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14F | Elecciones en Cataluña

Casado reniega en plena campaña catalana de la gestión de Rajoy del 1 de octubre que él mismo apoyó

El candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, y el líder de su partido, Pablo Casado.

A cuatro días de las elecciones catalanas, Pablo Casado aprovechó una entrevista en la emisora catalana Rac1 para volver a renegar de la gestión que Mariano Rajoy hizo del referéndum del 1 de octubre.

Su decisión de enfatizar la discrepancia que asegura haber tenido con Rajoy en este asunto coincide con un momento especialmente delicado para su partido, amenazado de nuevo por las acusaciones de su extesorero, Luis Bárcenas, sometido a juicio por haber pagado en dinero negro las obras de su sede y asediado por Vox, al que algunas encuestas sitúan muy cerca de superar en escaños al PP en el Parlament de Cataluña.

“Yo el 1 de octubre era el portavoz del partido. Pero yo ese día no comparecí en rueda de prensa. Decidí no salir a explicar lo que estaba pasando porque ni estaba de acuerdo con los que estaban diciendo que se estaba votando en unas elecciones homologables, porque eso no eran unas elecciones homologables, ni estaba de acuerdo con los que decían que ahí no se estaba votando. Porque lo que se estaba viendo en la televisión era algo que en mi opinión se tenía que haber evitado”.

¿Lo que no le gustaron fueron las cargas policiales contra las personas que querían votar?, le preguntó el entrevistador de Rac1. “Yo lo que tengo que decir es que eso se tenía que haber evitado. Y eso lo dije en mi congreso para presentarme a presidir el PP”, subrayó. No le gustaron las imágenes de aquellas cargas, admitió después, como tampoco las del 1 de octubre de 2019 “incendiando Cataluña en plena campaña electoral de las generales”. Aunque en realidad el 1 de octubre sí defendió sin reservas la actuación policial: las cargas contra los que intentaban votar, afirmó entonces, no eran más “imágenes manipuladas de lo que no ha ocurrido”.

Las explicaciones de Casado sobre este asunto no pasaron de ahí. No quiso revelar ante qué autoridad del PP se negó a salir el 1 de octubre en rueda de prensa. “Yo creo que ahora no tiene importancia”, declaró. Lo relevante ahora, dice, es que se presentó a la Presidencia del PP “para ofrecer una cosa distinta a Cataluña”.

Lo que tampoco explicó en la entrevista es que lo que él defendió en la campaña de las primarias del PP, cuando se enfrentaba a la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, fue que lo que se debía haber hecho era actuar con más dureza y haber aplicado mucho antes el artículo 155. Antes, por supuesto, de la celebración del referéndum del 1 de octubre.

Él mismo proclamó, en julio de 2018: “Si ha pasado lo que ha pasado es porque no aplicamos el 155 como había que aplicarlo; que la operación diálogo es un fracaso, la de Sánchez y la que hicimos nosotros en alusión a la que intentó Sáenz de Santamaría”.

Con aquella declaración Casado se sumaba —por primera vez en público— a las críticas que otros candidatos, los exministros María Dolores de Cospedal y José Manuel García Margallo, ya habían hecho a Sáenz de Santamaría, la candidata que en aquel momento encabezaba las preferencias de los militantes del PP en las encuestas. Se unía públicamente a los durosdurosque en su día, en pleno pulso con el independentismo, reclamaron una actuación más contundente contra el Govern.

Ahora Casado ya no dice lo mismo. En estos momentos su discurso defiende “presencia” —ha prometido visitar Cataluña todas las semanas— y “escucha” a cambio de tener la oportunidad de ser también escuchado. Eso sí, precisó, que nadie interprete que de ese modo está asumiendo “el discurso nacionalista” o que “ahora está en campaña y se apacigua. No, no, no. Lo más democrático es discrepar”. Y “eso es compatible con decir: había que haber evitado lo que pasó entonces”.

¿Y cómo se pudo haber evitado? Ahí Casado no explicó nada que el Gobierno debiera haber hecho y no hizo. “Desde el punto de vista judicial, que el juez hubiera actuado antes. Y desde el punto de vista político, me vuelvo a retrotraer al año 2003”: no firmando el pacto del Tinell, que dio soporte al Govern de Pasqual Maragall, y no aprobando una reforma del Estatut que según él salió adelante “sin consenso”.

Lo sorprendente es que aunque ahora, a cuatro días de las elecciones, enfatiza su discrepancia, durante las semanas previas y posteriores al 1 de octubre Pablo Casado no dijo ni una palabra, al menos en público, en contra de la gestión de Rajoy y Sáenz de Santamaría. Todo lo contrario.

Apoyo al Gobierno

En una entrevista en TVE emitida apenas dos días después de 1 de octubre, Casado no trasladó una sola crítica o reproche a la gestión del Gobierno, que no solamente no consiguió evitar que muchos catalanes votaran sino que llenó las televisiones de todo el mundo de imágenes de policías golpeando a ciudadanos que trataban de votar. Le dio, en cambio, todo su respaldo y criticó a “aquellos que dicen lo que había que haber hecho” o “lo que se tenía que hacer” porque “hacer la quiniela los lunes es muy fácil”.

“Estamos en buenas manos. Creo que el Gobierno”, que ha actuado “dentro de la responsabilidad y la prudencia”, “sabe lo que tiene que hacer”, subrayó el 3 de octubre de 2017. Lo que hizo Rajoy, justificó, fue “confiar en la Generalitat, porque somos demócratas”. Fue el jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, quien en su opinión provocó por su inacción la intervención de la Guardia Civil para cerrar las urnas.

El desmarque que hoy reiteró Casado en plena campaña ya sorprendió en su día a los partidarios de Sáenz de Santamaría en los prolegómenos del congreso extraordinario de 2018. Lo dijo abiertamente el exministro y declarado sorayista Alfonso Alonso: “Me sorprende el desmarque de Casado en la política de Cataluña. Él estaba en el equipo de Rajoy y defendía la posición del Gobierno y del PP. No creo que sea conveniente deslizarse en esas críticas y puede sonar a cierto oportunismo”, declaró a ETB y anotó por aquellas fechas en Twitter. Alonso entonces lideraba el PP en Euskadi y hoy está fuera de la política después de que el propio Casado decidiese defenestrarle a pocas semanas de las elecciones vascas de 2020.

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No es esta la única cosa sobre la que Casado trata de reescribir su papel en aquellos acontecimientos para dulcificar su cercanía a los duros del PP. Hoy declaró en Rac1 que él está a favor el derecho de los partidos independentistas a defender sus ideas. Pero no siempre ha sido así. El 10 de octubre de 2017, en una rueda de prensa oficial tras una reunión de la dirección del PP, dijo: “Yo tipificaría la ilegalización de los partidos que reclaman la independencia”. Es verdad que, para evitar que se entendiese como una idea del PP de Rajoy, añadió: “Es una idea a título personal”.

Pero lo volvió a defender en julio de 2018, en plena campaña para convertirse en presidente del PP. Entonces afirmó no entender la existencia de formaciones políticas que lleven en sus estatutos la intención de “romper la Constitución y romper la ley” y defendió que los partidos democráticos españoles no pudiesen “incluir en sus estatutos fines ilegales”.

Entonces era él el único político con escaño en el Congreso que defendía ilegalizar los partidos independentistas. Hoy se sientan en la Cámara Baja 52 parlamentarios de Vox que han hecho suya la misma idea.

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