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Crisis del coronavirus

El Gobierno se plantea retrasar los Presupuestos para no verse condicionado por las elecciones catalanas

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias.

Fernando Varela

En Moncloa ya trabajan preparando los diferentes escenarios a los que que podría tener que enfrentarse el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021, los primeros de la era de Pedro Sánchez después de dos años en la Presidencia teniendo que gobernar con las cuentas que el PP diseño para el año 2018. Y no falta quien reconoce que uno de ellos pasa por demorar la tramitación de los PGE hasta conocer el resultado de las elecciones catalanas y, más específicamente, cómo queda conformado el nuevo Ejecutivo autonómico y si Esquerra consigue hacerse con la presidencia o si, por el contrario, volverá a ser el espacio de Carles Puigdemont el que retenga el timón de la Generalitat.

Son muchos en el Gobierno, en el PSOE y sobre todo en Unidas Podemos los que tienen pocas esperanzas en que Ciudadanos ofrezca una salida viable para los presupuestos. Es verdad que, sobre el papel y teóricamente, las cuentas pueden salir, sobre todos si un acuerdo con la formación naranja no ahuyenta al PNV. Entre los cuatro reúnen 171 escaños y la suma de las formaciones territoriales moderadas (Teruel Existe, PRC y Nueva Canarias) elevan esa cifra a 174. En el Ejecutivo dan por seguro que Compromís (1) y Más País (2) se moverían entre el ‘sí’ y la abstención, lo que deja el máximo de ‘noes’ teóricamente posibles en 173 votos, siempre y cuando a PP, Vox, UPN y Foro se sumasen ERC (13), Junts (8), Eh Bildu (5), la CUP (2), Coalición Canaria (1) y el BNG (1), algo que en Moncloa no dan ni mucho menos por sentado.

La debilidad de esta hipótesis no es aritmética, sino política. Atraer a Ciudadanos obligaría al Gobierno a hacer concesiones. Los de Inés Arrimadas están dispuestos a negociar pero no a dar soporte a medidas que contradigan su ideario neoliberal. Y aunque están dispuestos a renunciar a bajadas de impuestos, en atención a la gravedad de la situación creada por la pandemia, se muestran reacios a avalar la reforma fiscal del programa de Gobierno.

Las posibilidades de un acuerdo “por la derecha”, como lo describen las formaciones que facilitaron la investidura de Pedro Sánchez y el desbloqueo de la legislatura el pasado mes de enero, suben o bajan en la bolsa de valores de la política española en función de cómo evoluciona el maximalismo de Esquerra. Cuando más exigente se vuelven los republicanos catalanes, más interés tiene Sánchez en Cs y más comprensivo se muestra Pablo Iglesias con esa posibilidad. En sentido contrario, cuanto más dispuesto se muestran los de Oriol Junqueras a no condicionar los Presupuestos a la agenda soberanista, más posibilidades hay de sacar delante unas cuentas progresistas y que la alianza con Ciudadanos se esfume.

En Unidas Podemos no se oponen, ni mucho menos, a que Sánchez explore las posibilidades de un acuerdo presupuestario con Ciudadanos. Pero son mucho más que escépticos, y así lo ha hecho saber Pablo Iglesias durante varios actos electorales a lo largo de los últimos días. Esta semana, al término del Consejo de Ministros, reafirmó su opinión. Sánchez y él mismo están de acuerdo “en que es fundamental trabajar con las organizaciones políticas de izquierda para llegar a un acuerdo” y aunque no él no ve posibilidades a una alianza con Cs, admitió que puede equivocarse “y que la capacidad persuasiva del presidente haga que finalmente Ciudadanos acuerde una propuesta de Presupuestos como la que vamos a presentar”, precisó anticipando que seguirá las previsiones del programa de coalición, nítidamente de izquierdas.

El condicionante catalán

Si Cs no entra en la ecuación, lo que puede ocurrir si sus demandas incluyen dejar en la cuneta asuntos que son cruciales, tanto para los morados como para los socialistas, la única forma de sacar adelante los Presupuestos es con la ayuda de ERC. Es ahí donde el horizonte electoral catalán entra en juego y abona la hipótesis de demorar el trámite hasta que se despeje loa incertidumbre.

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El gobierno está obligado a enviar el proyecto de Presupuestos al Congreso antes del 30 de septiembre. Y aunque la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha asegurado en varias ocasiones la voluntad de ejecutivo de iniciar el trámite “en tiempo y forma”, cumplir el calendario implica hacer públicas las cuentas de 2021 antes de las elecciones catalanas, que como muy temprano tendrás lugar el domingo 4 de octubre. Es muy improblable, en opinión de todas las fuentes consultadas por infoLibre, que ERC comprometa sus expectativas electorales acordando unos Presupuestos con el PSOE antes de una votación en la que su máximo rival, la candidatura que apadrinada Carles Puigdemont, tratará de presentarse como la única garantía de una Cataluña independiente.

El aplazamiento, con todo, no garantiza un acuerdo con ERC, especialmente si las elecciones catalanas las acaba ganando la candidatura de Puigdemont y Esquerra no obtiene el respaldo de los votantes catalanes que espera a su estrategia de negociación con el Gobierno de Sánchez. Entrar en 2021 sin Presupuestos y teniendo que prorrogar una vez más los de Cristóbal Montoro de 2018 “no es una opción” según el Ministerio de Hacienda. La situación económica es muy grave y la esperada recuperación de año próximo no llegará ni con la rapidez ni con la intensidad deseada si no hay nuevos Presupuestos.

Pero al mismo tempo, Sánchez no quiere volver a pasar por experiencia de 2019 y ver cómo su proyecto sale derrotado el Congreso y le obliga a convocar elecciones. Así que se resiste a presentar las cuentas sino no ha logrado cerrar una alianza que le permita sacarlas adelante.

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