Crisis del coronavirus

El covid-19 deja al desnudo las carencias españolas en la producción de vacunas y le cuesta su puesto en una alianza europea

Muestras de una de las vacunas contra Covid-19 que se someterán a ensayos clínicos en China.

Francia, Alemania, Italia y Países Bajos. Esos son los cuatro países que forman parte de la bautizada y recién creada Alianza Inclusiva por la Vacuna contra el covid-19. El objetivo, según explicó el propio Gobierno holandés a través de un comunicado, es "trabajar juntos" y aumentar la capacidad de producción de una posible vacuna para obtener el mayor número de dosis posibles. Pero no solo para ellos. "La alianza está trabajando arduamente para explorar iniciativas prometedoras de desarrollo de vacunas para asegurar suficientes dosis contra el coronavirus para los países de la Unión Europea y más allá", aseguró el Ejecutivo holandés. "La alianza también quiere que las compañías farmacéuticas acuerden que cualquier vacuna desarrollada debe ser accesible, disponible y asequible en cualquier lugar de la UE", añadió. En España, por tanto, también. Pero, ¿por qué nuestro país no entra dentro de esa Alianza? Raquel Carnero, farmacéutica, delegada de Farmamundi en Castilla y León y coautora —junto con Luis Marcos— del libro Vacunando, ¡dos siglos y sumando!, explica que no es, ni mucho menos, por una cuestión política ni económica. La razón, afirma, hay que buscarla en un problema estructural: España no tiene instalaciones para fabricar vacunas humanas a gran escala. "No cumplimos ese requisito", lamenta. 

Desde que comenzó la pandemia, la ciencia se puso a trabajar a contrarreloj para encontrar una vacuna que acabara con el covid-19. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente hay diez proyectos en fase clínica y otros 123 en fase preclínica. Pero el proceso es largo. Hay una serie de fases obligatorias para cualquier proyecto que ahora, según Carnero, se están reduciendo al máximo. Aun así, dice, la fabricación mundial llegará, como pronto, el año que viene. Y España, previsiblemente, tendrá que comprar la vacuna. Ya lo hizo antes con las mascarillas, con los respiradores y con las pruebas rápidas de detección del coronavirus. "No fabricamos esos productos, así que los tenemos que importar" desde el exterior, explica Carnero.

Pero hay una posible solución: los laboratorios veterinarios. "En España no hay grandes empresas farmacéuticas que fabriquen vacunas, pero sí hay una cierta industria de vacunas veterinarias para uso de animales", explica Juan Ramón Villalbí, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). Se podría, por tanto, aprovechar esa experiencia y adaptarla a la fabricación de vacunas para humanos. El Gobierno, según anunció el propio ministro de Sanidad, Salvador Illa, el pasado mes de mayo en el Congreso de los Diputados, ya trabaja en ello. "Aunque en España no hay fabricantes de vacunas humanas a gran escala, sí hay diferentes fabricantes de vacunas veterinarias con gran experiencia en producción. Se ha contactado con ellos para conocer su capacidad y se les asesorará en los pasos necesarios para cumplir los requisitos y poder obtener la autorización de fabricación de vacunas de uso humano", aseguró. Según informa la Asociación Empresarial Española de la Industria de Sanidad y Nutrición Animal (Veterindustria), todavía no se ha producido ningún avance en este sentido, aunque sí han mantenido conversaciones con el Ejecutivo.

"El Gobierno ha contactado con la industria española de sanidad y nutrición animal, representada por Veterindustria, sobre sus medios para posibilidades de fabricación de la vacuna contra el covid-19 de cara a producir los millones de unidades que serán necesarias. […] Esta iniciativa se enmarca en los contactos mantenidos durante las últimas semanas entre la industria española de sanidad y nutrición animal y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), con el objetivo, por parte de Ministerio de Sanidad, de conocer la disponibilidad de la industria zoosanitaria para aportar su gran experiencia en la producción a nivel industrial de vacunas", informó Veterindustria a través de una nota de prensa emitida el pasado 20 de mayo.

No sería la primera vez que la veterinaria colabora en la pandemia. En pleno pico de contagios, cuando el material sanitario escaseaba, los veterinarios madrileños donaron respiradores a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de la región, la más golpeada en España por el covid-19. "La salud humana y la salud animal están íntimamente unidas y la solución a problemas como esta pandemia tiene que ser el resultado de la colaboración", asegura Veterindustria.

