La crisis del coronavirus

Los sindicatos se echan a las redes para exigir protección social y "una enorme palanca de inversión pública" para la recuperación

Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT), en una concentración sindical.

El coronavirus ha hecho que el mundo de Pepe Álvarez y Unai Sordo, secretarios generales de UGT y CCOO, respectivamente, se haya tambaleado. Como el de todos. “Nos creíamos invulnerables”, explica Sordo, pero “no somos una isla, el mundo es global” y crisis como la del coronavirus sencillamente “pueden pasar”. “Esta globalización egoísta que sólo piensa en el capital demuestra la imposibilidad de dar respuestas inmediatas a los problemas de la pandemia”, según Álvarez.

“Margaret Thatcher dijo que ella no veía sociedad sino individuos. Fíjate si hay sociedad. Fíjate si hay un interés común, si valen los servicios públicos, si es importante poner recursos en común para cuidarnos mutuamente. Esta crisis nos lo pone de manera muy dramática sobre la mesa y hay que aprovecharla, entre comillas, para hacer pedagogía de que somos sociedad. Hay que quebrar el discurso hegemónico del neoliberalismo de una puñetera vez”, explica Sordo.

Ese discurso comenzó en los años 80 con Thatcher en el Reino Unido y con Richard Nixon en EEUU y, lejos de ser sustituido por un nuevo paradigma tras la crisis que estalló en 2008, mostró su cara más amarga en España con la explosión del número de parados. Poco a poco, el país había ido recuperando tasas de ocupación a costa de una gran temporalidad y precariedad en los puestos de trabajo creados desde entonces. La derogación de la reforma laboral (o de sus “aspectos más lesivos”, según el programa del PSOE) se convirtió en trending topic en la izquierda y las centrales sindicales.

Ahora, el covid-19 le ha vuelto a dar otra patada al tablero y las piezas todavía están en el aire, según explican los dos líderes de las principales centrales sindicales en una entrevista con infoLibre al hilo del Primero de Mayo, fiesta por excelencia del sindicalismo. Esta vez no habrá silbatos, ni pancartas, ni llamadas a tomar las calles sino una manifestación en las redes sociales que culminará con un gran aplauso a los trabajadores públicos a las 20:00.

Álvarez y Sordo tienen tres grandes preocupaciones en su cabeza. La primera, en pleno impacto del meteorito, es el mantenimiento de las rentas mientras los epidemiólogos deciden qué puede reabrir y cómo. La segunda: que en España haya un gran plan de estímulo público, cuya ambición vendrá determinada por el apoyo europeo, para lograr que la recuperación se consume lo antes posible. La tercera: reformular el marco de las relaciones laborales (sí, derogar la reforma laboral), regular el teletrabajo o los sectores que operan en plataforma, llamados a ganar un mayor peso.

“Mientras estamos en el foso hay que tomar medidas para evitar la destrucción de empresas y empleos y, a la vez, ir preparando la recuperación económica para impulsarla con una enorme palanca de inversión que en un primer momento va a tener que ser pública, española y europea”, según Sordo.

Uno de los arietes destacados de la respuesta a la crisis han sido los ERTE, “un elemento de hibernación” que ha permitido evitar muchos despidos y empleos destruidos, según Álvarez. “Nunca en la Historia habíamos tenido tal acumulación de expedientes”. Hasta “500.000”, que afectan a “casi cuatro millones de trabajadores”, según él. Muchos no han cobrado. “Es normal que tengamos muchas dificultades para una respuesta inmediata. La administración tiene que agilizar, pero tenemos problemas de recursos humanos”, explica. En cualquier caso, el derecho a la prestación se mantiene intacto y se cobrará como parte de una gran “red social de protección” que incluye el paro para trabajadores que no cumplían los requisitos o la prestación por cese de actividad para los autónomos. Más de un millón la cobran estos días y las centrales sindicales creen que “más de un 40%” de los autónomos van a percibir, “por primera vez”, una prestación, según Sordo.

El líder de CCOO cree que, ahora, lo imprescindible es “salvaguardar rentas” y destaca que “seis millones de personas tienen algún tipo de renta de sustitución”. Pero también hay que mantener empleo, aunque sea en base a ERTE, un esquema que tendrá que seguir cuando acabe el estado de alarma. El Ministerio de Trabajo lo negocia ya.

“El Gobierno tiene que ser consciente de que este ingente esfuerzo que se ha hecho con los ERTE para que la economía entre en hibernación necesita este último empujón. Si no lo hacemos a través de ERTE lo vamos a hacer consumiendo parte del desempleo”, según Álvarez. Ambos son muy cautos sobre cuánto se tiene que extender la bonificación de la suspensión temporal del empleo, aunque hay voces que piden seis meses, más o menos hasta final de año.

Ingreso mínimo vital

La pieza que falta es el ingreso mínimo vital, aunque sea “puente” y no permanente”, para aquellos que, por ejemplo, “no tienen ningún ingreso porque vienen de la economía sumergida”, según Álvarez. “Este país necesita tomar medidas para evitar las colas que vemos estos días en los bancos de alimentos. Me produce una cierta vergüenza convivir en un país con gente multimillonaria y a la vez ver bolsas de miseria. Hay que afrontarlas a partir de ese mínimo vital”, insiste.

