La situación en el PP

Mitsotakis, Varadkar, Kurz: Casado busca fuera modelos en los que inspirarse para ganar a Sánchez y a Vox

El presidente del PP, Pablo Casado, participa desde la sede de su partido en la calle Genova en un acto telemático con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.

Fernando Varela

Pablo Casado busca modelo. Angela Merkel se jubila —dejará el cargo al final del verano, cuando concluya su mandato— y el presidente del PP busca referentes en los que mirarse cuando todavía no ha desaparecido el malestar de una parte de su partido por su falta de reacción tras el fracaso electoral cosechado en Cataluña el 14 de febrero.

Precisamente este viernes trascendió que Casado se reunió con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el barón conservador que más crítico se ha mostrado con su decisión de tratar de tapar lo ocurrido con la enajenación de la histórica sede del Partido Popular en la madrileña calle Génova sin tomar ninguna medida adicional. Feijóo no ha ocultado a lo largo de los últimos días su preocupación porque Casado y su equipo no sean capaces de hacer un “diagnóstico correcto” del retroceso electoral en Cataluña y sobre todo de la incapacidad que el PP ha tenido de captar votantes procedentes de Ciudadanos.

Es en ese contexto en el que Casado participó en un acto telemático junto al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, y proclamó que tanto él como el primer ministro de Austria y el viceprimer ministro de Irlanda, Sebastian Kurz y Leo Varadkar, son sus modelos a seguir.

¿Qué tienen en común Mitsotakis, Kurz y Varadkar? Pocas cosas en realidad. Y algunas de ellas contradictorias, lo que añade algunos rasgos de confusión a la estrategia que se propone desarrollar Casado para ganar las elecciones y convertirse, cuando toque —él insiste en que será “pronto”—, en presidente del Gobierno de España.

Casado aprovechó el acto con el mandatario griego para poner como ejemplo de la hoja de ruta que se propone seguir la que ha protagonizado en los últimos años Mitsotakis y su partido, Nueva Democracia. “No fue fácil” la llegada al Gobierno de Nueva Democracia, subrayó, anticipando sus propias dificultades, porque en 2015 “los populistas de extrema izquierda de Syriza llevaron a Alexis Tsipras y Yanis Varufakis al poder”. “Radicalizaron a la opinión pública, degradaron las instituciones y perjudicaron a la economía productiva hasta promover un sentimiento antieuropeo entre sus ciudadanos para tapar su incompetencia”, aseguró tratando se establecer un paralelismo con España.

Para Mitsotakis, opina Casado, habría sido “muy fácil caer en demagogia y haber adoptado un discurso populista frente al de Syriza o incluso servir de muleta de ese Gobierno, como muchos le pidieron”. Pero “eligió ser alternativa y ganar con moderación y con propuestas”, describió trazando un paralelismo con sus planes para el PP que extendió a la relación de Nueva Democracia con el neofascismo griego: tuvo que afrontar la “irrupción de la ultraderecha”, primero con Amanecer Dorado hasta su ilegalización, y luego con el partido Solución Griega, que “ahora comparte con Vox grupo parlamentario en el Parlamento Europeo”.

A pesar de ese “complejo escenario”, Mitsotakis mantuvo el rumbo en las dificultades y en junio de 2019 “consiguió la mayoría absoluta” al vencer a “la pinza de un Gobierno radical de izquierda y el extremismo populista de la derecha” agrupando en torno a Nueva Democracia “a todos los moderados y centristas”.

“Esa hoja de ruta es la misma que —según Casado— debe inspirar la política en España: unir a todo el espacio de centro para ser una alternativa ganadora a un Gobierno radical que es incapaz de dar propuestas a los problemas de nuestra sociedad y solo se ocupa de crear fracturas para ocupar su incompetencia en la gestión”, resumió.

Junto a Mitsotakis, Casado citó también a Kurz en Austria y a Varadkar en Irlanda como los miembros del grupo de nuevos líderes de la derecha europea al que quiere incorporarse. ¿Pero quiénes son? ¿Qué políticas defienden?

Mitsotakis, con 52 años, es el mayor del grupo. Procede de una saga familiar —su padre fue también primer ministro y ocupa la presidencia honoraria del partido y uno de sus ancestros participó activamente en la lucha por la independencia del imperio otomano y fue primer ministro en siete ocasiones—. Su hermana mayor, Dora Bakoyanni, fue la primera alcaldesa de Atenas y ocupó también las carteras de Cultura y de Exteriores del Gobierno. Su sobrino, Kostas Bakoyannis, es el nuevo edil de la capital. Él mismo se formó entre las elites de su país, completó sus estudios con licenciaturas en Harvard y Stanford y antes de iniciarse en política trabajo para el sector de la consultoría y de la banca. En apenas tres años pasó de líder de la oposición a gobernar Grecia con mayoría absoluta. Y su programa electoral parece un manual de instrucciones del neoliberalismo.

