Crisis del coronavirus

Andalucía sigue en "riesgo extremo" pese a la lenta mejoría por las restricciones tras un mes negro con más de 1.500 muertos

Atención en un hospital de Granada, la provincia con mayor incidencia acumulada en 14 días de Andalucía, 588,5 casos detectados por cada 100.000 habitantes.

La mejora ya se empieza a notar. Pero Andalucía sigue pagando el altísimo precio de los contagios desatados de septiembre y octubre. Se paga aún en la UCI. Y en desenlaces fatales. En los últimos 30 días, ha habido más de 1.500 muertos. Un mes negro. Mientras tanto, el Gobierno andaluz de PP y Cs hizo dos pruebas para salir del atolladero. La primera, el 28 de octubre, con un confinamiento perimetral de toda la comunidad que no funcionó. Más tarde, el 8 de noviembre, con un confinamiento de todos y cada uno de los municipios y un recorte drástico de la actividad comercial y de hostelería, que sí está dando frutos. No obstante, la comunidad más poblada de España, con más de 8,4 millones de habitantes, sigue en zona roja y está peor que el conjunto de España. Los ingresos y pacientes en UCI, aunque ya no están en cifras récord, siguen por encima del 8 de noviembre, cuando el presidente andaluz, Juanma Moreno (PP), dio una vuelta de tuerca a las medidas ante el avance imparable del virus. La positividad está más de 5 puntos por encima del conjunto de España. “Hay transmisión comunitaria intensa”, advierte el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública José Martínez Olmos, a quien le inquieta la hipótesis de un relajamiento de las medidas sobre la hostelería tras el puente de diciembre, medida que maneja ya el Ejecutivo autonómico. Todas las provincias salvo Málaga siguen en "riesgo extremo", es decir, con más de 250 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. “Si se abre la espita, podemos volver a la situación de octubre”, señala el catedrático de Métodos Cuantitativos Juan José García del Hoyo.

La incidencia acumulada en 14 días, es decir, el número de casos positivos detectados por cada 100.000 habitantes durante las dos semanas anteriores, es similar ahora mismo en Andalucía al que había el 28 de octubre, cuando el presidente, Juan Manuel Moreno (PP), anunció el cierre perimetral de Andalucía y de 450 municipios, para comprobar si era suficiente para frenar la escalada. No lo fue. Aquel día, 28 de octubre, la incidencia estaba en 396,3, según datos del Ministerio de Sanidad. Ni dos semanas habían pasado cuando el presidente hubo de endurecer las medidas. El 6 de noviembre, la incidencia acumulada había seguido escalando hasta los 545. Era ya insostenible. El domingo 8 de noviembre Moreno compareció con actitud aún más grave y anunció el cierre de todos los municipios y el cierre de toda la actividad no esencial, incluidos los bares y restaurantes, a las 18.00 horas. Esas son las medidas que han empezado a funcionar. La incidencia acumulada se ha situado en 395,2, con datos del 25 de noviembre. Casi un mes después del cierre perimetral, Andalucía al fin se ha colocado levemente por debajo de sus niveles de incidencia acumulada de finales de octubre. Pero no hay mucho que celebrar. La comunidad dibuja una evaluación peor que el conjunto de España en este indicador. Hace un mes, estaba por debajo del dato global (396,3 frente a 452,6). Ahora está por encima (395 frente a 340,8, con datos del 25 de noviembre).

Los ingresos en UCI en los siete días anteriores tampoco aconsejan relajación. El 28 de octubre, cuando se produjo el cierre perimetral de la comunidad, fueron 30, un 8,7% del total de España. El 6 de noviembre, con los datos con los que se adoptó el endurecimiento de las medidas y la interrupción a las 18.00 horas de la actividad no esencial, había subido a 47, un 11,2% del total nacional. Lentamente los ingresos han ido hacia abajo. El día 25 noviembre fueron 43, menos que el 6, pero constituyendo un porcentaje mayor del total en España, concretamente un 12,6%. Siguen por encima del 28 de octubre.

