Coronavirus

De los parques cerrados en Madrid a peatonalización en Barcelona: el covid-19, oportunidad para reinventar el espacio público

Varias personas pasean por el parque de la Ciutadella de Barcelona.

Tras mes y medio de confinamiento, la ciudadanía afronta su reencuentro con las calles. Lo hace en un escenario extraño, marcado por una organización metódica sin precedentes, por la disciplina y la responsabilidad colectiva. Pero también por importantes dosis de temor. Y en ese escenario, la desescalada ha confirmado lo que era más que una sospecha: las ciudades no están pensadas para las personas. La alarma sanitaria así lo ha puesto de manifiesto y las administraciones han empezado a tomar nota para dar una respuesta ágil.

Álvaro Ardura es profesor de Urbanismo y Ordenación del Territorio en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM). A su juicio, la situación de emergencia obliga a plantear propuestas "que pasan por favorecer los modos más sostenibles de movilidad". Habla de abrir parques y espacios verdes, pero también de habilitar zonas peatonales temporales y carriles bici. Es, de hecho, la "tendencia predominante en ciudades europeas: restarle espacio al coche".

Buena parte de las imágenes que ha dejado este fin de semana muestran un paisaje global: peatones invadiendo la calzada para poder hacer deporte o la imposibilidad de respetar el distanciamiento físico en muchas de las estrechas aceras que colman los barrios. "Muchos barrios madrileños se construye en los cincuenta o sesenta, coincidiendo con una etapa de gran crecimiento de la ciudad. Son barrios con calles muy estrechas, sin plazas de garaje y que ahora mismo funcionan como un gran aparcamiento". Habla Miguel Álvarez, miembro del Mobility Institute de Berlín (MIB) y cofundador del proyecto Nación Rotonda. "Ya partíamos de un problema de accesibilidad previo" que se ha hecho ahora especialmente visible: dos personas que no se pueden cruzar en la misma calle, escasez de bancos o ausencia de papeleras.

Al automóvil apunta Adrián Fernández, portavoz de movilidad de Greenpeace España. "Lo que ha sucedido estos días, los cambios en el uso del espacio y las medidas de los ayuntamientos, ponen de manifiesto un injusto reparto urbano en las ciudades, donde el automóvil acapara más del 80% de la superficie y los restos se lo disputan entre peatones, ciclistas y transporte público". Una distribución, insiste, que "no responde a cómo se mueve la gente en las ciudades".

Ensanchar el espacio dedicado a los peatones, sin embargo, tiene costes. Álvarez explica algunos: si ese espacio se aprovecha haciendo uso de los carriles extra, pero al mismo tiempo los ciudadanos continúan utilizando el vehículo privado, podría haber más atascos. Por otro lado, comenta, trabajar por crear más carriles bici sería efectivo con un fomento de este medio. Pero actualmente "estamos viendo que los datos son muy bajos, la bicicleta está teniendo el mismo poco uso". Álvaro se pregunta si "tiene sentido apostar por carriles bici o ante la falta de espacio la mejor opción es disponer de carriles para que los autobuses puedan agilizar sus movimientos". En esencia, recalca, "la lucha por el espacio, aunque era previa, se agudiza".

De la urgencia a la oportunidad

Los expertos llevan tiempo ligando los nuevos modelos de ciudad a la necesidad de poner la vida en el centro. Quienes planteaban la necesidad de reformular el diseño tradicional han encontrado en el estado de alarma el más tajante pretexto. "Para los que nos dedicamos a esto no es una sorpresa", reconoce Ardura. Recuerda que para construir una ciudad sostenible y equilibrada es fundamental evitar "desarrollos urbanísticos de monocultivo funcional: zonas exclusivamente residenciales, industriales o de oficinas". Madrid ofrece un ejemplo gráfico: todas sus oficinas están al norte, pero la fuerza de trabajo se asienta en el sur. En el nuevo contexto que se abre ahora, el arquitecto apuesta por "el valor de la proximidad para minimizar los traslados forzosos", una cuestión además "muy ligada a lo reproductivo sobre lo productivo".

También Fernández recalca la puesta en valor de la proximidad de los servicios durante el confinamiento. "Ahora vamos a valorar mucho lo que tenemos en ese kilómetro: las tiendas, los parques, los espacios verdes. Pero también veremos que no son suficientes y que los barrios están secuestrados por el automóvil", perfila. En ese sentido, apunta, "hay una enorme oportunidad, porque tenemos la ocasión de hacer cambios en el espacio, pero también hay una urgencia tremenda". Los ayuntamientos, remacha, "tienen la obligación de habilitar los espacios" para permitir que la desescalada sea un éxito. "Venimos de un país donde se han cometido auténticas barbaridades a nivel infraestructuras", replica el ecologista, "frente a ese modelo, planteamos soluciones que desde las ciudades nos permitan poder probar alternativas".

