Coronavirus

Los centros de día abordan la desescalada a ritmos diferentes y preocupados por las secuelas: "El deterioro puede ser irreversible"

Una pareja de personas mayores pasea por Valencia.

Cuando la pandemia que asolaría al mundo empezaba a ser algo más que una amenaza, los centros de día fueron uno de los primeros en dar la voz de alarma. En Madrid se decretó primero el cierre de los centros de ocio y después les seguirían los espacios para mayores dependientes. Enseguida Andalucía reproduciría los mismos pasos y a ella se sumarían otras comunidades como La Rioja, Canarias o Galicia. Hoy, casi tres meses después, los centros de día para personas mayores y con discapacidad organizan su reapertura. Lo hacen a diferentes ritmos y con una preocupación en el punto de mira: conjugar un servicio fundamental con la garantía de seguridad para usuarios y trabajadores.

El pasado 9 de mayo, el Ministerio de Sanidad disponía, mediante orden ministerial, la apertura de todos los centros recogidos en el Catálogo de Referencia de Servicios Sociales, "con el fin de que en los mismos se pueda llevar a cabo la atención presencial de aquellos ciudadanos que lo necesiten, prestando especial atención a los servicios de terapia, rehabilitación, atención temprana y atención diurna para personas con discapacidad y/o en situación de dependencia". La llegada de la fase 1, por su parte, dio luz verde a la reapertura de los centros de día. Pero las comunidades, responsables de impulsar la puesta en marcha de los espacios, han caminado a diferentes ritmos.

En respuesta a este diario el pasado 14 de mayo, la Consellería de Política Social de la Xunta de Galicia decía estar trabajando en un protocolo específico de "reactivación sociosanitaria para la reapertura de los centros de día, centros de discapacidad y las visitas en residencias". En concreto, aseguraba, la administración preparaba un "plan específico de actuación para la reapertura gradual y segura de los centros de día". Y aunque los pasos a seguir para activar la desescalada en las residencias se hicieron públicos a mediados de mayo, la apertura de los centros de día ha quedado finalmente pospuesta hasta septiembre. Así lo explicó el viernes el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, quien achacó esta decisión a la imposibilidad de garantizar las medidas de seguridad en tales espacios. Como contrapartida, el presidente gallego prevé aprobar un paquete de medidas destinado a paliar los efectos del cierre y que contempla un bono de 500 euros al mes para las familias que deban hacerse cargo de familiares dependientes, usuarios de centros de día o ocupacionales. Las ayudas previstas irán destinadas además a cofinanciar la terapia especializada que requieran las personas dependientes para "paliar y revertir las consecuencias del confinamiento, a nivel físico y cognitivo", además de una línea de ayudas para los propios centros.

El departamento de Política Social aclara a infoLibre que el protocolo de reactivación ya fue remitido a los propios centros "para facilitar su adaptación a sus exigencias", si bien "no marca ningún plazo de reapertura, sólo etapas a seguir a partir de que se produzca esa reapertura". "Por prudencia y en la línea de lo que decidieron la mayoría de las demás comunidades autónomas, se optó por posponer su reactivación, con el horizonte del mes de septiembre", indican las mismas fuentes y añaden que "durante estos meses se podrán preparar para acoger a las personas mayores y con discapacidad en las máximas condiciones de seguridad".

La Junta de Andalucía comparte la postura de las autoridades gallegas. El pasado 22 de mayo, tal y como desveló la Cadena Ser, el Gobierno autonómico descartaba la apertura de los centros a corto plazo, incluso en la segunda fase. La comunidad también ha desarrollado un paquete de medidas económicas destinado a los centros de día para personas mayores y con discapacidad. El objetivo de la ayuda pasa por cubrir las secuelas económicas durante los meses de cierre y prevé extenderse hasta el próximo 15 de junio. El Ejecutivo andaluz recuerda que la clausura de los centros de día fue una de las primeras acciones pensadas para evitar un incremento de los contagios.

En el extremo opuesto, la Región de Murcia comenzó el pasado lunes a retomar la actividad presencial de los centros de día para personas con discapacidad, centros de atención temprana y centros de promoción de la autonomía personal. La prioridad en la comunidad pasa por la atención presencial de aquellos usuarios con mayores necesidades y de los casos con dificultades de conciliación de la vida familiar y laboral. El Gobierno de Cantabria, por su parte, publicó la semana pasada su propio protocolo para la reactivación de los centros de día, que podrán iniciar su actividad a partir de este lunes y siempre que haya sido aprobado su plan de acción. E igualmente en Navarra, con el tránsito a la fase 2, los centros de día para personas mayores y con discapacidad iniciaron la vuelta a la normalidad la semana pasada.

La Comunitat Valenciana publica este lunes su plan de transición en las residencias y centros de día, en el marco de la fase 2. En esta etapa, los centros diurnos abrirán con las medidas de seguridad e higiene pertinentes. Los centros de día sin residencia anexa podrán organizar turnos de hasta un 33% de las plazas autorizadas, que rotarán semanalmente. Aquellos espacios que cuenten con una residencia adjunta, por contra, sólo estarán abiertos para atender a los residentes. Las terapias individuales y grupales "se ajustarán a la realidad de las personas usuarias de cada turno", mientras que el transporte podrá ser colectivo siempre con el uso de mascarilla y mediante control de temperatura, excluyendo a las personas con una temperatura igual o superior a los 37,5 grados.

