Un año de gobierno de PP y Cs en Andalucía

Moreno pone el foco en Cataluña mientras Andalucía frena la creación de empleo

Juanma Moreno, este martes, durante el Debate sobre el Estado de la Comunidad, el primero que se celebra con el líder del PP como presidente.

Una "delegación" de la Junta en Barcelona para proteger la "cultura andaluza" y atraer a inversores, empresarios y emprendedores catalanes asustados por el procés. La idea tiene tirón mediático. Y Juanma Moreno, presidente del Gobierno andaluz (PP), lo sabía cuando la lanzó, en el tramo final de su comparecencia ante el pleno del Parlamento con motivo del Debate sobre el Estado de la Comunidad celebrado este martes, el primero desde que pisó el despacho de San Telmo, hace un año.

Inmediatamente el tema escaló a los titulares, con la oposición tratando de caricaturizar la oficina como una “embajada”. El año pasado también tuvo gran eco mediático el acuerdo arrancado por Vox al Gobierno de PP y Cs de subvencionar a los andaluces en Cataluña para paliar los efectos de la inmersión lingüística, un anuncio de junio que hasta la fecha ha quedado en nada a efectos prácticos. A falta de saber en qué se concretará la "delegación" andaluza, lo seguro es que restó protagonismo a elementos más problemáticos para el presidente, entre los que destacan dos que este mismo martes se hicieron bien visibles: el paro, cuya evolución lastra el discurso de mejora económica de Moreno, y la dependencia de Vox, que sigue exigiendo su agenda radical y dificultando la imagen de moderación que intenta ofrecer el presidente, que sitúa como referente al centrista Manuel Clavero Arévalo, padre político del café para todos. No es fácil hacerlo cuando tu socio quiere acabar con el Estado de las autonomías.

Paro

El paro ha sido, desde el inicio de la autonomía, entronizado como indicador clave para evaluar la política social y económica en Andalucía. "Paro y corrupción", repetía Javier Arenas. Y se convirtió casi en el una coletilla del PP para definir la gestión socialista. El debate de este martes coincidió con la publicación de la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2019. Muy útil, porque permite comparar los datos con los del cuarto trimestre de 2018, justo cuando se celebraron las elecciones, algo más de un mes antes de que Moreno fuera elegido presidente.

¿Qué dicen ahora los datos? Que el nuevo Gobierno no sólo no ha solucionado el problema del paro –lo cual es lógico no sólo porque tal empeño sería imposible de culminar en un año, sino porque el paro es en Andalucía un síntoma de la flaqueza de las estructuras económicas más que un problema en sí mismo–, sino que la evolución de este indicador empeora. Entre el cuarto trimestre de 2018 y ahora, el número de desempleados ha pasado de 834.300 a 823.900, lo cual supone una bajada de 1,24 puntos, según la EPA. Andalucía rebaja el paro menos que España. En todo el país el desempleo ha pasado de 3.304.300 parados a 3.191.900, una caída del 3,4%. Es decir, la caída en España es superior en más de 2 puntos a la de Andalucía. Y eso a pesar de que Andalucía viene de más abajo. Porque su paro es mayor. Lo más grave es que la brecha se agranda. En el cuarto trimestre de 2018, la diferencia entre España y Andalucía era de 6,81 puntos: del 14,45% nacional al 21,26% andaluz. En un año, ha crecido hasta 7,02 puntos de distancia (del 13,78% en España al 20,8% en Andalucía).

En el terreno del desempleo, no hay convergencia. Sí la hubo en 2017 y 2018. En ambos años, el paro había decrecido más en Andalucía que en el conjunto de España. En 2017 y 2018 el paro en Andalucía cayó un 14,25% y un 13,14%, respectivamente. En 2019 ha caído un 1,24%, la menor bajada desde que comenzó la remontada económica en 2014. Entre los dos años, 2017 y 2018, la tasa de desempleo pasó del 28,25% al 21,26%. En 2019, apenas ha bajado cinco décimas, del 21,26% al 20,8%. Es el primer año desde 2016 en que la evolución del desempleo es en Andalucía peor que el conjunto de España.

No obstante, Moreno encontró la manera de ensalzar los datos de empleo de Andalucía. Lo hizo destacando que era la primera vez desde 2008 en que la tasa de paro bajaba del 21%, lo cual es cierto. Y así cosechó un aplauso de su bancada y la de Ciudadanos. Sabedor de que el indicador de paro no es más propicio para detenerse, el presidente destacó sus reformas fiscales y algunos datos alternativos, como que Andalucía suma casi el 80% de los nuevos autónomos registrados en España durante el 2019 –un dato que, a juicio de Adelante Andalucía, es síntoma de debilidad, no de fortaleza– y que la economía andaluza ha crecido a un ritmo levemente superior que la española. Moreno prometio durante la campaña crear 600.000 empleos en cuatro años.

Acuerdos con Vox

En el discurso con el que abrió el debate, que combinó la reivindicación de su gestión del primer año, ataques al PSOE y promesas de futuro, el presidente soslayó los acuerdos con Vox, que es fundamental para mantener al Gobierno de PP y Cs. Fue una omisión llamativa. Moreno se muestra satisfecho de su capacidad de alcanzar acuerdos y forjar consensos, especialmente el que lideró por unanimidad para renovar la cúpula de los órganos de extracción parlamentaria (como RTVA). Durante su intervención, citó con orgullo su "pacto de gobierno" con Ciudadanos, "un referente con otras comunidades autónomas", así como "un acuerdo de investidura que responde a la inmensa mayoría de los deseos de los andaluces". Y dijo: "Agradezco la lealtad, el compromiso y la generosidad de los grupos parlamentarios de PP y Ciudadanos, que sustentan este gobierno, y la capacidad también de Vox, que apoyó la investidura para interpretar el mandato [de las urnas]". Moreno destacó el "diálogo con todos" para "elaborar los presupuestos" de 2019 y 2020, subrayando que se habían incorporado enmiendas "de todos".

