Crisis del coronavirus

España pospone la implantación de su 'app' de rastreo y ya es el país europeo más atrasado en su desarrollo entre los más afectados

Alemania presentando su aplicación de rastreo.

Desde hace meses, decenas de países de todo el mundo estudian soluciones tecnológicas para el llamado rastreo o detección de casos. Las aplicaciones móviles propuestas permiten, mediante tecnología bluetooth, que el smartphone avise de si has estado demasiado cerca de una persona que ha declarado sufrir síntomas del covid-19.smartphone Eso permite, por ejemplo, seguirle la pista al coronavirus cuando se producen contactos entre desconocidos –en un bar, en una manifestación o en el metro–. Por lo que, sin ser ninguna solución mágica contra la pandemia, ayudan. Sin embargo, España aún no ha lanzado su piloto en Canarias para probar el programa que está siendo desarrollado por la Secretaría de Estado de Digitalización. La ministra de Economía, Nadia Calviño, dijo a finales de mayo en el Congreso que las pruebas comenzarían "en junio". Y este mismo viernes se ha conocido que se retrasarán dos semanas más, hasta los últimos días de junio y primeros de julio. Ya sabemos que la isla escogida del archipiélago es La Gomera. Pero no hay ni un asomo de fecha estimada para su implantación a nivel nacional. 

Esta detección mediante tecnología se considera importante de cara a la temporada turística, para poder controlar los contagios entre personas de distintos países y que, por lo general, no se conocen, por lo que no pueden informar al sistema sanitario de con quién han estado cerca. Sin embargo, mientras que países como Francia, Italia o Alemania, de los más afectados por la pandemia, ya tienen su app funcionando, España no la tiene ni está cerca de tenerlaapp. Sin embargo, fuentes del gabinete de la Secretaria de Estado, Carme Artigas, niegan que haya ningún problema. "Dificultades no hay, hay un proceso normal al abordar un desarrollo complejo porque se ha puesto el foco en que sea algo usable para cualquier ciudadano y totalmente garantista en términos de privacidad". Las mismas fuentes no contestan a la pregunta de por qué el desarrollo del piloto se ha retrasado hasta finales de mes y si puede ser un obstáculo para la llegada de turistas que, de hecho, ya se está produciendo en Baleares. 

La interoperabilidad está garantizada, o al menos es lo que asegura la Comisión Europea. Durante varios meses se mantuvo el debate sobre si apostar por una aplicación centralizada –que comunicara sus datos a un servidor– o una descentralizada –donde la información no saliera de los móviles, siendo en teoría más garante de la privacidad–. Google y Apple, las empresas cuyos sistemas operativos gobiernan los terminales de medio mundo, apostaron por la segunda opción y decantaron la balanza. Así, al cierre de este reportaje, la mayoría de países de Europa occidental (menos Francia) apuestan por un sistema descentralizado. La última en renunciar a la centralización fue Reino Unido. No porque hayan cambiado de principios, sino porque es difícil mantener un programa que funcione correctamente sin el visto bueno de las dos empresas tecnológicas que dominan con mano de hierro el mercado móvil.

El Ejecutivo comunitario ha confirmado que los trabajos para que las aplicaciones descentralizadas sean compatibles entre sí avanza a buen ritmo y que, incluso, se plantea la posibilidad de que los programas con distintos sistemas también lo sean, lo que contradice la opinión generalizada de los expertos en el tema (que aseguraban que no sería posible). Así, un turista alemán visitando Italia recibiría una alerta en el móvil si se cruza durante demasiado tiempo con un italiano contagiado por covid-19. Pero es difícil que tu aplicación sea compatible si no la tienes, el caso de España. Un país que, por otro lado, ya mueve sus redes internacionales a través de España Global para venderse como un "destino seguro". 

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La Secretaría de Estado de Digitalización asegura, sin embargo, que "los países europeos estamos todos en líneas similares de desarrollo". "Los tiempos son más o menos comunes, estamos todos en ello", explican fuentes del gabinete de Artigas. No es un trabajo fácil. Los países más avanzados están reportando problemas. Ya explicamos en un reportaje anterior que la tecnología bluetooth no está diseñada para estimar el contacto entre personas y que puede dar lugar a falsos positivos. No detecta, por ejemplo, si dos personas están juntas pero están correctamente protegidas con una mampara entre ellas, por ejemplo. En Noruega, el Gobierno ha dado marcha atrás ante el aviso de su Agencia de Protección de Datos, que opina que no merece la pena el menoscabo en la privacidad de los usuarios dados los pocos casos con los que cuenta el país escandinavo. 

Otros países están lamentando la escasa implantación de una aplicación cuya descarga no puede ser obligatoria, según los cánones de la Agencia Europea de Protección de Datos. Recoge Euronews que en Italia solo un millón de personas han instalado el programa en sus móviles, una cifra bastante baja en uno de los países más golpeados por la pandemia y con una población de 60 millones de personas. Los expertos calculan que solo con una implantación del 70%, la solución tecnológica será realmente útil. "La aplicación ha aparecido justo cuando la gente necesita más el contacto con los demás, cuando se tienen más ganas de ser sociables, y no se preocupan por la idea del contagio. La aplicación se considera como un obstáculo al intercambio social, y por eso no hay mucha gente que no tiene motivación para descargársela", aseguró la consejera de Sanidad de la región de los Abruzos, Nicoletta Veri. 

Así, pese a que algunos obstáculos tecnológicos parecen haberse superado, sigue habiendo dudas sobre si, realmente, la Unión Europea contará a corto o medio plazo con una solución tecnológica que ayude a detectar y controlar nuevos brotes, una labor esencial en la fase de "nueva normalidad" en la que se encuentran la mayoría de países del continente.

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