Cambio climático

De la Bizkaia submarina a la 'sartén' andaluza: la ciencia advierte de los peligros de la crisis climática en España frente al negacionismo

Estragos de la DANA que destrozó Sant Llorenç (Mallorca) en 2018.

El cambio climático ya está actuando en España. Sufrimos no solo el aumento de temperaturas generalizado, la consecuencia más conocida del fenómeno: también son cada vez más frecuentes y voraces fenómenos extremos como olas de calor y de frío, tormentas o incluso huracanes envalentonados como para cruzarse el Atlántico en nuestra busca. El descenso de las precipitaciones (y el aumento de la evotranspiración, el agua que se evapora a la atmósfera), puede echar al traste la producción de sectores enteros que dependen de la lluvia para sobrevivir. Y en determinadas zonas, el calor puede ser tan insoportable como para convertirse en incompatible con la vida. Es un fenómeno global, con repercusiones en todo el planeta, y que se agravará conforme pasan los años si no se produce un brusco recorte de emisiones de gases de efecto invernadero; pero también es local y presente. Con el objetivo de volver a recordarlo, el portal de meteorología eltiempo.es ha publicado un particular mapa: no sale qué tiempo va a hacer mañana, sino los cambios que se producirán en el clima a medio y corto plazo en los peores escenarios. 

Los expertos del site han seleccionado varios puntos de la geografía española por ser ejemplos perfectos de las múltiples caras de la crisis climática. Madrid como Marrakech; Barcelona con veranos extraordinariamente húmedos; aumento del nivel del mar en Euskadi; olas de calor extremo en Andalucía; aridez y sequía en Murcia; más calima en Canarias; y más lluvias torrenciales destructivas en Baleares y, en general, en todo el Mediterráneo. Hablamos de más sufrimiento y fallecidos por las subidas del mercurio, o arrastrados por las aguas y de pérdidas económicas incalculables; como en la crisis sanitaria que vivimos en la actualidad, la crisis climática supera el falso dilema economía vs. vida. Ambos son y serán impactados.

Las grandes capitales se asfixian

El informe de eltiempo.es analiza cómo podría sufrir Madrid el impacto del fenómeno. "En la actualidad, la capital registra máximas de unos 30º durante el verano, pero en 2080 lo normal podría ser que las máximas superasen los 35º. Esto podría darse durante 79 días, es decir, casi todos los días del verano, que es la estación más afectada por el cambio climático en el país. Según el visor de escenarios de cambio climático de Adaptecca, el portal de adaptación a la crisis del Ministerio para la Transición Ecológica, en el peor de los futuros posibles serían de un número similar las noches muy cálidas en la región a partir de 2040, varias décadas antes: esas en las que cuesta conciliar el sueño por el bochorno y que afectan más a las capas más vulnerables, desprovistas de aire acondicionado o de una vivienda bien aislada. Barcelona, por su parte, tampoco se salva: su salida al mar la provee de un clima mediterráneo mucho más suave, pero en la década de 2080, explican los expertos del portal, "podría haber unos 16 días en los que la máxima llegue a alcanzar los atípicos 35º que se han dado en los últimos veranos".

Grandes urbes como Madrid y Barcelona se ven afectadas por el conocido como efecto isla de calor: el centro, sobre todo por la noche, sufre temperaturas más altas debido a la capacidad del hormigón para liberar cuando se pone el sol el calor absorbido durante el día. Las diferencias pueden ser hasta de ocho grados entre unos barrios y otros en la capital española. Si no se pone remedio al alto nivel de emisiones de CO2 y otros gases y si no se llevan a cabo políticas de adaptación, el cambio climático podría poner muy difícil la conciliación del sueño en los densos núcleos poblacionales.