Las vacunas, el "hermano pobre" de los laboratorios farmacéuticos

En Europa, según los datos de Vaccines Europe, tan solo hay once países que fabriquen vacunas. Lo hacen en 27 centros. Son Suecia, Francia, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Suiza, Austria, Italia y Hungría. España no. ¿Por qué? Según Carnero, no se puede achacar la culpa a nadie. "Europa es una región que tiene muchas plantas de fabricación de vacunas, pero en España no hay. Las vacunas siempre han sido el hermano pobre de los laboratorios farmacéuticos", lamenta. Por eso España importa desde fuera todas las vacunas, hasta las de la gripe estacional. "Nosotros hacemos concursos para la compra de vacunas. El negocio de la fabricación no crece, hay mucha demanda pero la capacidad de producción es muy limitada. Así que esto es la ley de la oferta y la demanda. Si un país ofrece pagar antes o mejor que España, España queda relegada", explica. 

Vaccines Europe

Eso es justo, dice, lo que se quiere evitar ahora con esta Alianza. "Lo que busca Europa es entrar dentro de la carrera por la vacuna contra el covid-19 y encontrar la mejor forma para conseguir el acceso cuando esté lista", afirma. Es decir, que si la vacuna que finalmente se fabricará es, por ejemplo, francesa, que la producción no prime a los ciudadanos de ese país, sino a todos los europeos

Por tanto, según Carnero, España tendrá que estar pendiente de la vacuna que llegue gracias a esa Alianza. Si no consigue adaptar los laboratorios veterinarios antes para poder producirla a gran escala dentro de nuestras fronteras. Pasó con la gripe A en el año 2010. En ese momento, tal y como informó la entonces ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, el Gobierno gastó 90 millones en 13 millones de dosis de vacunas contra el virus A/H1N1. En ese momento, según especificó la propia ministra socialista, España invertía 75 millones de euros al año en vacunas contra la gripe estacional

Un año antes, en 2009, el Ministerio de Sanidad alcanzó un acuerdo con los laboratorios Rovi y con la Junta de Andalucía para construir un laboratorio de fabricación de vacunas que diera por fin la independencia española en esta materia. En teoría, el proyecto estaría funcionando en 2012. Pero no lo hizo. En 2014 se canceló definitivamente. "Esta decisión se ha tomado principalmente debido a una importante reducción de los precios del mercado de vacunas antigripales en las tres últimas campañas, y la imposibilidad de obtener las ayudas públicas necesarias como consecuencia de la adversa situación financiera que atraviesa el país (este proyecto requería una inversión estimada de aproximadamente 92 millones de euros)", argumentó la compañía. Fue la única oportunidad. Desde entonces no se ha puesto en marcha ningún proyecto similar.

España sigue dentro de la carrera por la vacuna

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No obstante, que España no tenga capacidad de fabricación no significa que España no esté dentro de la carrera por conseguir la inmunidad frente al covid-19. Todos están en fase preclínica, pero España cuenta, según explicó a tintaLibre la viróloga e inmunóloga del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Margarita del Val, nueve proyectos de vacuna. Tres en el CSIC. Uno de ellos está liderado por Mariano Esteban y Juan García Arriaza y comenzará ya los ensayos preclínicos en animales. Otro está dirigido por Luis Enjuanes e Isabel Solá y trabaja en una vacuna a partir del propio virus SARS-CoV-2, al que pretenden eliminar los genes más virulentos. El último está liderado por Vicente Larraga, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas. Este proyecto se basa en una vacuna que utiliza un antígeno del coronavirus para estimular la inmunidad al mismo. 

Además, según informó Salvador Illa, el Ministerio de Ciencia e Innovación "financia dos grandes proyectos de vacunas". Uno en la Universidad de Santiago de Compostela y otro en la Universidad de Zaragoza. Y "financia otros seis proyectos complementarios", añadió el ministro el pasado 14 de mayo en el Congreso. 

No obstante, el ministro de Ciencia, Pedro Duque, advirtió a finales de mayo en una entrevista concedida a IB3 Radio recogida por Europa Press que "se tardará muchos meses en averiguar si las primeras vacunas contra el covid-19 funcionan". Encontrar una que funcione de verdad, dice Carnero, es un proceso que puede llegar a demorarse hasta diez años. Pero el tiempo apremia. 

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