El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha afirmado este miércoles que los servicios jurídicos del Estado aún tienen que valorar el decreto de la Generalitat de Cataluña para imponer el confinamiento de la ciudad de Lleida y otras zonas de la provincia, pero que aparentemente no invade competencias del Gobierno central.
"Sin perjuicio del análisis que hagan los servicios jurídicos del Estado, no parece que el decreto invada competencias", ha declarado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, recogida por Europa Press.
Illa ha subrayado que ahora "lo importante es actuar contra el brote" de contagio y que todo lo que desvíe de esta cuestión "desenfoca". "Eso le corresponde hacerlo en primer lugar a la Generalitat de Cataluña y ahí está el Gobierno para echar una mano en todo lo que se nos pida", ha añadido.
Según ha destacado, "el clima de colaboración y la relación" entre ambos gobiernos "es muy fluida", como "no puede ser de otra manera", a su juicio, ante la situación de crisis sanitaria en la comarca del Segriá.
Asimismo, el ministro ha defendido que "hay que ser respetuosos con todas las resoluciones judiciales", en alusión a la decisión de la juez que acordó no ratificar el confinamiento decidido por la Generalitat. Pero las comunidades autónomas "disponen de instrumentos para actuar y la Generalitat lo está haciendo", ha agregado.
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No es el problema principal que invada o no competencias. Eso será lo que más le preocupe a Illa, pero a los catalanes en particular y a todos los españoles en general debería preocuparnos que el confinamiento es ilegal si lo impone un reyezuelo de Taifas, sea mediante disposición administrativa, por decreto o directamente por sus santos cojones. Ilegal, pero perfectamente imitable. Igual que Extremadura o Murcia, donde no hay ningún problema de COVID en este momento, han dado en la sinrazón de hacer obligatoria la mascarilla, esos mismos reyezuelos u otros (hasta diecisiete, hay donde elegir) caerán antes o después en la tentación de confinar a los que consideran sus súbditos, siguiendo el conocido principio del político español envidioso (valga la redundancia) que mi madre habría descrito como "si culo veo, culo quiero".
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