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Crisis del coronavirus

La endiablada posición de Casado: de rechazar de plano la alarma a aceptarla como mínimo hasta Navidad

Pablo Casado, llega a Casa América para participar en el XXIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar.

F. Varela | Y. González

Marcar distancias con Vox para conquistar un espacio más centrado no es una tarea fácil. El líder del PP, Pablo Casado, que lleva meses construyendo gran parte de su ofensiva contra el Gobierno de Pedro Sánchez sobre la base de que el estado de alarma es una excepcionalidad que afecta a los derechos y libertades y que es innecesaria para luchar contra la pandemia, se vio obligado este lunes a anunciar su disposición a respaldar el nuevo decreto siempre y cuando el Ejecutivo cumpla dos condiciones: limitar su duración a dos meses y aprovechar ese tiempo para reformar la ley sanitaria de 1986 para que, en el futuro, se pueda confinar sin declarar el estado de alarma.

En su primera aparición en público después del discurso del jueves en el Congreso, en el que criticó con enorme dureza a Vox y a su líder, Santiago Abascal, Casado eligió este lunes su perfil más constructivo para hacer ver que el PP es el partido del diálogo y de “la mano tendida”.

De hecho, Casado tachó de "niebla" que oculta la realidad la afirmación de que su partido no ha sido dialogante durante los últimos meses. Es "una visión injusta", se quejó, porque el PP apoyó los primeros estados de alarma y "remó a favor del Gobierno" en los primeros meses de la pandemia, participó en el pacto de reconstrucción y dio su apoyo a "la mayoría" de los reales decretos ley que han salido del Consejo de Ministros para paliar las consecuencias del virus. Una voluntad de colaborar que, remarcó, sigue viva, como atestiguaría el reciente acuerdo en el seno del Pacto de Toledo en materia de pensiones.

No obstante, el presidente del PP dejó claro que su disposición a facilitar el estado de alarma en “aras del consenso” no significa ni mucho menos que esté de acuerdo con la medida. Es la "constatación de un gran fracaso", proclamó, después de que Sánchez anunciase en julio la derrota del virus y trasladase la responsabilidad a las comunidades autónomas.

Pese a su oferta de apoyo a un estado de alarma que convertirá a los presidentes autonómicos, lo hayan pedido o no, en la máxima autoridad para ordenar confinamientos —incluidos los del PP—, Casado sigue afirmando que la responsabilidad de la gestión de las pandemias es del Gobierno de Sánchez. "No resulta muy adecuado que se diga que las autoridades competentes vayan a ser las comunidades autónomas; eso no es cogobernanza", ironizó, sino mantener "17 respuestas sanitarias distintas".

La pelota, "en el tejado de Sánchez"

Casado asegura que la "excepcionalidad constitucional" de la alarma "tiene que ser tasada en el tiempo". No puede ser para seis meses, subrayó, y "siempre tiene que haber control parlamentario". Algo que, anticipó, "no se puede sustituir la comparecencia semanal de un ministro" y sin una votación que ratifique la continuidad de la medida.

Ahora el PP considera que "la pelota está en el tejado de Pedro Sánchez" , según fuentes del partido citadas por Europa Press. A pesar de que, en principio, su propuesta para que el estado de alarma deje de estar en vigor a mediados de diciembre, justo antes de la navidad, no ha gustado en el Gobierno, como se señaló horas después la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias.

En Génova están convencidos de que su propuesta es "generosa" y "muy razonable". Y subrayan que abre la puerta a que la gestión de la segunda ola, al menos en términos institucionales, se gestione desde un “consenso” muy amplio.

El propio Casado ha convocado para este martes a la comisión de seguimiento de la covid-19 de su partido para ocuparse de la evolución de la pandemia y empezar a preparar el debate parlamentario sobre el estado de alarma que se celebrará este jueves en el Pleno de la Cámara Baja.

