evidente. Iglesias tendrá por encima a Carmen Calvo, vicepresidenta primera y sustituta de Sánchez al frente del Gobierno cuando este viaje al extranjero o le ceda la Presidencia del Consejo de Ministros. Nadia Calviño y Teresa Ribera, vicepresidentas tercera y cuarta, respectivamente, estarán por detrás, pero el peso de sus carteras —asuntos económicos y transición ecológica— supera la del líder de Unidas Podemos —la mayoría de las competencias sociales están transferidas a las Comunidades Autónomas—.

Será también el Gobierno con más vicepresidentes de la democracia posfranquista. Hasta ahora sólo se había alcanzado la cifra de tres durante los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero y de Adolfo Suárez, este último en plena Transición. Los del presidente socialista tuvieron lugar de abril de 2009 a octubre de 2010 con Teresa Fernández de la Vega, Elena Salgado y Manuel Chaves, y de octubre de 2010 a julio de 2011 con Alfredo Pérez Rubalcaba en el lugar de De la Vega, además de Salgado y Chaves. El de Suárez de julio de 1977 a febrero de 1978 con Manuel Gutiérrez Mellado, Enrique Fuentes Quintana y Fernando Abril Martorell.

Una de las competencias principales de los presidentes, si no la más destacada, es el nombramiento y cese de los ministros y Sánchez siempre ha defendido esta responsabilidad exclusiva. Así lo hizo en la legislatura fallida cuando Iglesias reivindicaba el derecho de Unidas Podemos a designar a los ministros de su formación en caso de llegar a un acuerdo del coalición.

De ahí que, según algunas fuentes, al presidente no le haya gustado nada que Unidas Podemos filtrase por su cuenta la estructura del Ejecutivo que estará bajo su responsabilidad así como los nombres de las personas que se harán cargo de los diferentes departamentos, incluidos segundos y terceros escalafones. La difusión de esta información se produjo antes incluso de que Sánchez hubiese conseguido superar la investidura.

Cobra así sentido la hipótesis de que la decisión de Sánchez de no revelar todavía la estructura y la composición del Gobierno de coalición, que sorprendió a todo el mundo el pasado martes, tenía otro sentido: ganar tiempo para hacer algunos cambios que ahora se han materializado en la creación de la cuarta Vicepresidencia para Teresa Ribera —las de Calvo y Calviño ya estaban previstas desde hace semanas—.

Moncloa decidió además hacer públicos estas anuncios en un calculado goteo de filtraciones —la mayoría de ellas al diario El País— e informaciones que buscaban mantener el foco de radios y televisiones en las decisiones del presidente del Gobierno.

El goteo no terminó hasta última hora de la tarde, cuando el equipo de Sánchez anunció que el presidente comunicará el domingo —y no la semana que viene como habían asegurado previamente— la lista completa de los ministros a Felipe de Borbón antes de hacerla pública en una comparecencia ante los medios. Su previsión es que los nuevos ministros tomen posesión de sus respectivos cargos el lunes y que el martes celebren su primer Consejo.

Los anuncios de este jueves incluyeron cuatro vicepresidencias y cuatro ministerios: Carmen Calvo (Presidencia y Relaciones con las Cortes, con competencias en memoria democrática), Pablo Iglesias (Derechos Sociales y Agenda 2030), Nadia Calviño (Asuntos Económicos y Transformación Digital), Teresa Ribera (Transición Ecológica y Reto Demográfico), María Jesús Montero (Hacienda y portavoz del Gobierno), Irene Montero (Igualdad), Alberto Garzón (Consumo) y Manuel Castells (Universidades). 

Los socialistas dan por hecha la continuidad de José Luis Ábalos al frente de Fomento, de manera que en el alero siguen diez ministros: Dolores Delgado (Justicia), Margarita Robles (Defensa), Fernando Grande-Marlaska (Interior), Isabel Celaá (Educación), Magdalena Valerio (Trabajo), Reyes Maroto (Industria), Luis Planas (Agricultura), José Guirao (Cultura), María Luisa Carcedo (Sanidad) y Pedro Duque (Ciencia e Innovación). Según algunas fuentes citadas por la agencia Efe, este mismo jueves Sánchez habría comunicado a María Luisa Carcedo y a José Guirao que no continuarán al frente de sus carteras.

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