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Crisis del coronavirus

Ayuso presenta un plan para la 'vuelta al cole' que no convence ni a profesores ni a familias

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, presentó este martes el plan para la vuelta al colegio.

A cuarenta y ocho horas de la celebración de la conferencia sectorial que reunirá al Gobierno central con los diferentes Ejecutivos regionales, las comunidades siguen haciendo públicos sus planes para la vuelta al cole más complicada que se recuerde. Con septiembre a la vuelta de la esquina, Madrid y Cataluña, que junto con Andalucía aglutinan buena parte del alumnado, han puesto este martes sobre la mesa sus estrategias para la reapertura de las aulas tras casi seis meses de parón educativo por culpa de la pandemia. Los esquemas planteados guardan bastantes similitudes con los planes puestos en marcha en otros países de nuestro entorno. En líneas generales, ambas estrategias pasan por una reducción de las ratios, la apuesta por los denominados grupos burbuja, la utilización de la mascarillagrupos burbuja, el control epidemiológico a través de la realización de pruebas en los centros o la implantación de medidas de vigilancia de síntomas en las escuelas, entre las que destaca la toma de temperatura. Sin embargo, familias y sindicatos del ámbito educativo siguen mostrando sus dudas ante los esquemas planteados en ambas regiones.

“Las clases no se pararán, este curso no se perderá”, ha señalado la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, durante la comparecencia celebrada en la Real Casa de Correos para presentar la estrategia de reapertura de los centros. En pleno repunte de los contagios en la región, el Ejecutivo autonómico ha preparado una vuelta al cole escalonada. Es decir, los alumnos irán volviendo a los centros gradualmente. Los primeros en hacerlo el próximo 4 de septiembre serán los de 0 a 3 años, mientras que los de Educación Especial, Educación Infantil y los tres primeros cursos de Primaria lo harán cuatro días más tarde. El viernes 9 de septiembre retomarán las clases los estudiantes de los dos últimos niveles de la ESO y de Bachillerato y el 14 lo harán los de Educación para Adultos. En 4º, 5º y 6º de Primaria y 1º y 2º de la ESO la vuelta a clase se ha retrasado una semana. Si al principio se preveía que el curso echara a andar durante la segunda semana del mes, ahora lo hará durante la tercera, al igual que FP Básica y Grado Medio. Para la FP Superior, la fecha marcada es el 28 de septiembre.

Con el calendario fijado, la máxima preocupación giraba alrededor de la estrategia que se seguiría en los centros para evitar los contagios entre el alumnado. El pasado mes de mayo, el estrepitoso fracaso de la vuelta al cole en Israel tras el primer zarpazo de la pandemia ya evidenció el enorme riesgo que suponían las clases abarrotadas de alumnos. Por eso, la mayoría de países que han afrontado el regreso a las aulas tras el verano lo han hecho apostando firmemente por los grupos reducidos. El plan madrileño va en una línea similar. La presidenta regional ha anunciado “la mayor bajada de ratios de su historia”, con el “deseo” de que esta sea “permanente”. En Educación Especial, por ejemplo, el número máximo de alumnos será de ocho. En el caso del Segundo Ciclo de Educación Infantil y Educación Primaria, será una veintena. Y en el primer ciclo de la ESO, el Ejecutivo madrileño ha fijado que los grupos no podrán superar los 23 alumnos, con una distancia de seguridad de metro y medio. Y, por supuesto, los escolares a partir de seis años estarán obligados a llevar la mascarilla en el centro, incluidas las aulas.

El Gobierno madrileño sostiene esta disminución de las ratios sobre dos pilares. En primer lugar, doblar las clases. “Se está haciendo un gran esfuerzo para habilitar como aulas espacios en los centros educativos. Ya tenemos los listados de necesidades de los colegios, pero para llegar a todos nos planteamos comprar módulos prefabricados que se instalarán en las proximidades de los colegios o que los alumnos estén separados por mamparas, si bien esta sería la solución última”, ha expuesto en la rueda de prensa el consejero de Educación, Enrique Ossorio. Y, en segundo término, potenciar la plantilla. Para ello, la región ha anunciado la contratación de casi 11.000 profesionales, de los cuales 2.662 serán para la educación concertada. Además, se fichará a 150 diplomados universitarios de enfermería para los centros madrileños, que se sumarán a los 400 diplomados que ya trabajan en los centros. Las contrataciones se harán a través de las bolsas de empleo existentes. Y tendrán carácter “temporal, en tanto en cuanto las circunstancias exijan su permanencia en los centros”, tal y como ha señalado el titular de Educación del Gobierno regional.

