Crisis del coronavirus

Ayuso fía el futuro de Madrid al ladrillo y se aferra a una obra multimillonaria como "la mayor apuesta de la Europa occidental por la recuperación"

La presidenta Isabel Díaz Ayuso, a su llegada a la Asamblea de Madrid.

El mundo habrá cambiado por culpa del SARS-CoV-2, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), se presentó este lunes en la Asamblea de Madrid con el recetario clásico de la derecha. Menos impuestos, a pesar de que la comunidad afronta, según sus propios cálculos, una recesión de casi el 13% del PIB, y una apuesta decidida por el ladrillo para relanzar la economía.

En su primer discurso sobre el estado de la Región desde que fue elegida presidenta para formar un gobierno de coalición con Ciudadanos y el respaldo de los diputados ultras de Vox, y a pesar de las cifras que demuestran no sólo el impacto que la covid-19 ha tenido sobre Madrid sino el que sigue teniendo en plena segunda ola del virus —la evolución de los contagios, las hospitalizaciones y los fallecimientos es la peor de España y no acaba de mostrar señales de ir a menos—, Ayuso se presentó “con la satisfacción del deber cumplido” después de un “año exitoso”. Ni una mención a la cifra de fallecidos Madrid. Y una sola al drama de las residencias: “No hemos escatimado recursos para proteger a nuestros mayores. No ha sido suficiente, pero hemos hecho todo lo posible”.

Quiso, no obstante, relativizar la mortalidad en los centros de mayores diciendo que “en proporción a su tamaño ha sido menor que en la mayoría de las comunidades autónomas y que en muchos países de nuestro entorno”. Y mostrarse dolida por las informaciones de infoLibre que sacaron a la luz la existencia de un protocolo que, en los peores días de la pandemia, negó a los mayores el traslado a los hospitales. “La realidad demuestra que las acusaciones fueron falsas”, aseguró a pesar de las pruebas publicadas por este diario. Y para demostrarlo, añadió: “Se han realizado 12.457 traslados entre residencias y hospitales, luego no estaba prohibido”, repitiendo un argumento que ya empleó en otras ocasiones.

En realidad, como reveló infoLibre, en las cuatro semanas críticas de la pandemia, entre el 9 de marzo y el 5 de abril, no sólo no aumentaron de forma significativa las derivaciones hospitalarias como sería lógico al multiplicarse el número de enfermos, sino que se desplomaron un 36,8% respecto a las cuatro semanas previas. Y ese frenazo fue mucho más brusco precisamente en los geriátricos más azotados por el virus, hasta el extremo de que ni uno solo de los 82 centros con mayor número de fallecidos llegó a trasladar un paciente al día de media durante esas cuatro semanas.

Fue todo cuanto Ayuso dijo sobre el agujero negro de la pandemia, más allá de anunciar que, ahora sí, seis meses después de que el virus paralizase el país, se propone redactar un plan de inspección de las residencias de mayores.

Ni una cifra sobre contagios y muertes

La pandemia, en la que Madrid ha sido y es todavía protagonista, apenas mereció atención por parte de la presidenta, que no sólo evitó dar cuenta del número de madrileños contagiados y muertos por el virus, sino que anunció como un mérito a su favor que el mes que viene vaya a haber 1.500 rastreadores, un equipo humano esencial para detener los contagios que debía haber contratado el pasado mes de junio. O la puesta en marcha de un plan de refuerzo de la atención primaria al que planea dedicar 80 millones a lo largo de los próximos tres años.

La crisis es profunda, pero Ayuso mantiene “intacto” su “compromiso de seguir bajando los impuestos en la Comunidad de Madrid. La bajada de medio punto en todos los tramos del IRPF”, a los más ricos lo mismo que a los más necesitados, “se hará en esta legislatura” remarcó, porque “este y no otro es el camino de la recuperación económica”.

Una estrategia fiscal que contrapuso a los planes del Gobierno central de aumentar impuestos —una subida progresiva en el caso de la coalición PSOE-Unidad Podemos— que completó con sus planes para hacer del ladrillo, una vez más, el motor de la recuperación económica. Con el macroproyecto urbanístico Madrid Nuevo Norte —una operación que se remonta al año 1993— como eje central y que, en tono hiperbólico, calificó como ”la mayor apuesta de Europa occidental por la recuperación económica”.

La presidenta madrileña anunció también un proyecto de ley para reformar el sistema de licencias urbanísticas con el objetivo declarado de “eliminar trámites, ganar competitividad y ahorrar tiempo y dinero a los ciudadanos, ayuntamientos y pymes”. Y que, añadió anticipándose a las críticas de la oposición, no busca “favorecer intereses privados espurios”.

También prometió convocar un concurso público “de 183 parcelas” en diferentes municipios, “listas para edificar”. Y subrayó varios proyectos de infraestructuras ambiciosos en materia de transportes y de aguas, algunos con planes hasta 2030 cuyas bondades defendió alegando que son los que más empleo crean y más retorno fiscal generan.

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“Queremos proponer unos nuevos Presupuestos” que ya están “en la elaboración preliminar”, explicó. No dijo una palabra de cómo piensa aprobarlos —gobierna con la prórroga de los de 2020—, para lo que necesita ceder a las demandas de Vox o pactar con la izquierda. Pero sí culpó al Gobierno de Sánchez de la dificultad para confeccionarlos y anticipó “un trato discriminatorio” que extendió al reparto de los 140.000 millones de fondos europeos.

Las críticas a Sánchez y a su Gobierno ocuparon gran parte de su intervención ante la Asamblea. Le acusó de “consentir” y “adular” a los independentistas, denunció “las tentativas de desprestigiar al jefe del Estado”, y lo que llamó intentos “rupturistas, revolucionarios, tiranos y por tanto empobrecedores”.

Remató Ayuso su largo discurso —unas dos horas—, después de glosar los éxitos de su Gobierno durante este año, con una referencia inquietante. “Cuando comenzó la pandemia, la Comunidad de Madrid vivió una ola ilusionaste y asombrosa de unidad y solidaridad. Hoy, lamentablemente, instalados en la reivindicación, no podemos avanzar. Nada en los próximos meses va a ser fácil”.

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