El objetivo de ese ingreso mínimo vital debe ser “reducir la pobreza severa” y “cubrir los vacíos muy evidentes en el actual modelo de prestación de desempleo”, según Sordo. “Se ha demostrado que [los servicios de empleo] no sirven para hacer frente al paro de larga duración, en el que se pierde la prestación y que a partir de ciertas edades es de una gravedad enorme”, sostiene. Sobre el ingreso mínimo, lanza una advertencia “muy importante: que no se pervierta utilizándose como una especie de complemento salarial. Algunos modelos de compatibilidad de la prestación con el trabajo pueden dar pie a un efecto indeseado: que se reduzcan jornadas y salarios y se vean complementados desde el sector público. Ese sería otro esquema que en su día planteó Ciudadanos y que nosotros no compartimos”, advierte.

Una vez atendida la emergencia social, llega el momento de la recuperación. “El Gobierno tiene un papel motor muy importante. Hay que acompañar esta recuperación del espacio público, de “nueva normalidad”, como dicen desde el Gobierno, con medidas que estimulen el consumo. Si hacemos eso vamos a poder recuperar más empleo y en menos tiempo”, asegura Álvarez.

Planes renove sostenibles y bajada del IVA

¿Cómo se puede reactivar el consumo cuando muchos ciudadanos van a pasar momentos de gran apuro? “Con una palanca de incentivos para el consumo”, señala Sordo. “Se pueden establecer planes para renovar las flotas automovilísticas con coches más sostenibles. Se pueden habilitar desde las administraciones públicas planes de reformas de las viviendas de los centros urbanos para que desde parámetros de sostenibilidad medioambiental se produzca una fuerte inversión. Se pueden fomentar las líneas de viajes, como se hacía con el Imserso, cuando se recupere el turismo, aunque va a tener que ser interno durante un tiempo. Pero hay que financiarlo. Las políticas que se articulen desde Europa van a ser absolutamente decisivas”, señala.

El secretario general de UGT apunta también a alguna medida fiscal. “El Estado puede tener que hacer algún tipo de rebaja vía IVA u otros impuestos, Seguramente eso va a bajar la recaudación, pero se va a ganar empleo y recaudación derivada del empleo por otro lado”.

Este Primero de Mayo, si no hubiera coronavirus, probablemente se estaría hablando de una nueva reforma laboral y un Estatuto de los Trabajadores. Surgen voces que creen que, en estos momentos, cumplir con el programa previo no toca. No son las de CCOO y UGT, aunque sí son partidarios de reordenar las prioridades.

“La necesidad de actuar ya es clara, pero hoy, con la crisis que está viviendo nuestro país, tenemos que priorizar en nuestras demandas. Por eso la protección social es fundamental, como la reactivación económica”, explica Álvarez. “Si algo ha puesto de manifiesto esta crisis es que el sistema laboral español, con los ERTE, es lo suficientemente flexible. Si en otras crisis se hubiera abordado así, no se hubiera visto la destrucción de empleo que se produjo”. Para él, otra de las enseñanzas de esta crisis es que “la precariedad y la temporalidad no son necesarios”.

“Para nada debemos sobreentender el dicho de los jesuítas: en tiempo de zozobra, no hacer mudanza. Lo que se está demostrando es lo obsoleto de nuestro modelo laboral. España tiene que salir de una vez del modelo de temporalidad masiva y despido fácil como forma de ajuste de las empresas a los ciclos económicos para que no nos pase lo de todas las crisis. Ahora, a través de los ERTE, está demostrando que sí puede haber vías alternativas a los despidos”, según Sordo.

Limitar los despidos y la temporalidad

“Y no estoy pensando en ahora pero, a la vez que se facilita el acceso a los ERTE, hay que limitar de forma mucho más drástica el recurso a la temporalidad y al despido. Si abrimos todas las compuertas, las empresas siempre van a lo mismo: contratar precario y despedir. Podemos estar en las vísperas de cambiar ese patrón y no volver a ser los campeones de Europa en materia de temporalidad”, añade.

Además de abordar el principal caballo de troya del mercado laboral, según los sindicatos, hay que pensar en nuevas necesidades que se han comprobado durante esta crisis. “El teletrabajo se ha convertido en una ganga”, según el líder de UGT. “Las empresas tienen que ser conscientes de que deben garantizar que el coste del propio teletrabajo es de la empresa. Y que tengamos claro cuál es el momento de la desconexión digital".

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“Va a haber un antes y un después”, según Sordo. “En muchas empresas no se hacía por inercia, pero una vez que se ha hecho con la crisis, con toda seguridad se va a seguir por ahí. Hay que regular relaciones laborales muy complejas: el tiempo de trabajo, la distribución y la disponibilidad no puede ser una especie de ‘aquí vale todo”. Sordo pide también regular mejor plataformas como las que ahora proliferan para repartir comida u otros bienes a domicilio, a menudo a través de los conocidos como falsos autónomos. Hay que acotarlo y definir claramente la responsabilidad sobre los trabajadores o puede haber un foco de precariedad enorme en muy poco tiempo”.

Pero todo esto probablemente tendrá que esperar aún un tiempo mientras los sindicatos salen a las redes. Tanto Álvarez como Sordo muestran caras de preocupación y también arquean las cejas cuando se les preguntan por si previsiones como las de un desplome de doble dígito del PIB o un paro del 21% (como pronostican el FMI y el Banco de España) serán una realidad en España. Sencillamente no tienen todas las respuestas, pero, según Sordo, sí convicciones más fundades que nunca tras esta crisis. Una de ellas es la importancia del propio movimiento sindical, que ahora resuelve consultas por internet a afiliados y personas que no lo son. Según Álvarez, UGT ha atendido “más de 300.000 estos días por vía online”.

“Hay que salir a la ofensiva para decir que sin organizaciones de trabajadores, el mundo es mucho peor, las empresas son mucho peores y la sociedad es mucho peor”, según Sordo.

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