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Crisis del coronavirus

Los expertos creen inminente un nuevo confinamiento por el aumento de la incidencia, la positividad y la ocupación de las UCI

Personal sanitario del SERMAS toma la temperatura a una persona en la entrada del Centro de Mayores El Almendro, en Madrid, este martes.

Las expertas y expertos coinciden: habrá confinamiento. Los matices entran en juego cuando se trata de trazar las condiciones, las características y los tiempos, pero lo cierto es que creen inevitable un nuevo encierro para contener al virus. ¿En qué escenario? Hay tres indicadores clave: la incidencia acumulada, la positividad y la ocupación de camas UCI. Los profesionales consultados por infoLibre marcan como línea roja no sólo el aumento en uno de esos tres indicadores, sino una combinación de todos ellos. A rasgos generales, una incidencia acumulada de un máximo de cien casos por cada 100.000 habitantes, una ocupación de camas UCI de en torno al 30-35% y una tasa de positividad de un 10% daría vía libre a un confinamiento severo. Los expertos advierten: el margen se estrecha y el tiempo para tomar medidas se agota.

Este lunes, Melilla y Asturias fueron las primeras comunidades en solicitar un confinamiento similar al experimentado durante la fase uno de la desescalada. A ellas se sumó enseguida Ceuta. El Gobierno, sin embargo, ha descartado conceder esta herramienta y la vicepresidenta Carmen Calvo ha instado a esperar hasta el próximo lunes para valorar las restricciones impuestas por las autonomías. El Ejecutivo llama a no "especular" sobre un confinamiento más estricto. Fernando Simón, por su parte, se ha inclinado por analizar primero el impacto de las medidas actuales: "Todavía las comunidades tienen margen de actuación" y el primer paso es "implementar" todas las herramientas disponibles y "observar el impacto que tienen". "No podemos forzar medidas cuando todavía no tenemos la seguridad de que sea el momento adecuado", ha concluido.

Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández, coincide en que la clave se encuentra en analizar el impacto de las medidas que ya se han ido tomando en el conjunto de las comunidades autónomas. "Si en catorce días no vemos los efectos y al mismo tiempo la curva de presión asistencial –ingresos hospitalarios y en UCI– continúa una tendencia al alza, no quedará más remedio" que caminar hacia un confinamiento domiciliario.

Añade que "ya queda poco margen" porque hay comunidades que han tomado medidas de manera anticipada, como Cataluña. Si las restricciones no empiezan a dar frutos "van a tener que cambiar el estado de alarma para permitir decretar confinamientos". Al tiempo, razona el experto, "sería improbable que bajara ahora la hospitalización y la presión en las UCI", un efecto que sólo sería posible "si se contiene primero la incidencia y se estabiliza". Si no se logra, "no quedará más remedio" que asumir el encierro. El epidemiólogo Daniel López Acuña señalaba por su parte en una entrevista en la Ser que "la evolución de la pandemia obliga a tomar medidas más drásticas y el confinamiento domiciliario es una realidad que tenemos que asumir tarde o temprano". Para el experto, "mientras más esperamos, más tiempo perdemos".

Los últimos datos respecto a la evolución del virus no parecen dibujar un horizonte esperanzador. Este fin de semana se alcanzó una cifra récord de contagios y el total de casos asciende ya a 1.259.366, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad. La incidencia acumulada en los últimos catorce días es de 527,94 casos por cada cien mil habitantes. España alcanza un 29,17% de camas UCI ocupadas por casos de coronavirus, con seis territorios a la cabeza: Melilla (57,14%), Ceuta (47,06%), Cataluña (42,27%), La Rioja (56,67%), Aragón (48,18%) y Navarra (40,13%). La positividad se instala en el 13,48% y el total de fallecidos es ya de 36.495, en los últimos siete días 832.

Francia es quizá el país de nuestro entorno que de manera más evidente asume las secuelas de la pandemia. El país ha decretado ya su propio confinamiento con un total de 1.466.433 casos y una incidencia acumulada de 799,4 casos por cada cien mil habitantes en los últimos catorce días. Reino Unido también ha optado por el encierro domiciliario, con un total de 1.053.864 casos y una incidencia acumulada de 437,1. En Portugal, son 146.847 los casos registrados, mientras que la incidencia alcanza los 419,5.

