Crisis del coronavirus

El miedo a atravesar la puerta de casa o los comportamientos obsesivos, ¿la amenaza de la etapa postconfinamiento?

Un hombre observa el horizonte este martes en la playa de la localidad guipuzcoana de Zarautz.

España va camino de cumplir la séptima semana de confinamiento y ahora comienza a pensar en la siguiente etapa: la de la desescalada. El Gobierno ha concretado ya los términos en los que se producirá y, como viene anunciando desde hace tiempo, no se volverá a la realidad tal y como se conocía antes de la declaración del estado de alarma de manera inmediata. El distanciamiento social seguirá siendo la norma, las largas colas fuera de los comercios para reducir los aforos continuarán siendo obligatorias y el uso de mascarillas, guantes y el lavado de manos se mantendrán como medidas imprescindibles para evitar nuevos contagios y un nuevo brote. En definitiva, las medidas de seguridad repetidas y aprendidas durante estas semanas tendrán que seguir siendo tomadas por todos los ciudadanos. Durante cuánto tiempo es lo que todavía no se conoce con exactitud, pero las autoridades sanitarias hablan de que así será hasta que la ciencia dé con la vacuna o con un tratamiento. Y eso lleva a una pregunta: ¿existe la posibilidad de que todas esas precauciones adquiridas se instalen en la población y se produzca un cambio de comportamiento social? Los psicólogos consultados por infoLibre se muestran cautos a la hora de hacer predicciones, pero creen que algunas personas sí podrían desarrollar fobias o miedos que les acompañarán un tiempo.

Países asiáticos como China, Japón o Corea del Sur aplacaron su curva de contagios y controlaron la enfermedad del covid-19 hace ya algunas semanas. Fueron rápidos y algunos de los motivos que se esgrimieron como explicación tienen que ver con el hecho de que el contacto físico no es tan frecuente o con que el uso de mascarilla ya estaba muy extendido en la población por ser un elemento casi cultural. En España, en cambio, todo eso es nuevo. El uso del espacio público es más frecuente y el contacto físico entre personas está a la orden del día. De ahí el miedo a que las medidas que alivien el confinamiento y que comenzarán a ponerse en marcha en los próximos días ocasionen nuevos brotes de contagios y haya que volver a dar marcha atrás, una posibilidad de la que el Gobierno ya ha alertado. 

El mensaje es claro: los ciudadanos no podrán comportarse como lo hacían antes. Habrá que tener precauciones porque, según dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo que se avecina ahora es "una nueva normalidad". ¿Y cómo será el comportamiento de los españoles en ella? Los psicólogos consultados se muestran cautos, puesto que la situación no tiene precedentes. No obstante, no descartan que haya personas que desarrollen patologías relacionadas con el temor a salir a la calle por exponerse a un posible contagio, con la necesidad de mantener una adecuada higiene o con la obligatoriedad de mantener la distancia social. Agorafobias, trastornos obsesivos compulsivos (TOC) o temores y miedos podrían ser algunos de los problemas que podrían aparecer.

Pero no en cualquier persona. Tal y como explican los expertos, es complicado que este tipo de problemas se den en personas que no tenían ya algún tipo de patología mental previa. "Hay personas que antes de esto ya tenían más tendencia al control, a la obsesión y eran más ansiosas e hipocondríacas. Ellas aumentarán el distanciamiento social y todas aquellas medidas de precaución que ahora son necesarias. Tendrán que tomarlas cuando ni siquiera haga falta para calmar su ansiedad", explica Anna Romeu, psicóloga de emergencias y presidenta del área de Psicología de Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. Serán este tipo de personas, añade la psicóloga clínica Lola López Mondéjar, las que se convertirán en personas más esquivas con los demás o las que, simplemente, rechacen salir a la calle tanto como lo hacían antes de la llegada del coronavirus. 

