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Juicio a Villarejo

La entente Villarejo-Corinna cumple su amenaza y se anota un tanto contra el rey emérito y Sanz Roldán

Lo que se venía anunciando desde el verano de 2018 se ha cumplido finalmente dos años y medio después. Desde que se publicaron las grabaciones de las conversaciones entre el comisario José Manuel Villarejo y la empresaria Corinna Larsen, revelándose así la relación que ambos habían mantenido en la que ella le había revelado supuestas amenazas del exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán con conocimiento del rey emérito, se había ido preparando el terreno para lo que ha ocurrido este viernes ante un tribunal: la examante de Juan Carlos I ha defendido al expolicía ratificando esos ataques. El exjefe de los servicios secretos lo ha negado todo, pero sí ha admitido que visitó a la comisionista aunque sin revelar lo que en ese encuentro se dijo porque, según dice, no se lo permite la ley.

Y no sólo eso, sino que la jugada les ha salido bien, puesto que Larsen ha podido contar de primera mano ante las cámaras el relato de lo que dice que ocurrió después del escándalo de Botsuana –supuestas amenazas tanto a ella como a su familia en las que implica a Juan Carlos de Borbón–, lo que ha permido que Villarejo se libre de la acusación por calumnias que había presentado contra él Sanz Roldán por contar en televisión lo que le había dicho previamente la examante del emérito.

En el primer juicio de los muchos que tiene pendientes Villarejo, éste se ha sentado en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 8 de Madrid acusado de un delito de calumnias contra Sanz Roldán y otro de denuncia falsa contra el CNI. El primero, por las declaraciones en una entrevista en el programa Salvados de laSexta, donde dijo que el exdirector del CNI había amenazado a Larsen; el segundo, por relacionar a los servicios secretos españoles con la filtración al diario El País de una foto suya bajando de un avión. La cita, con Corinna Larsen de testigo del comisario para ratificar su versión, no podía tener menos expectación. Además, debido a la situación de la pandemia, el juicio se ha retransmitido por streaming a través del canal de Youtube del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).

"Convencerla, seducirla, engañarla"

Primero ha declarado Villarejo. Era la primera vez que se veía al comisario jubilado desde que fue detenido en noviembre de 2017, puesto que desde entonces se encuentra en prisión preventiva y todas sus declaraciones judiciales habían sido en instrucción, es decir, a puerta cerrada. Villarejo ha ratificado lo dicho en televisión y ha asegurado que fue Larsen la que se lo había contado en varios encuentros que habían mantenido en Londres y Mónaco. De hecho, ha manifestado que a esas reuniones acudió por indicación del propio CNI porque, según le dijeron, debía "recuperar unos documentos que afectaban a la seguridad del Estado". "Debía convencerla, seducirla, engañarla... Ganarme su confianza y creo que al final me la gané", ha explicado.

Según Villarejo, se vio con la empresaria germano-danesa fingiendo que era un abogado que quería ayudarla, pero que luego se dio cuenta, ha reiterado en varias ocasiones, que Larsen "no mentía, estaba realmente aterrada" por las supuestas amenazas. Así, ha asegurado que en televisión lo único que hizo fue "reproducir" lo que ella le había contado, una versión que, según afirma, pudo "comprobar" porque así se lo "manifestaron altos mandos del CNI". "Yo dije: '¿cómo se le ocurre a este hombre (Sanz Roldán) ir allí a amenazar a esta mujer'?", ha exclamado, a lo que él mismo ha contestado que desde los servicios secretos le explicaron que "quería quedar bien con el señor", en alusión a Juan Carlos I.

Todo esto lo debía ratificar Corinna Larsen, de casada zu Sayn-Wittgenstein, si Villarejo quería que se diese credibilidad a su versión. Y así ha sido. De hecho, la comisionista, que ha declarado por videoconferencia desde Londres en calidad de testigo y por tanto tenía obligación de decir la verdad, lo había dejado todo por escrito en una declaración jurada que prestó ante notario. A todas las preguntas que se le han dirigido acerca de si contó al comisario las supuestas amenazas, ella ha contestado afirmativamente. “¿Los hechos a los que se refiere Villarejo le han ocurrido?”, ha preguntado el abogado defensor. “Sí”, ha respondido con rotundidad.

¿Órdenes del Juan Carlos I?

Larsen, que ha comparecido en inglés aunque ha corregido a la intérprete en alguna ocasión porque sabe hablar castellano, ha asegurado que se sintió "muy asustada" en las semanas que sucedieron tras el accidente en Botsuana, cuando salió a la luz su relación con el rey emérito. Según su versión, su casa y oficina de Mónaco fueron "ocupadas" por personal de una empresa de seguridad del país, que Juan Carlos I le dijo que era una operación del CNI para protegerla de los paparazzi, que recibió correos electrónicos de un tal 'Paul Bon' que ella identifica con Sanz Roldán. También ha relatado un encuentro que tuvo con el exjefe de los servicios secretos en un hotel de Londres en el que él supuestamente le dijo que no iba a poder garantizar su seguridad ni la de su familia si no seguía sus instrucciones.

“No tenía mucha opción de negarme a esa reunión. Creo que es importante que el rey Juan Carlos y Sanz Roldán siempre querían destacar que era el rey el que daba las órdenes a Sanz Roldán. Yo ya me sentía bastante incómoda con el hecho de que la reunión tenía que celebrarse en mi habitación del hotel, dados los antecedentes en las semanas anteriores en las que hasta se había ocupado mi casa”, ha destacado.