En cuanto a la asistencia al centro, la presencialidad será total hasta el segundo nivel de la ESO. A partir de 3º, el régimen combinará trabajo online y offline. “Será presencial entre una tercera parte y la mitad del horario semanal. El resto de las clases serán telemáticas”, ha apuntado Ayuso. En este sentido, la presidenta regional ha hecho especial hincapié en la digitalización de la educación. Y ha anunciado la compra de unos 70.000 ordenadores y la instalación de cámaras –más de 6.000– en las aulas para que los alumnos que estén confinados puedan seguir las lecciones desde sus domicilios, si bien su uso “debe ser consensuado con los profesores”. En total, el Ejecutivo regional ha anunciado que desembolsará para la reapertura de los colegios unos 370 millones de euros. Y se ha comprometido también a conceder subvenciones a los diferentes consistorios de la región para que en los colegios se refuercen las tareas de limpieza en el nuevo curso. “Es competencia de los ayuntamientos”, ha aseverado el consejero de Educación.

La higiene, para la que se ha anunciado la adquisición de cientos de miles de litros de gel hidroalcohólico, ha sido desde el principio de la pandemia uno de los pilares básicos en la estrategia de lucha contra el coronavirus. Por eso, la primera clase que presenciarán los alumnos será sobre esta cuestión. Pero una de las prioridades en la vuelta al cole pasa también por la detección temprana de brotes y su seguimiento. En este sentido, se realizarán tomas de temperatura en los centros, que deberán tener asignado un coordinador que se encargará de aislar de forma preventiva en un aula especial a cualquier alumno que presente síntomas compatibles con la enfermedad. Y se harán test a alumnos y profesores. El plan contempla la realización de pruebas voluntarias que se completarán con PCR en el caso de que los resultados fueran positivos, así como un estudio serológico en tres momentos temporales distintos: septiembre, diciembre y marzo. En total, se calculan unos 42.500 test a 13.000 alumnos y 1.500 docentes.

Como han hecho en Dinamarca o Finlandia, el Ejecutivo regional también ha apostado por las denominadas aulas burbuja, de forma que se limite el contacto con otras aulas y sea más sencillo trazar la cadena de contagios. El problema aquí, no obstante, está en las clases extraescolares, donde pueden coincidir alumnos de distintos grupos de convivencia. El consejero ha señalado que se van a permitir, aunque se ha limitado a decir que “se tienen que extremar las medidas” para evitar los contactos. Si bien con todas estas medidas se intenta transmitir seguridad y tranquilidad a familiares o docentes, lo cierto es que nadie descarta que se puedan registrar contagios en los centros. Ya ha ocurrido, por ejemplo, en Berlín, donde las tres primeras semanas de curso escolar ya han dejado positivos en más de una cuarentena de escuelas. En caso de que esto suceda en suelo madrileño, el coordinador del centro deberá avisar a la Sanidad y será este departamento el que tome las medidas oportunas.

Medidas “insuficientes”

La presentación de la estrategia de regreso a las aulas se pone sobre la mesa en plena escalada de tensión con los agentes sociales. El pasado miércoles, CCOO, UGT, CGT y STEM decidieron convocar movilizaciones del profesorado para los primeros días de clase. Lo hicieron entonces ante la falta de un plan de reapertura seguro a pocas semanas del inicio del curso. Ahora ya hay una estrategia sobre la mesa. Sin embargo, el anuncio de este martes sigue sin convencer a los sindicatos. Desde UGT valoran “positivamente” que Educación se haya puesto manos a la obra. Pero consideran que las medidas acordadas son “insuficientes”. “Nosotros calculábamos que era necesaria la contratación de 11.000 profesionales sólo para los centros públicos”, sostiene en conversación con infoLibre Teresa Jusdado, secretaria de Enseñanza del sindicato en la comunidad. La región se queda, por tanto, corta en la potenciación de las plantillas. Y ello explica, según Jusdado, que en 3º y 4º de la ESO, en Bachillerato y en FP se tenga que recurrir al híbrido de educación offline y online. “Desde el principio, hemos apostado por la presencialidad completa y absoluta”, completa la responsable madrileña de UGT.

Jusdado también se muestra preocupada por la adaptación de los centros. No se muestra del todo convencida de que los retoques que se pretenden realizar en infraestructuras vayan a llegar a tiempo para el inicio de las clases. “A día de hoy, nos consta que ni las plantillas se han incrementado ni los recursos han llegado”, apunta. Tampoco cree que la reducción de las ratios sea suficiente “si se pretende mantener” la distancia de seguridad de metro y medio. Coincide con ella en este punto Mari Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Francisco Giner de los Ríos. “Aunque se reduzca a veinte alumnos, sigue habiendo mucha concentración de niños en un aula. ¿Cómo se entiende que se proponga evitar las reuniones de más de diez personas y que en una clase se meta a veinte estudiantes?”, sostiene al otro lado del teléfono. A Morillas, además, le surgen también dudas respecto a las medidas higiénico-sanitarias. “Donde no haya enfermeros, ¿quiénes van a ser los responsables covid? ¿Los directores? Además, se ha anunciado un refuerzo de 150 diplomados, ¿a qué centros van a ir?”, apunta.

