Crisis del coronavirus

Los rebrotes en hospitales o fiestas no preocupan a los expertos pero advierten de que un solo caso "puede ser un problema"

Exterior del Hospital de Txagorritxu (Vitoria).

La desescalada acerca la normalidad a las calles, pero no logra disipar la amenaza del rebrote. En Euskadi, el foco está en los hospitales. El centro sanitario de Basurto, en Bilbao, ha registrado ya su primer fallecido y confirmado otros 25 positivos. Las personas con un contagio corroborado son nueve profesionales, doce pacientes y cuatro individuos que realizaron visitas a las instalaciones. En Txagorritxu (Vitoria) el rebrote deja cuatro contagiados y Cruces (Barakaldo) se ha consolidado como tercer brote, aunque su impacto concreto no ha sido detallado por las autoridades.

En Madrid, el hospital Gregorio Marañón inició la semana pasada una investigación tras detectar seis positivos entre su personal sanitario, lo que obligó al aislamiento de otros 16 profesionales. El presunto origen: un almuerzo para homenajear y despedir a un médico residente. También con una celebración como génesis ha trascendido otro repunte localizado en Badajoz, con una persona contagiada a finales de mayo y cerca de una veintena en aislamiento, a consecuencia de una fiesta de cumpleaños. Veinte personas son precisamente las que dieron positivo en Lleida, después de que un cumpleaños congregara a más invitados de los permitidos. En la misma localidad se ha detectado un segundo foco entre trabajadores de empresas agroalimentarias, pese a que los sindicatos mayoritarios denunciaron las condiciones laborales y de seguridad en el matadero Milsa. En Totana (Murcia), seis trabajadores temporeros dieron positivo a finales del mes pasado, provocando una ralentización en la desescalada. Al menos 16 temporeros de diferente lugares de Fraga (Huesca) también han dado positivo por coronavirus y otros ocho trabajadores del campo en Alcarrás (Lleida) han elevado la alerta en el sector.

En Ceuta han pasado de las buenas noticias a la preocupación inminente. La ciudad autónoma, que aspira a pasar ahora a la tercera fase, experimentó a finales de mayo un rebrote de contagios, con 22 casos activos y 271 personas en aislamiento domiciliario. Las autoridades consideran que el episodio está ya controlado.

Una fiesta fue la causante de activar la alarma en Córdoba. La Subdelegación del Gobierno en la localidad acaba de proponer una sanción de 10.400 euros por no cumplir el confinamiento al príncipe Joaquín de Bélgica, que asistió a un par de fiestas hace dos semanas tras viajar de Bélgica a Madrid en avión y de Madrid a Córdoba en AVE. Todo ello sin guardar la cuarentena y habiendo dado positivo en coronavirus.

A nivel global, el Ministerio de Sanidad notificó este un repunte de los casos confirmados este miércoles (167) y también el jueves (156), con especial incidencia en Madrid y Cataluña. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ya insistió a finales del mes pasado en que de momento no hay señal que indique la posibilidad de un rebrote generalizado, aunque en ciertas provincias "se han detectado pequeños agrupamientos de casos asociados a situaciones particulares, que se han investigado y se están controlando correctamente". Por el contrario, este miércoles recalcó que el mayor riesgo de un posible repunte está en los casos importados del extranjero.

El virus sigue entre nosotros

"El primer mensaje es transmitir que estos brotes, por ahora, no significan que esté aumentando la transmisión, sino que los servicios de vigilancia están siendo capaces de detectar las cadenas de transmisión y aislarlas cuando es posible". Habla Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Su primer diagnóstico a día de hoy queda reforzado por otro hecho, vinculado a los rebrotes en "lugares de especial concurrencia, como son los hospitales, pero también entornos laborales, como mataderos y trabajos temporeros, sectores de especial precariedad". Esta información, destaca, resulta particularmente valiosa porque contraviene la idea de la irresponsabilidad ciudadana. "Pensar que la ciudadanía es irresponsable es simplificar una situación compleja, ya que la mayoría de los brotes no se producen en fiestas, sino en entornos donde podemos mejorar nuestra capacidad de prevención", expone Gullón. Aún así, recalca, conviene transmitir el mensaje de que "el virus sigue con nosotros y debemos actuar con cautela".

