Crisis del coronavirus

No es "el modo de vida de nuestra inmigración" sino la precariedad: los datos desmontan la teoría de Ayuso sobre la segunda ola

Un hombre sale del metro de Puente de Vallecas, en Madrid.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, volvió a convertirse en la protagonista de los titulares en la tarde de este martes. El motivo, su comparecencia en la Asamblea autonómica. Allí, en la segunda sesión del debate sobre estado de la región, aseguró, sin titubear, que "los contagios se están produciendo, entre otras cosas, por el modo de vida que tiene nuestra inmigración en Madrid". Más concretamente, en el sur. Esa y no otra fue la explicación que la conservadora dio al aumento imparable de los positivos en la autonomía, concentrada sobre todo en el sur de la ciudad, una zona en el punto de mira de los posibles confinamientos selectivos anunciados este miércoles por el viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19, Antonio Zapatero. Sin embargo, expertos en Salud Pública, asociaciones vecinales y organizaciones antirracistas coinciden en que el mensaje no solo estigmatiza, sino que obvia una afirmación, a estas alturas de la pandemia, incontestable: el coronavirus no entiende de nacionalidad, pero sí de clase social. Y en esto, ser inmigrante es determinante.

La zona sur de Madrid se ha convertido a su vez en la zona cero de la pandemia. Otra vez. Según los datos de la propia Comunidad, la incidencia acumulada en barrios como Carabanchel, Usera, Villaverde o Puente de Vallecas supera —y por mucho— a la que se registra en otros distritos como el de Retiro o el de Moncloa-Aravaca. En Carabanchel había, a fecha 15 de septiembre, 884,24 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días; en Usera, 1.155,71; en Villaverde, 1.157,47; en Puente de Vallecas, 1.240,76. En los otros dos distritos, situados más al norte de la ciudad, la incidencia acumulada no llega a los 500 casos por cada 100.000 habitantes.

A estos datos se une una realidad: el porcentaje de población extranjera en los distritos más afectados es mucho mayor a la de esos otros en los que parece que la transmisión del coronavirus está más controlada. Según las cifras recogidas por el Ayuntamiento de Madrid y referentes al 1 de julio de 2020, en Retiro y Moncloa-Aravaca la población inmigrante apenas supone el 8,52% y el 11,31% del total. En Carabanchel es el 21,46%; en Usera, el 24,22%; en Villaverde, el 21,54%; y en Puente de Vallecas, el 20,19%. ¿Está relacionada una cosa con la otra? Nada más lejos de la realidad, según todas las fuentes consultadas por infoLibre. Lo que determina el aumento de los contagios en estas zonas no es, coinciden todas, el "modo de vida" de estas personas, sino sus condiciones. "Evidentemente estamos hablando de condiciones de vida, que influyen claramente en que haya más o menos contagios. La población migrante, no solo en Puente de Vallecas, sino en cualquier lugar del mundo, es más vulnerable", asegura Jorge Nacarino, presidente de la Asociación Vecinal Puente de Vallecas.

Como muestra, un dato: en el distrito centro, la población extranjera supone, a 1 de julio de este año, el 24,48% de la población total. Según Nacarino, no obstante, en estas zonas las personas inmigrantes viven de manera más repartida, mientras que en Puente de Vallecas, por ejemplo, se concentran en barrios como el de San Diego y no tanto en otros como el de Entrevías.

El "modo de vida": trabajos precarios y viviendas pequeñas y compartidas

Las palabras de Ayuso no tardaron en generar polémica. Organizaciones en defensa de los Derechos Humanos ya mostraron su rechazo a las declaraciones. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), por ejemplo, aseguró a través de un mensaje en su perfil de Twitter que ese tipo de comentarios "suponen un riesgo para la convivencia". "Forma parte de la responsabilidad política no lanzar mensajes xenófobos que estigmatizan a las personas migrantes, y más en estos momentos tan delicados", dijo la organización. La Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado, por su parte, solicitó a la presidenta autonómica de Madrid una rectificación "urgente, contundente e inmediata". Su intervención, criticó, da "alas al discurso de la extrema derecha" y obvia que "en la Comunidad de Madrid conviven más de 800.000 personas migrantes sin los que Madrid dejaría de ser ese motor económico del que la presidenta regional presume".

Marita Zambrana, presidenta de SOS Racismo Madrid, coincide con estas organizaciones. Según explica desde el otro lado del teléfono, las palabras de Ayuso "promueven un estigma racista que se asienta en un discurso del odio y que, por otro lado, invisibiliza el trabajo que realizan estas comunidades durante la pandemia". Y es que, tal y como recuerda, muchos de los trabajos denominados esenciales y receptores del aplauso diario que se convirtió en tradicional durante el estado de alarma son ejercidos por personas extranjeras. Por ejemplo, según el estudio Esenciales, publicado por Oxfam Intermón, el 60% de las trabajadoras del hogar y cuidados son migrantes. Según recuerda Zambrana, este hecho no es casual. Ni tampoco deja de tener consecuencias. Dedicarse a esos ámbitos conlleva trabajos más precarios y peores condiciones de salubridad en los centros de trabajo, además de más dificultades a la hora de exigir mejores condiciones. "No te quejas por miedo. A que te detengan, a que te expulsen", lamenta. Y esa situación, que Zambrana califica de "estructural" tiene unas consecuencias que favorecen, y mucho, el riesgo de contraer el covid-19.

