Crisis del coronavirus

Golpe a la aeronáutica: la pandemia se ceba con el sector que daba a Andalucía una esperanza de futuro industrial

Trabajadores de Alestis, en una reciente jornada de huelga.

Al igual que la Gran Recesión, la pandemia castiga especialmente a las economías periféricas, de bases más frágiles y menos pulmón industrial. A España, dentro de la Unión Europea. A Andalucía, dentro de España. La gran comunidad del sur, con más de 8,4 millones de habitantes, se acerca al millón de parados, la cifra que laboriosamente se había logrado dejar atrás después de franquearla en la anterior crisis. Hay 955.901 parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo en Andalucía, con un desempleo que alcanza el 21,3%. Esto supone el 25,31% del total de parados apuntados en las oficinas en España (3.776.485). Es decir, más de un cuarto del total de parados con el 17,75% de la población. Malos números. Dentro de Andalucía, sufre especialmente Cádiz. En septiembre, el paro subió en 18 de las 52 provincias. Cádiz fue en la que más lo elevó: 5.568 parados más. Y es ahí, precisamente ahí, en Cádiz, donde más estragos está causando la crisis de un sector emblemático, motivo de orgullo en una provincia y una comunidad que no andan sobradas de oportunidades de ponerse medallas en el terreno industrial: la fabricación de aviones.

El motivo del batacazo salta a la vista: con el coronavirus, la mayoría de aviones están en tierra. Los pedidos no entran. Las cuentas tiemblan. Llegan los despidos. Vuelven los viejos fantasmas. “Por mucho que se haya repetido a bombo y platillo lo contrario, el aeroespacial es un sector que se ha dejado abandonado”, señala Antonio Ramírez, vicepresidente de la patronal del metal Fedeme, que abarca la aeronáutica andaluza. Ramírez, de la empresa Industria Especializada en Aeronáutica SA (Inespasa), recuerda que se trata del “sector abanderado como imagen de desarrollo de Andalucía”.

En efecto, cuando se quiere combatir el tópico de la Andalucía improductiva y subsidiada, los aviones son una baza obligada (sobre todo desde que es mejor no hablar mucho de Abengoa, antaño joya de la corona). La aeronáutica lo tiene –o lo tenía– todo para ser la niña bonita. Se trata de un sector autóctono, con un siglo de trayectoria en Andalucía, que no ha cesado su actividad desde los años 20, con una historia centrada en Sevilla y Cádiz salpicada de referentes robustos como Hispano Aviación, la mítica fábrica de Triana absorbida por CASA en los primeros 70, y de pioneros de la aviación civil como Eduardo Barrón y Jaime Loring.

Facturación de más de 2.500 millones

En 2018, último año del que hay cifras cerradas, el sector facturó 2.530 millones, según el informe anual presentado por la Fundación Hélice. Andalucía es junto a Madrid el principal polo de esta industria en España. La rama andaluza ocupa una posición de liderazgo en España, suponiendo el 33% del empleo y el 24% de la facturación aeroespacial española, con datos de la Consejería de Economía.

El tejido empresarial lo componen en torno a 130 empresas, siendo la mayor parte de actividades mecánicas y utillaje, ingeniería y consultoría y servicios. Andalucía Aeroespace, el cluster que aúna a más de la mitad de las compañías del sector, cifraba el empleo directo antes de la pandemia en 16.000 trabajadores. Las cifras de indirectos ascendía a 45.000, según la Junta. Y no es cualquier empleo, sino empleo industrial, del que no sobra en una comunidad que mantiene una significativa dependencia del binomio turismo-construcción, sacudido con fuerza por la pandemia.

El 36,1% de sus empleados son titulados superiores y el 48,9% operarios cualificados, según la Consejería de Economía. La industria aeronáutica, cuya facturación había crecido más de un 10% en una década, supone por sí sola no sólo más del 1,6% del PIB andaluz, sino también una promesa de futuro en una comunidad con un 49,94% de paro entre menores de 25 años al cierre del segundo trimestre del año.

