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Crisis del coronavirus

Menos 'test masivos' y más rastreo masivo: por qué hacer pruebas a todo el mundo no es el camino

'Kit' para identificar el coronavirus, utilizado por un hospital de Suiza.

La expresión test masivos está de moda. La oposición política, especialmente el PP, sigue utilizándola para pedir al Gobierno que haga pruebas a toda la población: sin especificar si deben ser PCR (los más fiables para detectar la presencia del coronavirus en el cuerpo) o serológicos (que miden la cantidad de anticuerpos en el organismo, es decir, si se ha pasado la enfermedad). La petición parece lógica y deseable: si todo el mundo sabe si tiene el coronavirus o no, o si ha desarrollado anticuerpos, la desescalada será mucho más fácil. Los expertos en Salud Pública consultados por infoLibre constatan que no funciona así: ni es necesario hacer test masivos, ni se pueden hacer, ni es pertinente.

Pablo Casado, el líder del PP, los ignora. El pasado lunes defendió el supuesto derecho de cada español a que le puedan hacer una prueba para saber su estado y avisó de que si no se testa a toda la población hay "mucho riesgo de que pueda haber rebrotes". En ningún momento especificó a qué tipo de test se refirió, pero se entiende que se refiere a los PCR: "Si no hay test es imposible que reabramos la economía y es muy difícil poder prevenir que no haya rebrotes si hay personas asintomáticas que ya están en la calle". El presidente de Cataluña, Quim Torra, llegó a asegurar que el desconfinamiento será imposible "sin test masivos". No son los únicos. Los han pedido a lo largo de estas semanas empresas, ayuntamientos, partidos locales, autonomías, asociaciones, sindicatos…

"Los test masivos y más aún las pruebas serológicas no se recomiendan", insistió el miércoles el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, contestando a una pregunta sobre unas recientes declaraciones del presidente de Francia, Enmanuel Macron, descartando esta labor. "No quiere decir que no haya colectivos concretos en los que se recomiende. Estoy de acuerdo con el presidente, aunque estoy más de acuerdo con los técnicos que le han hecho esa recomendación", afirmó, tirando de ironía.

Las razones, apunta el médico de familia y experto en Salud Pública Javier Padilla, son tanto de posibilidad (no hay tantos test ni va a haberlos) como de necesidad y oportunidad (no hace falta y podría ser contraproducente). Hacer test PCR a una persona asintomática, considera, no tiene sentido: que dé negativo en un momento determinado no garantiza que no pueda contagiarse al día siguiente. Y no hay capacidad, ni en España ni en ningún otro lugar del mundo, para ello. Lo que sí es necesario y pertinente es testear a los que sí presentan síntomas. A todos. "Y no se está haciendo", puntualiza el facultativo. Hacen falta más pruebas de este tipo no solo para ofrecérselas a quien lo necesita, no solo por tener fiebre o tos, sino también en los focos de contagio más importantes, como las residencias de ancianos.

Con respecto a los test serológicos, "hay muchísima incertidumbre. No sabemos si existe la posibilidad de contagiarse de nuevo. Nuestros conocimientos sobre la inmunidad son muy limitados", puntualiza. En este artículo se exponen detalladamente estas limitaciones. Además, testear la serología de toda la población, o de gran parte de ella, y hacerlo a nivel individual (es decir, para ofrecer al ciudadano información sobre su estado a nivel inmunitario, y no para saber el estado general de un territorio en concreto) tiene un enorme inconveniente: la fiabilidad de dichos test. "Si el resultado es positivo nos fiamos más", puntualiza Padilla: "pero si es negativo hay hasta un 50% de probabilidad" de que realmente sí haya pasado la enfermedad, pero aún no se hayan manifestado (o no se hayan podido detectar) las inmunoglobinas tipo G que protegen al cuerpo humano del SARS-CoV-2.

El catedrático en Salud Pública Joan Villalbí coincide y apunta: "A mí no me suena oír declaraciones defendiendo los test masivos a personas que entiendan del asunto". Con respecto a las pruebas PCR, "aparte de que es inviable y no hay instalaciones suficientes para ello, es tirar el dinero. La mayoría no estamos enfermos". Con respecto a las pruebas serológicas, que miden la inmunidad, coincide con Padilla pero añade que la fiabilidad "va mejorando" y es probable que, en un futuro, su funcionamiento sea lo suficientemente bueno (y aumente nuestro conocimiento sobre el coronavirus) como para asegurarle a una persona con más rigor que no va a coger la enfermedad de nuevo.

