La crisis del coronavirus

El Gobierno sigue sin poner fecha al inicio de las pruebas rápidas once días después de haberlas anunciado

Una enfermera se dispone a tomar una muestra a una persona en el Recinto Ferial de Navarra, que ha sido habilitado como punto para realizar las pruebas rápidas de coronavirus.

La realización de pruebas rápidas al conjunto de la población es, junto al confinamiento de los ciudadanos en sus casas, la principal estrategia de lucha contra la pandemia del Covid-19 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero los test comprados por el Gobierno español en China y trasladados a España por un avión del Ejército del Aire esta semana siguen sin fecha para empezar a ser utilizados.

Once días después de que su adquisición fuese anunciada por el presidente del Gobierno, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, no pudo este miércoles en rueda de prensa desde la Moncloa avanzar siquiera una fecha aproximada en la que se dará inicio a las pruebas, destinadas a ampliar la detección y el alcance del virus en la sociedad española. “Estamos evaluándolos para establecer las óptimas condiciones de uso”, explicó. Una tarea de la que se ocupa el Instituto de Salud Carlos III.

La puesta en práctica de los kits destinados a hacer diagnósticos rápidos provocó en los últimos días uno de los principales traspiés del Gobierno en su pelea contra el virus. El ministro de Sanidad tuvo que ordenar la devolución de un total de 650.000 test diagnósticos del coronavirus, por no tener “el nivel de fiabilidad requerido”, y anunciar que serían sustituidos por otros que sí cumplan con los requisitos de calidad necesarios.

Illa quiso entonces trasladar un “mensaje de tranquilidad” a la población ante la retirada de las primeras tandas de test que llegaron a España para avanzar en el diagnóstico de posibles positivos de coronavirus. “Estamos haciendo un esfuerzo para adquirir test de diagnóstico rápido que nos permita comparar mucho mejor el nivel de extensión del virus en España”, explicó hace cinco días en una comparecencia en la que recordó que el Gobierno ha realizado varias operaciones en China con distintos proveedores para adquirir hasta 5,5 millones de test.

El riesgo de repetir el fiasco planea ahora sobre los nuevos test que están siendo evaluados y que, según una información de Elespañol.com, tampoco funcionan. 

Illa lleva varios días sin poner fecha al inicio de estas pruebas rápidas y recordando en cada rueda de prensa en la que participa que “diariamente hacemos entre 15 y 20.000 pruebas de diagnóstico”, lo que sitúa España “en la franja alta de los países que hacen test diarios”.

El martes el ministro ya había destacado que España es el segundo país del mundo que más PCR (siglas en inglés de Reacción en Cadena de la Polimerasa, las pruebas diagnósticas utilizadas hasta ahora) lleva a cabo diariamente para detectar el coronavirus, sólo por detrás de Suiza. Ya entonces apeló a la necesidad de definir “los protocolos de uso que tienen que seguir las comunidades autónomas” para llevar a cabo las pruebas. “El objetivo es lograr que todo el mundo pueda tener acceso a estos test y que el máximo número de personas con coronavirus sean detectadas”, explicó.

Los nuevos test —un millón de unidades— llegaron el lunes a bordo de un avión A400M del Ejército del Aire procedente de Shangái con 14 toneladas de material sanitario para combatir el Covid-19.

Infrarrepresentación de los contagios

Un estudio del instituto británico Imperial College publicado esta semana cuantifica una suposición: el hecho de que no se realicen test masivos en nuestro país podría estar provocando que los contagios estén infrarrepresentados. Y ese es un peligro del que no se salva prácticamente ningún país del globo. Por eso hace unos días el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó a los países a no dejar de hacer “test, test, test”.

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El retraso en el inicio de las pruebas coincide con las dudas que, desde diferentes ámbitos, se están sembrando en torno a la fiabilidad de los datos de contagios e incluso de defunciones por culpa del coronavirus, justo cuando el Gobierno se aferra a la “ralentización” de la pandemia en nuestro país, que ha pasado de crecer a un 25% en los primeros días, entre el 15 y el 25 de marzo, a descenceder a un 12% la semana pasada y a un 9% de media en los últimos días.

El ministro, que este jueves comparecerá en la comisión de Sanidad del Congreso para dar explicaciones a la oposición sobre la situación, negó sin embargo que la contabilización se esté haciendo mal. “Conforme a los protocolos, toda persona dignosticada como positiva por coronavirus es contabilizada. Es el criterio que tiene que seguir todo el mundo”, subrayó en referencia a las Comunidades Autónomas.

“Somos muy estrictos”, añadió después en referencia a la posibilidad de que en las residencias de mayores estén teniendo lugar fallecimientos que escapan a las estadísticas. “Toda persona diagnosticada positiva es cuantificada”, repitió sin dar más detalles. “Hay absoluta transparencia en esta materia porque es importantísimo tiene información veraz y cierta”.

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