¿Sigue siéndolo? Es una promesa hoy menos creíble que ayer, desde luego. Los problemas no son exclusivo resultado del coronavirus. La pandemia los ha elevado exponencialmente, pero los había antes. El cierre del programa A380 de Airbus, el gigante europeo con sede en Toulouse, para el que trabajaban varias fábricas andaluzas y desde ahí un buen bocado de la industria auxiliar, empezó a hacer estragos antes del covid-19. Los planes de recorte de plantilla ya estaban ahí. Complicó aún más las perspectivas de la empresa la elección por parte del Gobierno de Indra, y no de Airbus, como coordinador nacional industrial del futuro sistema de combate aéreo europeo (FCAS). En enero los sindicatos ya cifraban en 500 los empleos perdidos en el sector sólo en Cádiz.

El impacto del virus

El virus lo ha puesto todo patas arriba, con caídas históricas de los vuelos en todo el mundo. Airbus, que hasta septiembre entregó un 40% menos de aviones que en el mismo periodo del año pasado, ha anunciado recortes entre sus divisiones de Defensa y Aviación Civil que podrían afectar a más de 500 trabajadores en plantas de Sevilla (San Pablo y Tablada) y Cádiz (El Puerto de Santa María y Puerto Real). Empresa y sindicatos continúan trabajando en fórmulas con el menor impacto posible, con la perspectiva de una posible recuperación a medio plazo. El coronavirus, coinciden todos en el sector, lo ha sumido todo en la incertidumbre. De momento, la recuperación no llega, porque la crisis se alarga. El reloj corre en contra, porque el virus de la falta de trabajo también se contagia. Alestis, un destacado proveedor de aeroestructuras, que participa en los programas más relevantes de los fabricantes de referencia, como Airbus, Boeing o Embraer, atraviesa turbulencias. Tras una huelga, CCOO y UGT han alcanzado a primeros de mes un acuerdo con Alestis para amortiguar el despido traumático de los 585 trabajadores que en un primer momento planteó la empresa. En principio, habrá 440. El acuerdo contempla prejubilaciones para la plantilla de más de 57 años y un plan de excedencias incentivadas, entre otras medidas para salidas lo menos traumáticas posible.

Jesús Serrano, secretario general de la rama industrial de CCOO en Cádiz, destaca la importancia de Alestis, un proveedor de referencia, fundamental para la industria auxiliar, pero señala que “la clave está en Airbus”. “Los ajustes que se están produciendo ahora podrían revertirse si se supera esta situación coyuntural. Nos preocupa sobre todo la reorganización”, señala Serrano. Una hipotética reorganización en la que Andalucía podría perder peso... y empleo.

Miles de empleos en riesgo

Los cálculos sindicales apuntan a que 7.000 empleos están en riesgo y “miles más en la industria auxiliar”. Antonio Ramírez, de la patronal Fedeme, también pinta un panorama preocupante. “No hay cifras exactas. Pero si tenemos 16.000 puestos de trabajo y la caída de la producción está entre un 40% y un 50%, podemos extrapolar que esos son los trabajadores que están ahora en ERTE, unos 8.000 puestos de trabajo. Me atrevería a decir que el 90% de las empresas estamos en situación de ERTE”, afirma. Ramírez teme que los ERTE se vayan transformado en ERE. Y se dirige a las administraciones. “Queremos que el sector sea declarado estratégico, como la automoción. Y que las medidas sociolaborales se adapten a este sector. También medidas de liquidez que se adapten a nuestra actividad, con plazos que no tienen nada que ver con el resto, con proyectos de hasta diez años”.

El vicepresidente de la patronal Fedeme lamenta que el sector financiero andaluz saliera “escaldado” de la anterior crisis. Por último, lanza una alerta: el sector aeronáutico andaluz, mayoritariamente compuesto por empresas familiares y con capital andaluz, puede ser pasto de capitales extranjeros que necesiten sectores refugio en tiempo de crisis. “Hacen falta medidas de protección ante capitales dudosos de un sector que aún guarda fortaleza y del que queremos revertir su situación”, afirma. Ramírez explica que son múltiples los fondos y despachos que tientan a las empresas en apuros.