"No es casualidad que los inmigrantes vivamos en los distritos con menos ingresos per cápita, algo que va muy ligado al acceso laboral que tienen nuestras comunidades", dice. Y le avalan los datos. Salvo en el distrito centro, es en el sur de la capital donde se concentran los mayores porcentajes de población extranjera. Los cuatro barrios con mayor incidencia de la enfermedad son los que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), presentan los niveles más bajos de renta media por hogar. En Usera, por ejemplo, es de poco más de 26.000 euros, mientras que en Puente de Vallecas, Villaverde y Carabanchel se mueve entre los 25.500 y los 28.700 euros. Es la mitad de lo que ingresan las casas de media en los distritos de Chamartín, Moncloa-Aravaca o Salamanca, los más ricos de la capital. En ellos la renta se mueve entre los 57.700 euros y los casi 66.000 euros.

Por eso las viviendas son diferentes en según qué zonas de Madrid. Y el acceso a las mismas también. "La calidad de las viviendas en los distritos del sur es menor y se produce mucho más hacinamiento. Es muy común ver que en sitios como Usera y Villaverde hay más de una familia viviendo en la misma casa por no tener capacidad económica para otra cosa", dice Pedro Gullón, experto en salud pública y vocal de la Sociedad Española de Epidemiología. "Conviven en menos espacio y eso hace que las posibilidades de contagio dentro del hogar sean mucho más grandes", añade. Según el Ayuntamiento de Madrid, el tamaño medio de los hogares de Carabanchel, Usera, Villaverde y Puente de Vallecas oscila entre los 66 y 79 metros cuadrados. En distritos de Retiro, Moncloa-Aravaca o Salamanca se mueven entre los 90 y los 117. Además, según el Estudio sobre la gestión de la vivienda publicado en 2018, en Puente de Vallecas había un 18,2% de hogares con un hacinamiento severo —menos de 10 metros cuadrados por persona— o moderado —de 10 a 15 metros cuadrados—, mientras que en Villaverde, Usera y Carabanchel esa cifra se situaba en el 17,7%, 16,2% y 15,5%, respectivamente. 

"Los migrantes son personas que en muchos casos se ven obligadas a compartir viviendas con otras familias, por lo que aumenta el hacinamiento", coincide Nacarino, que señala que, debido a ello, la "única vía de escape" que tienen estas personas es la calle. "Pero también son zonas en las que el espacio público es pequeño", lamenta. 

Pero eso, lejos de ser un "modo de vida", es una obligación derivada de esos trabajos precarios de los que hablaba Zambrano y que, según recuerda Gullón, tienen otra particularidad: no tienen modalidad de teletrabajo. Y eso es fundamental. Ya lo fue durante el confinamiento tan severo que se vivió en marzo y abril. "La capacidad de teletrabajar o no marca los niveles de exposición", dice Gullón. Estar obligado a tener que acudir a los puestos presenciales, sobre todo a los del sector cuidados, que implican mucha movilidad, conlleva más riesgos. "Al principio se lanzó el mensaje de que la pandemia no entendía de clases sociales, pero eso escondía una parte de la fotografía muy importante, que es que no todo el mundo es igual de vulnerable", señala.

"En el momento del confinamiento, la clasificación de quién podía contagiarse y quién no se basaba sobre todo en las personas que hacían trabajos esenciales, que eran los que seguían trabajando y moviéndose. Eso tenía un eje de clase muy claro, pero cuando acabó el confinamiento y la gente volvió a sus trabajos, ese eje se convirtió en quién puede teletrabajar y quién no", añade.

La estigmatización de una parte de la población

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El problema es que las palabras de Ayuso crean una estigmatización de las personas migrantes a la par que obvian su realidad, marcada por la precariedad, opinan todas las fuentes consultadas. "La frase forma parte del discurso que quieren implantar, así no repiensan las condiciones en las que viven estas personas. Porque en el fondo", señala Gullón, Ayuso y su Gobierno "tienen responsabilidades políticas" en ellas. "No están ofreciendo regularizaciones para la situación en la que viven, no están ofreciendo alternativas habitacionales suficientes para cuando hay que hacer cuarentena o aislamiento... Desplazan la mirada hacia la responsabilidad individual o hacia el modo de vida como un ente abstracto", critica el experto. 

Nacarino, además, considera a la presidenta de la Comunidad de Madrid "especialista en desviar los debates". "Estas salidas a las que estamos acostumbrados desvían la mirada de lo esencial, que es saber por qué siguen sin reforzar la Atención Primaria y por qué seguimos sin rastreadores", señala. "Es el estilo Trump, cada día se dice una burrada mayor para que no se hable de lo verdaderamente importante", afirma. 

"Decir que nuestro modo de vida es el que expande el covid es sumamente irresponsable, peligroso y condenable porque es la representante de la Comunidad de Madrid. Nos está condenando a un estigma racista", sentencia Zambrana.

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