Pero lo cierto es que la relación con Vox no se limita a una acuerdo de investidura ni a la incorporación de enmiendas a los presupuestos. El PP ha firmado tres acuerdos con Vox: el de investidura (enero de 2019), el de los presupuestos de 2019 (junio de 2019) y el del presupuesto de 2020 (octubre de 2020), estos dos últimos también con Cs. Dichos acuerdos recogen numerosos elementos controvertidos, en línea con el radicalismo ideológico de un socio que es imprescindible, ya que sin los 12 diputados de Vox la suma de PP y Ciudadanos (26 y 21) no alcanzaría por sí sola los 55 diputados de la mayoría absoluta. En dichos acuerdos está recogida la eliminación de las zonas educativas, en línea con las políticas aguirristas, la derogación de la ley de memoria democrática, la reformulación del antiguo PER, el teléfono de violencia intrafamiliar, la introducción de requisitos especiales para las subvenciones a asociaciones de memoria histórica...

Hay medidas, como la creación de un órgano de colaboración con la Policía Nacional para combatir la inmigración irregular, que están en el límite del desbordamiento de competencias. El Gobierno andaluz busca ahora la manera de darles forma. Otras, como el bautizado por la extrema derecha como “pin parental”, han ocasionado una fuerte tormenta política. Tienen difícil encaje político y legal. En el caso del “pin parental”, que en el acuerdo de octubre entre PP, Cs y Vox no tiene ese nombre, ahora el partido naranja –que dirige la Consejería de Educación– se niega a aplicarlo. La situación es peliaguda para Moreno, al que Alejandro Hernández, portavoz de Vox, recordó este martes durante el debate que lo firmado, firmado está. Y la literalidad del acuerdo es esta, como recordó Hernández: "Se procederá a impulsar la igualdad de oportunidades en el sistema educativo que permita a las familias educar a sus hijos en libertad, sin imposiciones de ningún tipo, mediante el establecimiento de una autorización expresa de las familias para la participación de sus hijos en actividades complementarias, en base a los preceptos consagrados en la Constitución española". Es decir, un veto parental. "La redacción del acuerdo no admite interpretaciones”, afirmó Hernández desde el estrado con los papeles en la mano.

Moreno intentó salvar la situación invocando la “moderación” y diciendo que es respetuoso a la vez con la “libertad de los padres” y con la “confianza” en el sistema educativo. Equilibrismo. Es la forma con la que el presidente se enfrenta a la contradicción de buscar un perfil moderado, pero dependiendo de un socio de ultraderecha que niega la existencia de la violencia de género y legitima el golpe de Estado y la dictadura de Franco. ¿Otro ejemplo? Otra afirmación de Moreno entre aplausos del PP: “Ni hemos dado, ni vamos a dar un solo paso atrás en la lucha contra la violencia de género”. Difícil, cuando tu socio dice que el problema son las denuncias falsas.

El problema de Moreno es que Vox y los acuerdos alcanzados con Vox siguen ahí, al igual que siguen ahí los datos de desempleo. Y también sigue ahí el portavoz Hernández para recordarlo. Hernández le recordó al presidente que el apoyo de su grupo exige “una contrapartida” y le presentó la factura, para lo que no tuvo más que repasar los acuerdos firmados: "pin parental", Ley de Concordia –que sustituirá a la Ley de Memoria–, eliminación de la llamada “administración paralela”...

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"Vox no va a permitir que no cumplan con los acuerdos suscritos" porque "jamás traicionarán a los ciudadanos que los han votado", dijo Hernández. Recordó que, hasta ahora, con su estrategia “no le ha ido mal” al partido de Santiago Abascal, que a punto estuvo de ser más votado que el PP en Andalucía en las últimas generales. Así que advirtió que seguirán apretando, porque sus exigencias “no son una rabieta”.

Ante el discurso sobre “violencia de género” de Moreno, Hernández respondió que había un “problema de concepto”, porque para Vox se trata de “violencia intrafamiliar“. Ante las palabras ecologistas del presidente, el portavoz de Vox advirtió: “No caigan en tentaciones verdes que solo han traído atraso y pobreza allí donde han sido aplicadas". El portavoz de la formación ultraderechista puso especial énfasis en el trato que la radio y la televisión públicas le dan a Vox: “No se puede pedir apoyo de Vox con el maltrato mediático de Canal Sur a nuestro partido”.

El presidente Moreno, el del talante amable, admirado del centrista Manuel Clavero y de la cuerda de Alberto Núñez Feijoó, ya tiene otra exigencia de la ultraderecha encima de la mesa. Es el corsé del que no ha logrado librarse en su primer año. ¿Su ventaja? La oposición no termina de rearmarse. Adelante Andalucía aún no ha decidido exactamente qué es. El PSOE está en fase de reubicación tras el batacazo. Y la reubicación es especialmente llamativa en su líder, Susana Díaz, que ahora dice, sobre la abstención para hacer presidente a Mariano Rajoy: “Me equivoqué y acertó Pedro Sánchez. Pensábamos que su partido, cuando le tocara a la inversa, pondría España por encima de sus intereses".

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