8M

El movimiento feminista se distancia de la huelga laboral para poner los cuidados en el centro

Imagen de la manifestación 8M de 2019.

8 de marzo de 2019. Al tiempo que el movimiento feminista constataba el éxito que un año más había congregado el 8M en todas sus formas, las activistas ya miraban de reojo hacia los retos del futuro. Un asunto sobrevolaba las reflexiones de las organizadoras: el calendario de 2020 situaba al 8 de marzo en domingo. Una circunstancia que no lastra la movilización en las calles pero sí obliga a repensar la huelga laboral que hasta ahora ha marcado las últimas convocatorias feministas del Día de la Mujer.

Las comisiones territoriales, agrupadas bajo el paraguas de la Comisión 8M estatal, encaran ahora el dilema aludiendo a lo particular del concepto huelga en un contexto feminista. El movimiento se ha esforzado en llamar a una huelga desde una perspectiva no estrictamente laboral, sino partiendo de una óptica que pusiera en el centro también los cuidados o el trabajo doméstico. Este año, la Comisión 8M estatal ha declinado apelar a una huelga en los centros de trabajo y ha dejado en manos de los territorios la decisión de hacerlo o no.

Los resultados son diversos según el punto del mapa. En Valladolid, la Asamblea 8M ha decidido no convocar huelga "debido a que el 8 de marzo cae domingo y no existe un consenso estatal", anuncian en un comunicado. Al mismo extremo se ha llegado en Zaragoza, donde tampoco habrá huelga laboral, si bien es cierto que el movimiento feminista "lleva tres años disputando a los sindicatos la legitimidad para decidir qué es y no una huelga", de manera que el concepto de huelga feminista seguirá marcando la agenda. Así lo indicaba Julia Cámara, miembro de la Comisión 8M de Zaragoza, a infoLibre. Este año, ella y sus compañeras se centrarán en "denunciar la cantidad de mujeres que trabajan en domingo y festivos", como forma de "hablar de conflictos laborales incluso no habiendo huelga laboral".

En Asturias el objetivo pasa igualmente por poner los cuidados en el punto de mira, renunciando a la huelga laboral que sí ha marcado la convocatoria de años anteriores. "La huelga es feminista, que es mucho más amplio que dejar de ir a trabajar", se apresura en subrayar Blanca Cañedo, miembro de Asturies Feminista 8M. Las mujeres que se dedican en exclusiva al trabajo de cuidados, relata la activista, "no pueden hablar ni hacer huelga", así que encuentra positivo que "este año se pueda centralizar su trabajo".

Mireia Biosca, portavoz de la Assemblea Feminista 8M de València, añade que la convocatoria de una huelga laboral un año más incurriría en el riesgo de institucionalizar la herramienta. Aunque sí ha sido un instrumento "muy importante en los dos años anteriores, era fundamental hacer un cambio", reconoce en conversación con infoLibre. "Cuando repites un mismo hecho muchas veces, tiende a perder fuerza". La feminista, que también apuesta por una centralización del trabajo doméstico, admite que las contradicciones en el debate no fueron pocas. ¿Cómo dar protagonismo a las trabajadoras domésticas si no pueden ausentarse de sus puestos de trabajo? "Dentro de la comisión laboral tuvimos encuentros con trabajadoras del hogar y con las kellys, todas estas cuestiones las debatimos con ellas y aunque la huelga es una herramienta muy útil, lo cierto es que ya en años anteriores ha dejado fuera a estos colectivos: por desgracia hacer huelga puede ser un privilegio en función de los trabajos que tengamos", afirma.

En Sevilla el acuerdo alcanzado por las feministas deja a un lado la huelga estrictamente laboral. "La huelga no se puede convertir en algo sistemático y el 8 de marzo no se puede convertir automáticamente en un día de huelga". Así lo entiende Charo Luque, miembro de la Plataforma 8M de Sevilla. Para que las reivindicaciones de las mujeres tengan eficacia, razona, "la huelga no se puede hacer todos los años el mismo día".

En Madrid se han inclinado por un sutil pero significativo cambio de lenguaje. "Este año no hemos llamado huelga a la convocatoria, sino revuelta", explican fuentes de la Comisión 8M de Madrid. En todo caso, matizan las mismas fuentes, el movimiento feminista madrileño "nunca ha hablado mucho de la huelga laboral, más allá de informar sobre la cobertura legal para hacerla y señalar qué sindicatos la convocaban".

Los sindicatos tienen la última palabra

Lo cierto es que la llamada de las comisiones se instala en el plano de lo simbólico: en última instancia son los sindicatos quienes tienen la última palabra. Sólo en aquellos territorios donde un sindicato haya registrado formalmente la convocatoria de huelga, será posible secundarla.

Tanto en 2018 como 2019, los trabajadores asalariados que decidieran acogerse a su derecho de huelga tenían la cobertura legal de sindicatos como CNT, CGT, USO, CIG o Intersindical, entre otros. Tanto CCOO como UGT, por su parte, se mantuvieron firmes en un formato de paros parciales. Este año, sin embargo, la mayoría de los sindicatos ha optado por no llamar a la huelga. Así lo expresan fuentes de la CNT, que a nivel estatal ha decidido no convocar huelga, aunque sí recalcan que las centrales territoriales son autónomas de tomar sus propias decisiones. En todo caso, la postura oficial del sindicato es la de esquivar la huelga "porque es domingo y para evitar que la convocatoria se convierta en un día festivo". "La CNT se unirá a las manifestaciones del feminismo de clase que haya, con cabecera propia o de manera global", explican desde el sindicato.

Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT, comenta que su sindicato lleva ya tiempo planteando "dar una vuelta a la huelga de los últimos dos años". "Una huelga no es algo simbólico, es para hacerla", así que el pasado año la organización sindical ya empezó a barajar nuevas estrategias. "No se puede institucionalizar una huelga", coincide, por lo que UGT ha preferido esta vez centrar sus acciones en una campaña específica sobre igualdad en la esfera laboral, más allá de la fecha marcada en el calendario.

No todo el mundo comparte estos mismos planteamientos. Cataluña es la comunidad que de manera más firme se ha inclinado por la huelga tradicional. Así lo afirma Carme Alemany, miembro del colectivo Vaga Feminista. La activista expone al otro lado del teléfono que, en un principio, las feministas catalanas plantearon la posibilidad de llamar a una huelga de dos días: el domingo 8 y el lunes 9. Sin embargo, y tras la intervención de distintas comisiones catalanas, la idea se desechó por el sobresfuerzo que suponía. Sí se mantuvo la disposición a mantener la huelga del domingo, con la mirada puesta especialmente en las "trabajadoras domésticas y las que cuidan a personas dependientes", remarca la activista, "muchas de ellas sin contrato o sin derecho a los tiempos obligatorios de descanso".

Para afianzar la llamada a la huelga laboral, las feministas buscaron el apoyo de los sindicatos. Uno de los que se prestó a proporcionar cobertura legal fue la Intersindical. Ester Rocabayera, responsable del área de igualdad del sindicato, explica a infoLibre que su organización parte de una reflexión previa basada en la colaboración estrecha con el movimiento feminista. La sindicalista relata igualmente que el debate sindical se basó esencialmente en convocar uno o dos días de huelga. Finalmente, se decidió parar el domingo 8 sobre todo porque hacerlo dos días era "más costoso, más difícil y corría el riesgo de restar peso al 8M como día de visibilizar las desigualdades".

Para Rocabayera, la importancia de dar cobertura legal a quienes quieran ejercer su derecho a huelga un domingo radica en "visibilizar a otros colectivos a través de la huelga feminista, que se ha demostrado como un instrumento potente". De esta manera, además, se "ayudará a conseguir una manifestación multitudinaria". Rocabayera entiende que los sectores que más se valdrán de la herramienta serán la "sanidad, un sector feminizado y potente, la restauración, la hostelería, el turismo o las trabajadoras del hogar", que en muchas ocasiones trabajan los siete días de la semana, remacha la sindicalista.

Las mujeres llegan al 8M cargadas de motivos

En otros territorios como Galicia, la huelga laboral no ha sido este año un reclamo de las organizaciones feministas pero sí de algunos sindicatos. Así lo explica a este diario Paula Ríos, portavoz de la Plataforma Feminista Galega. La decisión de no llamar a la huelga laboral "se tomó para centrarnos este año en los ejes de cuidados y en el de consumo", detalla, aunque reconoce que "también pesó bastante" el hecho de que la jornada coincida en domingo.

Pese a ello, la Central Unitaria de Traballadoras (CUT) ya manifestó a principios de febrero su voluntad por ofrecer cobertura legal a los trabajadores gallegos que quieran ausentarse de su puesto de trabajo. Los motivos de la CUT son contundentes: el domingo "es un día laborable para las mujeres más precarizadas y vulnerabilizadas por el sistema capitalista y patriarcal". Así lo entiende Ana Viqueira, coordinadora de la Secretaría de Mulleres del sindicato. El principal motivo que les empujó a mantener su apuesta por la huelga fue la petición explícita de "varios colectivos feministas que querían huelga". Aquello, rememora, desencadenó una valoración a nivel interno que finalmente determinó la convocatoria formal. Dentro del "sindicalismo tradicional", abunda Viqueira, "muchas veces no se considera laborable el domingo, pero ¿qué mensaje lanzamos a las mujeres que sí trabajan?", plantea. Dice ser consciente de que la convocatoria "no va a tener una incidencia de paralización del país, pero tampoco es el objetivo", añade la sindicalista, quien refuerza la idea de "transformar la herramienta de la huelga y que sirva para más aspectos que la paralización productiva". Precisamente, reflexiona, la huelga laboral en este contexto contribuye a que "brillen las ausencias de quienes no pueden hacerla y así abrir debates".

Un extremo que no comparte la CIG, primera fuerza sindical en suelo gallego, que sí convocó huelga formal el año pasado pero no esta vez. Margarida Corral, técnica de igualdad del sindicato, explica que el debate en el seno de la organización viene de lejos. "Internamente, entendíamos que convocar huelga todos los 8M sistemáticamente era desvirtuar la convocatoria", cuenta al otro lado del teléfono. Que este año caiga en domingo sí les concedía la posibilidad de convocar "huelga sectorial, especialmente en el sector servicios", pero los sindicalistas pronosticaron una "incidencia reducida" y que "tampoco iba a ser una huelga de mujeres, sino sectorial en la que no participarían buena parte de los sectores feminizados". Esta idea, comenta Corral, se vio reforzada por la decisión del movimiento feminista gallego. "Compartimos la decisión de no convocar huelga y de centrar la campaña en la revalorización social y económica del trabajo doméstico", resuelve.

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