En la comisión participan la vicesecretaria de Política Social y exministra de Sanidad, Ana Pastor; el portavoz adjunto del Grupo Popular y exconsejero de Sanidad, José Ignacio Echániz; la presidenta de la Comisión de Sanidad, Rosa Romero; y el senador y exsecretario general de Sanidad, Rubén Moreno, entre otros.

Llamamiento a que el PP "no ponga condiciones"

El presidente del Gobierno había pedido el domingo un apoyo "abrumador" a los grupos parlamentarios para que la prórroga al estado de alarma salga muy reforzada del Congreso de los Diputados. Habló incluso por teléfono con Pablo Casado, tal y como avanzó en rueda de prensa. Pero, a tenor de la respuesta dada este lunes por el jefe de los conservadores, el PP no está todavía por la labor de ir de la mano de Sánchez en el real decreto de prórroga del estado de alarma que saldrá este martes del Consejo de Ministros.

Dado que la intención de la Moncloa es que la prórroga se lleve al Pleno de la Cámara Baja este jueves, el margen de negociación no es muy amplio. En público, de momento, el Gobierno no se mueve y fija los seis meses como línea roja. No es que esto implique que el estado de alarma tenga que extenderse hasta el 9 de mayo. Pero la idea es tener extendido el paraguas legal hasta esa fecha por si el avance de la pandemia así lo requiere.

La encargada de fijar la posición oficial del Ejecutivo fue la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias en la rueda de prensa que ofreció al término de la Conferencia de Presidentes telemática que acogió el Senado.

"El presidente fue tremendamente claro. Diáfano. Cristalino. Y lo fijó en seis meses, si así lo aprueba el Congreso. Obedece a una serie de criterios. Es el plazo que recomiendan los expertos. Este Gobierno hace caso a la ciencia", sostuvo.

"Hago un llamamiento al Partido Popular a que no ponga condiciones", añadió.

En todo caso, la ministra mantuvo que las medidas van a extenderse por el "tiempo necesario". Y que el estado de alarma no va a estar en vigor "ni un minuto más, ni un minuto menos" de lo preciso en base a la situación epidemiológica. Estos son los argumentos con los que el Ejecutivo pretende convencer a los grupos parlamentarios que se han mostrado reticentes a que se quiera aprobar ya una prórroga de seis meses.

En el estado de alarma que arrancó a mediados de marzo, el Gobierno iba aprobando prórrogas cada quince días. Esto implicaba que el Ejecutivo sometiese a criterio de la Cámara cada ampliación del estado de alarma dos veces al mes en un debate parlamentario.

Ahora, la pretensión es que sólo se someta a votación una vez, previsiblemente este jueves. Y que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, comparezca en el Congreso cada 15 días.

A Sánchez le salen las cuentas: más votos a favor que en contra

Para poder sacar adelante la prórroga de seis meses que ha puesto sobre la mesa, el Gobierno sólo requiere mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra. En principio, ya cuenta con los apoyos y abstenciones necesarios para conseguirlo porque, de momento, sólo Vox ha avanzado abiertamente su voto en contra.

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De momento, ya se han situado en el 'sí' el PNV, Nueva Canarias y los diputados del PDeCAT que, por primera vez, podrían votar distinto de sus compañeros de Junts. Así, a los 155 votos que suman el PSOE y Unidas Podemos se unirían los seis del PNV, los cuatro del PDeCAT y el de Pedro Quevedo, de Nueva Canarias. En total, 166 votos.

PNV y el PDeCAT coinciden en que buscar alguna fórmula para que el Gobierno rinda cuentas al Congreso durante esos seis meses, aunque sin necesidad de tener que autorizar prórrogas cada 15 días.

Ciudadanos, por su parte, no ha dado aún un 'sí' definitivo, pero ha mostrado su disposición a apoyar al Gobierno. Su presidenta, Inés Arrimadas, consideró este lunes "excesiva" una prórroga de seis meses y quiere negociar una rebaja. Pero no se ha planteado como una línea roja.

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