Otras fuentes epidemiológicas consultadas por infoLibre remarcan en primer lugar que "la situación actual es que la epidemia no ha desaparecido". En ese sentido, recuerdan que la tasa de seroprevalencia ronda el 5,2%, de manera que la población está lejos de la inmunidad. "Existe aún muchísima población susceptible y aún tenemos transmisión comunitaria" que puede generar "un brote de mayor o menor magnitud". Ocurrió en otros países a pesar del elevado control, como Corea del Sur o Portugal. Tanto la teoría como la experiencia comulgan en que, dadas las circunstancias actuales, "podemos pasar de decenas de casos tras una reunión de cinco personas, a cientos según el contacto con otras".

El análisis de Joan Ramón Villalbí, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), parte de la misma premisa: el 95% de la población española es susceptible. "El virus está aquí, estamos condenados a tener casos", comenta al otro lado del teléfono. Este hecho se alimenta de que, en añadido, el covid-19 tiene la capacidad de contagiar sin tener síntomas, por lo que "hace más difícil el control". Pero el experto encaja la situación actual en esa "nueva normalidad" anunciada. "Esto que llegó a desbocarse en marzo, en estos momentos lo tenemos controlado", afirma. "Estamos conviviendo con el virus, la guerra es menos caliente pero está ahí", continúa, e indica que los pequeños rebrotes "pueden y van a producirse".

Prevención, detección, control y suerte

Los rebrotes, por tanto, "son esperables", pero vendrán determinados por "cómo se produzcan los servicios de vigilancia" y el margen de control que de ello se derive. Por eso es importante "tener en cuenta que una persona con síntomas debe notificarlo enseguida" y evitar así retrasos innecesarios. Quizá, comentan los epidemiólogos, se insista poco precisamente en este extremo: es importante que la persona con sintomatología "se aísle, contacte con los servicios sanitarios y se haga la prueba oportuna". A partir de ahí, será clave la reconstrucción de los días previos. "A veces es complicado atarlo completamente y que no se escape ningún fleco", reconocen.

Y aunque el control dependerá de aspectos como una "notificación y detección rápida", lo cierto es que "es casi una cuestión de suerte", admiten los expertos. "Un brote pequeño es controlable, pero si tienes cinco brotes simultáneos que afecten a centenares de personas, enseguida se convierte en un problema", especialmente a medida que "recuperamos la actividad". En todo caso, confían, las medidas de prevención y seguridad deberían bastar para "poder controlar" los posibles picos.

Coincide Gullón. "Será preocupante en el momento en que eso signifique que hay un aumento de la transmisión generalizado", pero ahora mismo "sigue disminuyendo, con brotes esporádicos en algunos lugares". La capacidad de detectarlos demostrada hasta ahora, subraya el experto, es "muy positiva".

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En ese contexto, resulta fundamental "transmitir un mensaje de cautela y responsabilidad a todo el mundo". Pero también convendría "pensar en estrategias concretas para aumentar la seguridad" en determinados espacios que puedan ser más vulnerables al contagio. Sobre las condiciones que hacen de un lugar inseguro hablan las voces consultadas. "Hay condiciones que presentan más riesgos, como por ejemplo estar en un entorno cerrado, una reunión con personas completamente desconocidas o el contacto prolongado", citan. En la medida en que esas circunstancias se produzcan, extremar los cuidados podría ser clave.

Villalbí pone la lupa sobre tres aspectos: la capacidad de investigar los casos, la responsabilidad colectiva –"en general la ciudadanía lo ha entendido"– y el absoluto cuidado de las situaciones que pueden producir contagios a gran escala, actividades hasta ahora restringidas como los grandes eventos deportivos o los festivales.

"Si tenemos una vacuna en los próximos años, puede cambiar la situación, pero hasta entonces dependerá" de estas acciones cotidianas. Entretanto, reitera el experto, "es evidente que de forma sucesiva vamos a ir teniendo pequeños brotes locales que darán algo de guerra". Y de ahí también la importancia de "detectar, buscar los contactos, aislarlos si se da el caso" para evitar que "un caso se convierta al día siguiente en tres, cinco o diez más y volvamos a las andadas".

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