Para la presidenta de la FAPE Francisco Giner de los Ríos sigue habiendo todavía muchas cuestiones que aclarar. Por eso, están a la espera de que Educación convoque una reunión con las familias antes del comienzo de las clases. Porque además de estos interrogantes, hay otro tema que también les preocupa especialmente. Ponen el foco, en una frase que se recoge en la presentación del plan que se ha hecho público este martes. “Autorización excepcional de la jornada continua en los colegios si lo solicitan los centros”. “El consejero se comprometió con nosotros a que los cambios en este sentido se realizarían en función de la legislación vigente, no a partir de solicitudes de los colegios. Hay muchas familias que eligen escuelas donde haya jornada partida porque les permite conciliar la vida laboral y familiar”, explica Morillas.

Durante la presentación del esquema del nuevo curso escolar, la presidenta madrileña se ha mostrado esperanzada de que los sindicatos desconvoquen la huelga. “Hay que ser realistas. Esta vuelta al colegio es anómala. Todos tenemos que poner de nuestra parte para que el curso siga adelante. Si cada uno remamos en una dirección distinta, lo que creamos es zozobra”, ha asegurado Ayuso. Pero con todos estos cabos sueltos, los agentes sociales no parecen dispuestos por el momento a poner fin al pulso iniciado hace una semana. “Tendremos que valorar ahora los términos de la huelga”, explica Jusdado, que añade que las organizaciones convocantes se reunirán este miércoles para analizar la situación. Por el momento, lo que tienen claro es que deberán hacer modificaciones en el calendario que habían fijado en un primer momento como consecuencia de los cambios de fecha que se han introducido en el regreso a clase.

Mascarillas desde los 12 años

El plan de la Comunidad de Madrid para la vuelta al cole, a diferencia del de la Comunitat Valenciana, no ha sido consensuado con la comunidad educativa. Como tampoco lo ha sido el de Cataluña. La Generalitat ha presentado también este martes su plan para la reapertura de las escuelas. El objetivo, “garantizar” el derecho a la educación en toda la región. Al igual que en Madrid, el conseller de Educación, Josep Bargalló, ha garantizado que el curso arrancará como estaba previsto y que los centros educativos no se cerrarán “en ningún caso”. El esquema catalán se centra también en la creación de grupos burbuja de alumnos y profesor “lo más reducidos posibles”. En segundo ciclo de Infantil y Primaria “no serán superiores a los 20 alumnos con carácter general”. Sin embargo, en Secundaria sólo se reducirán cuando sea posible. En cuanto a la mascarilla, a diferencia del plan madrileño, sólo será obligatoria a partir de los doce años. No obstante, se ha anunciado que esto último dependerá de la situación epidemiológica que exista en cada momento. Si el riesgo es elevado, se podrá imponer esta obligatoriedad a partir de los seis años.

¿Hemos aprendido la lección?

¿Hemos aprendido la lección?

Las clases extraescolares también estarán en funcionamiento. Pero en esos casos, se tendrán que extremar las medidas de seguridad. “La distancia es clave cuando se rompe el grupo estable, como puede ser en las extraescolares. Si una clase antes duraba una hora, ahora se extenderá 55 o 50 minutos para que se puedan limpiar y airear los espacios”, ha apuntado Bargalló. Las entradas y salidas de los centros, así como la hora del recreo, serán escalonadas para evitar las aglomeraciones. Y las estrategias de control de síntomas y detección de casos también jugarán un papel fundamental en la vuelta a los colegios catalanes. Se vigilará la temperatura de los alumnos. “Las escuelas determinarán cómo se hará”, ha explicado el conseller de Educación, que ha apostillado que los centros deberán tener listos sus propios planes, que deberán contar con el visto bueno de cada Consejo Escolar. Y, de nuevo, se harán pruebas. Del 15 de septiembre al 9 de octubre, se harán unas 8.000 PCR diarias a alumnos y personal docente. Y del 10 de octubre al 15 de noviembre, esa cifra se incrementará hasta las 20.000 diarias.

Al igual que en suelo madrileño, en territorio catalán los sindicatos tampoco se han mostrado del todo conformes con las medidas. Ustec, el mayoritario entre el profesorado, ha considerado que las medidas no son suficientes. Así, su portavoz, Ramón Font, ha sostenido en declaraciones a Europa Press que el medio millón de test previstos se queda corto para una comunidad educativa conformada por más de 1,5 millones de personas. Del mismo modo, tampoco entiende por qué motivo las mascarillas no son obligatorias en las escuelas desde los seis años cuando sí lo son en las calles. Y ha denunciando que las reducciones previstas en las aulas no son de ratio sino de grupos, lo que a su juicio incidirá en la pérdida de especialistas y atención a la diversidad.

También se han pronunciado al respecto en redes sociales tanto CCOO como la Intersindical CSC. “Mucho ruido para nada”, ha apuntado el secretario de la Federación de Educación del primer sindicato, Manel Pulido, quien ha criticado a través de Twitter que apenas se haya incrementado el número de docentes, que no se haya introducido la figura de la enfermera escolar y que no se haya contado con los agentes sociales para la elaboración de los planes: “Una lástima que se haya decidido no escuchar a las organizaciones y gobernar de forma unilateral”. La Intersindical, por su parte, ha pedido “concreciones” en cuestiones como el tamaño de los grupos. 

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