Para finalizar, ha comentado que se encontró en su casa de Suiza un ejemplar de un libro sobre la muerte de Lady Di y que a continuación recibió una llamada de un número desconocido en la que se le alertaba de que "hay muchos túneles entre Niza y Mónaco". Aunque Larsen había anunciado que iba a poner estos hechos en conocimiento de la justicia en Reino Unido, ha confirmado al juez que no lo ha hecho porque tanto al emérito como a Sanz Roldán les ampara la inmunidad diplomática.

Como autor de la denuncia contra Villarejo por relatar estos hechos que considera calumniosos, el juez ha escuchado después al propio Sanz Roldán, que ha negado haber amenazado a Corinna Larsen, aunque sí ha admitido que fue a visitarla a Londres, aunque dice no poder revelar el contenido del encuentro porque se lo impide la ley reguladora del CNI. "Yo lo que ella interpretó no soy quién para juzgarlo, pero ni lo hice ni tenía ese ánimo en absoluto", ha zanjado, para después añadir que denunció al comisario porque éste había puesto en duda el trabajo de los servicios secretos quería "seguir mirando a la cara" a sus subordinados.

Aunque el fiscal ya tenía conocimiento de la denuncia de Larsen sobre las supuestas amenazas y que la versión de Villarejo es que él lo contó en televisión porque ella se lo había dicho previamente, no ha sido hasta el final del juicio que el fiscal ha decidido retirar la acusación de delito de calumnias, pues considera que no se dan las condiciones para ello, ya que, tal y como ha explicado, este ilícito penal debe llevar aparejadas circunstancias de "falsedad y desprecio" temerario a la verdad. Así, el fiscal considera que "con independencia de que ocurrieran o no esos hechos", las amenazas que relata la empresaria que pone en duda puesto que no se han judicializado, no puede haber calmunias de Villarejo contra Sanz Roldán puesto que Larsen ha confirmado que contó al comisario lo que luego él dijo en televisión.

Contradicciones de los mandos de Inteligencia

Lo que no ha retirado el fiscal es el otro delito del que acusaba a Villarejo: denuncia falsa. El comisario ha insistido en la "animadversión" que, según dice,  Sanz Roldán tiene hacia él y que fue éste el que filtró la fotografía dentro de una operación para acabar con él dentro de la Policía. El exjefe de los servicios secretos lo ha vuelto a negar. Además, ha asegurado que nunca había visto a Villarejo hasta el juicio de este viernes y que no tiene relación alguna con él, ni buena ni mala.

Sobre la supuesta relación entre ambos también se ha hablado en el juicio, pues tanto acusaciones como defensas han preguntado por ello a los testigos, concretamente la actual secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, como al exjefe de la UDEF José Luis Olivera. Ambos eran altos mandos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) cuando se publicó la fotografía, que Villarejo enmarca en una operación antiyihadista en Melilla.

En este punto, tanto Sanz Roldán como los testigos han caído en alguna contradicción. Mientras el primero ha dicho que nunca tuvo conocimiento de esa operación, que supo por la prensa de la fotografía de Villarejo acompañado de Olivera saliendo de un avión y que no recuerda haber comentado nada sobre ella con nadie, Olivera ha manifestado que fue el propio exjefe del CNI el que se lo mencionó el día que se publicó durante una reunión en la que coincidieron ambos en el Ministerio del Interior. Mientras que Casteleiro ha manifestado que en el CITCO no se llevaban a cabo actividades operativas, Olivera ha confirmado que esa fotografía corresponde a una operación antiyihadista en Melilla y que cree recordar que la comentó con Casteleiro. Mientras que la actual secretaria de Estado ha afirmado que coincidió con Villarejo en dos almuerzos y que no comentaron nada que le llamara la atención, Olivera ha subrayado que una de esas comidas se "alargó más de lo normal".

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El exjefe de la UDEF ha reconocido que conoció al comisario en el año 2000 y que desde entonces les ha unido una relación profesional por las responsabilidades de ambos en la Policía, pero también de amistad. Esto se ha confirmado a raíz de los sucesivos levantamientos de sumario del caso Tándem, la macrocausa de la Audiencia Nacional que investiga las supuestas actividades ilícitas de Villarejo por el que éste se encuentra en prisión preventiva desde noviembre de 2017, pues se ha ido descubriendo la estrecha relación entre ambos a lo largo de los años. Son numerosos los vínculos de amistad y negocios que ha dejado al descubierto el sumario, especialmente en las conversaciones que Villarejo grababa y en las que se le escucha llamar Oli o tronco a OliveraOlitronco.

La Fiscalía Anticorrupción sospecha que entre ambos había un "concierto económico" según el cual Olivera colaboró con el comisario, presuntamente facilitándole información privilegiada para sus intereses privados a cambio de una comisión que podría haber sido del 5%. Inexplicablemente, Olivera no está imputado en el caso Tándem, aunque el juez Manuel García Castellón ha ordenado investigar sus cuentas y patrimonio. 

A pesar de todo esto, Olivera ha garantizado este viernes que ha dicho la verdad en su declaración judicial y que su amistad con Villarejo no le impediría decir algo en su contra si tuviera que hacerlo. El juicio ha quedado visto para sentencia y el comisario se enfrenta a una petición de un año de prisión por delito de denuncia falsa.

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