Crisis del coronavirus

La 'vuelta al cole' de quienes limpian los pupitres: las limpiadoras denuncian "sensación de caos" y refuerzos insuficientes en el inicio del curso

Una trabajadora limpia un colegio público de Palas de Rei, en Lugo.

Reforzar la limpieza en las aulas, cuidar la ventilación, desinfectar los pupitres. Más lejía, más material desechable y más virucidas, siempre que formen parte del listado del Ministerio de Sanidad. Más material, más equipos de protección y hasta ozono. Las medidas para la vuelta al cole han concentrado la mirada en uno de los elementos que se ha demostrado clave durante la crisis del coronavirus: la limpieza. La atención a quienes se encargan de mantener las aulas limpias, sin embargo, ha sido desigual: los sindicatos señalan que muchas plantillas siguen igual y aunque algunas han experimentado refuerzos, las trabajadoras son las grandes olvidadas de la vuelta al cole.

En la Comunidad de Madrid los equipos directivos de cada centro podrán disponer de una ampliación del servicio de limpieza "con el fin de atender las necesidades de protección y de higiene del personal y alumnado". Así lo señala el pliego de condiciones del contrato aprobado a principios de agosto mediante procedimiento de urgencia para reforzar la limpieza en los colegios de la comunidad. A este refuerzo, que incluye la extensión del horario de limpieza, han sido destinados 1,8 millones de euros. En Andalucía, el Plan de Acción en Educación para el curso 2020/21, con un presupuesto superior a los 600 millones de euros, incluye la ampliación del personal de limpieza con cerca de 1.600 trabajadores.

Dada la urgencia del momento, también los gobiernos municipales han movido ficha. El Ayuntamiento de Málaga, por su parte, ha puesto en marcha un plan de choque de limpieza y desinfección, incrementando en más de un 20% su presupuesto, entre los meses de septiembre y diciembre.

En València el refuerzo del servicio de limpieza y desinfección de los centros públicos ha supuesto una inversión de 1.600.000 euros y la contratación de un centenar de trabajadores. Según ha precisado Joan Ribó, el refuerzo se realizará en horario lectivo e irá en función del número de alumnos. En Elche (Alicante) el contrato de limpieza en los colegios se ha ampliado un 10% y en Valladolid también se ha trabajado por aumentar el presupuesto, con una partida extraordinaria de 60.000 euros mensuales.

No en todos los territorios el refuerzo ha llegado a tiempo. El grupo municipal Zaragoza en Común ha criticado que los recursos destinados por el Ayuntamiento (PP y Ciudadanos) a la limpieza de los centros son idénticos a los gestionados en circunstancias normales. En Cartagena (Murcia), los socialistas han exigido al gobierno local un plan de refuerzo en los servicios de limpieza, mientras que sus homólogos malagueños han tachado de insuficientes los esfuerzos anunciados en la ciudad. Y en Pamplona, el consistorio pedirá al Gobierno de Navarra que financie el incremento de gasto por el refuerzo de limpieza en los colegios públicos, algo similar a lo que han hecho los municipios gallegos.

El esfuerzo, a juicio de los sindicatos, tendría que ser homogéneo en todo el territorio, garantista y con vocación de permanencia. "Aumentar las plantillas sería necesario en una situación normal", explica a este diario Sergio Picallo, secretario sectorial de Limpieza y Seguridad de UGT. El problema no parte de la situación actual, sino que se trata de una cuestión estructural vinculada al modelo en los centros educativos. "En la mayoría de los centros hablamos de un servicio externalizado, son empresas privadas las que se encargan de la limpieza" y esta circunstancia ha acelerado "un deterioro en el tiempo", especialmente después de haber sido "objeto de recortes, blanco de reducción de costes y de plantilla".

Picallo recuerda que cuando la pandemia no era ni la sombra de un problema, los sindicatos ya venían exigiendo un "necesario incremento de las plantillas para asumir funciones". Y aunque el sindicalista reconoce que los criterios en cuanto al volumen de las plantillas deben ser estrictamente científicos, lo cierto es que "no hay un refuerzo relevante y algunos centros se conforman con el mismo personal que antes de la pandemia". En el mejor de los casos, esgrime, "se ha sacado a concurso público un pliego con presupuesto remanente para afrontar limpiezas especiales". Se trata, por tanto, de "aprovechar el margen presupuestario para incrementar el volumen de trabajo", pero la estrategia no parece dibujar un refuerzo a largo plazo.

Coincide Paloma Osma, delegada por CCOO de limpieza de colegios e institutos en Madrid. Para la sindicalista la situación resulta especialmente sangrante en la comunidad. Hace una década "la Consejería de Educación sacó a concurso el servicio de todos los institutos", que finalmente quedó repartido entre las empresas EULEN e ISS. "Fue un recorte brutal, despidieron a unas 300 mujeres y redujeron la jornada a más de 700, aunque ahí entramos en conflicto colectivo y ganamos". Desde entonces, reseña la sindicalista, las trabajadoras están "bajo mínimos". De ahí que el refuerzo le parezca insuficiente. "El refuerzo es temporal, no va a seguir ahí cuando esto acabe", lamenta.

Protocolos, pruebas y caos

La vuelta al cole es también foco de conflicto en el seno de los colegios concertados. Lo explica María Jesús Pérez, limpiadora en este tipo de centros en la Comunidad de Madrid. "Las plantillas son muy ajustadas y venimos de muchos recortes durante la crisis, la inmensa mayoría tenemos jornadas reducidas", advierte en conversación telefónica. A día de hoy, afirma, "no nos consta que las empresas estén reforzando las plantillas en los colegios concertados".

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La labor de María Jesús Pérez y la de sus compañeras no es baladí: desinfección de todo el colegio, limpieza exhaustiva de las aulas, los azulejos, el material. "Eso lo hemos hecho siempre, pero ahora es mucho más a fondo", detalla. Entrevé el inicio del curso escolar y no le salen las cuentas: "Haremos un sobreesfuerzo, pero seguimos teniendo la misma jornada, la distribución del trabajo es igual y la plantilla es la misma, no podemos hacer grandes cosas". Los tiempos, lamenta, "son muy ajustados: si yo tengo que hacer quince aulas en cuatro horas, pero con una limpieza mucho más a fondo, ¿cómo lo voy a hacer?", se pregunta.

Osma resume la sensación generalizando apelando al caos. Los protocolos de actuación en caso de contagios, señala la sindicalista, están siendo desarrollados "por cada empresa a su manera" y en cuanto a los equipos de protección individual "algunas no suministran ni mascarillas". En Madrid, las limpiadoras fueron en un principio excluidas de los test serológicos antes del inicio de las clases, aunque finalmente quedaron incluidas "a última hora". Las direcciones de los centros debían haber recibido un correo informando de la decisión, señala la sindicalista, pero "a muchas no les ha llegado y otras ni siquiera se preocupan". La gestión, critica, "ha sido nefasta".

También Picallo constata que los protocolos "corren a cargo de las propias empresas", pero recuerda que la responsabilidad recae en las administraciones. "Estaremos alerta para que se les provea de toda la protección necesaria", señala. "No somos nosotros los que tenemos que valorar si las medidas son convenientes, pero sí garantizar que los compañeros trabajan en condiciones y ahora mismo no tenemos esa garantía", remata. Osma pide que el servicio de limpieza "deje de ser invisible", que se tengan en cuenta "los riesgos" que deben asumir con el inicio de las clases y que "el refuerzo se mantenga para siempre, las jornadas se amplíen y los presupuestos no vayan siempre a la baja".

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