Crisis del coronavirus

Los médicos advierten de que aún no hay medios para rastrear contactos, la labor detectivesca vital en la desescalada

Médicos aplauden a compañeros intensivistas en un hospital de Santiago.

En un artículo anterior ya explicamos que más que hacer test indiscriminadamente a toda la población, ya sean PCR (que detectan la presencia del coronavirus en el cuerpo) o serológicos (que detectan si la persona ya ha pasado el covid-19 y ha desarrollado inmunidad), los expertos recomiendan desplegar un potente sistema de rastreo: que identifique los nuevos casos y los contactos de esos casos –las personas a las que ha podido contagiar– para aislarlas y cortar la transmisión del SARS-Cov-2. Para esta labor son muy útiles las aplicaciones digitales. Las que están en desarrollo permiten avisar a los usuarios que han estado a una distancia poco prudente de un enfermo declarado, mediante la tecnología bluetooth. Pero no es suficiente. Muchos países están poniendo en marcha a los llamados detectives, es decir, trabajadores públicos que apoyen el rastreo casa por casa, telefonazo a telefonazo, o apoyándose en la propia tecnología. ¿Y en España?telefonazo

"Las decisiones se irán dando a conocer a medida que se vayan tomando", es lo único que dice el Ministerio de Sanidad a preguntas de infoLibre. Ni confirma ni desmiente la adopción de esta estrategia. Pero todos los médicos consultados coinciden en que sería una medida más que necesaria. Es, de hecho, lo que se debería haber hecho en febrero, cuando España tenía –o parecía tener– controlada la pandemia. Por entonces no sabíamos que los asintomáticos eran una fuente muy importante de contagio. Ahora sí lo sabemos, y contamos con la ventaja de que la curva se está doblegando. "Esta es una estrategia que en el pasado se ha usado con otras enfermedades. Así controlamos la viruela y la tuberculosis", asegura aquí el catedrático de Salud Pública Joan Villalbí.

El médico residente de Salud Pública Javier del Águila considera que si la estrategia de rastreo se basa en una aplicación (y esta aplicación permite al Gobierno un cierto grado de control, lo que aún está por decidir) "es un primer filtro de cribado para saber a quién hay que buscar", pero el software no es una solución mágica que permita desentendersesoftware. Hace falta un complejo pero eficiente sistema de comunicación entre profesionales. Apoyado total y parcialmente en sistemas informáticos, "que permitan poner la información necesaria de forma sencilla y rápida, un sistema que sea capaz de recoger información homogénea y sencilla", resume el facultativo.

Andrea Burón, médico doctor especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, coincide en que un sistema de rastreo "es la clave de cualquier brote: el control de los casos y de los contactos para disminuir la transmisión". El confinamiento ha sido muy efectivo, pero es "como matar moscas a cañonazos": se hace sacrificando la libertad, la movilidad y el empleo de muchos ciudadanos. No puede durar siempre. Y como la desescalada es necesaria, se debe abordar evitando volver a la casilla de salida y cortando de raíz cualquier intento del coronavirus de volver a doblegarnos. El rastreo, resume, "nos ayudará al resto de las personas a poder seguir nuestra vida": a relacionarnos con otros sin tener que sufrir los efectos más letales de la pandemia.

Para la especialista, la comunicación entre los profesionales que participen en la labor de rastreo debe basarse en "los sistemas que ya existen, y que se pueden automatizar o semiautomatizar". Debe fluir la información entre el médico que atiende al paciente y detecta coronavirus y el médico, o el profesional, que llame a esta persona, le pregunte por sus contactos y los llame también para recomendarles cuarentena, ya que son potenciales transmisores también del SARS-Cov2. No hace falta que sea estrictamente informático, pero sí que la burocracia no añada lentitud innecesaria al proceso. De hecho, Burón recomienda "formar equipos expresamente para esta tarea", con especialistas en distintas áreas.

Pero, ¿quién se encarga exactamente de esta labor? Los médicos consultados hablan de sus compañeros de atención primaria, que en la gran mayoría de casos son el primer eslabón entre el paciente –o posible paciente– con el sistema sanitario, y los facultativos especializados en Salud Pública, que son los encargados de idear, diseñar y formar sobre este tipo de acciones. También se puede optar por trabajadores contratados ex profeso, a los que se les enseñe a rastrear adecuadamente (haciendo las preguntas correctas, respetando la privacidad de la información médica, etcétera). A juicio de Barón, todas las respuestas son correctas.

