Crisis del coronavirus

El covid rompe la foto de Colón: Vox inflama la calle, el PP se pone de perfil y Cs gira al centro

Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera juntos, el 10 de febrero de 2019, en la Plaza de Colón.

El 10 de febrero de 2019 Partido Popular, Ciudadanos y Vox se reunían en la madrileña plaza de Colón para exigir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que convocase elecciones anticipadas por sus "cesiones y bandazos permanentes" ante los partidos independentistas catalanes. Pablo Casado (PP), Albert Rivera (por entonces líder de Cs) y Santiago Abascal (Vox) subían al escenario en el que se había leído el manifiesto al cierre del acto y quedaban retratados en la ya famosa 'foto de Colón'. La escena dio pie al nacimiento de los términos "tres derechas" o "trío de Colón", en alusión a estos tres partidos que competían por el mismo sector del electorado. Este sábado, la extrema derecha ha convocado una marcha contra la gestión que el Gobierno central está realizando de la crisis del covid-19. Y esa misma plaza de Colón, muy simbólica para el partido de Santiago Abascal, será uno de los puntos del recorrido que se hará en vehículos. En esta ocasión, ni PP ni Ciudadanos —la formación naranja ha emprendido un claro giro al centro— se suman a esta convocatoria con la que Vox pretende capitalizar el malestar de los ciudadanos que en los últimos días se han lanzado a las calles, sobre todo de la capital de España, con cacerolas y banderas de España.

La marcha de Madrid tendrá su réplica en ciudades de toda España. Arrancará con un discurso de Santiago Abascal .

A diferencia de en otras ocasiones, en el PP esta cita de Vox no ha generado debate interno. Desde el primer momento la dirección nacional de los conservadores fijó posición defendiendo que en una situación como la actual ellos se manifiestan en el Congreso y en el Senado, presentando iniciativas. No obstante, sí hay sectores del partido, los más indentificados con posiciones más conservadoras, que temen que Abascal y su partido logren eso que pretenden: atraer a quienes más enfadados están con Sánchez. De ahí la posición del PP respecto a las caceroladas. Ciudadanos, por su parte, ya está en otra fase. Ya no busca competir por un espacio en la derecha y, hasta la fecha, se ha mantenido del lado del Gobierno en los apoyos a las prórrogas del estado de alarma.

infoLibre repasa la situación que atraviesan los tres partidos que, en su día, integraron la foto de Colón en un momento en el que comparten intereses en gobiernos autonómicos y municipales —PP y Cs gobiernan en coalición con el apoyo externo de Vox en varios territorios— pero han decidido, al menos por el momento, marcar distancias en la calle. Vox está en el "pague las nóminas y váyase" a Sánchez. El PP, en marcar distancias de cualquier medida del Ejecutivo convencido de que la gestión de la crisis económica asociada al covid-19 va hacer que la coalición PSOE-Unidas Podemos estalle. Y Ciudadanos, por el momento, sigue dispuesto a negociar unos Presupuestos de emergencia con el Ejecutivo.

Partido Popular

En el argumentario de Vox, el PP es la "derechita cobarde". Explota este calificativo hasta la saciedad porque sabe que el PP de Casado aspira a conquistar a un sector del electorado que en las últimas elecciones generales votó a Santiago Abascal, exdirigente de los conservadores de Euskadi. En este contexto, no es ningún secreto que en Génova movimientos como esta marcha nacional convocada por Vox inquietan un poco. Como también inquietó que hace un par de semanas el líder de la extrema derecha dijera en sede parlamentaria que no descartaba plantear una moción de censuraPedro Sánchez si a quien le corresponde, en alusión al PP, no se decidía a dar el paso.

A diferencia de otras ocasiones en las que el partido ha reaccionado de forma más tardía, la dirección nacional del PP ya fijó posición respecto a estas marchas el pasado 11 de mayo. "Nuestras manifestaciones las hacemos en el Congreso, con propuestas alternativas. Con rigor y seriedad", respondió el secretario general del PP, Teodoro García Egea, preguntado en una entrevista concedida a TVE.