El número de pacientes con covid-19 en UCI en Andalucía ha subido entre el 28 de octubre y el 6 de noviembre y desde entonces hasta al 25 de noviembre: 313, 454, 484, con datos del Ministerio de Sanidad. La subida de los pacientes con covid en UCI ha sido de un 6,6% mientras hacían efecto las medidas más duras, es decir, desde el confinamiento de todos los municipios. Con datos del día 25, el número de pacientes con covid-19 en la UCI sigue por encima del pico de la primera ola, los 438 del 30 de marzo. A lo largo de casi un mes, el porcentaje ha subido un 54,6%, frente a un 19,8% en el conjunto de España. No obstante, no está en máximos: ha llegado a estar por encima de 500.

El porcentaje de camas UCI ocupadas por pacientes con coronavirus va al alza. Parece cerca de empezar a caer, pero aún no lo ha hecho. Esta es la secuencia, con las tres fechas de referencia y cifras del Ministerio de Sanidad: 19,9% el 28 de octubre, el 27,7% el 6 de noviembre y el 28,6% el 25 de noviembre. En casi un mes la ocupación ha subido 8,7 puntos, mientras en el conjunto de España el alza es más suave, de 3,4 puntos (de 25,5 a 28,9).

En cuanto a las camas ocupadas por pacientes con covid-19, se cumple la pauta que apunta mejoría, pero sin salir de zona de riesgo. El dato es grave cuando se decreta el cierre perimetral de la comunidad, sigue empeorando hasta establecer el cierre de todos los municipios y las limitaciones severas a la actividad no esencial y a partir de ahí se produce una paulatina mejora, pero con una situación todavía peor que en origen. En números: el 28 de octubre la ocupación era del 14,4%, el 6 de noviembre del 19,3% y el 25 de noviembre del 15,2%, casi 2 puntos y medio por encima del conjunto de España. Eso sí, Andalucía, tras superar en la segunda ola el máximo de hospitalizados de la primera, 2.708, se ha vuelto a situar por debajo, en 2.551, siguiendo la serie de la Consejería de Salud y Familias.

La mejora observable desde el 6 de noviembre adjunta algún dato alentador. La positividad está bajando: de 18,5% el 6 de noviembre a 13,4% el 25 de noviembre, si bien sigue más de cinco puntos por encima del dato general (8,23%), según la tabla del Ministerio de Sanidad. Los ingresos en las 24 horas anteriores pasaron de 340 el 28 de octubre a 418 el 6 de noviembre, para después bajar hasta los 230 del 25 de noviembre. Esta tendencia debe previsiblemente empezarán a verse en camas ocupadas en planta y UCI.

Andalucía sigue cosechando datos desgarradores de pérdida de vidas humanas, resultado del boom del virus iniciado durante el verano en paralelo a un discurso oficial cargado de optimismo. Los fallecidos continúan en cifras impactantes mientras las medidas empiezan a surtir efecto, algo que se reflejará –a priori– más adelante en el número de muertos. En los siete días anteriores al 28 de octubre habían muerto 135 personas. En la semana anterior al 6 de noviembre, 186; en los siete días previos al 25, 215. Las tablas del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) ofrecen un balance sombrío. Desde el 28 de octubre, día en que se anunció el cierre perimetral, han muerto 1.431 personas, un 37% del total de fallecidos en la comunidad, que son 3.866 con datos del 26 de noviembre. Desde el 6 de noviembre, con los datos con los que se cerraron todos los municipios y se restringió la actividad no esencial, las víctimas ascienden a 1.055, un 27,2% del total. Un dato más: en el último mes, de 26 de octubre a 26 de noviembre, ha habido 1.518 muertos (de 2.348 a 3.866).

Mensaje oficial

El triunfalismo no ha vuelto a reaparecer en el discurso del Gobierno andaluz (PP-Cs) en todo el mes de noviembre. Pero sí se abre ya paso la hipótesis de un relajamiento de las medidas que, de hecho, ya ha comenzado, aunque levemente. El pasado 23 de noviembre Moreno anunció que se permitiría a bares y restaurantes tengan la posibilidad de abrir para que los clientes pueden recoger pedidos hasta las 21.30 horas. Un respiro para un sector muy golpeado, que presiona para medidas que suavicen su cierre.

De momento el horario de cierre a las 18.00 sigue ahí. Pero empiezan a abrirse otras opciones. Este semana el vicepresidente del Gobierno, Juan Marín (Cs), con competencias en turismo, ha planteado abiertamente la posibilidad de que las actividades no esenciales, como los sectores de la hostelería o del comercio, puedan abrir tras el puente de diciembre hasta las 20.00 o 21,00 horas. Concretamente, Marín dijo el martes en un encuentro en la Ser que "probablemente" esos negocios puedan abrir hasta las 20.00 o 21.00 horas, si los datos lo permiten.

