Operación Tándem

La entrega de emails secretos del BBVA tras el ultimátum judicial dispara la expectación en el 'caso Villarejo'

El comisario Villarejo en el programa Salvados de La Sexta

El ultimátum del juez del caso Villarejo para que PwC (Price Waterhouse Coopers) entregase un lote de emails y documentos que el BBVA mantenía en secreto ha surtido efecto. Al filo de expirar el plazo de siete días y tras la advertencia del magistrado de que se arriesgaba a cometer un delito de desobediencia, la auditora contratada por el banco para la investigación interna o forensic remitió los archivos a la Audiencia este martes a mediodía y así lo han confirmado fuentes conocedoras del caso. El contenido exacto del paquete no ha trascendido aún. Pero como mínimo debe incluir los 223 correos electrónicos cuya aportación a la causa prohibió en marzo la entidad financiera, sobre la que pesa una imputación penal desde hace un año.

Tras una semana copada por la difusión de los mensajes en que una abogada de Podemos se jactaba de mantener una relación con uno de los fiscales del caso y de obtener su ayuda para el partido, la llegada de estos correos electrónicos dispara la expectación en una de las piezas más relevantes del caso. Desde su doble papel de acusador por la mañana en la pieza del BBVA y acusado en el banquillo por la tarde en un causa que echó a andar por una "denuncia anónima" sobre las graves extorsiones atribuidas a la asociación Ausbanc, su fundador, Luis Pineda, ha puesto el foco en una determinada serie de correos: aquellos que, según Pineda, se cruzaron el interventor del banco y un antiguo fiscal que participó en la instrucción del caso por el que ahora se arriesga a una pena de más de 100 años de cárcel.

En los gráficos del forensic ya facilitados a la Audiencia aparece el nombre y el primer apellido de quien Pineda identifica como el exfiscal Daniel Campos, ahora dedicado a la abogacía y a quien este periódico intentó sin éxito localizar este martes tras la conversación con el fundador de Ausbanc.

El informe que aún no tenía el juez de Ausbanc y el periodista que "se mueve bien con la policía los Villarejo y tal"

Que el carácter anónimo de aquella denuncia contra Ausbanc era estrictamente ficticio ha quedado ya fuera de duda. Fue la cúpula del BBVA la que en febrero de 2015 decidió interponerla tras un almuerzo con otra cúpula: la policial. Y lo hizo con la ayuda de Villarejo. ¿Destaparán los correos secretos ahora aportados novedades sobre las investigaciones que el comisario y su grupo realizaron para la segunda entidad bancaria del país a través de contratos que engordaron las cuentas de su empresa Cenyt con 10,28 millones entre 2004 y 2017?

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La incógnita permanece abierta en una causa donde los emails ya en manos del juez han puesto en aprietos al banco. Por ejemplo, cuando su representante legal, Adolfo Fraguas, declaró en diciembre, el fiscal anticorrupción Ignacio Stampa ya le preguntó por un correo reenviado en octubre de 2016. Primero, al departamento de comunicación y luego a uno de los directivos del equipo jurídico, Eduardo Ortega.

El correo, al que ha tenido acceso este periódico, demuestra que el banco ya sabía en ese momento que José Manuel Villarejo pertenecía a la Policía. Y algo más que empieza así: "Esto nos ha mandado el periodista...". En esos términos y utilizando puntos suspensivos escribe una de las integrantes del gabinete de comunicación en un correo dirigido a Ortega el 18 de octubre de 2016 a las 21.25 horas. A la mañana siguiente, Ortega le respondió a las 09.33 horas. "No teníamos nada de esto. Debe formar parte de los documentos y pruebas obtenidos en la entrada y registro en Ausbanc. Aún está pendiente de entrega, por la policía, este informe de manera que no lo tenemos". Su interlocutora respondió a las 11.19 horas: "Pues sí. El periodista es un tipo que se mueve bien con la policía los Villarejo y tal, con lo que hay que tener cuidado. Pero el documento es bueno". 

El audio de su declaración confirma que Fraguas no supo bien cómo salir del entuerto. Se limitó a resaltar la frase donde Ortega dice "no lo tenemos" y omite que, en realidad, lo que el correo desvela es que ese documento acababa de quedar a disposición del banco a través de un periodista, cuya identidad no ha podido verificar este periódico.

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