Pero, de forma paralela, los conservadores han defendido las caceroladas que estos días se han convocado en diversas ciudades de España. Creen que muchos de esos ciudadanos son los que ahora, si hubiera elecciones, se decantarían por la papeleta del PP. Las últimas encuestas publicadas, que otorgan importantes subidas al PP, les llevan a pensar en la dirección de que el endurecimiento de sus posiciones frente el Gobierno central cuenta con cada vez más respaldo social

"Su problema no son las caceroladas, ni las protestas en Núñez de Balboa [calle de Madrid donde arrancaron estas convocatorias], donde los ciudadanos tienen derecho a protestar. Su problema es la ruina que sus políticas están ocasionando. Es una irresponsabilidad promover la estratificación social", espetó Casado a Sánchez este miércoles en el debate sobre la prórroga del estado de alarma.

"¿Cayetanos? Cayetanos de Palencia, de Sevilla, de Barcelona, de Gijón, de Alcorcón.. ¿Eso son cayetanos? Eso son ciudadanos que se están arruinando, que están perdiendo el empleo y sus empresas. Encima con criterios arbitrarios le están dejando encerrados, es muy dictatorial", respondió la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la izquierda en la Asamblea de Madrid durante la sesión de control al gobierno.

Pese a que el PP se desentiende de las marchas de este sábado, en el partido sigue abierto el debate sobre la forma en la que hay que confrontar con Vox. En los debates para las prórrogas del estado de alarma que ha habido en los últimos meses en el Parlamento, Abascal ha atacado al PP por sus votos a favor y por la abstención de hace quince días y Casado optó por no responder.

Pero hay dirigentes del partido que siguen creyendo que con Vox ni se puede pactar ni se pueden dejar pasar sus críticas o ataques. Este mismo viernes, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, respondía a unas declaraciones en las que Abascal avanzaba que la extrema derecha apoyaría al PP en Galicia de cara a las elecciones generales del 12 de julio.

"Feijóo necesita vigilancia para no decir tonterías", dijo el presidente de Vox. Y el presidente de la Xunta no tardó en responder echando en cara a Vox que "no le interesase" Galicia durante el pico de la pandemia del coronavirus y advirtiendo de que él aspira a tener, tras los comicios, "un Gobierno libre, no rehén o esclavo de intereses minoritarios", informa Europa Press.

Sobre la marcha de este sábado, el PP dice que Vox "está a lo suyo". Pero que ellos son "la alternativa real". "Nuestro diferencial es que los únicos sensatos para gobernar somos nosotros", explican las fuentes consultadas. "Seriedad, propuestas y trabajo. Es a lo que jugamos", añaden. 

El PP ya ha dado un importante giro esta semana en su posición respecto a la crisis del covid-19 votando en contra de la ampliación del estado de alarma. Y, tras el episodio de la derogación de la reforma laboral se reafirman en su estrategia. "Sánchez ha engañado a todos, desde el PNV a Ciudadanos. Ya avisamos", subraya un parlamentario.

Vox

Tras PSOE y PP, Vox es la tercera fuerza parlamentaria en el Congreso (52 diputados). Para Vox es un triunfo que todas las marchas convocadas para este sábado cuenten con autorización. La extrema derecha lleva a gala haber plantado cara desde el principio a Pedro Sánchez en las prórrogas del estado de alarma. "Paguen las nóminas y dimitan para dar paso a un Gobierno de emergencia nacional, que sea creíble para los españoles, de amplio espectro y creíble en Europa", fue lo último que le dijo Abascal a Sánchez este miércoles en el Congreso.

Un día después, el jueves, anunciaba que se levantaba de las mesas de trabajo de la comisión para la reconstrucción recién constituida en la Cámara Baja "tras el pacto del PSOE con EH Bildu". "El Gobierno no tiene voluntad de reconstruir nada", argumentaba su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros.

Pero donde Vox ha visto ahora una oportunidad es en la respuesta que Ciudadanos está dando a la crisis del covid-19 y a las tensiones que esto pueda estar generando entre naranjas y conservadores, que gobiernan juntos en varias comunidades autónomas y que tienen en marcha una coalición para concurrir bajo la marca PP+Cs a las vascas del 12J.

Parafraseando a Albert Rivera, el líder de la extrema derecha ha acusado al partido de Inés Arrimadas de "ser útil a la banda de Sánchez".