Su plan es “liberar” a Grecia de lo que considera “ideas obsoletas de izquierdas” y convertirla, con una política de reducción generalizada de los impuestos, en lo que describe como un paraíso para el empresariado. El modelo que se ha marcado Casado quiere, además de bajar impuestos, reducir el gasto público dejando parte de sus actividades en manos del sector privado y reduciendo el número de funcionarios. De hecho ya comenzó los despidos masivos en sanidad educación. Desconfía de los sindicatos y quiere acabar con los convenios colectivos. Su objetivo es flexibilizar al máximo los despidos y que las reacciones laborales queden exclusivamente al albur de los empresarios. Quiere dar entrada a la empresa privada en las universidades y ha hecho de la lucha contra la delincuencia una de sus banderas.

Un conservador atípico

Leo Varadkar, viceprimer ministro irlandés y médico de profesión, es a sus 42 años el más cercano a la edad de Casado (40 recién cumplidos). De padre hindú y madre irlandesa, en 2017 se convirtió en el primer ministro más joven de la historia del país y en el primer político abiertamente gay en ocupar ese gesto en un país de arraigada tradición católica. Lidera desde ese año el Fine Gael, la versión irlandesa del PP.

Partidario del matrimonio entre personas del mismo sexo, entre sus primeras medidas destacan dos que no concuerdan con las propuestas de Casado para España: un referéndum que legalizó el aborto en 2018 pese a la frontal oposición de la Iglesia católica y un proyecto de descarbonización de la economía del país.

El 26 de junio su partido pactó con el más centrista Fianna Fáil y con el Partido Verde la formación de un nuevo gobierno de coalición después de que el izquierdista Sinn Fein ganara las elecciones. En virtud de ese pacto Varadkar ocupará el puesto de viceprimer ministro hasta diciembre de 2022 y en esa fecha volverá al frente del ejecutivo.

Varadkar es, como sus socios de Fianna Fáil, un gran defensor de la apuesta de su país por el dumping fiscal:dumping tributaciones menores que han atraído sobre todo a grandes empresas tecnológicas que ganan dinero en toda Europa, pero sólo benefician a Irlanda. Una política que España combate, igual que Bruselas y la mayoría de países de la UE. Y que no es muy distinta de la que practica la Comunidad de Madrid con el resto del país, a la que Casado ha elogiado en más de una ocasión.

El austríaco Sebastian Kurz es el más joven de los tres. Tiene sólo 34 años y lleva en política desde los 17. De hecho, ni siquiera llegó a terminar la carrera de Derecho, lo que le convierte en el líder que tiene una formación más parecida a la de Casado. Preside el Partido Popular Austríaco (ÖVP) y llegó al cargo de primer ministro en 2017 gracias a un acuerdo de coalición con la extrema derecha. Desde el Gobierno impulsó, entre otras medidas, la abolición de las restricciones al consumo de tabaco, prohibió los velos de cara completa en la vía pública, enmendó el subsidio familiar para extranjeros europeos, estableció clases obligatorias de alemán y rechazó el Pacto Mundial sobre Migraciones.

Aquel gobierno cayó en 2019 como consecuencia de un escándalo protagonizado por sus socios ultras y desde las elecciones de ese año gobierna el país en coalición con Los Verdes. Pero mantiene un discurso nítidamente ultraderechista, al contrario que Mitsotakis y Varadkar.

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De hecho, Kurz ha sido siempre crítico con Angela Merkel, la máxima figura del PP europeo. Especialmente en relación con su política de acogida de refugiados, lo que le llevó a endurecer la legislación contra los extranjeros en Austria.

El político austríaco que Casado ha tomado como referencia fue, junto a los primeros ministros de Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Finlandia, uno de los líderes europeos que con más firmeza se opuso a la creación del fondo europeo de recuperación, delque España recibirá 140.000 millones y del que depende la reconstrucción económica tras la pandemia. Siente, según fuentes de la diplomacia comunitaria española en Bruselas, una “profunda desconfianza” hacia las instituciones europeas, el Parlamento y la Comisión. No es el húngaro Viktor Orban ni el polaco Mateusz Morawiecki, pero sus decisiones, sobre todo contra los inmigrantes, le han puesto bajo sospecha de las instituciones comunitarias.

Que Casado haya citado a Kurz como un político al que quiere parecerse ha causado cierta sorpresa en Bruselas. Javier Moreno, jefe de la delegación socialista en el Parlamento Europeo, confesó este viernes su sorpresa por el “desconocimiento” que el líder del PP parece tener del funcionamiento de la Unión. Un día se atribuye el éxito de que haya fondos europeos de recuperación y afirma que se consiguieron gracias a una decisión de Ursula von der Leyen y Christine Lagarde (presidentas de la Comisión y del BCE, respectivamente) y al día siguiente se alinea con uno de sus mayores enemigos, el canciller austríaco Sebastián Kurz. Eso sin contar la perplejidad que ha causado en las filas del PSOE la combinación de los perfiles que el líder del PP—un centrista ultraliberal, un político cercano a la extrema derecha xenófoba y un conservador atípico— ha tomado como modelos.

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