En Madrid será clave la entrada a la segunda fase, tal y como anunció el pasado lunes el consejero de Políticas Sociales, Igualdad, Familias y Natalidad. Los centros de día se encuentran actualmente habilitando los espacios para la reapertura, con la mirada puesta en la creación de entradas independientes a aquellas con las que cuentan las residencias. "Sólo se contemplará esta reapertura en los centros de día que se pueda garantizar la entrada y atención de los usuarios totalmente independiente de los centros residenciales, con espacios y flujos de personal perfectamente separados", estima la consejería en un documento oficial. En todo caso, los espacios estarán habilitados al 50% de su capacidad y siempre priorizando las medidas de protección. Las opciones sobre la mesa establecen turnos de atención, tomas de temperatura y desinfección, entre las principales actuaciones. En cuanto al transporte, uno de los asuntos que levanta más preocupación entre usuarios y familiares, la comunidad planea organizar la ruta de manera que "no se trasladen a más de cuatro usuarios en cada viaje".

En Castilla y León abordan la logística del transporte priorizando la movilidad privada. "Se fomentará en lo posible que el traslado al centro se realice por parte de los familiares de los usuarios", aunque en caso de no ser posible los usuarios deberán utilizar el transporte público, siguiendo los "requisitos marcados para la población general usuaria de dicho transporte". En cualquier caso, "se facilitarán horarios flexibles" que permitan "el desplazamiento en coches particulares de familiares o allegados de los usuarios".

En la comunidad se pondrá en marcha la actividad una vez estrenada la fase 2. Aquellos espacios integrados en los centros residenciales experimentarán una "separación física entre los espacios ocupados para la atención residencial y los correspondientes al centro de día o estancia diurna". En cuanto a la actividad en el centro, la región recomienda "grupos pequeños, a poder ser de no más de cinco personas" y aconseja favorecer el establecimiento de "horarios flexibles para evitar aglomeraciones". Cada centro deberá elaborar su propio plan de contingencia contra el covid-19.

Miedo a las secuelas

Juan Carlos Rodríguez preside la Federación Alzhéimer Galicia (FAGAL) y se reconoce sorprendido ante la decisión de la Xunta de Galicia. "No estamos hablando de guarderías, sino de centros terapéuticos", esgrime, por lo que "no se debería negar una terapia que mejora la calidad de vida de muchas personas". Aunque Rodríguez entiende la necesidad de extremar las medidas de seguridad "para que esto vaya bien", cree importante "garantizar el derecho a una intervención terapéutica que es esencial". Recuerda que los centros entretejen "terapias no farmacológicas que han demostrado su enorme eficacia". "A nadie se le ocurriría negarte el acceso a un medicamento", pone como ejemplo. Su federación ha pedido a la Xunta de Galicia reconsiderar la decisión.

Sugiere un "modelo mixto entre el centro y el domicilio", con una actividad grupal menor. "No entendemos que se les deje en casa", entre otras cuestiones porque sitúa a las familias en una encrucijada: o "abandonar su trabajo para ejercer los cuidados" o bien recurrir a "una residencia". Los recursos intermedios, que "tanto han contribuido a la conciliación, son los más resentidos".

En cuanto a las ayudas tejidas por la administración, Rodríguez las cree insuficientes. "A las familias hay que apoyarlas económicamente, pero eso es complementario a la terapia", considera e incide en la importancia de la socialización de los usuarios. En añadido, mira con preocupación al futuro. "El deterioro hasta septiembre puede ser irreversible y tener un coste mayor, porque acarrea otro tipo de patologías que seguramente no van a compensar al riesgo que se supone están intentando evadir".

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Aurelia Jerez, al frente de la Coordinadora de Plataformas de Dependencia, recuerda que son ya tres meses en los que las familias se han visto "muy afectadas por la situación", no sólo por la "preocupación lógica de los posibles contagios", sino también por la falta de recursos para atender a las personas dependientes. Al cerrarse los centros, sostiene, se han ido "agravando situaciones asociadas" y que tienen que ver con el cuidado de un familiar "que ha perdido su recurso y al que tienes que atender".

"Necesitamos que los centros se vuelvan a abrir, con los diferentes recursos sanitarios y de higiene para evitar contagios entre personal y usuarios", sentencia y clama por "recuperar la normalidad" de manera "urgente". "Hay muchas personas con demencia u otras patologías que necesitan recuperar sus rutinas", especialmente teniendo en cuenta la "pérdida de tiempo" hasta ahora. "En determinadas situaciones, la pérdida de un mes de terapia puede suponer tres meses de retroceso".

No sólo los mayores requieren de una vuelta a la normalidad pautada y garantista, sino que aquellas personas con discapacidad miran con apremio la vuelta a los centros. Castilla-La Mancha autorizó el pasado viernes las visitas unipersonales a los centros residenciales de personas mayores y con discapacidad, pero la reapertura de los centros de día todavía no está en el calendario. "No ha habido ningún movimiento, está todo parado". Habla José Luis Gómez-Ocaña, presidente de la plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia de la comunidad. "Es un problema serio", exclama al otro lado del teléfono, no sólo por el "relativo coste económico", sino porque se trata de "personas que son grandes dependientes" y que por tanto necesitan "cuidado constante". La conciliación, especialmente con la vuelta a los puestos de trabajo, no siempre es una opción. "No se puede mantener el centro cerrado sin dar solución a esas familias que tienen desde marzo a los dependientes en su casa", sentencia al tiempo que reclama "legislación urgente" para blindar los cuidados.

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