Crisis del coronavirus

Ayuso no tendrá hasta noviembre los barracones que prometió para reducir las ratios en los colegios

Aula de un colegio de Madrid.

Llamada a la calma y medidas estrella anunciadas a bombo y platillo. Sobre estos dos ejes se articuló a finales de agosto la comparecencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, sobre la vuelta al colegio más difícil de las últimas décadas. “Las familias, que estén tranquilas”, llegó a señalar la líder del Ejecutivo regional, quien pidió a docentes, padres y alumnos confianza en el plan de apertura de las escuelas que había diseñado su Gobierno. Un mes después del regreso a las aulas, la administración madrileña habla abiertamente de “éxito”. Sin embargo, los sindicatos rechazan categóricamente cualquier mensaje triunfalista. En su opinión, la situación es de “improvisación”, “caos” o “abandono”. “No están cumpliendo con el plan”, dicen. Las medidas prometidas, explican, no terminan de llegar. Es el caso, por ejemplo, de las aulas prefabricadas, infraestructuras clave en la estrategia de bajada de ratios. La Consejería de Educación reconoce que aún no están todas operativas. Y puede que no lo estén hasta el próximo noviembre, dos meses después del inicio de actividad en los centros educativos.

La Comunidad de Madrid era plenamente consciente a finales de agosto de que no podía permitirse en plena pandemia tener las aulas de los colegios abarrotadas de alumnos. Ya pasó en Israel tras la primera ola y el resultado fue nefasto. Por eso, la bajada de ratios era uno de los pilares sobre los que se sostenía su vuelta al cole. “Pondremos en marcha la mayor bajada de ratios de nuestra historia educativa”, señalaba Ayuso. Para lograrlo, una de las medidas que puso entonces el Ejecutivo regional sobre la mesa fue la instalación de 250 barracones en los centros. Aulas que, aunque “estigmatizadas”, eran a ojos de la presidenta regional “muy oportunas” como “solución temporal” para ampliar espacios y descongestionar las clases.

Sin embargo, un mes después del inicio del nuevo curso, desde la Consejería de Educación explican que finalmente sólo ha sido necesario comprar 190. Y no todas están funcionando aún. De hecho, puede que todavía tarden en llegar. “Algunas ya están operativas, otras se están instalando ahora y el plazo para que estén todas es el mes de noviembre”, recalcan desde el departamento dirigido por Enrique Ossorio.

Los sindicatos confirman que hay centros que todavía se encuentran esperando los módulos. “En algunos casos, se han solicitado y desde Educación se han denegado. En otros, se han prometido pero todavía no han llegado”, sostiene Teresa Jusdado, secretaria de Enseñanza de UGT Madrid. Coincide su homóloga en CCOO Madrid, Isabel Galvín. “Esta situación está provocando que los centros vayan agobiados de espacio. No puede ser que esos barracones lleguen tres meses después de lo prometido”, señala en conversación con infoLibre.

Galvín señala que estas aulas son fundamentales para que se pueda producir una bajada de las ratios “en condiciones” sin que sea necesario recurrir a otras instalaciones de los centros que también son necesarias para el día a día. “Un colegio también necesita tener un gimnasio disponible”, explica. Por eso, no entiende cómo los barracones no estaban ya listos antes del inicio de las clases. “Desde la administración se ha ido con retraso”, insiste. En cuanto a los espacios cedidos por los ayuntamientos, Educación habla de “44 aulas adicionales” habilitadas en casi medio centenar de localidades.

Pero además de desdoblar las clases con estos espacios, otro ingrediente básico en la receta de reducción de las ratios a una veintena de alumnos en suelo madrileño pasaba por un más que necesario refuerzo de las plantillas. El Ejecutivo regional anunció la contratación de 10.610 nuevos profesionales: 7.398 docentes para la enseñanza pública –incluyendo aquellos que se encargarían de los refuerzos educativos–, 2.662 para la concertada, 200 técnicos especialistas de Infantil y Primaria y 350 educadores infantiles.

Desde la Consejería de Educación no ofrecen, a preguntas de este diario, cifras concretas sobre el número de profesionales prometidos que ya han sido contratados. “Se ha realizado prácticamente en su totalidad”, apuntan. Los sindicatos consultados, sin embargo, niegan que este problema esté prácticamente solucionado. Desde UGT calculan que todavía faltan por llegar a los centros “alrededor de 1.600 de los profesores” que prometió el Ejecutivo regional. CCOO, por su parte, asegura que de los 7.398 docentes que reforzarían las plantillas de los centros educativos públicos se han incorporado algo más de 6.800, por lo que el agujero en este tipo de enseñanza superaría el medio millar de profesionales.