La sartén andaluza

Cualquier mapa térmico de la Península muestra que el valle del Guadalquivir, en Andalucía, es el auténtico horno de España. Aquí se localizan los municipios que han batido récords de altas temperaturas. El 13 de julio de 2017, el pequeño pueblo de Montoro (Córdoba) registró en sus termómetros 47,3 grados, el máximo absoluto que ha indicado el mercurio en la historia del país. No fue un evento aislado: cada año los vecinos reciben con resignación al indeseable invitado. Este pasado estío se alcanzaron los 45º. Sin olas de calor, la vida en el valle del Guadalquivir ya se hace cuesta arriba en estos meses: cuando viene una ola puede ser insoportable sin aire acondicionado. El cambio climático solo traerá un empeoramiento de esta situación. "La duración máxima de las olas de calor en el verano en 2050 podría ser de 7 días más que a finales del pasado siglo en Sevilla y 10 días más en Córdoba", asegura el estudio de eltiempo.es. 

Un vistazo al visor de Adaptecca muestra perfectamente la vulnerabilidad del valle, en forma de cono, que ha dibujado la geografía andaluza al paso del Guadalquivir durante miles de años. Siempre ha hecho más calor de lo normal, pero el calentamiento global incidirá aún más en este efecto sartén. A medio plazo, y siempre en el peor escenario (en el que apenas se recortan las emisiones de CO2), la temperatura media máxima de la zona podría alcanzar los 40 grados durante los veranos de mediados de siglo. 

Temperaturas máximas en verano en la Península, según el histórico y según la proyección a medio plazo en el peor escenario. ADAPTECCA

"En la cuenca del Guadalquivir en verano fluye aire muy cálido y seco", explica la doctora en Físicas y responsable de Meteorología de eltiempo.es Mar Gómez, "que ha sufrido el efecto Foehn al cruzar la cordillera penibética". Este fenómeno produce un contraste muy fuerte de temperatura a un lado y otro de una cadena montañosa.  "Además, hay que tener en cuenta que las olas de calor llegan directamente del Sahara, a través de Marruecos, y traen consigo vientos recalentados y resecos del sur-sureste. Debido a la conjunción de estos factores, los municipios del centro y sur de la comunidad andaluza son los que presentan una mayor vulnerabilidad ante los impactos por las olas de calor", asegura la experta. 

El agua arrasa en Baleares...

"El archipiélago balear está en el punto de mira de las tormentas severas", asegura el informe. El cambio climático endurecerá el impacto de una vieja conocida de los habitantes del Mediterráneo: las depresiones aisladas en niveles altos o DANAs. En octubre de 2018, una auténtica tromba de agua se llevó la vida de 10 personas en Sant Llorenç (Mallorca). El final del verano y el principio del otoño es la época favorita para estos fenómenos atmosféricos, especialmente dañinos en las localidades mediterráneas por varios motivos: "La orografía, la temperatura del agua del Mediterráneo y la mala planificación urbanística del territorio, con muchas localidades en antiguos cauces y barrancos de ríos, por ejemplo", enumera Gómez. 

Si siempre ha pasado, ¿por qué debería preocupar más? "El impacto generado por estas situaciones meteorológicas puede ser aún mayor", reza el estudio. Gómez explica qué relación hay entre el cambio climático y estas tormentas, que en muy poco tiempo pueden descargar cantidades ingentes de agua, llevándoselo todo a su paso. "A finales del verano o principios de otoño, cuando se produce la entrada de aire frío en altura e interactúa con el agua cálida del Mediterráneo se genera una gran inestabilidad. Es como una olla a presión, ya que esa diferencia térmica produce una fuerte evaporación de agua y el desarrollo de las nubes de tormenta llamadas cumulonimbos", asegura la física. "Cuando éstas actúan con la orografía de la zona se pueden descargar cantidades de agua importantes en muy poco tiempo. Tanto la Comunidad Valenciana, como Baleares, Murcia o la costa catalana son las zonas y serán las más expuestas". En un mundo más cálido, esa entrada de aire frío en altura, según los últimos estudios, es mucho más fuerte: el desequilibrio térmico que se produce en el Ártico tiene consecuencias en todo el planeta. 