Pocos recursos para una gran tarea

Aunque Salud Pública sea el área responsable de coordinar, no puede llegar a todo. Y los médicos de atención primaria juegan un papel clave, sí, pero como apuntan tanto Barón como el facultativo Javier Padilla en este artículo, ya se van a encontrar sobrecargadoscomo el facultativo Javier Padilla en este artículo, luchando contra los efectos remanentes del pico y tratando todos los casos que se han dejado de atender dada la emergencia sanitaria del coronavirus. La mala noticia es que ambas ramas "han sido maltratadas históricamente", opina Del Águila, con pocos recursos año tras año, como se detalla en esta pieza en el caso de la atención primaria. Nunca han sido la prioridad, y ahora se necesita que sean prioridad.

Probablemente, la contratación de nuevos empleados será necesaria, aunque los pasos atrás de la Comunidad de Madrid en ese sentido, sin renovar a los profesionales fichados cuando lo peor de la covid-19 azotaba los hospitales de la región, no invitan al optimismo. A día de hoy, asegura el médico residente, no hay personal suficiente. Muchos están cansados después de semanas de guerra, incluso enfermos. Los sistemas de comunicación aún no han sido optimizados. Burón coincide: "En global necesitamos más recursos en este área concreta".

La tarea, además, debe ser "escalable". Cuando salgamos del confinamiento y empiece la desescalada en todos los territorios, los contactos que tengamos serán cero. Una persona, a día de hoy y durante las próximas semanas, solo entrará en contacto en la mayoría de las ocasiones con quienes comparte domicilio. Pero conforme se relajen las medidas, los contactos aumentarán: visitaremos a amigos y familiares, consumiremos en establecimientos. La misma persona que estuvo sin salir de casa salvo lo imprescindible en marzo podrá acercarse a más de diez personas en una misma jornada. Por lo que el esfuerzo de rastreo deberá aumentar, explica la médica: también los recursos materiales, informáticos y humanos que se requerirán.

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Hay, sin embargo, ciertos indicadores que sugieren que el Gobierno está trabajando en ello, a pesar del silencio oficial. Por ejemplo, el anuncio del presidente Sánchez hace unas semanas de que, durante la desescalada, los médicos de atención primaria van a jugar un papel clave. Burón confirma que en los hospitales de Cataluña, donde trabaja, ya se están empezando a formar los equipos interdisciplinares que ella sugiere para estar preparados. La especialista cree que las comunidades autónomas serán quienes deban llevar la iniciativa, más que el Gobierno. Cada región cuenta con sus propios sistemas de comunicación e informáticos, "y no tendría sentido que todo fuera nuevo": el rastreo debe sustentarse en lo ya existente.

La experta en Salud Pública añade que la labor de los detectives contra el coronavirus debe apoyarse con una completa y didáctica campaña de comunicación por parte del Gobierno. "Hay que explicar a la población qué significa esto de los contactos, y que lo entiendan antes de que sean ellos mismos contactos. Antes de que les llamen". Una labor para enseñar qué significa el término: que el sistema ha detectado que has estado cerca de un caso, por lo que es posible que tú también enfermes o puedas contagiar a otra persona, aún sin mostrar síntomas. "E igual de importante que explicar esta noción, es fundamental decir que cuando seas identificado es muy importante quedarse en casa. Igual de importante que en las seis semanas que hemos pasado".

Hay muchos ejemplos. En Nueva Zelanda, la primera ministra sugirió a la población llevar al día un diario de con cuántas personas se ha tenido un contacto estrecho a lo largo de la jornada, para no depender ni de la memoria ni de una aplicación. Países como Bélgica o Alemania ya están trabajando en un sistema de rastreo. En otros más lejanos, como Corea del Sur o Singapur, lo implantaron desde el primer día muy apoyados en la tecnología móvil, ya que "estos sistemas estaban preparados", apunta Del Águila: vivieron recientemente la epidemia del SARS, un coronavirus parecido. "No es algo que se saque en dos semanas", puntualiza. Todos los que saben del tema consideran vital el rastreo: más que los test masivos, más que acertar con la hora a la que se puede salir a hacer deporte. Se trata, resume Barón, de "en vez de aislar a todos, aislar a las personas que puedan estar contagiadas". Tan sencillo en apariencia y tan complejo como eso.

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