Un problema, un mes después del inicio de las clases, al que se suma el de la falta de cobertura de las bajas entre el personal habitual, algo que rechaza Educación pero en lo que hacen mucho hincapié los sindicatos. “No se está sustituyendo a aquellos profesores que se encuentran de baja médica o en cuarentena”, afirma Jusdado. “Entre unas cosas y otras –dice Galvín– a cada centro le faltan unos 4 o 5 docentes”. Para la secretaria de CCOO Madrid, esta situación está poniendo de manifiesto una importante “crisis” en la región: “faltan profesionales que quieran trabajar en Madrid”. Y no quieren, continúa, por las condiciones laborales que se ofrecen. “No confían en la Consejería de Educación ni saben cuánto van a durar esos contratos porque no dejan claro ni la plaza que es ni hasta cuándo la van a tener. Y eso es un elemento disuasorio”, completa Galvín.

Sólo 3 de 150 enfermeras y Salud Pública colapsada

Problemas importantes continúan detectando también los sindicatos desde el punto de vista sanitario. En primer lugar, no terminan de llegar los profesionales de la salud que se habían prometido en los colegios para tranquilidad de los padres y los docentes. En agosto, la presidenta regional anunció a bombo y platillo que a los más de 400 diplomados universitarios de enfermería que trabajan en los centros educativos se les sumarían otros 150. A día de hoy, sólo se ha conseguido incorporar al 2%. En un mes, el Ejecutivo regional tan solo ha conseguido pescar a tres enfermeras escolares. Esta figura, muy demandada en plena pandemia, tiene el perfil perfecto para poder desempeñar las labores de coordinador covid, instrumento fundamental en materia de prevención y actuación ante la sospecha o proliferación de un brote en uno de los centros de la región.

Ante la carencia de estos profesionales, el papel de coordinador está recayendo sobre los directores de los centros educativos. “Se les ha dado una formación de apenas un par de horas”, denuncia Galvín. Y, para más inri, se están encontrando con serios problemas a la hora de mantener una comunicación fluida con Sanidad. “En Salud Pública están saturados”, sostiene Jusdado. Coincide su compañera en CCOO. “Hay un colapso. Tienen cuatro o cinco administrativos atendiendo al teléfono y hay ocasiones en las que los centros tienen que esperar varios días para recibir una respuesta”, apunta. Un “retraso” en atender las consultas que también reconoce el Ejecutivo regional y que va a intentar solventar poniendo en funcionamiento nuevos teléfonos, uno de ellos destinado en exclusiva a los coordinadores covid.

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Los sindicatos dicen que los colegios se sienten “solos”, abandonados a su suerte por parte de la administración. Y hablan de “mucha alarma” tanto dentro de las familias como de los propios profesionales. Ante esta situación, continúan, lo único que está “salvando al sistema” es la “autoorganización” de los centros educativos, que se están apañando “con lo que tienen”. De hecho, denuncian que a día de hoy hay en los colegios un “déficit” de equipos de protección individual para hacer frente a las más que posibles alarmas.

Y por si los escollos eran pocos, los centros también se están viendo obligados a gestionar la situación de crisis sanitaria con cambios de protocolo constantes. “Los textos son cada vez menos preventivos”, dice la secretaria de UGT. Al inicio de las clases, la promesa era hacer una PCR a todo el aula en un día si alguno de sus integrantes daba positivo por coronavirus. Ahora, la prueba queda reservada exclusivamente a los miembros del grupo burbuja que presenten sintomatología. “Esto imposibilita que se puedan detectar los contagios asintomáticos”, afirma Galvín.

Todas estas carencias que se registran un mes después del inicio del curso, culmina Jusdado, explican el incremento progresivo del número de brotes en los centros educativos madrileños. A mediados de septiembre, en la región había 168 aulas confinadas que afectaban a unos 2.800 alumnos. El pasado viernes, el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, explicaba que esas cifras se sitúan ya en la comunidad autónoma en las 1.740 clases y más de 31.500 alumnos en cuarentena. No obstante, y poniendo sobre la mesa que en la región hay 1,25 millones de alumnos, para el Ejecutivo regional el balance “es bueno”.

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