El escéptico puede elegir creer que, de nuevo, se trata de una casualidad, pero la DANA que destruyó Sant Llorenç batió seis récords de intensidad, datos "extremos", según calificó la Agencia Española de Meteorología (Aemet). La misma que, hace unas semanas, miró los datos y comprobó que, en la Comunitat Valenciana, las lluvias torrenciales son cada vez más torrenciales, en palabras de su portavoz, Rubén del Campo. Y las poblaciones mediterráneas no están preparadas para ello. El ladrillo ha colonizado el litoral español y durante décadas se ha estado construyendo en cauces de ríos, donde el agua alcanza una fuerza devastadora tras una tormenta. No hay una hoja de ruta definida, más allá de planes llenos de buenas intenciones, para hacer el trabajo de adaptación e intentar que las tormentas no se lo lleven todo. 

...sumerge Bizkaia...

Una de las consecuencias más conocidas del calentamiento global es el aumento del nivel del mar por el deshielo de los polos. El estudio de eltiempo.es ha decidido destacar la provincia vasca de Bizkaia, por el posible impacto de este fenómeno: "En la segunda mitad de este siglo, se estima que más de 200 hectáreas de terreno se podrían encontrar en riesgo de inundación. Además, la mitad de esa extensión sería terreno urbanizado. A finales de siglo, el nivel medio podría aumentar entre 0,45 y 0.82 metros, "según las proyecciones menos optimistas". Parece poco, pero es capaz de implantar la vida submarina en muchos núcleos poblacionales. 

A finales de año, un estudio de Nature estimó que, más allá de Bilbao, hasta 200.000 españoles podrían perder su vivienda y verse gravemente afectados en 2050 por la subida del nivel del mar. Gómez confirma que, efectivamente, no sería un desastre exclusivo de Euskadi. "Las ciudades costeras también se verán afectadas, además de la costa vizcaína: urbes cercanas como San Sebastián o Gijón pueden sufrir el hundimiento de parte de la ciudad. Málaga, Cádiz o Valencia también se enfrentan al mismo peligro".

...y falta en Murcia

"Con el peor escenario de cambio climático, un aumento de la temperatura de 0,5 grados y la reducción del 5% de las lluvias, el 85% de la región estaría por debajo de los 10 mm de escorrentía total anual en el 2050. Esto supondría hasta un 40% menos de los recursos hídricos propios actuales", afirma eltiempo.es sobre Murcia. Esto impactaría directamente sobre la "huerta de Europa", el enorme imperio agroindustrial del sureste de España. Según explican todos los expertos en gestión de recursos hídricos, este sector ya utiliza más agua de la que es capaz de renovarse naturalmente: está en déficit, no es sostenible. Una realidad no asumida ni por las empresas hortofrutícolas de la zona ni por la derecha: Vox propuso implantar su modelo en la "España vaciada", ignorando las consecuencias del cambio climático. 

Treinta años no es nada

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Calima en Canarias

El archipiélago canario ha sufrido históricamente episodios de calima, un fenómeno meteorológico consistente en la presencia de partículas de arena o polvo en la atmósfera procedente del vecino desierto del Sáhara. A principios de 2020, la comunidad autónoma registró el peor episodio de calima que se recuerda en las islas. De nuevo, es complicado atribuir al cambio climático episodios concretos que se han producido anteriormente sin influencia del calentamiento global, pero los estudios científicos consideran que la entrada de polvo procedente de territorio africano "podrían ser más habituales". 

"Sabemos que en el futuro las olas de calor serán más intensas y virulentas y estas vienen de la mano de entradas de aire cálido desde las regiones subtropicales, del norte de África", que traen arena en suspensión del Sáhara, asegura Gómez. "Esto tiene relación con un desplazamiento del anticiclón de las Azores. Al cambiar de posición las masas de aire caliente ascenderán más hacia el norte produciendo más calimas, en especial en las islas. Las islas Canarias por su proximidad podrían estar más expuestas a este tipo de fenómenos, aunque es algo que se está analizando". 

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