Por su parte, el consejero de Presidencia, Elílas Bendodo (PP), afirmó el lunes que era conveniente hacer un esfuerzo en noviembre para “salvar diciembre y la campaña de Navidad" y que se pueda ampliar la movilidad, aunque insistiendo en que "algunas cosas no van a ser iguales".

El presidente Moreno Juanma Moreno combinó este jueves un mensaje de prudente expectación con la hipótesis de una “cierta relajación” en las medidas de cara a la Navidad. De las principales voces en el Gobierno, la suya es ahora la más cauta. "Necesitamos más tiempo para saber cómo evoluciona la pandemia y cuál es su nivel de incidencia en Andalucía", afirma.

Riesgo de recaída

José Martínez Olmos, médico especialista en medicina preventiva y salud pública, recuerda que Andalucía sigue en cifras “inaceptables”. “No deberíamos estar en más de 25 casos por 100.00 habitantes para poder decir que vamos bien. Con las cifras actuales hay transmisión comunitaria intensa. Bajamos, claro, porque estamos aplicando medidas duras, sobre todo en Granada, donde hay en la práctica un confinamiento domiciliario, porque está cerrada toda la actividad no esencial. Pero seguimos con tasas altas. En Granada es altísima [588,5 de incidencia acumulada en 14 días]. Estamos por encima de 250, que es el límite de riesgo extremo”, explica el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Sólo hay una provincia por debajo de 250, Málaga, con 238,1. Las demás están por encima de 300. Huelva está 411, Cádiz está en 439, Jaén en 524 y Granada en 588,5.

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Cuesta mucho trabajo y tiempo que bajen las cifras de ingresados en UCI”, añade Martínez Olmos, mostrándose partidario de evitar relajamientos de medidas o generación de expectativas al respecto, que pudieran lanzar un mensaje equivocado. La posibilidad de relajar las medidas sobre bares y restaurantes le resulta inquietante. “Una de las claves de los contagios son los aerosoles en sitios cerrados. El frío y el invierno incrementan el riesgo. Eso explica en parte la fuerte subida en Europa. Hay que tener mucho cuidado”, explica. Y añade: “La lectura de las cifras de la crisis debe ser poliédrica. Todavía estamos en cifras de contagios súper altas y con fuerte presión hospitalaria. No podemos hablar aún de evolución positiva”.

A juicio de Martínez Olmos, Andalucía estaba hace cinco semanas en situación propia de un confinamiento domiciliario, que no se produjo porque el Gobierno decidió que había que dar un margen a medidas intermedias. Las restricciones decididas por la Junta bajo el marco del segundo estado de alarma han empezado a marcar una tendencia favorable, pero en los hospitales aún se paga la factura de septiembre y octubre. “Con esta situación, es pronto para pensar en relajación. Desde un punto de vista epidemiológico, miro al semáforo del Consejo Interterritorial y sigue en rojo”, afirma Martínez Olmos.

El catedrático de Métodos Cuantitativos Juan José García del Hoyo, que realiza un atento seguimiento de la curva andaluza, afirma que el “incremento tan fuerte” de la tercera semana de octubre estuvo causado fundamentalmente por el puente del 12 de octubre, cuando hubo “una movilidad exagerada”. Con esta certeza acumulada, ve lógico que el Gobierno andaluz posponga hasta después del próximo puente cualquier relajación. Pero teme una apertura de la movilidad precipitada. “Según mis proyecciones, en el próximo mes habrá 2.900 hospitalizaciones más. ¿Está preparada la sanidad andaluza? Yo creo que lo puede llegar a asumir, teniendo en cuenta que también habrá altas, pero en detrimento del servicio para otras enfermedades. Si todo sigue igual, a finales de enero bajaríamos de la zona más peligrosa. Si no, si se abre la espita, podemos volver a la situación de octubre”, alertar. ¿Y volver a ampliar el horario de actividad no esencial? “Uf”, resopla. “El comercio, bueno, vale... No creo que el comercio sea lugar de contacto y posible contagio más habitual. Ahora, los bares, restaurantes... Con la llegada del frío y la dificultad de estar en terrazas... Eso puede ser un problema”.

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