"Hemos tenido un indicador involuntario de esto", dice López Mondéjar. "El domingo, cuando los menores de 14 años pudieron salir a la calle, hubo muchos niños que no quisieron hacerlo por miedo", dice. Y eso es un reflejo de sus padres, por lo que habrá muchos adultos que cuando tengan permitido salir de su domicilio serán más reticentes a hacerlo por temor a enfrentarse a un posible contagio. Esas serán las personas, asegura la psicóloga, que saldrán a la calle "más protegidas" y que se volverán "más observadoras". "Por ejemplo, acudirán a un restaurante y estarán pendientes de las medidas de seguridad que tenga. Además, cuando vuelvan a casa puede que se mantengan un tiempo observando un posible desarrollo de síntomas", dice. En ellas, añade Romeu, podría aumentar "la agorafobia" y podrían desarrollar comportamientos más esquivos con las personas. "Intentarán mantener la mascarilla cuando no sea necesario y evitarán salir tan a menudo de casa", añade.

Por su parte, Alfredo Rodríguez Muñoz, profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), apunta hacia aquellos que tenían un trastorno obsesivo compulsivo. "Es una de las patologías que se puede ver más afectada" por la situación que vivimos ahora, dice. Lo ejemplifica en uno de los TOC más conocidos: el de la necesidad de mantener una higiene extrema. "En estos casos se da una paradoja, y es que el problema es la solución. Su trastorno, que es lavarse compulsivamente, es lo que se recomienda", explica. Por eso este tipo de personas pueden tener más dificultades para regresar a una cierta normalidad. 

Problemas a corto plazo: no cambiará el comportamiento social

Todos los expertos, por tanto, coinciden. El miedo irracional, el temor a salir de casa o la necesidad de mantenerse alejado de las personas se manifestará en aquellos que ya previamente a la irrupción del covid-19 en nuestras vidas manifestaban comportamientos de ese tipo. Pero eso no significa que el resto no pueda desarrollarlas. "Ser más observador en un restaurante será normal para todas las personas", dice López Mondéjar. Pero no durará para siempre ni cambiará el comportamiento social de los españoles. "Frente a eso se impondrá el yo racional de pensar que se han tomado todas las medidas de seguridad necesarias y, así, aplacaremos esos temores", añade. 

Una sociedad cómplice ante la pederastia

Una sociedad cómplice ante la pederastia

"Yo creo que la mayoría de personas que desarrollen miedos generarán también recursos de autoayuda, como hacemos ante cualquier trauma pequeño o grande de la vida", dice. Algo en lo que coincide tanto Romeu como Rodríguez Muñoz, que opina que a medida que la normalidad se vaya instalando, los miedos irán desapareciendo. "En algunos casos será cuestión de que la situación se normalice. Las conductas cambian por el contexto, así que si este empieza a asemejarse a lo conocido, la conducta anterior reaparecerá", dice. Y para ayudar a que eso ocurra, López Mondéjar aconseja recurrir a la información, "un recursos buenísimo para reducir el miedo, sobre todo a lo desconocido".

Por tanto, ninguno de los expertos cree que esa necesidad de mantener la distancia social perdure mucho tiempo ni, mucho menos, nos acerque a la cultura asiática. "Pienso que nuestro comportamiento social, a medida que nos desconfinen y las medidas de seguridad se relajen, volverá a la tendencia habitual de encontrarnos, tocarnos, estar cerca... Somos así y eso se recupera. No creo que como sociedad nos cueste, pero habrá un segmento de la población a la que sí le resultará difícil comportarse como antes", dice Romeu. "La cultura asiática y la interacción en esos países es muy diferente. Ya tenían muy preestablecida la distancia social y había pautas muy alejadas a las nuestras", añade Rodríguez Muñoz, que opina que "llegar a acercarnos a la cultura japonesa es complicado".

López Mondéjar, en cambio, tiene alguna duda más. "Ahora mismo nada hace indicar que el comportamiento social cambie, pero si hay un rebrote en otoño, vuelve a haber un confinamiento y la convivencia con virus como este comenzara a ser habitual sí podríamos empezar a inhibir las relaciones sociales. Podría cambiar nuestro carácter y los abrazos no ser tan habituales", dice. "Los seres humanos no tenemos una esencia fijada, son las culturas las que nos construyen. Si esto cambia y la desconfianza se convierte en un mecanismo eficaz para no contagiarnos de una enfermedad, adoptaremos ese comportamiento", sentencia. 

Más sobre este tema
stats