Vox no entró en ningún gobierno regional, pero sus votos fueron clave para que PP y Cs se hicieran con el poder en la Comunidad de Madrid, la Región de Murcia, Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid. Ahora, cuando la bronca entre la presidenta de la Comunidad de Madrid y el vicepresidente, Ignacio Aguado (Cs), es más que evidente, la extrema derecha se ofrece al PP como elemento estabilizador de la coalición. Para la líder de Vox en Madrid, Rocío Monasterio, el vicepresidente es "un infiltrado de Sánchez en el Gobierno de Ayuso". Sus palabras hay que entenderlas en el contexto de los rumores de una moción de censura del PSOE para echar a Ayuso de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Un escenario que descartan los socialistas, que dicen estar volcados en lograr "acuerdos para la reconstrucción, y en Cs, que defiende que sus acuerdos con el PP son "sólidos".

Hasta la fecha, Ayuso ha rechazado la mano tendida de los socialistas para sentarse hablar de unos pactos para la reconstrucción, lo que deja, por ejemplo, los Presupuestos en manos de la extrema derecha. El problema es que Cs, la otra parte del Gobierno, sí se declara a favor de un acuerdo global.

La semana pasada, Abascal acudió a la Asamblea de Madrid en calidad de "asesor" del grupo de Vox.  Fuentes de su partido aseguraron que lo hacía para apoyar a su equipo, "fundamental para sostener al Gobierno de la Comunidad más afectada por la pandemia frente al ataque del Ejecutivo socialcomunista de la Moncloa". En esta visita, pudo compartir unos minutos con Ayuso, tal y como pudo constatarse por las imágenes difundidas.

Ciudadanos

De los tres partidos que integraron la foto de Colón es Ciudadanos el que más ha cambiado. Tiene nueva líder, Inés Arrimadas, y en lugar de competir por el espacio de la derecha se ha lanzado a ocupar el centro político. 

Los críticos de Ciudadanos, los que dieron un portazo a Rivera por no haberse abierto a negociar con el Partido Socialista tras las elecciones generales de abril de 2019, apuntan a la foto de Colón como el momento en el que empezó a torcerse la trayectoria del partido. En esos comicios Albert Rivera logró 57 escaños frente a los 66 del PP, lo que le permitió por unos meses mantener el discurso de que el líder de la oposición era él. En ese contexto, Rivera no quiso entrar a negociar con Pedro Sánchez para desbloquear la investidura. Sólo hizo una oferta de última hora, cuando estaban a punto de disolverse las Cortes para la convocatoria electoral, con la que pretendía también arrastrar al PP a la abstención. Los conservadores se negaron de forma rotunda y días después arrancaba el reloj hacia las generales del 10N. Ciudadanos bajó de los 57 a los 10 escaños, ya sin opción de entrar en el Gobierno. Rivera anunció su marcha.

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Pese a las dudas que había en sectores del partido naranja del rumbo que iba a imprimir Inés Arrimadas al partido, sus primeros pasos han sido no cerrarse a acuerdos con el PSOE y, de forma paralela, defender como "éxito" sus pactos autonómicos y municipales con el Partido Popular de Pablo Casado. De hecho, habrá un primer intento de la coalición España Suma para las elecciones vascas del 12J.

Una de las primeras decisiones que tomó como líder de Cs fue ofrecer a Sánchez su disposición a negociar unos Presupuestos "de emergencia" para dar respuesta a las necesidades económicas de la etapa post covid-19. Pero por si había dudas del giro al centro de la nueva etapa, el partido naranja ha estado al lado del Gobierno en todas las prórrogas del estado de alarma. Mientras los parlamentarios de Cs han pulsado el botón del "sí" en las dos últimas prórrogas, los del PP apostaron, primero por una abstención y, dos semanas después, por votar en contra.

Ni siquiera el episodio de la derogación de la reforma laboral de 2012 ha hecho a Ciudadanos anunciar que su disposición a pactar con el Gobierno en aquellos asuntos "que sean de interés" para los españoles ha virado. Lo mismo ocurre con los Presupuestos. Lo que sí defienden con insistencia es que ellos no son socios de Gobierno de Pedro Sánchez y que la postura "responsable" que están manteniendo estos meses de pandemia la mantendrían también si fuese el PP el que estuviese en la Moncloa.

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