Efecto dominó de Airbus

Juan Román, de Andalucía Aeroespace, admite que el sector está “sufriendo como nunca”. Al mismo tiempo, trata de mantener visión a largo plazo: “Es un sector en apuros, pero con futuro. La bajada del 30% de la cadencia de producción de Airbus ha generado un efecto hacia abajo en toda la cadena de suministro. Todos confiábamos en que el verano y el otoño serían de recuperación, pero vemos que no. Esta crisis puede durar varios años”, señala Román, que anima a llevar a cabo sinergias, colaboraciones y fusiones para seguir a flote. Entre los candidatos están destacados proveedores como Alestis, Aciturri y Aernnova, como informó Expansión. Un movimiento que a su vez podría propiciar una adaptación de las estructuras productivas de Airbus en el sur de España.

Román, que habla por el sector y no entra en detalle sobre los movimientos de ninguna empresa en concreto, cree que la industria aeronáutica andaluza tiene que diversificarse e incidir en áreas como el mantenimiento, el new space, los drones, los vehículos no tripulados... Y buscar nuevos clientes fuera, para reducir la dependencia de Airbus. Su pronóstico a largo plazo apunta a la recuperación total del sector, una vez se recobre la actividad aérea, algo que ve inevitable en un mundo globalizado. Pero, ¿y si no se recupera, no sólo por el virus sino por el impacto medioambiental? Román señala que el sector debe seguir trabajando en la reducción de emisiones, como hace Airbus con sus proyectos de avión impulsado por hidrógeno, y alinearse con el Pacto Verde Europeo.

La tentación del "desarrollo exógeno"

Andalucía sigue sin levantarse

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Marcial Sánchez-Mosquera, profesor de Departamento de Economía e Historia Económica de la Universidad de Sevilla, recuerda que el sector aeronáutico es “lo más granado” de la tradición industrial en provincias como Sevilla. “Es un sector que aporta empleo de calidad, en contraste con la mayoría del empleo en el sector servicios y el sector primario, el campo”, explica. Sánchez-Mosquera, que investiga el mercado laboral en Andalucía y sus déficits estructurales, es uno de los coordinadores del proyecto Los retos de la digitalización en los sectores productivos de las comarcas sevillanas, en el que participan la Universidad, la Diputación y CCOO. Dentro de ese proyecto, elaboró un informe antes de la pandemia que observaba lo siguiente sobre el sector de la fabricación de aviones: “Este sector se inscribe dentro de una tradición industrial y de alto valor añadido que hace, entre otras, que la provincia tenga una dedicación industrial por encima de la media de la región. Es preciso evaluar si es posible establecer sinergias con otros sectores, oportunidades que puedan aprovecharse”.

Ahora, Sánchez-Mosquera expresa su temor a que la crisis lastre estas oportunidades. Aunque el profesor observa que las tendencias “desglobalizadoras” por la presente crisis podrían repercutir en oportunidades industriales, también cree que el Gobierno andaluz de PP y Cs mantiene una línea de “alfombra roja para inversores” y “desarrollo exógeno” que “no nos ha funcionado”. “Desde los 90, hemos repetido eso de que somos la tierra más acogedora para la inversión foránea. Pero necesitamos generar valor aquí, con empresas propias y beneficios que se queden en la región”, explica, citando “chascos” anteriores en base a la estrategia de “desarrollo exógeno” como Delphi o Santana.

¿Y las administraciones? infoLibre ha preguntado a la Junta y al Gobierno por sus planes para el sector. La Consejería de Economía destaca que Andalucía ha sido la primera comunidad en elaborar una “estrategia aeorespacial”, pendiente de aprobación por parte del Consejo de Gobierno, para ayudar a diversificar la actividad, fortalecer la competitividad de las áreas tradicionales y e internacionalizar el negocio. El Ministerio de Industria se remite a la elaboración de un “plan de choque” para paliar el impacto de la crisis en el sector aeronáutico en toda España.

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