Rafael Bengoa, experto en salud pública y exdirector de Sistemas de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cita los tres principales indicadores que conviene tener en cuenta de cara a un nuevo confinamiento: incidencia acumulada, positividad y grado de presión hospitalaria. Pero añade algún matiz: "Es importante volver otra vez a ver la mortalidad", un indicador sobre el que "estamos empezando a insensibilizarnos". La cifra de fallecimientos, estima, "está empezando a decirnos algo grave en relación a nuestra propia moralidad de cara a poder avanzar en esto", de manera que insiste en "no perder de vista" el sobrecogedor dato de fallecimientos.

Andrea Burón, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), reconoce igualmente que el resultado de las medidas implantadas hasta el momento será trascendental en la toma de decisiones. Pero recuerda que todavía hace falta tiempo para poder desarrollar un análisis riguroso. "Es difícil y no sé si es prudente definir un único criterio y un único valor a partir del cual hay que elevar las restricciones", señala al otro lado del teléfono, aunque sí se inclina por valorar "la combinación de varios y tener en cuenta todas las medidas que tienen que ser estudiadas por su impacto". A partir de ahí, subraya, conviene "ser conscientes del margen de incerteza en el que nos movemos". Burón cree fundamental estudiar los términos y las ventajas de un nuevo confinamiento, además de desplegar los mecanismos necesarios para contar con la población en la toma de decisiones.

Sobre las estimaciones concretas, también Bengoa reconoce la complejidad de proporcionar cifras concretas. "No es que haya habido bastantes epidemias de un mismo virus para decir 'a partir de aquí ya hay que tomar decisiones'. Cada virus es nuevo y estamos aprendiendo sobre él", de manera que se hace "difícil dar números". Pese a ello, el médico estima que "por encima de los 50 o 100 casos [de incidencia acumulada] ya vamos mal". En cuanto a la ocupación de camas UCI por casos de covid, el experto habla de entre un 30% y un 35% como máximo. Finalmente, cita una tasa de positividad de un 10%. Y recalca: lo determinante resulta de la combinación de todos estos factores.

Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), entiende que el factor más grave tiene que ver con las camas UCI, aunque eleva la tasa de lo aceptable. "El criterio determinante sería que en una comunidad la mitad de las camas UCI estuvieran ocupadas por pacientes covid", especialmente, añade el experto, si esta evolución se acompaña "de una incidencia de casos que no disminuye". En este punto, el epidemiólogo se detiene en el número reproductivo básico instantáneo, es decir, el número de casos nuevos a partir de cada contagio. "Si coincide que ha bajado debido a las medidas que se están tomando en los últimos días, esto podría servir un poco de expectativa para una recuperación", pero si la curva asciende "no quedaría más remedio que un confinamiento". En los últimos días, señala, "la incidencia ha subido" y eso nos dice que "aumentarán los ingresos en hospitales y UCI".

Fortalecer la salud pública

A partir de esa base, Rafael Bengoa recalca la pertinencia de tener en cuenta otro tipo de indicadores. "Si vamos hacia un confinamiento, y obviamente yo pienso que sí, va a ser mejor un confinamiento de un mes en el que estemos reforzando de forma ambiciosa las estructuras de salud pública local que han fracasado en el primer confinamiento". Y eso se traduce en tres claves: testear, rastrear y hacer seguimiento. "Yo añadiría como indicador ver qué están haciendo las comunidades para reforzar esa infraestructura local, en lugar de estar mirando siempre los datos económicos".

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Y el modo de evitar un deterioro en esa estructura no es otro que la inversión. "Cuando llegue la vacuna vamos a seguir necesitando rastreadores, no tendremos suficientes personas vacunadas, no tendremos inmunidad de rebaño y este virus va a seguir expresándose", de manera que necesitaremos grupos de profesionales para "testear posibles brotes". La necesidad de rastreo, de la que ya se advirtió durante la primera ola, va a seguir ahí. Es, señala Bengoa, "lo que se nos fue de las manos en verano" y cualquier "inversión que hagamos ahora sobre rastreo, testeo y aislamiento" repercutirá en el futuro.

También Joan Caylà cree importante recordar que buena parte de las comunidades han contratado rastreadores, pero ahora toca "conseguir la máxima rentabilidad de este personal" y eso se consigue a través de "estudios de contacto" y conociendo, por parte de las comunidades o grandes ciudades, cómo se han producido los contagios y cómo ha sido su rastreo. Algo que "se ha hecho muy bien" en los países orientales, coinciden los expertos.

Por último, Rafael Bengoa recalca otro indicador que, si bien no tiene una base científica, sí considera fundamental a la hora de atajar el impacto del virus: "La desunión política". En palabras de Joan Caylà, "el virus corre más que los políticos". El modo de evitar que este indicador se dispare sólo está en manos de los líderes políticos y las decisiones que tomen a lo largo de unos días que se prevén decisivos.

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