El rastreo es más importante

Los test PCR deberían utilizarse, más allá de para su obvio uso en los hospitales y centros sanitarios a los que lleguen personas con síntomas (a muchas de ellas aún no se les hace la prueba), para la labor de rastreo que, consideran los consultados, es vital en la fase de desescalada que comienza a afrontar el país. En vez de testear a los españoles al tuntún, hacerlo solo con los sintomáticos… y con los contactos de dichos sintomáticos, aunque aún no tengan ni tos ni fiebre. Se trata de "la herramienta básica para el control de la infección en esta fase en la que vamos a entrar", explica Villalbí. "Esta es una estrategia que en el pasado se ha usado con otras enfermedades. Así controlamos la viruela y la tuberculosis".

Sin embargo, más allá de las aplicaciones digitales de rastreo que se están desarrollando en Europa (aquí se explica cómo son los proyectos que se barajan), Padilla considera vital el papel de los llamados detectives: trabajadores del sistema sanitario que identifican a los sintomáticos, les hacen la prueba si están capacitados para ello y, posteriormente, identifican y testean a las personas con las que este posible enfermo ha entrado en contacto. En este escenario sí tiene sentido testear a los asintomáticos. Pero falta personal. "No los teníamos antes y no los tenemos ahora porque no se ha producido ningún esfuerzo. Ahora tenemos más conocimientos sobre la epidemia pero el mismo número de profesionales, más cansados y muchos de ellos enfermos", critica el facultativo.

Para la labor de rastreo, explica Padilla, hace falta sumar los esfuerzos de dos tipos de profesionales sanitarios. En primer lugar, los de atención primaria, que pueden hacer una "primera inspección", y tienen "capacidad para pedir pruebas diagnósticas y para diagnosticar a la grandísima mayoría" cuando cuentan con síntomas evidentes de covid-19. Sin embargo, muchos de estos trabajadores corren el peligro de sobrecargarse: "Se les van a unir los coletazos de la enfermedad y la vigilancia continua con todos los casos de otras enfermedades que no hemos estado atendiendo hasta ahora", advierte.

En segundo lugar, los profesionales de Salud Pública, siempre que se pueda, deben encargarse del rastreo de los contactos y de la elaboración de las pruebas PCR, así como del aislamiento de estas personas. Y si no hay suficientes, contratarlos y formarlos adecuadamente. "En Masachussetts se han contratado a 1000 personas para esta labor. En la Comunidad de Madrid no van a renovar a personal contratado para luchar contra el covid-19. Ahí tenemos a parte de esos refuerzos que se necesitarían", concluye Padilla.

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¿Test para empresas?

Los test PCR y serológicos no solo se piden por parte de la oposición política: también lo solicitan empresas, que quieren volver a la actividad o al empleo presencial con todas las garantías. Hay laboratorios, explica este artículo de 20 Minutos, que ofrecen a las compañías realizar pruebas tanto de detección del virus como de los anticuerpos a todo su personal, a pesar de que la recomendación de Sanidad es que se realicen solo a personas sintomáticas. Padilla habla de "ignorancia e irresponsabilidad". "Muchas empresas están buscando falsas certezas cuando ahora mismo la ciencia no nos da esas certezas", insiste. Sigue habiendo muchísimas cosas que no sabemos. Los test serológicos fallan y los PCR, más fiables, tienen poco sentido en un contexto laboral: si no estás contagiado hoy puedes estarlo mañana.

En un hipotético caso, explica el médico, de que contáramos en el futuro con pruebas de inmunidad lo suficientemente garantistas, "habría que priorizar a personas en primera línea de batalla en caso de una nueva ola". No a futbolistas o a trabajadores escogidos aleatoriamente. Evidentemente, profesionales sanitarios, pero también empleados en residencias de ancianos o cajeros de supermercado."Si en un par de meses se descubre que hay inmunidad a largo plazo, sería genial saber qué población tenemos con inmunidad". Para que trabajen con la certidumbre de que es difícil que vuelvan a contagiarse, y colocar en otras tareas menos expuestas a los que aún no han superado el covid-19. Sin embargo, este escenario todavía es de futuro. Hasta entonces, toca la incertidumbre: la ciencia no puede darnos todas las respuestas que necesitamos.

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