Peatonalización, carril bici y transporte público

De oportunidad habla también el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, en conversación con este diario. "La situación nos va a obligar a tomar medidas hacia una movilidad distinta", subraya. El regidor vallisoletano insiste en que las restricciones en el transporte público conllevarán la expulsión de una parte de los usuarios habituales, que transitarán hacia nuevos modelos de movilidad, entre ellos el vehículo privado. Esto derivará "en un problema de espacio y en otro de salud pública", diagnostica. "La cotaminación es un enemigo que está ahí y tenemos que intentar erradicarla".

En esa tarea, el socialista apuesta por tres frentes: un plan de peatonalizaciones, fomentar el transporte público y mejorar la red de carriles bici en toda la ciudad. "Estamos trabajando en esa triple dirección", describe. Los peatones dispondrán de mayor espacio en la almendra central, mientras que los ciclistas también disfrutarán de mejoras en la red y el transporte público contará con más vehículos que "se moverán más rápido, para aumentar la velocidad comercial". Algunas de las fórmulas diseñadas para el momento actual, sostiene el regidor, "pueden ser provisionales, pero la intención es que el espacio que gane el ciclista, el peatón y el transporte público sea definitivo".

Por las calles barcelonesas el desconfinamiento echa a andar con un plan a sus espaldas. Janet Sanz, teniente alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, habla de "ciudad post-covid" y se refiere a la movilidad sostenible como obligación de las instituciones. Barcelona empezó a tejer hace un mes un programa para la recuperación de la movilidad dotado de 4,4 millones de euros, con la idea de "plantear una propuesta para adaptar la ciudad a las distintas fases de desconfinamiento". Estos meses, reconoce Sanz, el espacio público y su gestión se han demostrado fundamentales para garantizar el cumplimiento de las normas.

El primero de mayo, la ciudad abrió 70 de sus parques y cerró el tráfico en 44 calles colindantes para garantizar "los paseos seguros". Este lunes se ha desarrollado un primer paquete que busca "liberar 30.000 metros cuadrados destinados a otros usos para los peatones", con fórmulas como "pintar la calzada para ampliar las aceras". También se crearán 21 kilómetros nuevos de carril bici y se plantearán casi una veintena de actuaciones para "crear carriles de bus e incrementar la frecuencia de las líneas". "No renunciaremos a que el transporte público sea el medio sostenible por antonomasia", subraya Sanz. Actualmente, el Ayuntamiento prepara un segundo paquete que camine hacia la perfección y adecuación de las medidas. La previsión es que todas ellas estén incorporadas a finales de mayo. "El objetivo es que todo sea con vocación de permanencia, aunque lo hagamos táctico desde una perspectiva de obra", recalca la edil, quien insiste en que lo implantado ahora "debe ser estructural y estable".

Sevilla, por su parte, ha optado por abordar una estrategia en fases. La ciudad "abrió primero todos los parques de barrio" con el fin de ampliar el margen de paseo, explican fuentes municipales. La segunda etapa se ha centrado en "priorizar las zonas con calles más estrechas y menos parques, como el centro de la ciudad y el conjunto histórico de Triana". Igualmente, se han cerrado los "principales accesos de vehículos con el fin de liberar de coches el centro", mediante controles para priorizar a los "residentes y a los taxis". La tercera fase, que se pondrá en marcha esta misma semana, consistirá en "habilitar espacios y avenidas peatonales en diferentes distritos de la ciudad".

El Ayuntamiento de Zaragoza, tal y como ha anunciado, peatonalizará los fines de semana catorce calles de siete barrios para facilitar la distancia de seguridad. La peatonalización ha sido igualmente la gran apuesta de la desescalada en las ciudades de A Coruña y Vigo. Este lunes, el alcalde de Madrid ha concedido la posibilidad de estudiar una peatonalización de las calles a partir del próximo fin de semana, pero ha descartado la apertura de los parques y zonas verdes: "En estos momentos no vemos todavía la apertura de parques".

"No hay alternativa a la sostenibilidad"

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València observa la desescalada desde la experiencia. Las políticas públicas impulsadas por el Gobierno municipal han venido apostando por "un espacio público amable y saludable". Así lo explica el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, a preguntas de este diario. Lo cierto es que el regidor no ha adoptado medidas pensadas específicamente para responder a la excepcionalidad del momento, sino que ha reforzado y acelerado la dinámica iniciada hace cinco años.

Desde hace un lustro, el Ayuntamiento de València comenzó a trabajar por una redistribución del espacio público "para dar más amplitud a los peatones, dado que la mayoría de desplazamientos en la ciudad se realiza caminando". La prioridad es por tanto "potenciar el caminar por rutas seguras y amplias, el transporte público y los vehículos personales no motorizados". Este lunes, la Plaza del Ayuntamiento ha iniciado su transformación hacia "una gran zona para peatones que ya está cerrada al tráfico", un proyecto que se ha retomado ahora para "recuperar la plaza como espacio público".

Para Ribó, de la crisis sanitaria emergen importantes lecciones. "Espero que la humanidad tenga la suficiente altura de miras para pararse a pensar en lo ocurrido", reconoce y apuesta por una "respuesta global, firme y de cambio hacia la sostenibilidad". A juicio del alcalde, "ya no hay tiempo de prórroga que valga, ni alternativa alguna a las políticas de sostenibilidad".

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